domingo, 8 de noviembre de 2015

La Cotilla busca guerra.

La abuela me ha dicho que Andresito lleva varios días en cama reponiéndose del soponcio que le dio cuando el novio de su madre dijo que le llamara papá. - ¿No exagera un poco el abuelito? - "Yo opino lo mismo pero él dice que es una ofensa gravísima a su señor padre, que en gloria esté, a su hijo el Médico y a él mismo. ¿Cómo va a llamar papá a alguien más joven que él? Un padre siempre es mayor que el hijo pero aquí todo va contra natura.

La Momia, por otra parte y haciendo caso de los consejos de mi abuela, está pensando, muy firmemente, en adoptar una recién nacida que venga a colmar de felicidad a la nueva pareja... ¡¿Y yo qué? ¿Acaso no les alegro la vida? No necesitan nietos nuevos porque la Torre del Paseo Marítimo será mía ¡Faltaría más!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - La Cotilla se ha transformado. No parece ella. Camina sobre unos stilettos verde fosfi que tiran de espaldas. Su andar es tambaleante pero le pone empeño y no tardará en hacerlo como una modelo profesional. Una mini falda roja le permite enseñar muslamen... en el caso de que lo tuviera. Pero se le ve el último tanga que ha encontradado en contenedores de basura de los barrios altos de la ciudad. Da vértigo mirarla.

Pascualita, sentada sobre el acuario, mira asombrada a la Cotilla cuando anda como un pato mareado, agarrándose a los muebles para no caer y romperse los meniscos. ¿Adónde va de ésa guisa? (le pregunté, mientras me tragaba la risa. - A visitar al futuro papá de Andresito. - ¿Piensa tirarle los tejos? - En la guerra y en el amor, todo vale. - En esto estuvo de acuerdo Pasculita que, haciendo el signo de OK, decidió pasarse al bando enemigo. Y contra todo pronóstico, me roció con agua envenenada para tenerme entretenida casi una hora saltando, gritando de dolor, corriendo como una loca al rededor de la mesa del comedor.


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