domingo, 6 de septiembre de 2015

El rescate de Pepe.

La Cotilla dice que sigue con las pesquisas para recuperar a Pepe ¿Dónde estará? Justamente ahora que han bajado las temperaturas y ha llovido terrencialmente, es cuando más necesita el calor del hogar y está desaparecido. Tengo una congoja que no me deja vivir. Ni a Pascualita tampoco. Le he explicado lo que ha pasado con su amigo y parece que me ha entendido porque, en cuanto ve a la Cotilla, le escupe un chorrito de agua envenenada. La tiene loca porque no sabe de dónde le viene el agua y como no pienso decírselo, cree que es mi primer abuelito que no puede verla ni en pintura desde que bebió el mejunje que ella preparó y lo mandó al otro mundo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Traigo noticias, nena! - ¿De Pepe? - ¡Claro, boba de Coria! ¿De quién van a ser?... Lo tiene el señor Li en su tienda. - ¿A la venta? - Naturalmente. Si  se lo ha comprado a quien yo se lo vendí, querrá sacar un beneficio. - ¿A qué espera? ¡Corra a comprarlo! - Un momento ¿cómo que a comprarlo? ¿insinúas que me gaste yo los cuartos en esa birria? - ¡Fue usted quién organizó el tinglado y la que sacó tajada! - Te hice un favor quitando de la vista esa cosa tan fea. Podría haberte denunciado a sanidad por tener un muerto en la cocina pero preferí ser buena ¿y ahora pretendes que gaste parte de mi escasa pensión, comprándolo?... ¡Ni lo sueñes!

Llamé a la Torre del Paseo Marítimo y se puso la abuela. - Dile a Geooorge que se ponga, por favor. - "¿Para qué?" - No tengo tiempo para explicaciones. - "A mi mayordomo no le pago para que pierda el tiempo contigo" - ¡La Cotilla vendió a Pepe en un claro tejemaneje de trata de cabezas de personas! y Geooorge siempre ha sospechado que se trata de un antepasado suyo. ¡Tenemos que rescatarlo!.

Minutos después, el rolls royce, con la abuela a bordo, aparcaba por todo el morro, en la parada del autobús ajeno a pitadas y bocinazos. - ¿Dóndeu estar mi abuelou? (dijo, sin apenas aliento, el inglés que había subido las escaleras de dos en dos, demasiado impaciente para esperar el ascensor) - En la tienda del señor Li

Sin mirar a derecha o izquierda, Geoooorge arrancó a toda pastilla y en un santiamén nos plantamos en la tienda de los chinos. - ¡¿Dóndeu estar mi abuelou?! (gritó en plan hooligan de Magaluf, entrando en la tienda como un elefante en una cacharrería) - Asustado, el señor Li salió de su despachito. Al ver a la abuela se detuvo en seco. - Hola. Mi amiga venil a complal. - "De comprar, nada. Nos llevamos a Pepe, que es nuestro" - Los ojillos del chino se achinaron un poco más - No lleval sin pagal jijijijiji Abuela sel muy diveltida jijiijiji .

Geooorge se acercó al escaparate, cogió la cabeza jivarizada y salió con ella rumbo al roll royce... donde le esperaban cinco chinos, cuadrados como armarios. El inglés me tiró a Pepe ¡el muy cabrón! y los chinos, cual autómatas, se fijaron en mi a la vez. Asustada, solo se me ocurrió hacer lo mismo, tirar a Pepe a la abuela que abrió su enorme bolso y se tragó la cabeza. - "Adiós, Li. Venga a comer a casa de mi nieta cuando quiera" - Entramos en el coche y nos largamos de allí.

La Cotilla, que estaba en mi casa cuando llegamos, corrió hacia la botella de chinchón. - ¡Hay que celebrar la llegada del hijo pródigo! - "Después (dijo la abuela, muy seria) Paga primero la parte proporcional del rescate de Pepe. Todos hemos cooperado. Dame 20 euros" - ¿Queeeeee? ¿Cuánto vale esta porquería? - "Guarda respeto al muerto o vendrá a por ti" - ¡No puedo pagar tanto. Tengo una pensión muy pequeña... (gimoteaba la vecina mientras Geoooorge y yo no salíamos de nuestro asombro) - "Tu has promovido este desaguisado. Paga la parte que te toca y luego brindaremos" - ¡Vaya si pagó! Y la abuela se fue siendo 20 euros más rica, la jodía.

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