miércoles, 22 de julio de 2015

La entrevista.

Estoy supernerviosa, superencantada, superemocionada, super... ¡Ay! Vivo sin vivir en mi desde que esta mañana me han llamado de la televisión para hacerme una entrevista ¡A mí! No a la abuela por ser rica, ni a la Cotilla por sus trapicheos, si no ¡a mi!... Aunque, ahora que lo pienso, no me han dicho porqué he despertado su interés... Espero que no sea por las croquetas y sus nefastas consecuencias... Nadie sabe que las hice yo... ¡Un momento! Lo sabe Blas el parado y debió soltarlo cuando lo interrogó la policía. Pobrecillo. Le aplicarían el tercer grado y no pudo soportar el dolor... De todas maneras debió aguantar como un jabato. No se acusa a una amiga que ha querido ayudarle... Claro que tal vez le arrancaron la piel a tiras, con lo que debe doler eso.

De repente, todo el entusiasmo que me dominaba desde que recibí la llamada, se ha esfumado... ¿Y si me han tomado por una espía vendida al enemigo? (sea quién sea éste) Vaya, ahora tengo un dolor de cabeza más porque no sé como vestirme para la entrevista. ¿Cómo una Mata Hari? Me parece un poco anticuado pero no sé cómo se viste hoy en día una espía. Llamaré a la abuela para que me informe.

En cuanto le dije que vendría la tele a mi casa, dejó lo que estaba haciendo y en diez minutos se presentó cargada con cajas voluminosas que llevaba Geooorge con mucha ceremonia. - "Esto lo hago por la familia. No quiero que la gente te vea de cualquier manera. Tengo una reputación que cuidar y, desgraciadamente, saben que eres mi nieta. Así que aquí tienes vestidos, zapatos, sombreros y complementos míos para que luzcas bien en la pantalla.

Al abrir las cajas, una catarata de sedas, colores, lentejuelas, plumas y abalorios, se esparció sobre la cama. Pascualita, a quien la abuela llevaba en una mano, saltó, sopló, se escondió, retozó y fue izada de nuevo cuando intentó morder una de aquellas prendas. - Esto no va con mi estilo, abuela. - "Por esto debes ponértelo, porque tu estilo es deplorable" - Quisiera aparecer en la pantalla como yo misma. - "Pues estamos apañados" - ¡Abuela! - "¡Ni abuela, ni leches. Cámbiate!"

A mediodía apenas comí, cosa que agradeció la Cotilla porque la fabada de bote le encanta y rebañó los dos platos. Tampoco pude dormir la siesta a pesar del chinchón y el Tour. en cambio, la vecina roncaba como un fuelle mientras los ciclistas sudaban bajo el sol francés. Cuando llegó la hora de vestirme, la Cotilla encendió una velas en el altar de los Amigos de lo Ajeno: - Te darán suerte (me dijo) - Me extraña porque no voy a robar nada. - Esto lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Y toma otra copita de chinchón para los nervios.

Cuando me miré al espejo no me reconocí. Llevaba desde un sombrerito con plumas de marabú y velito delante de los ojos, a un mini vestido rojo pasión que me estrechaba mucho por un lado mientras que, por el otro, me venía como un guante. - Que mal echa estás, hija mía (dijo la Cotilla para animarme) Por último, unos stilettos verde loro. Gracias a ellos permanecí toda la tarde sentada. No me arriesgué a caerme desde aquella altura por si me rompía una pierna. Y por fin, llamaron a la puerta.

La entrevista fue un fracaso a pesar de lo contentas que quedaron la abuela y la Cotilla: La primera por mi estilismo (su estilismo) Y la segunda porque habló de sus trapicheos, su admiración por Luis Bárcenas y el don, innato, de vendedora que tenía: - Ya le digo, en una tarde vendí tropecientos polos-croqueta y no hubo ningún damnificado.

En cambio yo quedé mohína.  No hablaron de mi sino ¡de mi descomunal teta! Tomaron primeros planos desde todos los ángulos. Hablaban de ella con admiración, como si fuera un personaje con vida propia. - ¡Espectacular! ¡Lo nunca visto! ¿Donde encuentra sujetadores para "esto"? ¿Ya nació así? ¿Camina usted de lado? ¿Puedo tocar para que la gente vea que es natural? ¿Y yo? ¿Y yo? - ¿Qué iba a hacer?. Me dejé tocar, claro. Pero a nadie le importé yo, como persona humana que soy... ¡hip!... por eso ya llevo... ¡hip! ... tres cuartos de botella... ¡hip!... entre pecho... digo, pechito y pechote jijijijiji... ¡hip!... y espalda...

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