miércoles, 9 de diciembre de 2015

La romería.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Ayúdame que vengo cargada. - La Cotilla apenas podía caminar de tantos paquetes como llevaba. - No cierres la puerta que viene Geooorge con otro cargamento. - ¿Se puede saber que traen? - Tu abuela ha dicho que va a montar una romería en tu casa y yo, aprovechando el tirón, montaré un altar a mis gurús, los Amigos de lo Ajeno y me ganaré unos euros. - ¡Ya estamos con el altarcito de las narices! Dije que no y sigue siendo NO. - O sea, ¿tu abuela puede montar un Belén destartalado y yo no puedo rendir homenaje a tan ilustres cerebros? - ¿Los está comparando con mi abuela? - ¿Por qué no? Ella también ha hecho cositas que no eran politicamente correctas. - ¡Pero no ha metido la mano en la Caja de todos! - Porque no la tenía a mano...

Geooorge dejó los paquetes que llevaba, en la cocina. - ¿Para qué es todo ésto? - Mi no saber. Madame decir Geoooorge llevar estou a la casau de Boba de Coriau y ... - ¡¡¡Geoooorge, no te consiento...!!! - No ser yo quién decir. Ser madame.

Cuando, más tarde llegó la abuela repartió una parte de las bolsas en bandejas de los chinos y las colocó cerca del Belén junto con un montón de licores.  - "Mis amigas no tardarán en llegar para ver el Belén. Cuando veas que falta algo de todo lo que hay aquí, pones más. Y tu, Geooorge, estarás en la puerta para recibirlas e indicarles que dejen los cinco euros que vale la visita, dentro de ésta hucha tan mona que le he comprado al señor Li.

Después se fue a por Pascualita para que interpretara su papel de Pez en el río, como dice el villancico. Yo estaba inquieta. - Descubrirán que es una sirena. - "Le voy a poner una blusa de plástico, con manga larga color sardina... ¡Mira que guapa está! Ahora parece que tiene aletas ¡Ay, que cosita, por Dios!" - ¿Ya has bebido de buena mañana, abuela?

Lo que se organizó en casa fue un sarao donde, los encopetados amigos y amigas de la abuela comieron hasta hartarse y se bebieron hasta el agua de los floreros mientras no dejaban de alabar la "maravilla" de Belén  y preguntaban, envidiosos, quién era el artista que lo había montado. La abuela, encantada por el éxito de la convocatoria, decía risueña: - "Se dice el pecado pero el pecador jijijijiji"

A los que ya estaban muy bebidos, la Cotilla se los llevaba a la salita y les mostraba el altar que había montado a pesar de mi rotunda negativa.  Y hacía una colecta para, con el dinero que se recogieran de aquí a los Reyes, pagar abogados que defendieran a los corruptos en los juicios. Vi asomar lágrimas a muchos ojos y no se oía el tíntineo de las monedas al caer. No había monedas. Todo eran ¡billetes!

La "romería" duró hasta las seis de la tarde porque, después, la mayoría se iban a El Funeral a seguir la fiesta. Los abuelitos entre ellos. La abuela me confesó que había estado a punto de vender a Pascualita. - "Me ofrecieron verdaderas fortunas por ella a pesar de que les dije que era un robot chino" -

Me tocó recoger y arreglar la casa porque, al día siguiente, seguirían las visitas. Después cogí a Pascualita, le quité la blusa de plástico y la metí en su acuario. Cayó como un plomo. También ella estaba cansada de permanecer tantas horas en un sitio tan pequeño como el río del Belén. Para contentarla eché un buen chorro de chinchón al agua. Entonces llamaron a la puerta. Era Bedulio que traía una denuncia de los vecinos por ruidos y negocios ilegales en mi casa- Y mañana pasará un funcionario de Hacienda... Se os va a caer el pelo. - ¿Por qué me odias, Bedulio? ¿No ves que haciéndolo pones en peligro tu salud mental? - Gracias a la borrachera que llevaba, Pascualita se dedicó a dar saltos mortales ¡¡¡CHOF!!!... ¡¡¡CHOF!!! ... ¡¡¡CHOF!!!... - ¿Qué es eso? - Le ofrecí mi sonrisa más beatífica al decirle. - El fantasma de mi primer abuelito jijijijijiji - Al día siguiente el médico le dio la baja.

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