martes, 16 de junio de 2015

Se aclara el misterio.

Pascualita iba, poco a poco, reduciendo michelines hasta que, de repente, estos aumentaron de forma espectacular. Por supuesto me llevé unas broncas monumentales de la abuela por más que le juré por sus muertos que yo no tenía la culpa de nada. - "La sirena es más lista que tú, alma cándida. Te tiene comiendo de su mano y le das todo lo que te pide ¡Maldita sea! Está haciendo la operación bikini al revés" - Abuela, no entiendo lo que pasa... - "¡Tu que vas a entender si eres más corta que las mangas de un chaleco!"

Allí pasaba algo raro y tenía que descubrir qué era. - Supongo que por la noche se arrastra hasta la nevera y come lo que pilla. - "¿Y cómo llega hasta allí?" - Reptando, como siempre. - "¿Cómo sale del acuario?" - ¡Saltando! - "¿Y cómo se vuelve a meter? - ¿? - "Porque la encuentras en el acuario todas las mañanas ¿no?" - ¡Claro! - "Mírala bien, boba de Coria. Este bicho no puede saltar. Pesa mucho. Ni reptar porque se ahoga con su propia grasa. ¿Y cuándo has visto a Pascualita abrir la nevera? ¡Nunca! No tiene tanta fuerza porque solo mide un palmo a lo largo... y ahora también, a lo ancho ¡Por tu culpa!"

- "¿No serás sonámbula?" - Que yo sepa, no... - "¿Cómo lo sabes?" - Pues... la Cotilla me hubiese dicho algo... ¿Piensas que me levanto de noche para darle de comer? - "De ti me lo creo todo. Que cruz tengo contigo"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! Se os oye desde la calle ¿Qué pasa. Has desheredado a tu nieta? - "Debería porque no me da más que disgustos" - Claro, mujer, pónlo todo a mi nombre y muérete tranquila. - Se fue a su cuarto a dejar las cosas que traía y tardó un rato en volver. Venía meneando la cabeza.

- No me puedo explicar lo que pasa en ésta casa. Por eso se lo he contado a Iker Jiménez. Esto tiene que verlo con sus propios ojos porque parece brujería. También le he dicho, para que se haga una composición de lugar, que el fantasma de tu primer marido está más aquí que en el Otro Mundo y tal vez, esa sea la explicación más coherente con lo que ocurre. - ¿Va a venir aquí el de Cuarto Milenio? - Creo que llega mañana. - ¿Y no me ha pedido permiso? - No hay tiempo que perder y a ti te gustar darle vueltas a las cosas. Vendrán con las cámaras de televisión así que ya puedes ir a la peluquería si no quieres que te tomen por otro fantasma. - "¿Qué es eso tan misterioso?" - Los peces.

La Cotilla nos contó que todas las noches, al llegar a casa, metía un pececito vivo en el acuario y al día siguiente no estaba. - He pensado que el agua debe tener un magnetismo negativo o algo así... no sé. - "¿De dónde los sacas?" - Entraron a robar a una tienda de peces haciendo un agujero en la pared. Los dueños lo taparon pero, cuando aún estaba fresca la argamasa, rompí un trozo y lo tapé con un cartón Y por allí me meto todas las noches para coger un pececillo de las vitrinas porque estoy cansada de ver el acuario del comedor, vacío ¡y con agua! Nunca he visto una cosa más tonta, por Dios! -

Le eché una mirada asesina a la abuela que, sin inmutarse, se dirigió a la Cotilla. - "Llama a Iker y dile que el misterio está resuelto. El agua del acuario es de mar y los pececitos son de agua dulce" - ¡Vaya!... De todas maneras será mejor que venga y explique por qué el agua salada disuelve los cuerpos. Es que no he encontrado ni las escamas. - "Eso son cosas de la Ciencia... ¿quiéres un chinchón?" - Ya tardabas en ofrecerlo.

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