lunes, 30 de noviembre de 2015

Andresito ¿premio Nobel de Literatura?

- "Andresito y yo vamos de mal en peor, Pascualita. Acabaré pidiendo el divorcio" - ¿Del abuelito? ¿Qué te ha hecho? - "Pascualita, dile a la gansa de mi nieta que no hablo con ella sino contigo" - La sirena me miró como si hubiera entendido a la abuela y yo me puse, rápidamente, las gafas de sol por si me escupía agua envenenada.

"¿Has visto el Hola? Sale la Presley de la mano de su novio... Está un poco ajado pero creo que aún le sirve para un revolcón de vez en cuando porque a ella se la ve muy contenta caminando por Nueva York. Y hablan. Claro que siendo un Premio Nobel de Literatura tendrá mucha conversación... Andresito, no. Solo habla de fútbol, del Mallorca. Ya ves tú que conversación tan interesante. Le propuse que escribiera un libro y lo presentara a los Nobel esos para que le dieran el Premio. De algo tienen que servirle sus contactos políticos, aunque muchos ya están entre rejas o a punto entrar en prisión... - Abuela, ese premio lo dan por méritos, no por enchufe.

- "¡Habló el sabio Salomón! Pascualita, dile que se calle" - No pierdas el tiempo, abuela. La sirena no habla... ¿Ha escrito el libro el abuelito? - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿estás enfadada? ¿Qué le has echo a tu abuela, boba de Coria? - ¡Nada! Pero no me habla. - ¿Hablas sola? (le preguntó la Cotilla) - "Habló con quién me da la gana" - Está celosa de la Presley y quiere tener un marido escritor y famoso como ella. - ¿Ha escrito un libro tu marido? (preguntó extrañada) - "Sí, pero no ha sido por celos sino porque mi Andresito vale mucho. Vendrá a buscarme para contarme qué le ha dicho el editor"

En cuanto el abuelito entró en casa noté que se había producido un cambio en él. Tal vez estaba embuído del espíritu intelectual de todo buen escritor aunque, fijándome bien, el cambio estaba en su cabeza. Se había puesto un tupé blanco que le caía sobre la frente. -  ¡Te has puesto peluquín! - ¿Tanto se nota? - Canta bastante. - "¿Van a publicarte el libro?" - No... el editor dice que nunca había leído algo tan malo. - "¡Eso ha dicho! A saber en que escuela le han dado el título al mentecato este" - Desengáñate, no soy escritor. Nunca me ha gustado escribir. Y el Nobel no lo tendré a menos que lo robe (estaba apesadumbrado por no poder satisfacer a su mujer)

- "¡Cotilla, que idea acaba de darme Andresito! - ¡Lo robamos y problema resuelto! - ¿Creéis que esos premios se encuentran en los contenedores de basura? - ¿Acaso a mis gurús y maestros como Bárcenas, les echó para atrás las dificultades a la hora de llevarse la pasta calentita? Ellos son mi ejemplo a seguir ¡Voy a montarles un altar ahora mismo!

La abuela se dignó bajar del pedestal para dirigirme la palabra. - "¿Sabes si el Nobel de Camilo José Cela está aquí?" - ¿En casa? - "¡Que cruz tengo contigo! ¡En Palma, digo!"

La Cotilla puso unas copas en la mesa junto a la botella de chinchón: Venga, sentaros que vamos a pensar. - Eso hicimos. Y tanto pensamos que, entre los cuatro acabamos con la botella y empezamos otra. A eso ayudó que yo tirara un buen chorreón al agua del acuario. Poco después Pascualita daba saltos mortales con doble y triple, tirabuzón.

domingo, 29 de noviembre de 2015

La churrera.

- "Nena, mira que te traigo: una churrera" - ¿Para qué sirve? - "¿Me lo dices de verdad?" - Claro. No sé qué es este artilugio. - "¡Ay, Señor, que me las has echo más tonta todavía y yo creía que ya había llegado al tope! La palabra CHURRERA ¿no te suena a nada?" - Pues... hummm... esto.... No. - "¡Que cruz tengo contigo! Con una churrera se hacen... ¡churros!" - ¡Anda. Que curioso...¿Estás segura?

Pascualita nos miraba sentada sobre el frutero. - "Espero que nunca tengas una nieta tan zoquete como la mía. Al paso que va, ni tendrá hijos" - Aún puedo encontrar un hombre que me enamore...- "Como no vayas a las rebajas" - Y tener hijos con él... - "Para tener hijos sirve cualquiera ¿verdad Pascualita? Todo es ponerse. Y luego, como haces tú,  te lo comes para que no queden pruebas y no reclame después la paternidad" - Abuela ¿me estás comparando con la birria de la sirena? Soy una persona civilizada. No puedo comerme a mi amante.- "¿Lo has probado?"

- ¿Para qué has traído la churrera? - "Para que hagas churros mientras preparo chocolate a la taza ¿Quiéres merendar, Pascualita?" - La puñetera sirena ha echo la señal de OK con sus deditos. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿Hablábais de merendar? - Caramba, Cotilla, usted siempre tiene las antenas puestas cuando se habla de comida. ¿Sabe hacer churros? - Claro. - Pues ahí tiene el aparato. Empiece cuando quiera. - ¡Alto ahí! Vengo en calidad de invitada ¿no querrás que haga yo la merienda? Además, el negocio de éstos días Black Fridey ha ido redondo. He vendido todo lo que he ido encontrando en los contenedores. Lo he puesto rebajado y me lo quitaban de las manos. - ¿Rebajada la basura? pero si a usted le ha salido gratis. - Si, pero el truco es poner un cartoncito con dos precios y tachar el más alto. Es mano de santo. Así que estoy cansada después de tanto trajín y lo único que quiero es que me sirvan.

Media hora más tarde y después de muchas críticas y risas a mi costa, llené un plato de churros (bastante "churros" por cierto) que me supieron a gloria. Y como la abuela borda el chocolate, la merienda ha sido un éxito.

Como la entrada de la Cotilla fue inesperada, no tuve tiempo de lanzar a la sirena al acuario y se quedó escondida entre la fruta. De vez en cuando le di trocitos de churro bañados de chocolate que desaparecían rápidamente en su boca. La Cotilla me observó - ¿Se puede saber qué haces dando churros a la fruta? - Me sentí pillada y respondí. - Tengo que sacarme el carnet de conducir... - ¿Tú? jajajajaja ¡Que peligro! (me empecé a cabrear) - ... y prometí que si aprobaba haría ofrendas a los dioses, como se hacía en la antigüedad. Y me estoy entrenando - A la vecina se le llenaron los ojos de lágrimas y por un momento, pensé que eran de emoción, pero sus hombros empezaron a saltar ¡se partía de risa! - ¡En la antigüedad no había chocolate porque no se había descubierto América, boba de Coria!jajajajajajajaja. Di que eres tonta y quedas mejor jajajajajaja.




sábado, 28 de noviembre de 2015

Curriculum vitae.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Nena ¿puedes hacer un curriculum vitae para ir a pedir trabajo? - ¿Un curriculum para quién? - ¿Para quién va a ser? Para mi. - No sabía que para robar carteras y cepillos de iglesia se necesitara documentos. - Es para un trabajo normal, no de artista. - Se le ha pasado el arroz en los asuntos laborales. Ya no tiene edad, Cotilla. - Ahora es cuando están en sazón mi cerebro y mi experiencia. Quiero trabajar de metereóloga. - ¿Perdón? - Quiero salir por la tele, delante de un mapa de España, diciendo si lloverá, hará sol, granizará...

La abuela llegó a casa pidiendo  ¡chinchón y sobrasada con miel! - "Tengo que reponer fuerzas. Ir de compras es a-g-o-t-a-d-o-r" - Si quieres saber qué tiempo hará mañana para seguir comprando, pregúntale a la Cotilla, abuela. Y así se irá entrenando para cuando salga en pantalla. - "¿Qué pintas tu en la tele?" (se le encaró la abuela a la que no le gustaba que le hicieran sombra) - Va a ir a pedir trabajo.

Le hice el currículum a la vecina - ¿Qué estudios tiene sobre metereología? - La experiencia de ver, durante muchos años, cómo lo hacen en la tele. - No, no, Cotilla. Así no le darán el trabajo. - Pon también que no me pondré delante de las Baleares cuando presente el programa. - Eso es un punto a su favor... que más. - Di que no necesito los artilugios que usan ellos para conocer el tiempo. - Si lo pongo por escrito, no habrá nada que hacer. ¿No tiene algo más concreto? - Claro: el ojo de pollo. - ¿El ojo de... ¡Un callo!? - Sí, señora. Un callo que me hace pasar las de Caín pero que, gracias a él, sé el tiempo que hará mañana ¡Esa es mi arma secreta!

La abuela se atragantó al oírlo. "¿Aún es el callo de cuando tenías treinta años?" - ¿Te acuerdas? ¡Que ilusión me hace! Hace tantos años que ya es como de la familia ¡o más! . Y he pensado que ya está de vivir del cuento ¡Que trabaje como todos! Durante estos años lo he estudiado a fondo y no falla, en cuanto tiene dolor, llueve. Más tarde o más temprano, pero llueve. Ya me imagino paseándome por el plató de televisión, con taconazo y vestido nuevo, contándole al público el tiempo que hará ¡Y sin tapar nuestras islas! Que ilusión.

La abuela acompañó a su amiga a la televisión de Baleares y pensó que sería bonito que fuese ella quien se paseara por el plató con los stilettos de charol rojo y señalando la Cordillera Central, el sistema Penibético, la provincia de Guadalajara... sin equivocarse. -  ·¡Uf, que difícil!... ¿Cómo que esta mancha del papel no es Badajóz? ¡Vaya porquería de mapas!"

La entrevista de trabajo duró poco. Al salir del despacho del Jefe de Personal la Cotilla tenía cara de pocos amigos. - Me han rechazado. Dicen que soy muy mayor para trabajar. Les he contestado que, entonces también lo soy para pasar hambre con la mísera pensión que me dan. Se han encogido de hombros como diciendo: Allá cada cuál con sus problemas. "¿Les has dicho que tienes un callo milagroso?" - ¡Claro! - La abuela tuvo una de sus reaccione. Cogió a su amiga de la mano, tiró de ella y dijo muy digna - "¡¡¡Vámonos!!! " - Y eso hicieron aunque, antes pasaron delante del despacho del Director. La abuela abrió la puerta y gritó con muy mala baba: - "¡¡¡No se hizo la miel para la boca del asno!!!... He dicho".

viernes, 27 de noviembre de 2015

San Black Friday.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaa! Ay, vengo derrengada. Dáme un chinchón para reponer fuerzas. - ¿A las siete de la mañana, Cotilla? - ¿Cuándo quieres que me lo tome entonces? - Después de comer o como aperitivo... - Pero el cansancio lo tengo ahora, boba de Coria.

Traía varias bolsas colgadas de brazos y hombros. ¿Qué lleva ahí? - Cosas para vender. Tengo que aprovechar el tirón del día de hoy y sacarme unos euros que me ayuden a pasar una buena Navidad. - ¿No ha cobrado la paga doble? - Sí, pero aunque la he mirado con la lupa, no me llega para pasar sin apuros las fiestas. - ¿Por qué dice lo del "tirón" - ¿Sabes que día es hoy? - Viernes. - No. Es San Black Friday? - ¿Hay un santo con ese nombre? - Sí, señora. Americano, por más señas. - Veo que las "visitas" a las iglesias, además de proporcionarle dinerito también la culturizan. - ¿Es sarcasmo lo que noto en tu voz o envidia? - ¡Envidia yo! No sé lo que es eso (dije levantando la nariz como las ladys inglesas)

La cuestión era, según me contó la Cotilla, que ese santo debió ser un comerciante cuando estaba en el mundo de los vivos porque en su honor se dedica su día a tener los comercios abiertos hasta tarde, hacer rebajas del género, salir a la calle en tropel y gastar, gastar y gastar. - ¿Y lo sacan en procesión? - ¿A quién? - Al santo americano ese. - Pues... no tengo ni idea.

El concierto de pitos anunció la llegada de la abuela en el rolls royce - "Vengo estresada de visitar tantas tiendas. La tarjeta del banco hecha humo... Dame chinchón y chorizo para reponer fuerzas y me vuelvo a mis compras... ¿Tu ya has ido de tiendas?" - No necesito nada. - "Y qué, alma cándida. Hoy se celebra..." - ¡Ya lo sé! San Black Friday, o algo así. - "¿Era santo? No lo sabía" - Lo ha dicho la Cotilla que de cosas de iglesia está muy enterada. Ella se ha ido a vender trastos que ha recogido de por ahí. - "¿De verdad que no vas a comprar nada? Eres tan sosa que asustas ¡Que cruz tengo contigo!"

Pascualita y yo tomamos el café ante la tele con total tranquilidad. La coloqué en mi escote para que estuviera calentita y dormimos como lirones hasta que algo me apretó un pecho. Como si fuera el resorte de una navaja albaceteña, una pierna se levantó y pegué una patada al aire con todas mis fuerzas. Un aúllido terrorífico me indicó que no había dado al aire sino a las partes blandas de... ¡Bedulio!

Estaba en el suelo hecho un ovillo, llorando a lágrima viva y lo que es peor:  Pascualita, que debió salir disparada de mi escote cuando me levanté de un salto, reptaba por la espalda del Municipal hacia su cabeza. Tendría que haberla cogido entonces pero antes quería aclarar lo que había pasado. - ¿A cuenta de qué ha venido el magreo? - ¡He tropezado con la alfombra... aaaaaaaayyyyyy! - ¿Qué haces aquí? - Tu... abuela me ha dicho que... suba unas bolsas. ¡Yo no queríaaaaaaa aaaaayyyyyy pero insistió! - ¿Qué ibas a hacerme? - Ver si... dormías y... al acercarme, he tropezado ¡¿A santo de qué ha venido la... patada?! - No sabía que intenciones tenía el dueño de la mano... ¿Si quieres, empezamos de nuevo y nos alegramos la tarde? - ¡Ni loco! - Intentó levantarse y fue entonces cuando Pascualita coronó su cabeza y furiosa, la dejó pelada y mondada en medio minuto.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Operación Navidad.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Prepara la mesa que tu abuela nos hará la comida. - dijo la Cotilla, entrando en casa a las ocho de la mañana. - ¿La comida o el desayuno? - ¿Cuándo has comido tu una paella marinera a éstas horas, boba de Coria? ¡Venga. Espabila! - ¿Pero viene ya? - ¡Y yo que sé! Ha dicho que vayas poniendo la mesa y yo te lo trasmito... ¿Quedan ensaimadas de las que traje? ¿Y café con leche? - Ensaimadas quedan pero café con leche no porque se me ha caído una ensaimada dentro del mio y se lo ha bebido todo ¿De que siglo antes de Cristo dijo que eran? - ¡Desagradecida!

La abuela ha llegado a las doce acompañada de Geoooorge que cargaba con la cesta. - "¿Ya está la mesa puesta? ¿Tanta hambre tenéis? Esto no puede ser. Después hablaremos" - A continuación se encerró en la cocina a preparar la comida. La Cotilla y yo nos miramos - ¿No dijo usted que la abuela había dicho que... - ¡Para ya de trabalenguas! En algún momento habría que poner la mesa ¿no?

Mientras esperábamos, la Cotilla se acercó varias veces a la puerta de la cocina. - ¿Qué pasa? - Tu abuela está hablando con alguien. - No puede ser. - Creía que Geoooorge se había ido. - Eso ha hecho. - Entonces... ¿quién está con ella? - Estará cantando algo de Concha Piquer. - No. Habla... Escucha. - Efectivamente, hablaba y yo sabía con quién: Pascualita. Empecé a preocuparme por si a la Cotilla le daba por entrar pero, aunque lo intentó, no pudo. La puerta estaba cerrada por dentro.

De repente, la Cotilla dio un grito - ¡Está con él! - ¿El fantasma de mi abuelito? -  ¡De fantasma, nada! Este está bien vivo ¡es Pascual! La he oído llamarle, aunque ella le llama Pascualito. Fíjate si se tienen confianza. Estoy segura de que ya han llegado a mayores ¡De ésto se tiene que enterar Andresito!

Acerqué el oído a la puerta y escuché un rato, después me enfrenté a la Cotilla. - Habla por teléfono con un cocinero amigo suyo que tiene una Estrella Michelín. Dijo que le pediría algún truco para que la paella salga más buena todavía. - ¿Y también se llama Pascual? Es mucha casualidad esta. Eres una celestina - ¡¡¡Cotilla!!!

Antes de sentarnos a la mesa, la abuela sacó tres bolsas y nos las repartimos. Cada una contenía un corsé. - "Vamos a ponernos ésto" - ordenó. - ¿Antes de comer? ¡Ni hablar! - "Ahora o no comerás" - Pero, abuela, estando tan apretada no me entrará nada. - "De eso se trata porque, en este momento vamos a empezar la Operación Navidad. Fuera michelines, fuera grasa supérflua. Cuando lleguen las fiestas habrá turrones, mazapanes, dulces de toda clase, sopas rellenas, cordero, pavo, pollo, lechona, champan, licores, etc. etc. y no debemos añadir todo esto a lo que ya tenemos. Así que ¡a ponernos los corsés!"

No nos quedó más remedio que hacerle caso. Después vino el ritual de tirar de los cordones, las unas a las otras, hasta conseguir que nuestras cinturas se fueran asemejando a las de las avispas. ¡Que martirio! ¡Qué suplício! Con lo bueno que estaba el arroz y lo poco que pudimos comer! Ni respirar podíamos. La tortura duró hasta que nos sentamos a dormir la siesta. No pude pegar ojo porque mi estómago, que había sido engañado con unas pocas cucharadas de arroz, rugía diciendo ¡¡¡TENGO HAMBREEE!!!

miércoles, 25 de noviembre de 2015

El Faraón.

El Faraón está sentado frente a mi. Me mira, fijamente, con sus ojos pintados de khol. Guarda una compostura majestuosa a pesar de apoyar el brazo derecho en el respaldo del trono. Un trono pequeño y funcional. Nada aparatoso pero muy bonito. Lleno de pinturas coloreadas que muestran flores, pájaros y a él mismo junto a la Esposa Real en actitud de enamorados.

No sé que se le dice a un faraón. Tengo hambre y el cola cao se está enfriando en la taza junto a la que hay una ensaimada por la que está rugiendo mi estómago. ¿Puedo hablar antes de que él lo haga? Por otro lado ¿será correcto que empiece a comer sin que me de permiso? Todas estas cosas de protocolo son un coñazo.

Me arriesgaré y le ofreceré un trocito de ensaimada... La mirada del faraón se ha animado cuando he cortado un pedacito. Entonces ha alargado el brazo y ha cogido el resto de la ensaimada - ¡Oiga. Su trozo es este! - Se ha hecho el sueco y después se ha bebido el cola cao - ¡Ahora ¿qué como yo?! - le he gritado, enfadada. El ha estirado las piernas para que viera sus sandalias de oro puro. - Menudo fantasma! Pascualita, muérdele un pie, que nos ha dejado sin desayuno...¿Por qué no le muerdes, boba? ¿Le tienes miedo? ¡Pues le morderé yo! - El faraón dio un grito de dolor y se levantó de un salto. Al momento me vi rodeada de soldados con lanzas que amenazaban con ensartarme como a una aceituna . Un dedo regio, adornado con hermosos anillos, me señaló y una palabra salió de su boca. Por fin escuchaba la voz del dios viviente aunque creí, ingénua de mi, que sería más cantarina. Dijo - ¡Cocodrilos! - Me sentí mal al oírlo. Era una mal pensada. El faraón quería pagarme el desayuno que me había quitado, con un bolso o unos zapatos de cocodrilo ¡O las dos cosas a la vez! al fin y al cabo era tan rico como para tener sandalias de oro.

Me llevaron hasta la ribera del Nilo. Como hacía mucho calor me invitaban a darme un chapuzón ¡que amables! aunque un poco bruscos. Decliné la invitación porque no tenía a mano el bikini. Pero ya se sabe que los soldados son hombres rudos y no entienden de contemplaciones. Me tiraron al agua y al punto apareció a mi lado la enorme boca abierta de un cocodrilo dispuesto a comer gratis.

El faraón se acercó para ver el espectáculo pero, lo que realmente me fastidió, fue ver a Pascualita, apoyada en la corona real, aplaudiendo y haciendo el signo de OK mientras yo buscaba un palo para meterlo en la boca del cocodrilo y no la pudiera cerrar.

El Nilo estaba helado, contra todo razonamiento. Y yo gritaba como una posesa: - ¡No me comas, no me comaaaaaaaaaaaas! - A mis oído llegaron unas risas conocidas - "¡Despierta ya, alma de cántaro, que estás despertando al vecindario!" - ¿Me has tirado agua, abuela? - "¡Naturalmente!"

Las lágrimas resbalaban por las mejillas de la abuela y la Cotilla. - "Llevamos un rato partiéndonos de risa. Menudas películas te montas cuando duermes" - ¿Al final, te come o no el cocodrilo? - Pues... no sé... (repuse aturdida y aliviada al ver que todo había sido un sueño) - ¡Ya nos hemos quedado sin saber cómo acaba todo! - Entonces recordé una cosa: ¿Hay ensaimada para desayunar? - "Sí. La Cotilla ha traído unas cuantas de hace tres días" - Menos mal que todo ha acabado bien ( me dije)


martes, 24 de noviembre de 2015

Velas como remedio.

Mientras nos comíamos un kebab con Pascualita, en la cocina de casa, la abuela me ha contado su último encontronazo con Andresito. - Lleváis una mala temporada últimamente. ¿A qué es debido, abuela? - "Me he dado cuenta de que fue una tontería casarme. Antes era libre. Hacía lo que me venía en gana sin tener que dar cuentas a nadie. Entra y salía, bailaba, tenía amigos que no paraban de lanzarme piropos. Era la alegría de El Funeral... y ahora..." - Ahora haces lo mismo, solo que con dinero en el bolsillo. - "Visto así... Pero no hay aventura en mi vida. Ni riesgo. Quiero un collar de oro: solo tengo que abrir la boca y ya lo tengo. Y así todo... Antes me pasaba el día haciendo cuentas para que me llegara el dinero y poder ahorrar un poco para darme un caprichito. Y disfrutaba horrores con él... ahora esta ilusión la he perdido... "

- ¡Pobre niña rica! (dije con ironía) - "Gracias por lo de niña" - Es un dicho, abuela. ¿Estás harta de ser rica? Pásale el puesto a la Cotilla. - "¡Sí, hombre!" - Creo que lo que te pasa es que te estás haciendo viej... esto... ejem... ¿quiéres un chinchón? ¡¡¡Aaaaaaaaayyyyyyyyyyy!!!

La abuela fue implacable. Es cierto que cada día es más vieja pero no ha perdido ni tanto así de reflejos Me dio tal pescozón que hice palmas con las orejas, pegué contra la pared, reboté y caí por la ventana que tenía abierta para orear la casa. Menos mal que el árbol de la calle evitó que me matara contra la acera. Pero caer, caí, aunque a cámara lenta y gritando como una descosida.

Me cogió Bedulio que estaba haciendo la ronda y, casualmente, pasaba bajo el árbol - ¡Oh, no! - dijo cuando me vio y me tiró al suelo. Apresuró el paso y desapareció de mi vista al doblar la esquina.

Las piernas aún me temblaban cuando entré en casa. La abuela se estaba tomando un chinchón delante de la tele donde los paniaguados de siempre discutían con voces barriobajeras. -"Llamaré a
 Blas el parado para que haga acopio de velas porque se le presenta una buena ocasión para conseguir euros extras para los gastos de Navidad: En Cataluña, un conceller ha recomendado a los farmacéuticos que pongan una vela, se supone que al santo correspondiente, para ver si cobran lo que les debe la Generalitat. Imagina que funciona y la moda se extiende. Quién tenga más velas, hará su agosto... Como cambian los tiempos. Antes, esto de las velas al santo lo recomendaban los curas"

 ¡Avemaríapurísimaaaaaaaaaa! ¿Dónde puedo meter todas éstas velas? - La Cotilla venía cargada con velas de todos los grosores y tamaños. - "¿Has oído la noticia de Cataluña, verdad?" - Siiiiiiiiiiii Y no me van a coger en bragas. Tengo velas para dar y tomar. Estaban en un almacén, con las puertas abiertas para que quién pasara se sirviera. Y eso he echo. - Y puso cara de no haber roto nunca un plato. - ¡Ya!

lunes, 23 de noviembre de 2015

Epidemia de sorderas.

Mientras Pascualita y yo desayunábamos, ha llegado la abuela. En la solapa del abrigo llevaba un pin grande con un NO A LA GUERRA muy visible. Y otro en el gorro de lana. - "Hoy el grajo vuela bajo..." - No sé... - "porque hace un frío del carajo" - Que ordinaria, por Dios. - "Pero si es un dicho muy antiguo, boba de Coria" - La Momia no lo diría nunca porque es una señora - "Desde que tiene ese novio jovencito, ha echado las patas palante y no se corta un pelo. Asegura que decir lo que le viene en gana, es salud y le alarga la vida. Tendré suegra para rato. Y es una alumna muy aplicada porque aprende rápido todo lo que le enseño" - Que no será nada bueno. - "Por supuesto. Esa es la sal de la vida, sosaina."

Pascualita no nos quitaba ojo. Parecía contenta de tenernos a las dos juntas. Me acordé del abuelito Roberto y puse su cabeza en la mesa, junto a la sirena. Inmediatamente, saltó dentro de su taza de cola cao y pringó al jibarizado. Entonces un sentimiento de familia se agarró a mi cuello y estuve a punto de llorar de emoción. Eramos aquel primer núcleo familiar al que se habían ido añadiendo elementos como Andresito, el Médico, Bedulio, la Momia... La Cotilla era el grano molesto que venía en el lote de la abuela.

- "He comentado con Andresito lo de la epidemia de las cárceles. Le he hecho jurar que irá a enterarse de lo que pasa porque, si lo encierran a él, sabrá que medicina preventiva llevarse allí" - No sabía nada. - "¿Es que no ves la tele? De momento solo son dos, que yo sepa, pero como esto se extienda, las ventas de sonotones subirán como la espuma. Primero fue Matas el atacado de sordera. Aunque, en un momento dado bajó la guardia y demostró que oía lo que quería. Ahora es Díaz Ferrán, el de Viajes Marsans, el que se ha quedado como una tapia." - ¿No será una sordera premeditada para confundir al personal que lo juzga?

La abuela quedó pensando y luego se echó a reir. - "¡Hoy mismo contrataré a un actor para que enseñe a Andresito a hacerse el sordo jajajajajaja! Lo que nos vamos a reír en el juicio" - ¿Lo van a detener? - "No estaría demás. Esta medalla no la tiene todavía en su expediente de político. ¿Te das cuenta de lo poco emprendedor que es? Otros de su partido, con menos responsabilidades, llevan ya tiempo encerrados y con condenas pendientes... Si fuera ahora, no me casaría con un pusilámine como él"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaa! ¡Anda, ya estamos todos! (la Cotilla lo dijo por el abuelito Roberto, la abuela y yo. A Pascualita no tuvo ocasión de verla porque la tiré, en cuanto oí sus pasos, al cubo de la basura. Estaba abierto y no se me ocurrió otro sitio)

Mientras se bebía una copita tras otra de chinchón, para entonarse dijo, sacó unos plátanos que llevaba en su bolsa, negros como el carbón. - Tire eso, Cotilla, que me llenará la cocina de mosquitas. - La mujer destapó el cubo de basura y sin mirar lo que hacía, echó los plátanos sobre la sirena. La reacción no se hizo esperar. Pascualita se alzó sobre su cola, tomó impulso y saltó a la cara de la Cotilla. La pobre no pudo sujetarse a tiempo y cayó de nuevo pero la Cotilla la había visto y gritó y gritó y gritó, diciendo un ¡¡¡Un fantasma!!!

La abuela le suministró chinchón para borrar el recuerdo de lo que había visto. Cuando se despertó ya anochecía y no mentó para nada el incidente con el "fantasma"

domingo, 22 de noviembre de 2015

El visón.

- "Nena... nenaaaaaaa... ¡Nena!" - Con éste brusco despertar, me encontré subida a la lámpara del techo, sin saber cómo había llegado hasta allí. - La voz de la abuela retumbaba en el móvil que había quedado enredado entre las sábanas de la cama. De lo que dijo solo entendí, Visón.

Me faltó tiempo para coger el teléfono y contestar con voz ronca y pastosa: - ¿Vas a regalarme un visón? - "No. Te he dicho que lo saques a pasear para que se ventile" - ¿Ahora? (pregunté, ansiosa) - "Mejor cuando haya sol" - Sentí que me subía la rabia garganta arriba. - ¿No puedes decirme éstas cosas a una hora más civilizada? Ahora estoy desvelada y a saber cuando me dormiré. - "Eso es problema tuyo"

Mientras me preparaba un cola cao caliente llegó la Cotilla - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! ¿Aún no te has acostado? - ¡Claro que sí! pero me ha despertado la abuela. - ¿Qué quería? - Que mañana le paseé  el visón. - ¿Y yo, qué? - ¿Acaso es su única nieta? No, verdad. Pues, ajo y agua.

A la hora del desayuno, le conté a Pascualita que la llevaría conmigo a pasear el visón y así podríamos presumir las dos. Además, la sirena podría acurrucarse en aquella piel suave y calentita. Me miró sin parpadear ...¡porque no puede! jajajajajaja y de un saltó cayó en el fregadero que estaba lleno de agua jabonosa. De momento no le di importancia porque pensé que se había tirado de cabeza al acuario  pero después me acordé que está en el comedor y no en la cocina. Cuando la saqué del agua parecía dar las últimas boqueadas. Y un momento después, sacó hasta la primera papilla junto con el agua que había tragado.

A mediodía llegamos a la Torre del Paseo Marítimo. Nos abrió Geoooorge con cara de pocos amigos: Ya ser horau que you venir here. - ¿Tú me pagas, inglés? ¿No? Pues haz un ejercicio gimnástico de contorsionismo y mete la lengua dónde te quepa? - Mi no saber que tú decir, boba de Coria. - ¡La madre que te parió! - Por toda respuesta, se irguió más si cabe y después me pasó una correa de perro, al final de la cual, había un animalito alargado y paticorto, al que no le gustó nada que lo trataran como a un chucho - Tu tomar. Tu pasear. - Y cerró la puerta en mis narices.

Pascualita y yo mirábamos al bicho que parecía impaciente por comenzar el paseo. En la puerta de la calle me di de bruces con la Cotilla. - ¡Vaya, he llegado tarde! Venía a pasear al visón. - Tal vez la abuela ha cambiado de idea y lo está paseando ella. - Alma de cántaro, este bicho que llevas de la correa ¡es un visón! - ¿Está segura? - Si, en uno de los barrios ricos donde recojo cosas de los contenedores, hay una tienda de pieles y tiene fotos colgadas de animales como éste: los visones.

Esta era la idea que tenía la abuela de airear las pieles. La llamé al móvil: - ¿Esta madrugada me has despertado para decirme que pasée a un bicho con colmillos? - "Cuidalo bien que no tengo otro?" - Pensaba que era un abrigo. ¿dónde voy yo con esto? - "Pues, a la farmacia, al súpermercado, a misa, al trabajo (no ladra), de excursión, etc. etc. etc. Es que tengo que dártelo todo mascado ¡que cruz tengo contigo!" - Y me dejó con la palabra en la boca.

sábado, 21 de noviembre de 2015

El partido.

- "¡Nena, ven a la Torre del Paseo Marítimo a ver el partido Madrid-Barça que nos vamos a reír!" - No sé como Andresito no pide el divorcio. ¿Te parece bien hacerle luz de gas al pobre? - "Ya salió la soseras. ¿No sabes que reír es sano?" - Pero no a costa de los demás. - "No me río de los demás, sino de mi marido que para eso dijo: para lo bueno y para lo malo" - También lo dijiste tu y él no te hace trastadas. - "He estado haciendo memoria y resulta que yo no contesté como se esperaba. Dije: Que te crees tú eso. Lo hice imitando a Fraga que hablaba tan deprisa que no se le entendía. Así que no me siento ligada por ningún juramento y me río de Andresito cuando me viene en gana"

Llegamos Pascualita y yo cuando faltaban pocos minutos para que empezara el partido. En la mesa camilla, frente al televisor, la abuela había puesto una batería de bolsas de pipas y una botella a estrenar, de chinchón. El abuelito apareció enfundado en una camiseta del Real Madrid, la bufanda, una banderita, un pito y los colores del club pintados en la cara. - ¡Madre mía! No te falta un detalle.

La abuela salió sigilosamente y reapareció vestida de culé, con tantos complementos como su marido. Al pobre se le mudó la cara al verla. - ¡No consiento que estos colores tomen posesión de mi casa! - La abuela se hizo la sorda. Se arrellanó en la butaca orejera, cogió una bolsa de pipas y se dedicó a escupirle las cáscaras a la cara.

Me encontraba muy incómoda ante la situación que se había generado. Al oído, le pedí a la abuela que se cambiara y dejara disfrutar a Andresito. - "¿Quién le ha dicho lo contrario?" - Está a disgusto viéndo que te has pasado al enemigo. - "¿Te lo ha dicho él?" - No. - " Entonces come pipas y disfruta ¿quiéres un chinchón?" - ¿No sabía que eras del Barcelona? - "Ni yo" - ¿Eres del Real Madrid? - "Tampoco" - ¿Entonces...? - "Soy del Atlético Baleares desde que se fundó" - ¿Ya habías nacido? - "¿Qué insinúas?"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla miró a Andresito y gritó: ¡Hala, Madrid! - "¡Pelota!" (dijo la abuela) - ¿Ya vamos ganando? (al preguntar, arrimó su silla a la butaca del abuelito y éste se asustó) - ¡Lagarto, lagarto! ¡Echaté para allá que nos darás mal fario! - ¿Qué dices, hombre. Si siempre he sido merengona, sobre todo cuando ganamos las copas. Lástima que no pueda vender unas cuantas de las que tiene el club en sus vitrinas. Con eso me forraba.

Era tal el escándalo y la tensión que nadie se dio cuenta de que la sirena, con una pequeña bufanda blaugrana agitaba el pequeño banderín cuando lo hacíamos nosotras. Allí estábamos las tres a éste lado del sofá, tocando pitos, trompetillas y berreando como descosidas cada vez que el Barça metía un gol. Al otro lado todo eran caras largas y críticas cual negras nubes de tormenta. En ese lado no se brindaba y las bolsas de pipas estaban casi enteras. En cambio, nosotras llevábamos ya una media tajada que nos mantenía eufóricas.

Al final del partido Geoooorge nos sirvió unas pizzas y se sentó a comer con nosotras. Había sitio en la mesa porque, ni Andresito ni la Cotilla, cenaron. La abuela dirigió sus puyas contra la Cotilla. Se la veía hambrienta pero, para hacer puntos delante de mi abuelito, aguantaba el tipo. Pascualita, eufórica, escupió agua envenenada a los ojos del abuelito, de la Cotilla y de Geooorge... ¿por qué a él? Ah. Cosas de sirenas.

Cuando las hinchazones habían alcanzado su punto álgido la abuela quiso llamar a la Once para buscarles trabajo y cobrar élla su sueldos. - Se lo recriminé y dijo - "Hay que estar al... ¡hip!... loro y aprovechar las ... ¡hip!... ocasiones"

viernes, 20 de noviembre de 2015

Entrenando.

- "Nena, tenemos que entrenarnos para que, cuando den las campanadas de las doce, no nos quedemos con el culo al aire como todos los años." - No recuerdo yo haber pillado un constipado en las partes pudendas, abuela. - "Quiero decir que siempre nos acabamos las uvas el año siguiente del que hemos empezado" - ¿En serio quieres que nos entrenemos a comer uvas a toda pastilla cuando queda más de un mes para eso? Me niego. - "Siempre poniendo pegas. ¿A qué vienen ahora? Si queremos que nos salga bien, sin atragantarnos ni nada, debemos ensayar o entrenar" - Prefiero atragantarme una sola vez. - "De eso se trata. De que no nos atragantemos. Geooorge tocará las campanadas con con un cazo y una cuchara y nosotras comeremos las uvas"

Iba a protestar porque me cabrea mucho que no me escuche y haga de su capa un sayo, cuando llegó la Cotilla - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Cuánta uva? ¿Para qué es? - "Para tomarlas cuando den las 12 el día de Nochevieja" - ¿Las vas a congelar? - "Nos las comeremos ahora. Venga, Cotilla, coge 12"

La vecina se tomó su tiempo hasta que estuvo preparada porque peló cada grano y le quitó las semillas... Yo tendría que haber echo lo mismo pero la abuela no tiene espera cuando quiere llevar a cabo algo. Las tres nos sentamos en el sofá de la salita con una uva en la mano esperando que Geooorge nos diera la salida.

En cuanto sonó el primer golpe de cazo, me comí la uva, después la segunda, a la tercera me entró la risa tonta y al cuarto lloraba y babeaba, atragantada. - ¡Este inglés es tonto! ¿Por qué corres? - Mi tocar cuartous... Tu no comer hasta oír campanada. - Pues eso he echo: campanada y uva. - Pero ahora ser cuartos. - "¡Basta! empezamos de nuevo"

Así nos tiramos una hora. Tenía la tripa llena y todavía no había acertado con las auténticas campanadas. - ¡Geoooorge no lo hace bien! (protesté airadamente) - Este comentario no le cayó bien al inglés: Mi tener problemau contigou, alma de cántarou. - ¡¡¡Abuela, dile a tu mayordomo que no me insulte!!!

Dos horas después estaba mojada en zumo de uva y fui a por Pascualita para que me ayudara a comer las sobras. La coloqué en mi escote y le puse un babero de crío encima para que no la vieran los demás. Pero Pascualita se llenó pronto y el babero le tapaba la visión, así que se puso nerviosa e intentó quitarse el babero, tirando de aquí y de allá como una posesa, hasta que se impulsó con la cola y salió disparada hacia la mano de Geoooorge que empuñaba la cuchara. Allí mordió con rabia y saltó a la otra mano. Al fin y al cabo sujetaba el cazo que nos daba dolor de cabeza. También mordió.

El pobre Geooorge, acabó con las manos como guates de boxeador, corriendo al rededor de la mesa del comedor. Lloró, pataleó, bebió chinchón y se durmió como un bendito... Cuando se despertó, supo que no conduciaria el rolls royce hasta dentro de un mes, por lo menos.

jueves, 19 de noviembre de 2015

La abuela perdona a Andresito.

La abuela ha traído de vuelta a Pascualita. La sirena está acostumbrada a desayunar haciendo de su capa un sayo, poniendo perdida la cocina con sus saltos en la taza de cola cao y en la Torre del Paseo Marítimo eso no está bien visto... por parte de Geooorge que es quién tiene que limpiar luego.

- "La traigo para no discutir con el estirado del mayordomo que no entiende que estas cosas las haga la Momia, porque siempre se ha portado en la mesa como una señora" - ¿La bisabuelastra también hace eso? Será que tiene la cabeza perdida por las alegrías sexuales que le da su novio. - "¿Cómo va a ser ella, boba de Coria?" - Pero... si tu acabas de decir... - "Algo tenía que inventarme. No puedo decirle que esto lo hace una sirena... Por cierto, la tienes muy mal educada. ¿Te parece normal lo que hace?" - Lo que no me parece normal es tener una sirena, abuela. - "Pero ya que la tienes, edúcala. ¿Qué imagen dará de nosotros, los terrestres, cuando vuelva a su hábitat y les enseñe a sus congéneres, lo que ha aprendido aquí? ¡Que vergüenza!" - Tranquila, abuela, que ni tú ni yo, iremos a visitarla cuando viva en las profundidades del mar.

- "¿Qué le dijiste a Andresito que llegó a casa hecho un toro? No le hizo falta la pastillita azul ¡Que alegría de hombre! Con decirte que lo perdoné" -  Se puso celoso de Pascualita cuando pensó que yo hablaba de Pascual jajajajaja. - "Vaya. Creo que voy a recurrir más de una vez al tal Pascual jajajajajaja"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! Acabo de tropezar con el Municipal. Le he afeado que no nos hiciera caso el día que fuímos al cuartel a poner una denuncia. Se ha echo el loco diciendo: Que pena que ese día estuviera libre de servicio ¡Encima me ha tomado por tonta! No he podido contenerme y le he arreado una patada en el culo cuando se ha girado para irse, que ha trastabillado hasta el contenedor de basura de la tienda de los chinos y se ha dado un porrazo en la barbilla. Echaba sangre como un toro de lidia. El señor Li, que ha salido al oír el golpe, ha recogido una parte en un cazo y ha dicho que mañana comerá frito de sangre con cebolletas tiernas ¡Que rico! le he dicho y me ha invitado. - " Que suerte tienes, jodía. Aunque yo estoy muy contenta con mi Andresito. Anoche estaba echo un chaval" - ¿Le habías puesto una vela a Santa Rita, patrona de los imposibles? - "Menos guasa... No te negaré que lo he echo alguna vez pero nunca ha resultado tan provechosa la vela como la receta de ayer" - ¿Qué receta es? - "Fue nombrar a Pascual y solo le faltó hacer el salto del tigre" - Si lo nombro yo ¿me hará lo mismo? - "¡¡¡Cotillaaaaaaaaaaa!!!"


miércoles, 18 de noviembre de 2015

Andresito está celoso de Pasc...

Andresito ha sido repudiado por su mujer y se ha recogido en mi casa. Estoy orgullosa de él porque ha desmostrado que es un valiente atreviéndose a decirle a la cara, a la abuela, que es vieja. Pensé que lo mataba y no sutilmente, a base de venenos, sino a golpes porque cogió un cazo de la cocina y le arreó con él. Le pusieron quince puntos de sutura en la cabeza cuando lo llevé al ambulatorio. ¡Menuda sangría!

También yo estoy repudiada por haberlo ayudado - "¡Al enemigo, ni agua. Traidora!" (me gritó cuando nos íbamos) - Y la Cotilla echaba leña al fuego - ¡Que cruz tienes con éstos dos! Cuando yo sea la dueña de la Torre del Paseo Marítimo no les dejaré poner los pies allí. ¡Toma el cazo y dale otra vez!

Estuve a punto de dejar que el abuelito se desangrara en la escalera y arrastrar a la Cotilla por el pelo, escaleras abajo pero, entonces recordé que el dueño de la Torre del Paseo Marítimo es él e hice lo más conveniente para mis intereses.

Al regresar, no había nadie en casa pero encontré una nota sobre la mesa de la cocina: "Quédate con tu a-b-u-e-l-i-t-o. Yo me quedo con Pascualita" - Salté como un resorte: ¡De eso nada! ahora mismo voy a buscar a Pasc... - En este momento Andresito entró en la cocina. - ¿Qué tiene ese Pascual que no tenga yo? Todas estáis locas por él y ahora me abandonas para ir a buscarle. - Porque... es psiquiatra... y tal vez pueda ayudar a la abuela... - ¡Te prohíbo que lo lleves a mi casa! - Pero es que... - ¡Ni pero, ni leches! Prefiero que tu abuela me ponga los cuernos en terreno neutral - ¿Los cuernos? ¿Con Pascual? jajajajajaja ¡No puede ser, abuelito! jajajajajaja - ¿Por qué? (dijo, enfadado) ¿Tan feo es? - Eso sí. Más fea que Picio. - Tu abuela no es fea. - Hablo de Pasc... - ¡Calla! Ni lo nombres. - Vale.

Yo me moría de ganas de ir a rescatar a Pascualita de las garras de la abuela y me inventé excusas. - Voy a bajar la basura. - Déjalo. Después vendrá Geooorge y lo hará. - Oh, no hace falta que lo molestes. - No es molestia, para eso le pago. - ¡Anda! No me acordaba que la vecina del octavo me mandó a la farmacia pero, con todo lo que ha pasado, me he olvidado. - Tranquila. Irá Geooorge. - Es casi la hora de mi clase de boleros y no puedo faltar... y Geooorge no puede ir por mi jejejejeje - Tengo miedo de quedarme solo , por si me muero (lloriqueó y me sacó de mis casillas) - ¡Tengo que salir, abuelito! ¡La abuela se ha llevado a mi sirena y tengo que ir a rescatarla! - Mira que dices tonterías al cabo del día, nena, pero esta se lleva la palma ¿No es más fácil decir que vas a ver a tu novio? Anda, ves, alma de cántaro... ¿cuándo me lo pesentarás? - ¿Eh?






martes, 17 de noviembre de 2015

Una gran ofensa.

La Cotilla está en casa para mi estupor. - ¿No estaba en la cárcel? - Sí, pero me han echado de muy malas maneras. - Qué habrá echo para que ni allí la quieran. - Nada. Solo comer todo lo que me daban. - Los habrá arruinado porque, cuando se trata de comer de gañote, usted se lleva la palma. Voy a llamar a la abula para darle la noticia.

En diez minutos estuvo el rolls royce aparcado en la parada del autobús. - "¿Por qué te han sacado de la trena?" - No lo sé porque yo estaba muy bien allí. No tenía que preocuparme por nada y esperaba la hora de las comidas como agua de mayo. De repente viene el Jefe y muy groseramente, me saca de allí.. En cuanto coma algo iré a ver a Bedulio para denunciarlo. - "¿Tan grave ha sido?" - Juzga por ti misma: Cuando le ha preguntado, suplicando, ¿Por qué?. Va y dice el hombre: Es usted demasiado vieja para estar aquí. - "¡¡¡¿Qué?!!!. Vamos, Cotilla, te acompaño a poner la denuncia"

Cuando le conté a Pascualita el motivo por el cual las dos amigas salieron echando chispas de casa, se quedó tan pancha, la tía. Después saltó de la mesa de la cocina hasta la botella de chinchón que estaba junto al fregadero. Que fuerza tiene en la cola este bicho y hay que ver lo lista que es porque se da a entender cuando quiere algo... Sobre todo si nuestros gustos coinciden, como en éste caso.

Así que nos sentamos, ella sobre la cabeza del abuelito Roberto y yo en la silla, para darnos un homenaje tranquilamente.

Cuando volvieron las dos viejas traían un humor de perros. - "¡Se han reído en nuestra cara!" - Y Bedulio, aunque hemos preguntado por él, no se ha acercado a saludarnos ¡Y estaba allí porque lo he visto esconderse! - "Esto no puede quedar así. Le diré a Andresito que mueva los hilos de sus influencias en el partido de los Pinochos..." - No sé que tal le irá, abuela, porque ahora son oposición. - "Que remueva cielo y tierra pero queremos una disculpa pública ¡Mira que llamarnos viejas a nuestra edad! No lo consiento" - No era a ti, sino a la Cotilla. - "¡Es lo mismo, porque nos llevamos horas de diferencia!"

Era tarde cuando Andresito llegó, cansado y algo acobardado. - No he conseguido nada. Dicen que no ven la ofensa por ningún sitio. - "¿Para qué sirven los tuyos? Para sacarnos los cuartos pero, a la hora de la verdad ¿nos defienden? ... ¿Has hablado con los que mandan ahora?" - He hablado con todos y nadie hará nada porque no tenéis razón. - ¿Qué quiéres decir? - Pues... que tenéis más... - ¡Alto ahí, Andresito, que se masca la tragedia. - El abuelito carraspeó. - Tenéis más años... - "¡¡¡Nooooooooooo!!! - Reconocédlo y aceptarlo... Más años que Matusalem (suspiró) - ¡¡¡CALZONAZOS!!!"


lunes, 16 de noviembre de 2015

Que mala es la envidia.

Pascualita y yo hemos estado tranquilas varios días mientras la Cotilla estaba entre rejas. De vez en cuando me acordaba de ella y llamaba a la abuela.  - ¿Le llevamos un bocadillo de sardinas? - "Para qué, si dice Andresito que allí los dan muy buenos de chopet" - ¿No sientes ni un poquito de arrepentimiento por lo que le has hecho? - "Ni pizca. Mientras está encerrada hace tres comidas al día y, encima, saldrá con más dinero porque no habrá tenido gastos y llegará a fin de mes con la paga casi entera. ¡Menudo favor le estoy haciendo!" - Visto así...

A mediodía los abuelitos se presentaron en casa con una paella de mariscos . Querían hablarme de su situación matrimonial, que no es muy buena desde la última faena de ella. Sentada a la mesa, con la sirena colocada en plan broche, la abuela abrió el fuego de la discusión - "Tienes ante ti a la persona más egoísta que se pasea por Palma" - Menos mal que lo reconoces, abuela. - "Las faltas de los demás no me duele reconocerlas y Andresito es muy egoísta" - Pero si siempre hago lo que tu quieres aunque no me guste. - "¡Es tu obligación! El cura, al casarnos nos dijo que: Para lo bueno y para lo malo. O sea que hay que estar a las duras y a las maduras ¿te acuerdas? Pues no lo parece" - Eso iba para los dos, no solo para mi. - "Eres duro de mollera ¿cómo va a ser para mi si el cabezón de familia eres tú?" - Se dice cabeza, abuela. - "En este caso no, porque es muy cabezón"

La discusión siguió hasta que terminamos de comer y nos trasladamos a la salita a tomar café. Allí el abuelito, que iba embalado con sus razonamientos, tropezó con un muro de cemento armado. - "¡Chist, calla ya y pon unos chinchones!" - No se hizo de rogar (será por la fuerza de la costumbre) después intentó reanudar de nuevo la discusión pero la abuela ya no le escuchaba porque roncaba a pierna suelta recostada en el sofá. - ¿Te das cuenta de lo triste que es mi vida, nena? (me dijo, acongojado) - Y no recuerdo si le contesté...Es que la siesta es sagrada.

Por la tarde vino la Cotilla. - "¡Hombreeeeeeee, dichosos los ojos que te ven!" (gritó alborozada mi abuela en una actuación digna de un Oscar) - He estado en la cárcel. - "Serás envidiosa toda tu vida. Menos mal que Andresito no se tiró a un pozo porque te hubiéses tirado detrás con tal de quitarle el protagonismo" - No lo hice adrede... - "A mi no me engañas, que hace mucho que nos conocemos... ¿Y por qué fue?" - Encontraron unas bolsitas en mi bolso. Dijeron que era droga pero no recuerdo haberlas visto antes... - "La bebida te va a matar (y le sirvió un chinchón) Te tengo dicho que no bebas tanto" - ¿A mí? - "¿Ves? el alcohol te nubla el entendimiento... ¿quiéres otra copa?" - El broche... se mueve (y le tembló la voz) - "Brindemos por que se te vayan las alucinaciones" - No nos hicimos de rogar.

 

domingo, 15 de noviembre de 2015

Cambio de presos.

La abuela ha venido vestida con los colores de la bandera francesa: en el pelo, el vestido, las medias y los zapatos. He quedado alucinada. - ¿Es necesario exagerar de ésta manera? - "Quiero que sepan los sanguinarios, que estoy al lado de los franceses y sobre todo, de París." - Creo que con un lacito en la solapa con los colores de la bandera hubiese bastado. - "¿Pascualita está en el acuario? Traigo un forro para el termo de los chinos, solidario también.  La llevaré a pasear en el rolls royce y le explicaré el ataque terrorista de París al ritmo de La Marsellesa"

- Sería conveniente que fueras a la cárcel y ver cómo está Andresito. - "Estará estupendamente" - Si se está tan bien ¿por qué no dices la verdad al juez para que te metan a ti también. - "No pienso hacer esto. Sería una tontería. Además, el juez no me creería. Soy una señora" - ¿Sabe la Momia dónde está su hijo? - "Desde que tiene novio no se entera de nada. Mira si se ha espabilado que le otro día el chico le pidió casamiento y le dijo que nanay. Juerga, cachondeo y sexo duro, todo el que quiera pero luego, ¡puerta! Quiere vivir sus últimos años libre de ataduras" - ¡Bien por la bisabuelastra!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡¡¡Andresito está en la cárcel!!! (gritó la Cotilla nada más entrar) - "¿Ya te has enterado y quieres que ahora se enteren los vecinos?" - Unos han dicho que ha sido por meter la mano en la caja fuerte de la Comunidad, al fin y al cabo ya le tocaba porque era el único de los Pinochos que faltaba ... También dicen que le has denunciado porque te ha puesto los cuernos, pero esto no me lo creo porque siempre has sido tu la que se los ha puesto a él... Al final, ¿qué ha sido? - "Nada que te importe"

La Cotilla se marchó sin sacar nada en claro y muy cabreada . - Creo que has hecho mal no contándoselo. Ahora dirá la versión que más le guste y no te sacarás a la prensa de encima. - Sin mediar palabra, metió a la sirena en el termo de los chinos y nos fuímos a ver a Andresito pero, para mi sorpresa, pidió hablar con el jefe del lugar. Yo me quedé con Pascualita y no pude escuchar lo que decían. Finalmente se despidieron estrechándose la mano. Después visitamos al abuelito. - ¡¿Qué me hiciste, por Dios? (le echó en cara a la abuela) - "No te preocupes que saldrás pronto" - ¡Eso se lo dicen a todos! Juro por todos los dioses que, cuando entré en El Funeral, no llevaba la droga. - "Ya lo sé, hombre. La puse yo para que no me pillaran los guardias"

Andresito estaba congestionado. - ¡¡¡¿Cómo has podido?!!! - "Ni lo pensé: Se me ocurrió sobre la marcha" - ¡Esto es una mancha en mi expediente de ciudadano honrado!

Oímos gritos, súplicas y palabrotas de una voz conocida - ¿La Cotilla? - "Si. Y tu ves recogiendo tus cosas que nos vamos (le dijo a su marido)" - En efecto, pocos minutos después Andresito estaba libre. Al despedirlo, el policía le dijo: - Ya puede agradecérselo a su señora que ha tenido la valentía de acusar a una mujer que trapichea con droga. Hemos encontrado papelinas en su bolso. Caso resuelto"

Nos alejamos de allí en el rolls royce a toda pastilla y solo entonces, lejos de oídos indiscretos, le dije: ¡¡¡ABUELAAAA!!!

sábado, 14 de noviembre de 2015

Andresito, detenido.

- "Nena. Tengo un problema con Andresito" - Abrí un ojo legañoso para fijarlo en el reloj de la mesita de noche: ¡las 4,15 de la madrugada! - Y yo contigo, abuela. - "No estoy para coñas marineras" - Ni yo. Buenas noches... - "¡Ni se te ocurra colgarme! mi marido no está en la cama" - Búscalo en el baño. - "¿Eso es todo lo que se te ocurre decir?" - A estas horas de la madrugada tengo las neuronas dormidas. - "No puedo dormir sin mi hombre al lado" - Dile a Geooorge que se acueste contigo. Mientras le pagues, el también es tu hombre. - "No había caído en ese detalle... " - Hale, pues. Buenas noches. - "¡¡¡Noooooo!!! Andresito se ha sacrificado por mi" - ¡¿Se ha muerto!? Haberlo dicho antes.

El abuelito no estaba muerto sino, detenido. - "Vino la policía al El Funeral mientras celebrábamos el Adiós a la Vida de Torcuato y colocábamos su retrato en la Pared de los Finados. Ha quedado muy bien. Su viuda dice que como lo tenía ya muy visto y el pobre era muy poquita cosa, pensó en "embellecerlo" poniéndo , en lugar de una foto suya, una de Paul Newman. Y ha sido un éxito porque, encima, en esa foto tendría unos treinta años. Muchas hemos pensado hacer algo así cuando nos quedemos víudas" - Eso es plagio. ¿Qué dirá el pobre Torcuato? - "Nada, porque está muerto" - Es que no es él. - "¿Se lo vas a decir tú, boba de Coria? Siempre tienes que ponerle pegas a todo ¡Que cruz tengo contigo!"

¿Por qué detuvieron al abuelito? - "En plena juerga etílica, entró la policía. Conchi, creyendo que eran boys contratados para divertirnos, le echó el ojo a uno con bigote a lo Freddy Mercuri y se colocó su gorra mientras le ponía una copa de chinchón en la boca para que se la bebiera. Resultó ser el Jefe y rechazando la bebida, nos dijo que iban a registrarnos ¡Imagínate el jolgorio que se montó porque algunos policías estaban de toma pan y moja! Todas queríamos ser las primeras y elegíamos a nuestro registrador"

- ¿Qué buscaban allí si solo hay dulces y pacífic@s ancian@s? - "Droga" - ¿Estás de broma a éstas horas? - "No. Alguien dio el soplo de que Macario Pérez trafica en pequeña escala para redondear su escasa pensión. Y como Macario no vino a la fiesta porque tiene un constipado de aúpa... No creo que tardemos en poner su foto en la Pared de los Finados, mira que te digo, los guardias dijeron que abriéramos los bolsos ¡Imagínate. Querían violar nuestra intimidad!" - Solo son bolsos. - "El bolso de una mujer es su santuario" - No exageres, abuela. Ya no llevas compresas. - "Sigo llevando, boba de Coria, de esas para la gotita de pipí" - Jajajajajaja ¡que fina estás esta noche! - "Al ver que iba en serio lo de los bolsos, metí  "algo" que guardaba en el mío, en el bolsillo de la americana de Andresito" - ¿Qué era?... ¿Era...? ¡¡¡Abuela!!! - "Sé que esta mal pero, después de todo, mi marido, como cabeza de familia, tiene que responsabilizarse de mi... ¿no?"

Ya no pude dormir en toda la noche. Así que saqué a Pascualita del acuario, a riesgo de sufrir un mordisco y le conté lo que acabo de relatar. Sentada sobre una naranja, me miró fijamente, sin pestañear (porque no puede jejejejeje) tres segundos y al cuarto, se tiró de cabeza en el vaso de chinchón que había llenado para compartirlo con ella. A éste paso le auguro un coma etílico el día menos pensado.

viernes, 13 de noviembre de 2015

¿Dónde está el ex Duque?

Me estaba peleando con Pascualita porque había cogido mi ensaimada, a pesar de que ya se había comido la suya, y me estaba dejando sin desayuno la jodía, cuando sonó el teléfono. Era la abuela y parecía preocupada: - "¿Está ahí?" - Depende. - "¿De qué depende?" - De quién estés hablando. - "¿No has oído las noticias? Que pregunta más tonta acabo de hacer. ¡Si nunca te enteras de nada, alma cándida!" - Estamos solos los tres: la cabeza del abuelito Roberto, Pascualita y yo... ¿tiene que haber alguien más? - "¿Por qué?" - Como has preguntado... - "¡Exactamente! Ha sido una pregunta, no una afirmación, boba de Coria. Bueno, pues si viene, que me llame" (Y colgó)

Miré a la sirena, estupefacta - ¿De quién hablaba la abuela? - Por toda respuesta, se tiró en plancha a la taza de cola cao sin soltar MI ensaimada.  Me tiré media mañana pensando en quién podría ser el personaje a quién buscaba la abuela.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! (¡Claro. La Cotilla!) - La abuela ha preguntado por usted de buena mañana. Que la llame. - ¿Para qué? - Ah, no sé. - ¿Así es cómo coges los recados? Estoy apañada contigo. ¿Y si se trata de un asunto que no me interesa? - Llame y nos enteraremos. - Tal vez sea perjudicial para mi, hacerlo. Puedo meterme en un lío. Llama tú. - ¡Ni hablar! Ha dicho que llame usted. - ¿Con éstas mismas palabras? - Más o menos... - O sea, que no. ¿Cuándo aprenderás a preguntar como Dios manda? A ver, ¿qué ha dicho, concretamente? - Hice memoria y finalmente, dije: Pues, si viene, que me llame. - Si viene ¿quién? ¿La Cotilla? - No la ha nombrado pero se sobrentiende. - Eso lo dirás tú. - ¿Llama o no llama? - Tranquila, que no se tomó Zamora en una hora. - ¿Ah, no?

Después de una buena siesta en el sofá de la salita, con la barriga caliente a cuenta de los chinchones que tomó, le puse el teléfono a un centímetro de la cara. - ¡¡¡Llame!!! - La conversación fue corta: - Soy yo... Has dicho que te llame... ¿No lo has dicho? ¡Que cruz tenemos con tu nieta!... Aquí no hay nadie más... ¿Entonces no me buscas a mi?... Si, cada día es más tonta.

Más tarde, en plena siesta mía, sonó el teléfono de nuevo - ¿Digaaaaaaaaa?... hum... No, abuela... que nooooo... ¿Qué le pregunte a Pascualita?... ¿No te fías de mi?... Vale... Pascualita, pregunta la abuela que si, a parte de la Cotilla, ha venido alguien más a casa (la sirena hizo el signo de OK con sus deditos ¿Qué quería decir? ¿que sí o que no?) Oye, dice que no... Lo sé porque ha movido la cabeza de lado a lado... Si sabe hacerlo... desde hace dos días (¡Jesús, que pesadez de abuela!) ... ¿Me vas a decir de una vez, a quién buscas? ... ¡No fastídies! ¿De verdad? ¿Ha huído? ... Ah, no se sabe... Si lo veo te lo haré saber ¿o mejor llamo al juez Castro?

Senté a Pascualita en el frutero y le conté lo que tenía tan atribulada a la abuela. - ¡No encuentran a Iñaki Urdangarín! ¿Dónde estará el ex duque emPALMAdo? Le buscan para darle la citación para el juicio... ¿Jugará al gato y al ratón? ¡Que chiquillo. Le gusta hacerse notar! ¿Tendrá el síndrome de Peter Pan? - Pascualita bostezó y se lanzó de cabeza al acuario. La vi descender hasta el fondo y taparse con las algas. No le interesaba nada el tema y decidí que a mi tampoco... de momento.

jueves, 12 de noviembre de 2015

¿Andresito es gay?

Andresito ha traído las ensaimadas del desayuno. Le he agradecido el detalle pensando que se iría en seguida pero no ha sido así. Se ha quedado a desayunar, lo que significa que no lo ha hecho Pascualita. ¡Contenta se ha quedado la sirena!

- Alguien le ha metido en la cabeza a tu abuela, que tiene que buscarse un tío que la entretenga, le haga reír, le alegre las pajarillas... ¡Alguien que no se parezca a mi porque dice que soy un muermo! Solo me faltaba esto a éstas alturas de mi vida y teniendo, encima, que aguantar al novio de mi madre. Ni siquiera puedo hablar con él porque no es ni de mi quinta, ni de mi círculo social... Soy muy desgraciado, nena. Menos mal que te tengo a ti (dos lagrimones rodaron por sus ajadas mejillas) - Tienes a tu hijo, el Médico. - Poco puedo contar con él porque, casi siempre, está lleno de golpes y moratones. Es difícil comprender que tu único hijo te ha salido masoquista ¿no podría haber sido gay? Nos habríamos entendido mejor. - ¿Siendo gay? - No seas ilusa. Todos tenemos un pasado: esqueletos en el armario. - ¿Quiéres decir qué... no has salido del armario... y quiéres salir?

- Abuelito ¿Eres gay? - Lo fui hace muchos años. - ¿Lo saben tus amigos? - Algunos sí, porque estabamos liados entre nosotros entonces. - ¿Lo sabe la abuela? - Yo no se lo he dicho. - ¡Muy bonito! No debes ocultárselo más. - ¿Por qué? Estas cosas son del siglo pasado.- Estás seguro que fueron tonterías juveniles. - ¡Segurísimo!... aunque me cuesta mucho renunciar a los boás de visón. A veces, para matar el gusanillo, le cojo uno a tu abuela o a mi madre y me veo guapísimo con él.

Durante un rato no supe qué decir. Nunca pensé que escucharía esas palabras en boca de mi abuelito. - ¿Tienes idea de quién le ha dado malos consejos a tu abuela? - ¿Crees que no es capáz de pensar por sí misma? (contesté) - De repente, Andresito puso la mano así: caída y lacia como si alguien fuera a besarla. - Me voy con Geoooorge  a dar una vuelta y a ver lo que pesco por ahí. - ¿Vendrás a comer? - No lo sé. Estoy confundido por todo lo que te he contado. No se lo digas a la Cotilla que pronto lo sabra todo el barrio -

Me dio pena verle tan indefenso porque, realmente, estaba en mis .manos. Si yo hablaba caería en desgracia. Entonces decidí darle una muestra de confianza. De que estaba a su lado... y le hablé de Pascualita. Lo llevé hasta el acuario. ¡Mira, abuelito! Este extraño pez es una sirena.





miércoles, 11 de noviembre de 2015

El Ocho.

Me han despertado muy temprano, la abuela y Andresito. Ella con el abrigo de visón puesto y una taza de cola cao caliente en las manos. El, con los brazos en jarras y repiqueteando el suelo con el pie, impaciente por salir corriendo. - "Tómate esto que se enfría ¡Vamos, que es para hoy!"

Me ha costado mucho salir del sueño. No podía abrir los ojos de tanta legaña. Al ir a preguntar qué pasaba, ni una sola palabra salió de mi garganta que estaba seca como papel de lija. - "¡Levántate de una vez!" - Ya te dije yo que la dejáramos en paz (dijo, molesto, Andresito) Los ronquidos se oían desde la calle. - ¿Estaba hablando de mi el abuelito?... ¿yo, roncando?

La abuela me destapó y cogiéndome de un brazo, me tiró de la cama. - ¡¡¡Abuela!!! (¡Aleluya, había recuperado mi voz!) - "Coge a quién tu sabes, que nos vamos a la Catedral" - ¿Qué se nos ha perdido allí? - "Vamos a ver un espéctaculo ¡ gratis! Luego no te quejes de que  no te llevo a ninguna parte" - ¿Gratis? Abuela, te estiras menos que un portero de futbolín... ¿A qué hora abren la Catedral?

Como un zombi entré en el rolls royce. Un Geooorge con cara de sueño, lo puso en marcha y en un santiamén llegamos a la Seo porque no encontramos tráfico en las calles. Lógico. La ciudad dormía. Y la Catedral estaba cerrada a cal y canto. La abuela ordenó a Andresito: - "Ves a llamar al Obispo para que venga a abrir, porque no es de recibo que tenga a los clientes esperando en la calle."

Cuando su marido se negó a hacer tal cosa, la abuela se enfadó tanto que hasta los visones del abrigo salieron corriendo. Inquieta en el termo de los chinos, oyendo gritar a su amiga... y al vecindario de la Catedral, Pascualita salió del agua y se acomodó en mi escote. - ¡La madre que la parió! (grité al sentir el contacto, helado, de la sirena)

Las horas que transcurrieron hasta que se abrió la Catedral, las pasamos acurrucados en el coche durmiendo a pierna suelta. El sol que empezaba a calentar nos despertó. - ¡¡¡Corred, que al final llegaremos tardeeeee!!!

La Catedral estaba de bote en bote y la riada de gente no cesaba. Conseguimos sitio a base de codazos. Estábamos en la nave central. A nuestra espalda, el altar mayor y el gran rosetón por el que entraba el sol e iba pintando los colores de los cristales en las paredes góticas. A medida que pasaban los minutos los colores avanzaban hacia la puerta delantera sobre la que hay un rosetón menor. A las 8, 30 en punto, el rosetón que andaba por las paredes se colocó debajo del real, formando un espectacular ocho.
 
Saqué muchas fotos del recorrido de los colores y cuando estaba llegando el espectáculo a su apoteósis, se levantó un tío de metro noventa, armado con cámaras de fotos y me tapó la visión. - ¡Pero... pero... será jodío el esperpento este! - (grité, aunque no se dió por aludido el "artista") A Pascualita, que miraba las luces con sus enormes ojos de pez, no le gustó que le taparan la visión y, antes de que yo pudiera impedirlo, saltó a la cabeza del "listo". Cinco segundos después, era calvo.

martes, 10 de noviembre de 2015

Vamos al Circo.


La abuela ha venido a casa - "He decidido llevar a Pascualita al Circo. Será una magnífica experiencia para ella y así, cuando vuelva a su hábitat natural, podrá montar uno y dejar estupefactos a sus animales vecinos" - No me parece conveniente. - "¿Que monte un circo en el fondo del mar?" - Que la lleves a ver uno. Es peligroso para ella - "Tiene que arriesgarse. No puede vivir escondida per secular seculorum. Es un ser humano..." - ¿Qué? - "Es un ser autónomo. Tiene sus derechos" - ¿Desde cuándo? - "Si no los tiene, yo se los otorgo" - ¡Si no tiene raciocinio! - "¿Quiéres que te diga quién no lo tiene?: ¡¡¡TU!!!" - Vale. Os acompaño.

Hacía muchos años que no pisaba un circo y la sensación fue la misma que cuando era niña. Sentí en el cuerpo el cosquilleo de la ilusión, de la magia, de la fantasía... Y en cuanto empezó el espectáculo, me olvidé de Pascualita y de la abuela para centrarme en lo que ocurría en aquella pista mágica.

El Presentador anunciaba a los artista atusándose el gran bigote negro cuyas puntas estaban perfectamente rizadas. Y la abuela colocó los brazos bajo su pecho, aupándolo y creando la sensación de que aquella carne ajada, acabaría por desbordarse escote abajo. Esta operación la repitió tantas veces como el hombre salió a pista. E hizo lo mismo con los trapecistas, los saltimbanquis, el domador de leones, los equilibristas...

Estábamos sentadas en primera fila y los ojos de los artistas acababan fijándose en ella. Y en el termo de los chinos que subía y bajaba al compás de su respiración. Creo que Pascualita se mareó cuando los trapecistas volaron bajo el techo de la carpa y la emoción hizo que la abuela jadeara como si estuviera en pleno orgasmo. Era un continuo sube y baja de pechos. Y el termo, al compás, parecía un barco a punto de naufragar. Entonces Pascualita saltó a la pista. - ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOO!!! grité.

De repente cesó la música, el redoble de timbales, los saltos de los trapecistas, el murmullo de la gente... Y los ojos, cientos de pares de ellos más un desparejado perteneciente a un tuerto, se clavaron en mi. El Presentador, solícito, se acercó, se inclinó y puso su tremendo bigote a un centímetro de mi cara: - ¿Qué le ocurre, mademoiselle?

Rápidamente, la abuela cogió entre sus manos la cara del hombre y trasladó el bigote a su escote, dejándolo reposar allí. - "No le haga caso, señor. Es mi nieta y está loca" - El Presenador estaba asfixiado teniendo apresados los mofletes entre los pechos de la abuela y apenas pudo exclamar:- ¡¡¡Mag... ní..fi..co!!! El circo... es locura... Venga conmigo... mademoiselle... ¡Uf! - En cuanto logró escapar de la cárcel que lo aprisionaba, me cogió de la mano arrastrándome hasta el centro de la pista  ane el enfado de la abuela.

El público aplaudió y rió a rabiar creyendo que acababa de ver uno de los números circenses. Y mientras yo rastreaba con la vista la arena para dar con Pascualita, se abrieron las cortinas rojas dándo paso a cuatro focas y su domador.

Divisé a la sirena en el borde de la pista. Todo fue bien hasta que una de las focas se acercó a ella y le clavó la dentadura de tiburón. Al sentir el mordisco, el animal se revolvió y sus hermanas acudieron en su auxilio. Se armó una melé que rodó por toda la pista como un tornado. Al final la abuela se hizo cargo de la situación. Se metió en medio de la pelea y tiró, arrancando a la sirena y un pedacito de  aleta. Con la inercia del tirón Pascualita salió despedida hacia el payaso que acababa de aparecer, sujetándose a su nariz. Lo que vino después ya se sabe: llantos, carreras, gritos, saltos mortales y una nariz tan hinchada que no lo cabía en la cara.

El publico reía, pataleaba, silbaba y aplaudía a rabiar. ¡Era la apoteósis! El mayor éxito de la historia de ese circo.

Al final salimos de allí con más dinero del que llevábamos al entrar porque nos pagaron muy bien de agradecidos que estaban. Invité a la abuela a tomar un café y unos chinchones para suavizar el fracaso de su Operación Ligue - Otra vez será. (dije) - "Lo sé, pero esta vez iré sola, boba de Coria"

lunes, 9 de noviembre de 2015

Llámalo Medicina.

Ha llamado la abuela: - "¿Está la Cotilla?" - Ni lo sé, ni me importa (y he colgado) - Ha vuelto a llamar - "¡Como venga, te lavaré la boca con lejía!" - Huy, mira como tiemblo. - (he vuelto a colgar)... Y así hemos estado casi toda la noche. ¿Cómo voy a rendir en el trabajo si duermo a salto de mata?

Dicen que, cuanto mayor es una persona, menos duerme. Y como la abuela es más que mayor, duerme poco y el resto del tiempo lo dedica a fastidiarme... Tal vez debería dejar a Andresito y buscarse un novio. Mientras esté en en inicio de una nueva relación, solo tendrá tiempo para su enamorado y solo entonces podré despertarme descansada, feliz y mi cutis lucirá como el de la Reina Letizia... En cuanto tenga oportunidad le lanzo la idea. Y como le gusta seducir y enredar, creo que picará.

Lo siento por el abuelito... aunque tal vez me lo agradezca.

Desayunando, he puesta a Pascualita al corriente de mis intenciones. Me ha mirado fijamente con sus saltones ojos de pez durante un rato. He pensado que procesaba la idea en su diminuto cerebro acuático hasta que ha dado un salto mortal con doble tirabuzón adelante y atrás, cayendo en bomba en su taza de cola cao y poniéndolo todo perdido. - ¡¿Pero quién te ha enseñado modales, monstrua marina!? - De nuevo me ha mirado, después ha levantado un poco la parte derecha del labio superior, mostrándome el afilado colmillo como el que no quiere la cosa ¡y ha vuelto a batir record olímpico al saltar, esta vez, en mi taza. Las salpicaduras han llegado hasta el abuelito Roberto que descansaba su cabeza en la estantería.

No puedo seguir así. Pascualita también necesita un novio... aunque se lo coma.

La abuela vino a casa, muy enfadada. - "¡Lo que me he gastado para que te dieran una buena educación no ha servido de nada! Como vuelvas a dejarme con la palabra en la boca te pondré las peras a cuartos!" - No te gastaste nada en mi. Lo pagó mi madre. - "¡Qué sabrás tu si nunca has tenido muchas luces!" - Abuela, quiero hacerte una proposición. - "¡Serás indecente!" - Con Andresito te aburres y me das a mi la tabarra. ¡Búscate un novio que te llene de ilusión! - "¿Te estás oyendo, alma de cántaro? ¿Quiéres que traicione a mi marido?..." - Si lo llamas traición suena fuerte. Di Medicina. Calmaría tu ansiedad y yo podría dormir. - "Visto sí... Si, puedo llamarle Medicina... Empezaré hoy mismo. La verdad es que mi suegra me da mucha envidia cuando la veo tan ilusionada con su novio"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - "¡A ti te quería ver yo! Deja de mariposear al rededor del chico de la Momia. No sabes cómo se las gasta la señora. Lo mismo te manda un sicario con la orden de arrancarte las uñas en vivo para que sepas lo que vale un peine. Avisada quedas, Cotilla. Y ahora me voy que tengo que arreglarme y estar más glamurosa que nunca esta noche en El Funeral" - ¡Ni que fueses a buscar novio! (gritó la Cotilla a la abuela cuando ésta salía camino del rolls royce) - Asombrada por su perspicacia, dije: - ¡¿Cómo lo ha sabido?! - Por la mirada que me hechó supe que acababa de meter la pata.

domingo, 8 de noviembre de 2015

La Cotilla busca guerra.

La abuela me ha dicho que Andresito lleva varios días en cama reponiéndose del soponcio que le dio cuando el novio de su madre dijo que le llamara papá. - ¿No exagera un poco el abuelito? - "Yo opino lo mismo pero él dice que es una ofensa gravísima a su señor padre, que en gloria esté, a su hijo el Médico y a él mismo. ¿Cómo va a llamar papá a alguien más joven que él? Un padre siempre es mayor que el hijo pero aquí todo va contra natura.

La Momia, por otra parte y haciendo caso de los consejos de mi abuela, está pensando, muy firmemente, en adoptar una recién nacida que venga a colmar de felicidad a la nueva pareja... ¡¿Y yo qué? ¿Acaso no les alegro la vida? No necesitan nietos nuevos porque la Torre del Paseo Marítimo será mía ¡Faltaría más!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - La Cotilla se ha transformado. No parece ella. Camina sobre unos stilettos verde fosfi que tiran de espaldas. Su andar es tambaleante pero le pone empeño y no tardará en hacerlo como una modelo profesional. Una mini falda roja le permite enseñar muslamen... en el caso de que lo tuviera. Pero se le ve el último tanga que ha encontradado en contenedores de basura de los barrios altos de la ciudad. Da vértigo mirarla.

Pascualita, sentada sobre el acuario, mira asombrada a la Cotilla cuando anda como un pato mareado, agarrándose a los muebles para no caer y romperse los meniscos. ¿Adónde va de ésa guisa? (le pregunté, mientras me tragaba la risa. - A visitar al futuro papá de Andresito. - ¿Piensa tirarle los tejos? - En la guerra y en el amor, todo vale. - En esto estuvo de acuerdo Pasculita que, haciendo el signo de OK, decidió pasarse al bando enemigo. Y contra todo pronóstico, me roció con agua envenenada para tenerme entretenida casi una hora saltando, gritando de dolor, corriendo como una loca al rededor de la mesa del comedor.


viernes, 6 de noviembre de 2015

Felicidades, Chacho.

- Estoy más aburrida que una ostra. Al final será verdad lo que dice la abuela: que soy masoquista. Ahora que vivo sin el temor de que entren, cuando menos me lo espero, el vecino de arriba o la Cotilla, los echo de menos.

Pascualita no quiere desayunar conmigo como hemos hecho siempre. Que picajosa es la birria esta. Así que vago por casa como alma en pena, deseando oír el ¡avemariapurísimaaaaaaaaaaa! de la vecina. Sus cabreos antes mis negativas de dejarle montar altares de los Amigos de lo Ajeno o sus historias sobre trapicheos y robos de cepillos clericales. ¡¡¡Quiero que alguien llame a mi puertaaaaa. Soy un ser humanoooooo!!!

Y como por arte de mágia, la puerta de la calle se abrió y entró la abuela vestida con uno de sus llamativos vestidos minifalderos repletos de plumas y lentejuelas, sumado a sus vertiginosos zapatos de tacón rojo pasión. - "Arréglate que nos vamos de cumpleaños" - ¡Ay, abuela, que alegría verte! - "¡Prohibído tocar! He venido porque me lo ha mandado mi suegra. Esta tarde da una fiesta a su amigo por su cumpleaños. Y no quiero que malpienses"

- No sé a qué viene esto. - "Que no vayas  a traducir la palabra AMIGO por QUERIDO" - Yo no hago éstas cosas, abuela... Eres tú quién lo hace. - "Que sepas que Andresito no está de acuerdo en que su madre tenga un novio a éstas alturas de su larga vida. Dice que es un infanticidio lo que está haciendo su madre con éste crío" - ¿Es un crío? - "¡Solo tiene 70 años! En parte Andresito tiene razón pero, por otro, ¡bien que hace!  y el día que se vaya al otro barrio podrá decir, orgullosa ¡que me quiten lo bailao!

- ¿Setenta años? ¿A eso le llamas crío? Has perdido la prespectiva: es un abuelo. - "¿Es mentira que, al lado de tu abuelastra, el hombre es un guayabo? Entonces..." - ¿Por qué tengo que vestirme ahora si la fiesta es por a tarde? - "Para ver lo que te pones porque, hija, tienes el gusto en los talones ¡por Dios!"

Llegué a la Torre del Paseo Marítimo y desde la calle escuché la música que salía por los balcones abiertos. Tenía un ritmo endiablado. Al entrar Geooorge me recibió con un chinchón on the rocks que fue el primero de muchos. Saludé a mi familia, en la que estaba hasta el Médico, preocupado por su abuela... por su salud mental. El mayordomo me informó que el cumpleañero aún no había llegado, lo que era un fastidio porque se le estaba pasando la sopa que, como buen inglés, había echado al caldo a la hora indicada.

Por fin llegó. Era un hombre guapo. Con razón la Momia parecía beber los vientos por el. En seguida le pidió para bailar y él no se hizo de rogar. Fueron los reyes de la pista, girando al compás de la música de los años 60 del siglo pasado. Andresito los miraba con el ceño fruncido. Se le veía incómodo por la situación y celoso. Al cabo de un rato se acercó para librar a su madre de semejante Tenorio: - Deje que baile un rato con mi madre... Perdone, pero he olvidado su nombre. - Y el feliz cumpleañero. abrazándolo, le dijo: ¡Llámame papa!


jueves, 5 de noviembre de 2015

Aislada.

Estoy fatal. La abuela no viene a verme porque teme que le contagie el constipado que cogí gracias a  ella. La Cotilla no entra porque cree que he pillado la rabia. Por debajo la puerta, me echó un papel informándome que ha contactado con un taxidermista que me disecará cuando me mueras. Muérdete tu misma y te darás más prisa en estirar la pata. Este hombre trabaja muy bien y no puede perder el tiempo esperándote. He visto los animales que tiene disecados en su casa y son verdaderas obras de arte. También he hablado con el museo de Ciencias Naturales de Madrid y buscarán un hueco para exponerte.

¡Esta mujer se ha vuelto loca! - Le remití, por el mismo conducto, una respuesta. - Solo estoy constipada. Mucho. Gracias a mi abuela. Así que ya tarda en hablar con el tipo ese y le dice que de lo dicho no hay ná. - Con otro papelito me mandó la respuesta. - Dijiste que mordías y pensé, con mucho criterio, que eras un peligro público. Lo comenté con el vecino de arriba y ha jurado por sus muertos, que no volverá a poner los pies en tu casa... aunque sí que irá a verte al Museo para fardar delante de la gente diciendo que te conocía, íntimamente.

Esta afrenta no podía quedar así y deslicé otro papel bajo la puerta, camino del rellano de la escalera. - ¡¡¡¿Intimamente?!!! ¡La madre que lo parió! Dígale que como lo coja le morderé donde más duele hasta que se le quede la voz de pito. - El papel de la Cotilla decía. - El vecino de arriba se cambia de casa.

Bien está lo que bien acaba. ¡El plasta de arriba se va! Y le mandé una notificación, vía Cotilla, diciéndole a modo de despedida: - ¡Tanta gloria lleves, como descanso dejes! -  Disfruto de pensar lo decaído de ánimo que debe sentirse jajajajajajaja

Otra que no quiere saber nada de mi es Pascualita. No me ha perdonado que la lanzara con furia sobre el cantarano y después sobre la cama. ¡Que rencoroso es este bicho! Salta sobre mi en cuanto me ve y estoy todo el día con la fregona en la mano porque pone el suelo perdido de agua. Tendría que pasar de ella olímpicamente pero me hace gracia y aparezco delante del acuario cada dos por tres. La pobre  está reventada de tanto esfuerzo jajajajajajaja. Yo me asomo y me escondo rápidamente y se estrella contra el suelo, la pared, la mesa, a veces tiene la suerte de caer en blando sobre una silla... pero se la ve agotada.

Se me caen las lágrima de tanto reir... Ahora voy a asomarme otra vez jajajajaja ¡Aaaaaaaaaaayyyyyyy! ¡Será... será... aaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyy! Me ha escupido al ojo agua envenenadaaaaaaaaaaaaaay ¡LA MATO. LA MATOOOOOOOOOOOOOO...!

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Dos buenas noticias.

- "Nena, estoy emocionada..." - Y yo zzzzzzz... dormida, abuela... - "Somos una pequeña roca en medio del mar... " - ¿No puedes decírmelo... mañana zzzzzzz? - "¡Las cosas en caliente! Si tengo que esperar a mañana no dormiré porque estaré pendiente del reloj" - Ya dormiré yo zzzzzzzz...

Me sentí transportada, como una cáscara de nuez, por las grandes olas de la galerna. ¡Iba a morir engullida por el mar. Vi a Pascualita allá abajo, camino de las simas más profundas y grité - ¡¡¡Ayúdame!!! - El viento era atronador. Me hundía y el agua agua entró en mi boca a borbotones ¡Me ahogaba! - Entonces la sirena me miró. ¡Fue la visión más horrible de mi vida! El pequeño monstruo venía hacia mi con la boca abierta, enseñando sus filas de dientes asesinos, dispuesta a no dejar de mi ni los huesos. Pero vendería cara mi vida. Con brazos y piernas trataban de alejarla, de partirla en dos... Un torbellino me arrastró hacia abajo... y me di una costalada contra el suelo que me ha tenido baldada todo el día.

Estaba chorreando, como si me hubiesen tirado un cubo de agua encima... Como así fue, porque la abuela sostenía uno en la mano. - "¡Que despertar más malo tienes, coñe!" - Me levanté del suelo, aturdida aún. - ¿Y Pascualita? - "Ha ido a parar encima del cantarano del manotazo que le has dado" - ¡Quería comerme! - "No caerá esa breva" - ¿Es de noche? - "¡Claro! Venga, te cuento lo que tenía que decirte y me voy a dormir" - ¡¿Me has mojado y tirado al suelo para contarme no sé que y poder dormir mientras yo quedaré desvelada toda la noche?! - "Algo así. Pero es que estoy muy orgullosa" - ¿De mi? - "No digas tonterías a estas horas. De Carme Riera, nuestra paisana y Académica de la Lengua... ¿No sabes de quién te hablo, taruga?"

Yo estornudaba sin parar - "Ahora le han entregado el Premio Nacional de las Letras ¡Es todo un honor!... ¿Ves? Ahora dormiré a gusto" - Y se fue tan pancha.

Me acosté en la antigua cama de la abuela después de secarme y tomarme un cola cao caliente con aspirinas. Mi constipado iba a más y me encontraba fatal. Poco a poco el medicamento fue haciendo su efecto y me invadió un sopor muy agradable... Entonces sonó el teléfono en mi habitación. Dejé que sonara. No me veía con fuerzas para llegar hasta allí, pero aquel timbre acabó poniéndome de los nervios, además el vecino de arriba era capaz de venir a ver qué pasaba. Así que no me quedó más remedio que responder - "¡Nena, se me ha olvidado decirte otra cosa importante!" - ¡¡¡Abuela, me estoy muriendo. Déjame en paz!!! - "Es un momento. Te lo digo y me duermo: Hoy se cumplen 93 años del descubrimiento del primer escalón que conduce a la entrada de la tumba de Tutankamón ¡¿No te parece algo extraordinario?!" - ¿El qué? - "Hay, hija. Que obtusa eres cuando quieres. Buenas noches y mañana no se te ocurra molestarme"

Cogí a Pascualita que reptaba por el cantarano y la llevé conmigo a la cama. De repente me entró tal arrebato de furia contra la abuela que, sin darme cuenta, tiré a la sirena con fuerza, sobre  la cama. Esta acción fue la gota que hizo rebosar el vaso de su paciencia y me atacó impulsándose con la cola y con la dentadura de tiburón hacia afuera. Cada vez que yo intentaba meterme entre las sábanas saltaba hacia mi hecha una furia...

Ahora tengo peor cuerpo que antes porque he "dormido" en un sillón, liada con una manta. He pasado frío y encima, llevo desvelada desde las tres de la madrugada. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - ¡¡¡La que faltaba para el duro. No entre que muerdoooooo!!!

martes, 3 de noviembre de 2015

Multan a la Cotilla.

La Cotilla ha venido más enfadada que un mono. - ¡Me han asaltado! - ¡Vaya! Pues quien haya sido tiene cien años de perdón. Ya lo dice el refrán: Quién roba a un ladrón... - ¡No me vengas con monsergas! Este no tendrá perdón porque ha sido un municipal... ¡Bedulio! - ¡No me diga! jajajajajajaja. - ¿Dónde está la gracia? - Pues... no sé. ¿Qué ha pasado?

- Toda la culpa la tiene la Prensa por contar lo de mi caída. - En ese momento sonó el teléfono. Era la abuela. - "¡En el diario sale fotografiada la Cotilla!" - Está conmigo y no le ha hecho mucha gracia. - La Cotilla se puso. - "Vas a ser una celebridad entre tus amigos durante unos días" - ¡El hazmerreir es lo que voy a ser! Bedulio me ha multado en cuanto me ha visto. Llevaba una lista de cargos contra mí ¿Te imaginas? Le he gritado que soy una mísera pensionista que no llega a fin de mes ni trapicheando y se ha hecho el sordo ¡Como una tapia! - "¿Ha quién has matado?"

- Debido a la dichosa foto me ha reconocido mucha gente... Los curas de las iglesias donde "limpio", las beatas que me han visto llevarme restos de cirios... ¿Restos? (dije yo) La mayoría están sin estrenar. - Gente que me vio arrancar flores de los parterres de las rotondas  y venderlas... Personas que ahora dicen que las he engañado con mis negocios... algunos tuvieron que ir a urgencias por intoxicaciones... En fin, calumnias y más calumnias. Tengo aquí el papel de la multa. Se la daré a Andresito que tiene bueno en la política, para que me la quiten. ¡No puedo pagar mil euros!

La abuela no apareció por casa en todo el día y mientras la Cotilla parecía un tigre enjaulado, nerviosa perdida. - ¡Me voy a la Torre del Paseo Marítimo a entregarle la multa a tu abuelo! - Si no han llamado es porque no pueden. - ¡O no quieren! - ¿Le pongo un chinchón? - ¡Ni chinchón, ni leches en vinagre! - Empezaba a preocuparme porque nunca había visto a la Cotilla rechazar una copa. Finalmente cayó rendida en una butaca y se durmió.

La abuela llegó poco después - "He discutido con Andresito a cuenta de la Cotilla y me ha hecho ver que, debido a nuestro alto status, no debemos mezclarnos en robos y trapicheos de baja estofa" - Yo tenía a Pascualita en las manos porque íbamos a merendar. Al oir a la abuela se me alteró el pulso y estrujé a la sirena. Sus ojos saltones parecieron a punto de salir de las órbitas - ¿No ayudareis a tu amiga? - "No es conveniente" - ¡Abuela, reacciona! - "Es mejor estar calmada en casos así" - ¡Pero si es fiel seguidora de los desalmados que se han llevado calentito el dinero de los españoles! - "Ya. Pero no es de su alcurnia"

Se me llevaban los demonios y sin pensar, tiré contra la pared, llena de furia, a Pascualita. Afortunadamente cayó dentro de un jarrón con flores que está sobre el aparador - "¡Pascualitaaaaa!" (gritó la abuela) - ¡Lo siento, lo siento! La pobre no tiene la culpa de tu egoísmo. - Iba a por ella cuando la Cotilla, somnolienta, apareció en el comedor. - Hola... Ahora te traigo la multa... - "No hace falta. Ya está todo arreglado" - Miré a mi abuela con desprecio. - Que bajo has caído. (le dije)

La Cotilla, que no se había enterado de nada, preguntó a su amiga - ¿También te has caído? - "Yo no. Pascual... Esto... ejem... he tropezado y se me ha caído una cajita de pastillas Juanola dentro del jarrón. Nena, saca el chinchón que vamos a brindar por los mil euros que se ha ahorrado mi amiga" - ¡Y una leche! - ¿Qué le pasa a ésta? - "Que se cree todo lo que le cuenta jajajajajaja" - Esta nieta tuya no es más tonta porque no se entrena jajajajajajaja - Miré a la abuela.- ¿Me has engañado? - "¡Claro! Está todo arreglado, aunque he tenido que ponerle las peras acuarto a Andresito" - La Cotilla no cabía en sí de alegría - En justa compensación (dijo) yo te cogeré la cajita de Pastillas Juanola. - Estuve a punto de gritar ¡No! pero me acordé de que me había llamado tonta y me callé. Tampoco la abuela dijo nada y nos limitamos a esperar la escandalera que precede a un buen mordisco de Pascualita. Los favores se pagan.


lunes, 2 de noviembre de 2015

La Cotilla se ha caído.

He tenido que ponerme el guante de acero para quitarle el disfraz de vampiro a Pascualita. Se ha puesto hecha una fiera y ha sacado su dentadura de tiburón a pasear la jodía. Cuando se lo he contado a la abuela me lo ha recriminado - "¡Haberselo dejado, agonías!" - ¡No podía nadar bien! - "¿Y qué? ¿Creías que iba a ahogarse? ¡Es una sirena, alma cándida!" - Así me ha tenido un rato, poniéndome verde.

Cuando ha terminado de soltar burradas le he comentado que una mujer que visitaba el cementerio, se ha caido dentro de una tumba. - "Sería la de su marido y bailaba para celebrar que ahora era libre" - ¿Cómo puedes decir eso si no sabes quién es?... ¿Hicíste eso sobre la de tu primer marido? - "Hace tanto tiempo que ni me acuerdo" - ¡¡¡Abuela!!! ¿Lo hicíste? - "¿Qué más te da... Vaaaaaale. Sí, lo hice, pero no por sentirme libre, porque siempre lo he sido, sino por una apuesta ¡Y la gané!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ... Pónme un chinchón, nena... Doble... Mejor, déjame la botella... - ¿No han ido bien los trapicheos? - He tenido un accidente. - ¿Y cómo ha quedado el coche? jijijijijiji - ¿Qué coche?... ¡¿tu eres tonta?! Me he caído dentro de una tumba. - ¡¡¡Abuelaaaaa, ha sido la Cotilla la que se ha caído!!!  - "¡Que no cuente nada hasta que yo llegue!"

La Cotilla estaba encogida de dolor y repelús - "¡Cuenta, cuenta!" - He ido al cementerio a vender las flores que he cogido de un par de rotondas - ¡Cotilla! - "No la distraigas por tonterías" - Me habían echado de la puerta principal porque la tienen unos floristas en exclusiva, así que me he paseado por todo el recinto y justo cuando una mujer me pedía precios, he puesto el pie sobre una losa antigua que ha cedido y me he ido tres metros para abajo- ¡Whaaauu! ¡Que fuerte! - ¡Y que daño me he hecho! - "¡Eso es lo de menos! ¿Te has...encontrado con ... alguien allí?" - Sí. Bajo mis flores. Estaba aturdida y creí que lo que veía eran máscaras que venían a pedirme chuches. Como no decían nada les he gritado ¡Se dice: truco o trato, atontaos! Entonces han puesto una escalera de mano y me han ayudado a subir. A medio camino se ha caído una mano esquelética que se había enganchado a mi bolsillo... - ¡Aaaaaaaaaayyyyyyyy! (gritamos)  "¿Y qué has hecho?" - ¡Correr escaleras arriba como una bala!... ¡Más chinchón, nena! - "¡Eso, más chinchón!"

domingo, 1 de noviembre de 2015

La Santa Compaña.

¡Que dolor de cabeza! No puedo ni apoyarla en la almohada... La culpa la tiene la fiesta que montaron anoche en El Funeral y el alcohol que bebí... porque me lo daban y yo no sé decir que no. Nos los pasamos genial aunque apenas reconocí a nadie tras sus máscaras o maquillajes, a cual más espeluznante. Muchos deberían haber ido de pulpos porque me encontraba sus manos por todo ¡Que energía tienen estos abuelos!... Creo recordar que estuve debajo de una mesa con un zombi-pulpo pero no tengo ni idea de lo que hacíamos allí.

Pascualita también disfrutó del jolgorio. Ataron la cinta que la sujetaba a una de las palas del ventilador del techo y volaba como un vampiro. Se hicieron apuestas para ver quién era capaz de bajarla de allí. Le dije a la abuela que eso era muy peligroso porque podrían partirla en dos pero me echó con cajas destempladas - "¡Déjala que se divierta, agonías, que eres una agonía con patas!"

Creo haber visto algunos dedos hinchadísimos, carreras, llantos pero era tanto el jaleo, entre la música a toda pastilla y las risas, que todos hablábamos a gritos. Así que me desentendí de la sirena . Sabe guarsarse sola... Al final nadie la cogió porque, a quién no le dolía la espalda, le dolían las rodillas y dejaron el desafío por imposible. Pero Pascualita siguió dando vueltas sobre nuestras cabezas durante horas.

Ahora duerme envuelta en las algas del fondo del acuario y tiene un color amarillo-morado que da asco. Tal vez se mareó... no lo sé porque cuando se lo he preguntado me ha tirado un chorrito de agua envenenada sin mucha convicción de acertarme.

Los abuelitos, la Momia, Geooorge y la Cotilla han venido a medio día. Menos mal que ya me había tomado varios cafés e ibuprofenos. Habían encargado una paella para comer en mi casa. - "Ha sido tal el miedo que he pasado esa noche que ni guisar puedo" (Empezó a contar la abuela) - ¡Ay, déjate ya de miedos!. - "No hablo de bromas sino de la Santa Compaña que ha pasado delante de casa, flotando sobre el mar en calma e iluminada por la luna y sus lúgubres cirios" -  Que sepas que ya he llenado mi cupo de sustos. - "Eso creía yo también hasta que, de madrugada me he asomado a la ventana a que me diera el aire. Por el paseo Marítimo seguían pasando zombis, vampiros y demás ralea, la mayoría dando tumbos y hablando a gritos. Poco a poco llegó el silencio y fue entonces cuando vi el gran desfile de espectros, deslizándose a dos palmos del agua del mar. Uno tras otro, con velas encendidas como fuegos fátuos. Lo que me puso los pelos de punta fue que conocí a muchos de ellos" - ¿Amigos de Andresito? - "Estaban Gil y Gil, la Familia Real catalana al completo..." - ¿Quiénes? - "Los Pujol-Ferrusola e hijos" - ¡Jopé! - "Los invitados de la boda de la niña de Aznar. Matas y compañía. Munar y los suyos. Rato, Luis Bárcenas (lo siento, Cotilla) - ¡No comprendo que hacía allí mi gurú! - "Conocidos y desconocidos. Los valencianos. Los de Madrid. De Andalucía. De Galicia. De Castilla la Mancha, etc. etc. etc. La procesión era larguísima y aterradora. Animas en pena que vagaban con hábitos de penitentes."

- ¡Menuda pesadilla! - "¡Era real! ¡Que miedo, que miedo!" - ¿Y qué has echo? - "Cerrar la ventana de golpe y recurrir al chinchón" - Madame despertar a mi. Yo susto (dijo Geoooorge) - ¿Tu has visto el desfile, inglés? - ¡Mi no mirar! - De repente me pareció ver pasar una sombra pero no dije nada porque ya había bastante psicosis en el ambiente. El timbre de la puerta nos devolvió a la realidad. - ¡La paella! (grité) - Abrí, recogí el pedido, pagué y cerré. Entonces solté un alarido que debió ponerle los pelos de punta a todos los vecinos, paellero incluído.

Tirada en el suelo estaba Pascualita-vampira, con un ala rota. Aún respiraba. La metí en seguida en el acuario y cayó hasta el fondo.

- "Nena ¿no comes?" - Abuela ¿es posible que un vampiro, que no lo es, haga un vuelo, que no puede hacer y se estrelle contra una puerta que está muy lejos de su hábitat natural? - La abuela abrió de para en par los ojos y dijo, categórica. - "¡No!" - Pues ha ocurrido. - Quién no probó bocado fue ella.