jueves, 5 de noviembre de 2015

Aislada.

Estoy fatal. La abuela no viene a verme porque teme que le contagie el constipado que cogí gracias a  ella. La Cotilla no entra porque cree que he pillado la rabia. Por debajo la puerta, me echó un papel informándome que ha contactado con un taxidermista que me disecará cuando me mueras. Muérdete tu misma y te darás más prisa en estirar la pata. Este hombre trabaja muy bien y no puede perder el tiempo esperándote. He visto los animales que tiene disecados en su casa y son verdaderas obras de arte. También he hablado con el museo de Ciencias Naturales de Madrid y buscarán un hueco para exponerte.

¡Esta mujer se ha vuelto loca! - Le remití, por el mismo conducto, una respuesta. - Solo estoy constipada. Mucho. Gracias a mi abuela. Así que ya tarda en hablar con el tipo ese y le dice que de lo dicho no hay ná. - Con otro papelito me mandó la respuesta. - Dijiste que mordías y pensé, con mucho criterio, que eras un peligro público. Lo comenté con el vecino de arriba y ha jurado por sus muertos, que no volverá a poner los pies en tu casa... aunque sí que irá a verte al Museo para fardar delante de la gente diciendo que te conocía, íntimamente.

Esta afrenta no podía quedar así y deslicé otro papel bajo la puerta, camino del rellano de la escalera. - ¡¡¡¿Intimamente?!!! ¡La madre que lo parió! Dígale que como lo coja le morderé donde más duele hasta que se le quede la voz de pito. - El papel de la Cotilla decía. - El vecino de arriba se cambia de casa.

Bien está lo que bien acaba. ¡El plasta de arriba se va! Y le mandé una notificación, vía Cotilla, diciéndole a modo de despedida: - ¡Tanta gloria lleves, como descanso dejes! -  Disfruto de pensar lo decaído de ánimo que debe sentirse jajajajajajaja

Otra que no quiere saber nada de mi es Pascualita. No me ha perdonado que la lanzara con furia sobre el cantarano y después sobre la cama. ¡Que rencoroso es este bicho! Salta sobre mi en cuanto me ve y estoy todo el día con la fregona en la mano porque pone el suelo perdido de agua. Tendría que pasar de ella olímpicamente pero me hace gracia y aparezco delante del acuario cada dos por tres. La pobre  está reventada de tanto esfuerzo jajajajajajaja. Yo me asomo y me escondo rápidamente y se estrella contra el suelo, la pared, la mesa, a veces tiene la suerte de caer en blando sobre una silla... pero se la ve agotada.

Se me caen las lágrima de tanto reir... Ahora voy a asomarme otra vez jajajajaja ¡Aaaaaaaaaaayyyyyyy! ¡Será... será... aaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyy! Me ha escupido al ojo agua envenenadaaaaaaaaaaaaaay ¡LA MATO. LA MATOOOOOOOOOOOOOO...!

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