martes, 27 de octubre de 2015

Noches de luna llena.

La abuela se ha metido en mi cama mientras yo dormía y me ha dado un susto de muerte. - ¡Ay!... Ah, ¿eres tú? Creí que querían violarme... - "He venido porque han aparecido más huesos y la policía quiere cotejarlos con el que te llevaste... ¿No habrás hecho un caldo con él" - Se lo quedó Pascualita. Lo tiene en el acuario y yo no pienso meter la mano allí- "Eres una pusilámine ¿a ver qué te va a hacer un hueso pelado y mondado?"

Por supuesto, esta noche se me acabó el dormir. - "Estaba en la terraza contemplando la bahía de Palma cuando, de detrás de una nube negra, ha salido la luna. Una luna llena como la que me trajo al  mundo" - La abuela estaba poética y yo coordinaba poco. - ¿No te trajo la cigüeña? - "La observé con detenimiento, bebiendo su embrujo... - ¿A qué sabe eso? - y buscando al hombre que vive allí con su perro. Luego me he acordado del hueso y antes de que se me olvidara, he venido a buscarlo"

"Lo que es la vida. La Cotilla y yo presumiendo, durante años, de haber liquidado a tu primer abuelito y no fue verdad. Y la Momia, a la chita callando, tiene un muerto enterrado en su jardín" - Me da escalofrío pensar que yo pueda tener uno en las macetas.  - ¡Que cruz tengo contigo!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡Vaya con la Momia! (exclamó la Cotilla mientras dejaba una bolsa de magdalenas, durísimas, en la mesa de la cocina) Tan mojigata que parece y tuvo un amante... ¿Se lo cargaría el marido? - Abuela, dile que venga. - Una hora después, se escuchó la tradicional serenata de pitos debajo de casa cuando el rolls royce aparcó, atravesado, en la parada del bus.

- ¿Hay novedades en tu casa, abuelastra? - Han encontrado más huesos. El Jefe que se encarga de la investigación me ha dicho que son varios cuerpos. - "¿Cuántos amantes tuviste?" - ¿Exactamente?... Si no me falla la memoria... unos siete, creo. - "¡Siete!" - Bueno, tal vez fueron nueve... - "¿A todos les dísteis matarile?" - Sí. De Bernabé se encargó mi marido. Estaba celoso porque era mucho más guapo que él... Creo recordar que le clavó una estaca en el corazón. - ¿Era un vampiro? - No me lo pareció aunque le encantaba darme mordisquitos en el cuello. - ¿Y del resto también se encargó Cosme? - Le ayudé yo. Era muy excitante. Los matábamos en noches de luna llena, como hoy y los cortábamos a pedacitos. Algunos los salábamos. Otros los metíamos en orzas una vez fritos, para que se conservaran. Los huesos los usábamos para caldo y después los enterrábamos, a plena luz del día. Era morboso pensar que podrían descubrirnos y darnos garrote vil. Alguna vez hicimos sobrasada y no quedó mal. De este modo, durante unos años no supimos lo que era la rutina en nuestro matrimonio. Pero, al final, todo cansa y dejamos el trabajo porque ya no nos motivaba.

- "¿Tu marido... murió de muerte natural?" - Bueno... le di un empujoncito. - "¡Madre del amor hermoso!" (gritó la abuela) ¿Qué pasará ahora? - Estaré entretenida unas semanas. - "¿Y luego?" - Volveré a aburrirme. - ¡Necesito un chinchón! (dijo la Cotilla) - "Todas lo necesitamos ¡Nena, trae las copas" - No me hice de rogar.


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