lunes, 13 de julio de 2015

Se lleva la playa.

La abuela ha venido temprano. - ¿Tu marido te ha echado de casa? - "Vengo a despedirme ¿A qué hora sale tu avión?" - A ninguna... ¿Estás bien? - "Hace un minuto estaba mejor ¿No me dijiste no sé qué de abandonar el nido?" - Sí. - "¿No era hoy?" - Pues... no. - "Mira que te gusta darle vueltas a las cosas. Si dices que te vas, vete y ya está"

Con el ceño fruncido ha salido al balcón a gritarle a Geoooorge, que dormitaba sobre el volante del rolls royce, que comprara ensaimadas para desayunar. Se oyeron voces de protesta del algunos vecinos a los que acababa de partirles el último sueño por la mitad. - Abuela, no son horas de ponerte a gritar. - "¿Que no? Mira: ¡¡¡Geooooooge , trae ensaimadaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!"

 - Pareces enfadada (le dije mientras Pascualita se relamía los deditos) - "Desencantada, más bien" - ¿Y eso? - "Para una nieta que tengo va y me sale indecisa" - ¿Quién? - "Y tonta del culo" (se dirigía a la sirena que hizo la señal de OK) - "Que cruz me ha caído encima" - No sabía que teníais un crucifijo sobre la cama, abuela... La última vez no vi ninguno. ¿De quién ha sido la idea? De Andresito, seguro porque a ti, con lo anárquica y atea que eres, no se te habrá ocurrido jajajajajaja ¿No estaba bien clavado?  ¡A ver el chichón que te hizo! - "¡Quita, coñe, que eres tonta hasta decir basta!" - Tampoco hay que ponerse así... jijijijijijiji - "¿De qué te ríes ahora, boba de Coria?" - ¡De la bronca que se habrá llevado Geoooorge por no poner fuerte el clavo! jajajajajajaja

La abuela me miró, movió la cabeza y dijo: "Definitivamente, no le des mi dirección a los indios jivaros. Que se queden con tu cabeza y se hagan un taparrabos con ella"

Dijo que necesitaba tomar el aire y nos fuimos a la playa. Había dos o tres personas solamente. Me metí en el agua y tuve la sensación de ser la dueña de aquel lugar . Nadé un buen rato hasta que, ya cansada, regresé a la orilla. Entonces me fijé en un hombre que se llevaba la arena en cubos vacíos de pintura. Sentí que la rabia me dominaba y grité, como una hora antes lo había echo la abuela: - ¡¡¡Ladrón. No te lleves la playaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!

De vuelta en casa nos duchamos las tres. Llevábamos arena hasta en el cerebro. Mi grito asustó a la abuela que estaba jugando con Pascualita. Del respingo que dio, se le escapó de las manos y tuvo que hacerle un placaje cuando la vio reptar a toda velocidad, hacia la orilla del mar.

Yo había atacado al ladrón al grito de ¡la playa es mía! Le quité el cubo que estaba llenando, con tal fuerza, que me lo volqué encima y cada vez que hablo mastico arena. La abuela ha dicho que ya no vendrá más conmigo por la vergüenza que le hago pasar - ¿Preferirías que se llevase la playa? (dije, ofendida) - "¡Toma chinchón y calla! Ya te despertaré cuando den el Tour" - Hoy es día de descanso (le recordé) - "Por eso lo digo"


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