jueves, 12 de noviembre de 2015

¿Andresito es gay?

Andresito ha traído las ensaimadas del desayuno. Le he agradecido el detalle pensando que se iría en seguida pero no ha sido así. Se ha quedado a desayunar, lo que significa que no lo ha hecho Pascualita. ¡Contenta se ha quedado la sirena!

- Alguien le ha metido en la cabeza a tu abuela, que tiene que buscarse un tío que la entretenga, le haga reír, le alegre las pajarillas... ¡Alguien que no se parezca a mi porque dice que soy un muermo! Solo me faltaba esto a éstas alturas de mi vida y teniendo, encima, que aguantar al novio de mi madre. Ni siquiera puedo hablar con él porque no es ni de mi quinta, ni de mi círculo social... Soy muy desgraciado, nena. Menos mal que te tengo a ti (dos lagrimones rodaron por sus ajadas mejillas) - Tienes a tu hijo, el Médico. - Poco puedo contar con él porque, casi siempre, está lleno de golpes y moratones. Es difícil comprender que tu único hijo te ha salido masoquista ¿no podría haber sido gay? Nos habríamos entendido mejor. - ¿Siendo gay? - No seas ilusa. Todos tenemos un pasado: esqueletos en el armario. - ¿Quiéres decir qué... no has salido del armario... y quiéres salir?

- Abuelito ¿Eres gay? - Lo fui hace muchos años. - ¿Lo saben tus amigos? - Algunos sí, porque estabamos liados entre nosotros entonces. - ¿Lo sabe la abuela? - Yo no se lo he dicho. - ¡Muy bonito! No debes ocultárselo más. - ¿Por qué? Estas cosas son del siglo pasado.- Estás seguro que fueron tonterías juveniles. - ¡Segurísimo!... aunque me cuesta mucho renunciar a los boás de visón. A veces, para matar el gusanillo, le cojo uno a tu abuela o a mi madre y me veo guapísimo con él.

Durante un rato no supe qué decir. Nunca pensé que escucharía esas palabras en boca de mi abuelito. - ¿Tienes idea de quién le ha dado malos consejos a tu abuela? - ¿Crees que no es capáz de pensar por sí misma? (contesté) - De repente, Andresito puso la mano así: caída y lacia como si alguien fuera a besarla. - Me voy con Geoooorge  a dar una vuelta y a ver lo que pesco por ahí. - ¿Vendrás a comer? - No lo sé. Estoy confundido por todo lo que te he contado. No se lo digas a la Cotilla que pronto lo sabra todo el barrio -

Me dio pena verle tan indefenso porque, realmente, estaba en mis .manos. Si yo hablaba caería en desgracia. Entonces decidí darle una muestra de confianza. De que estaba a su lado... y le hablé de Pascualita. Lo llevé hasta el acuario. ¡Mira, abuelito! Este extraño pez es una sirena.





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