viernes, 20 de noviembre de 2015

Entrenando.

- "Nena, tenemos que entrenarnos para que, cuando den las campanadas de las doce, no nos quedemos con el culo al aire como todos los años." - No recuerdo yo haber pillado un constipado en las partes pudendas, abuela. - "Quiero decir que siempre nos acabamos las uvas el año siguiente del que hemos empezado" - ¿En serio quieres que nos entrenemos a comer uvas a toda pastilla cuando queda más de un mes para eso? Me niego. - "Siempre poniendo pegas. ¿A qué vienen ahora? Si queremos que nos salga bien, sin atragantarnos ni nada, debemos ensayar o entrenar" - Prefiero atragantarme una sola vez. - "De eso se trata. De que no nos atragantemos. Geooorge tocará las campanadas con con un cazo y una cuchara y nosotras comeremos las uvas"

Iba a protestar porque me cabrea mucho que no me escuche y haga de su capa un sayo, cuando llegó la Cotilla - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Cuánta uva? ¿Para qué es? - "Para tomarlas cuando den las 12 el día de Nochevieja" - ¿Las vas a congelar? - "Nos las comeremos ahora. Venga, Cotilla, coge 12"

La vecina se tomó su tiempo hasta que estuvo preparada porque peló cada grano y le quitó las semillas... Yo tendría que haber echo lo mismo pero la abuela no tiene espera cuando quiere llevar a cabo algo. Las tres nos sentamos en el sofá de la salita con una uva en la mano esperando que Geooorge nos diera la salida.

En cuanto sonó el primer golpe de cazo, me comí la uva, después la segunda, a la tercera me entró la risa tonta y al cuarto lloraba y babeaba, atragantada. - ¡Este inglés es tonto! ¿Por qué corres? - Mi tocar cuartous... Tu no comer hasta oír campanada. - Pues eso he echo: campanada y uva. - Pero ahora ser cuartos. - "¡Basta! empezamos de nuevo"

Así nos tiramos una hora. Tenía la tripa llena y todavía no había acertado con las auténticas campanadas. - ¡Geoooorge no lo hace bien! (protesté airadamente) - Este comentario no le cayó bien al inglés: Mi tener problemau contigou, alma de cántarou. - ¡¡¡Abuela, dile a tu mayordomo que no me insulte!!!

Dos horas después estaba mojada en zumo de uva y fui a por Pascualita para que me ayudara a comer las sobras. La coloqué en mi escote y le puse un babero de crío encima para que no la vieran los demás. Pero Pascualita se llenó pronto y el babero le tapaba la visión, así que se puso nerviosa e intentó quitarse el babero, tirando de aquí y de allá como una posesa, hasta que se impulsó con la cola y salió disparada hacia la mano de Geoooorge que empuñaba la cuchara. Allí mordió con rabia y saltó a la otra mano. Al fin y al cabo sujetaba el cazo que nos daba dolor de cabeza. También mordió.

El pobre Geooorge, acabó con las manos como guates de boxeador, corriendo al rededor de la mesa del comedor. Lloró, pataleó, bebió chinchón y se durmió como un bendito... Cuando se despertó, supo que no conduciaria el rolls royce hasta dentro de un mes, por lo menos.

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