lunes, 30 de noviembre de 2015

Andresito ¿premio Nobel de Literatura?

- "Andresito y yo vamos de mal en peor, Pascualita. Acabaré pidiendo el divorcio" - ¿Del abuelito? ¿Qué te ha hecho? - "Pascualita, dile a la gansa de mi nieta que no hablo con ella sino contigo" - La sirena me miró como si hubiera entendido a la abuela y yo me puse, rápidamente, las gafas de sol por si me escupía agua envenenada.

"¿Has visto el Hola? Sale la Presley de la mano de su novio... Está un poco ajado pero creo que aún le sirve para un revolcón de vez en cuando porque a ella se la ve muy contenta caminando por Nueva York. Y hablan. Claro que siendo un Premio Nobel de Literatura tendrá mucha conversación... Andresito, no. Solo habla de fútbol, del Mallorca. Ya ves tú que conversación tan interesante. Le propuse que escribiera un libro y lo presentara a los Nobel esos para que le dieran el Premio. De algo tienen que servirle sus contactos políticos, aunque muchos ya están entre rejas o a punto entrar en prisión... - Abuela, ese premio lo dan por méritos, no por enchufe.

- "¡Habló el sabio Salomón! Pascualita, dile que se calle" - No pierdas el tiempo, abuela. La sirena no habla... ¿Ha escrito el libro el abuelito? - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿estás enfadada? ¿Qué le has echo a tu abuela, boba de Coria? - ¡Nada! Pero no me habla. - ¿Hablas sola? (le preguntó la Cotilla) - "Habló con quién me da la gana" - Está celosa de la Presley y quiere tener un marido escritor y famoso como ella. - ¿Ha escrito un libro tu marido? (preguntó extrañada) - "Sí, pero no ha sido por celos sino porque mi Andresito vale mucho. Vendrá a buscarme para contarme qué le ha dicho el editor"

En cuanto el abuelito entró en casa noté que se había producido un cambio en él. Tal vez estaba embuído del espíritu intelectual de todo buen escritor aunque, fijándome bien, el cambio estaba en su cabeza. Se había puesto un tupé blanco que le caía sobre la frente. -  ¡Te has puesto peluquín! - ¿Tanto se nota? - Canta bastante. - "¿Van a publicarte el libro?" - No... el editor dice que nunca había leído algo tan malo. - "¡Eso ha dicho! A saber en que escuela le han dado el título al mentecato este" - Desengáñate, no soy escritor. Nunca me ha gustado escribir. Y el Nobel no lo tendré a menos que lo robe (estaba apesadumbrado por no poder satisfacer a su mujer)

- "¡Cotilla, que idea acaba de darme Andresito! - ¡Lo robamos y problema resuelto! - ¿Creéis que esos premios se encuentran en los contenedores de basura? - ¿Acaso a mis gurús y maestros como Bárcenas, les echó para atrás las dificultades a la hora de llevarse la pasta calentita? Ellos son mi ejemplo a seguir ¡Voy a montarles un altar ahora mismo!

La abuela se dignó bajar del pedestal para dirigirme la palabra. - "¿Sabes si el Nobel de Camilo José Cela está aquí?" - ¿En casa? - "¡Que cruz tengo contigo! ¡En Palma, digo!"

La Cotilla puso unas copas en la mesa junto a la botella de chinchón: Venga, sentaros que vamos a pensar. - Eso hicimos. Y tanto pensamos que, entre los cuatro acabamos con la botella y empezamos otra. A eso ayudó que yo tirara un buen chorreón al agua del acuario. Poco después Pascualita daba saltos mortales con doble y triple, tirabuzón.

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