jueves, 17 de diciembre de 2015

La presentación.

_ "¡Que nervios, nena! Estoy como un flan" - ¿A amanecido zzzzzzzzzz ya? - "Que cuajo tienes ¿A quién le importa eso. ¡Hoy es el día esperado y no sé qué ponerme! ¿Debería estrenar los zapatos que tocan villancicos al andar? Pensaba hacerlo el domingo de las Elecciones Generales pero hoy también es un día grande... ¿Qué dices?" - zzzzzzzzzzzzzz. - "¿Cómo puedes dormir? eres más fría que una barra de hielo.

Cuando ha sonado el despertador yo estaba zombi. No he podido pegar ojo en toda la noche porque la abuela no paraba de telefonear. Al final me he levantado para tirar el móvil dentro del acuario - Toma, Pascualita. Habla con tu amiga. - Y me he vuelto a la cama... Ahora estoy incomunicada y me siento libre como un pajarillo al que le han abierto la jaula.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! He traído una docena de huevos del contenedor del súpermercado y un paquete de bacon. Haremos un desayuno internacional. - En este momento entraron los abuelitos. El tenía unas ojeras que se las pisaba. - ¿Tampoco has dormido? Vamos a desayunar y reponer fuerzas. - Comimos como lobos y acabamos el desayuno mojando en el cola cao y los cafés con leche, los croasanes que hacía tres días trajo la Cotilla.

La barriga llena y la noche de insomnio obraron el milagro de adormecernos. Antes de que los párpados se nos cerraran del todo, la abuela dijo - "¿Un chinchón?" - Por supuesto que sí. - A partir de este momento, no recuerdo nada más.

Tres horas después, unos ruidos sospechosos llamaron nuestra atención. Un Andresito verdoso, iba y venía del cuarto de baño a la salita para volver a salir corriendo al wáter. - ¿Qué le pasa a éste? (preguntó la Cotilla) - "Le habrá caído mal el desayuno" - Pues a mi no. - Ni a mí. - "A mi tampoco pero mi maridito es muy fino. Su estómago no aguanta huevos caducados" - No podrás ir al evento de ésta noche, abuela. - "¿Se ha suspendido? - No. Lo digo porque tendrás que cuidar del abuelito. - "¿Yo? Que lo haga el guardaespaldas que para eso se le paga" - Pero... - "¡Ni pero, ni pera! Yo no me pierdo la presentación del libro de Pau: Las cansiones de Ossifar"

Esta vez la fiesta no ha sido en El Funeral sino en la cafetería Molta Barra. Estaba a tope. Abarrotá. La gente entraba en grupos y Pau no paraba de vender y dedicar libros. Las cervezas y los pinchos pasaban de la barra a las mesas sin parar. La música de Ossifar, que tan buenos ratos nos hizo pasar, sonaba en todo el local y las viñetas de sus canciones se proyectaban en una de las paredes.

La abuela, con sus zapatos de tacones altísimos lanzando destellos y tocando villancicos, más el termo de los chinos al cuello con Pascualita mirándolo todo con sus ojos saltones, no paraba de ir de un corrillo al otro, repartiendo besos y saludos. No se perdía ningún detalle. ¡Un éxito, un éxito! Al final de la noche Pau metió la mano derecha en remojo para descansarla. Salía humo de entre los dedos de tanto usarla

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