martes, 22 de septiembre de 2015

Sorpresa.

- "Nena, ves preparando café que la espera será larga" - ¿Qué espera? - "La espera que nos espera... " - Te repites como el ajo, abuela. - "...hasta que Andresito venga con los resultados de las pruebas de ADN de Pepe" - ¿No sería mejor seguir durmiendo hasta que amanezca? - "¡Que cuajo tienes!  Nadie dormiría ante una noticia así" - Es que, a éstas horas, los laboratorios aún no han abierto... Además, Pepe no es familia mía, sino de Geooorge. Pues que espere él levantado.

Mi razonamiento sirvió de poco porque, unos minutos después, entraron en casa camino de la cocina, la abuela y su mayordomo. Ambos estaban hechos un manojo de nervios. Desde la cama escuchaba el trasteo de tazas y platos. Hablaban casi a gritos: - "¡Que nervios tengo! Mi nieta es una sinsangre. No sé a quién ha salido. A mi no, desde luego" - Madame ser maravillousa. - "¡Gracias, Geoooorge! Eres el único que me comprende." - Puñetero pelota inglés (pensé)

A las once de la mañana llegó Andresito. Sacó un sobre cerrado del bolsillo de su americana y lo dejó en la mesa de la cocina. La abuela se sirvió una nueva taza de tila (la veintinueve desde ésta madrugada) - "¡Abrelo ya, coñe!" - Ella y el inglés tenían las manos entrelazadas, cosa que no le hizo ninguna gracia al abuelito porque torció el gesto mientras un ojo le bailaba descontrolado (hasta en eso se parece a Rajoy)

En vista de que nadie hacía nada, cogí yo el sobre, lo rasgué y leí... Luego me tambaleé. Menos mal que la botella de chinchón estaba cerca y tomé unos sorbos para mitigar la impresión que acababa de recibir. La abuela me arrebató el papel de las manos. Leyó... y cayó al suelo cuan larga era. Después le tocó el turno a Andresito y lo único que dijo, antes de dejar la carta sobre la mesa, fue: - ¡Vaya! - Cuando la cogió Geooorge con manos temblorosas y leyó lo escrito, arrugó con rabia el papel y de un puntapié lo lanzó por la ventana.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! Menos mal que era un papel lo que me ha dado en la cabeza, que si no, ahora mismo sería carne de telediario. - Desarrugó el "proyectil" y después de leerlo, cayó redonda al suelo. - Menudo panorama. ¿Qué hacemos ahora, abuelito? - Llamar a mi hijo.

El Médico logró volverlas en sí. Al verlas, pálidas y desencajadas, con los brazos cruzados sobre el pecho (se los había colocado yo para que no ocuparan tanto sitio en el suelo) pensó que se habían ido al Otro Mundo. Ahora se peleaban por la botella de chinchón. - Ya están bien. ¿Qué ha pasado? - Se han enterado que Pepe, el jivarizado, fue ¡mi primer abuelito!

Por la tarde quedamos las tres solas, tratando de comprender qué había pasado. - "Encontré un kleenex tuyo usado y lo entregué para que sacaran tu ADN. No quería ser menos que mi mayordomo" - Pero ¿no habíais matado a tu primer marido? -  "Siempre he presumido de ello... Cotilla ¿qué clase de mejunje le diste?" - Un... laxante muy fuerte. Por eso tenía tan mala cara y estaba echo polvo. - "Le hicieron la autopsia..." - Debió correr como alma que lleva el diablo cuando se despertó. - "¿Hasta Papúa-Nueva Guinea?" - Lo más lejos posible de nosotras. - "Allí sí que le dieron matarile, por fin"

- Y pensar que lleva ya un tiempo con nosotras ¡Con su familia! Es emocionante¡Voy a buscarlo! - "¡¡¡NOOOOOOOOOOO!!!" -Y los pelos de las dos amigas, se erizaron de golpe.

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