miércoles, 10 de junio de 2015

Zerolo.

La abuela ha mandado a Geooorge a casa cargado de garrafas de agua de mar. Menos mal que ha tenido compasión de mi porque ya estoy harta de tirar del carrito de la compra desde casa hasta la playa y viceversa.

- ¿Dónde poner agua? - En la despensa. - ¿You beber estou? - No, hombre. Es para el acuario. - El inglés se acercó a mirar. - No haber nadau. Your cabeza no funcionar. - Oye, guapito de cara, mi cabeza funciona perfectamente. - ¿Por qué no poner bichos dentro? - Hay peces pero son muy pequeñitos y no se ven a simple vista ¿Has oído hablar del placton? - Yes. - Eso es lo que hay aqui.

El mayordomo se rascó la cabeza, luego habló con voz de falsete - ¿Pero por qué placton si no ver?  You creisy. - Anda, vete que en la calle más de uno se acuerda, ahora mismo, de tu santa madre inglesa. ¿No oyes los pitidos?

Pascualita estaba en la bañera. Menos mal que Geooorge es muy escrupuloso y no va a baño ajeno... a no ser que tenga una urgencia grave. Por esta vez a habido suerte. De todas maneras no creo que hubiera visto a la sirena porque se había tapado con la esponja natural que uso para refregar mi cuerpo serrano. La encontró la Cotilla en un contenedor del barrio rico y se la compré por cinco euros.

Até un trapo al palo de los ejercicios gimnásticos. Tal vez con la novedad, la sirena daría dos o tres vueltas rápidas pero no le hizo ni caso y siguió escondida hasta que me di cuenta de que lo que hacía no era jugar al escondite sino comerse la esponja la muy jodía.

- "¿No estará comiendo?" - La voz de la abuela sonó a mi espalda y casi me da un infarto. - ¿qué haces aquí? - "Vengo a vigilar tu trabajo. Y deja mucho que desear" - Sin más, se agachó y cogió a Pascualita sin temor a sus dientes. Le pasó un cordón por las caderas, las midió e hizo un nudo para tener constancia de la amplitud que estaban tomando. - "Cuantos más días pasan, más gorda está" - Eso es una apreciación tuya porque tienes ganas de gresca, pero no voy a entrar en tu juego porque no quiero discutir. Si no fueses tan desconfiada verías que está adelgazando. - "Eso sería si tuviera que ir al oculista pero como veo mejor que un lince, te digo que está más gorda... Mañana volveré a medirla. Ahora me voy de compras porque esta noche le rendimos un homenaje a Pedro Zerolo. Pondremos su foto en la pared de los Finados" - Pero no era de vuestro grupo... - Estábamos de acuerdo en todos los planteamientos sociales por los que luchó" - ¿En todos? Tu marido no.

- Mi marido y otros como él, pasaron por el aro. Cuando hay una razón de peso no puedes decir que no por principio. Hay que escuchar, analizar, sopesar pros y contras y sobre todo, escucharnos a nosotras" - A ver que remedio les queda a los pobres. - "De pobres nada. Ignorantes. Les quitamos la venda de los ojos simplemente haciendo que se pusieran en el lugar del otro, del diferente. Bueno, la cosa funcionó... solo el recalcitrante de Julio Pérez fue duro de pelar pero Angelita tiene "dos buenas razones" que a él le entusiasman y le  prohibió tocarlas hasta que aceptara las bodas gays" - ¿Lo hizo? - "Ya lo creo. Y bien contento que estaba después jajajajajaja Y Angelita también. Así que esta noche tenemos fiesta por todo lo alto para homenajear a un ser humano muy especial que se ha llevado el cáncer pero nos deja su valentía y su sonrisa".- Abuela, que bonito. ¿Puedo venir? - "¡Ni hablar! Tu misión es estar al tanto de Pascualita"

Que cabreo cogí. Ahora soy la niñera que una sirena asquerosa que rebota al caer. Me vengué dándole de comer tortillitas de bacalao. Se chupó los dedos y luego celebramos la aparición de un nuevo michelín, con unas copitas de chinchón.

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