viernes, 13 de noviembre de 2015

¿Dónde está el ex Duque?

Me estaba peleando con Pascualita porque había cogido mi ensaimada, a pesar de que ya se había comido la suya, y me estaba dejando sin desayuno la jodía, cuando sonó el teléfono. Era la abuela y parecía preocupada: - "¿Está ahí?" - Depende. - "¿De qué depende?" - De quién estés hablando. - "¿No has oído las noticias? Que pregunta más tonta acabo de hacer. ¡Si nunca te enteras de nada, alma cándida!" - Estamos solos los tres: la cabeza del abuelito Roberto, Pascualita y yo... ¿tiene que haber alguien más? - "¿Por qué?" - Como has preguntado... - "¡Exactamente! Ha sido una pregunta, no una afirmación, boba de Coria. Bueno, pues si viene, que me llame" (Y colgó)

Miré a la sirena, estupefacta - ¿De quién hablaba la abuela? - Por toda respuesta, se tiró en plancha a la taza de cola cao sin soltar MI ensaimada.  Me tiré media mañana pensando en quién podría ser el personaje a quién buscaba la abuela.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! (¡Claro. La Cotilla!) - La abuela ha preguntado por usted de buena mañana. Que la llame. - ¿Para qué? - Ah, no sé. - ¿Así es cómo coges los recados? Estoy apañada contigo. ¿Y si se trata de un asunto que no me interesa? - Llame y nos enteraremos. - Tal vez sea perjudicial para mi, hacerlo. Puedo meterme en un lío. Llama tú. - ¡Ni hablar! Ha dicho que llame usted. - ¿Con éstas mismas palabras? - Más o menos... - O sea, que no. ¿Cuándo aprenderás a preguntar como Dios manda? A ver, ¿qué ha dicho, concretamente? - Hice memoria y finalmente, dije: Pues, si viene, que me llame. - Si viene ¿quién? ¿La Cotilla? - No la ha nombrado pero se sobrentiende. - Eso lo dirás tú. - ¿Llama o no llama? - Tranquila, que no se tomó Zamora en una hora. - ¿Ah, no?

Después de una buena siesta en el sofá de la salita, con la barriga caliente a cuenta de los chinchones que tomó, le puse el teléfono a un centímetro de la cara. - ¡¡¡Llame!!! - La conversación fue corta: - Soy yo... Has dicho que te llame... ¿No lo has dicho? ¡Que cruz tenemos con tu nieta!... Aquí no hay nadie más... ¿Entonces no me buscas a mi?... Si, cada día es más tonta.

Más tarde, en plena siesta mía, sonó el teléfono de nuevo - ¿Digaaaaaaaaa?... hum... No, abuela... que nooooo... ¿Qué le pregunte a Pascualita?... ¿No te fías de mi?... Vale... Pascualita, pregunta la abuela que si, a parte de la Cotilla, ha venido alguien más a casa (la sirena hizo el signo de OK con sus deditos ¿Qué quería decir? ¿que sí o que no?) Oye, dice que no... Lo sé porque ha movido la cabeza de lado a lado... Si sabe hacerlo... desde hace dos días (¡Jesús, que pesadez de abuela!) ... ¿Me vas a decir de una vez, a quién buscas? ... ¡No fastídies! ¿De verdad? ¿Ha huído? ... Ah, no se sabe... Si lo veo te lo haré saber ¿o mejor llamo al juez Castro?

Senté a Pascualita en el frutero y le conté lo que tenía tan atribulada a la abuela. - ¡No encuentran a Iñaki Urdangarín! ¿Dónde estará el ex duque emPALMAdo? Le buscan para darle la citación para el juicio... ¿Jugará al gato y al ratón? ¡Que chiquillo. Le gusta hacerse notar! ¿Tendrá el síndrome de Peter Pan? - Pascualita bostezó y se lanzó de cabeza al acuario. La vi descender hasta el fondo y taparse con las algas. No le interesaba nada el tema y decidí que a mi tampoco... de momento.

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