lunes, 22 de junio de 2015

¡Menudo empujón!

- ¡No puedo pagar esa factura, abuela! - "¿Me lo dices o me lo cuentas?" - ¡No seas cínica y ayúdame! - "¡Ni hablar! Así aprenderás que a un "ahogado" no se lo puede llevar nadie de discoteca mientras la guardia civil lo busca" - ¡Toda la culpa es tuya! Cargas, sobre mis frágiles hombros, la responsabilidad de darte un biznieto ¡Como si fuera tan fácil! Me atosigas, me agobias y para quitarme el peso de encima se me ocurrió buscarte uno que ya estuviera crecidito porque, con los años que tienes... ¡AAAAAAAAYYYYYYYYYY!

La abuela me dio un empujón, furiosa por recordarle el tema de la edad y salí despedida por el balcón. Menos mal que caí sobre las ramas del árbol de la calle porque me podría haber matado, aunque ella diga que no. - "Tengo tan mala suerte contigo, que de haber caído al suelo, hubieras rebotado hasta aquí"

Entre los vecinos se armó la marimorena - ¡Que la boba del primero se ha caído por el balcón! - ¡No me he caído. Me han tirado! (gritaba yo mientras temblaba como una hoja) - Habrá sido su abuela porque, la pobre, tiene una buena cruz con ella. - Pobre mujer. - ¿Quién... yo? (pregunté mientras lloraba a moco tendido) - Las voces de los vecinos sonaron al unísono - ¡¡¡TU ABUELA!!!

Como no venía nadie a ayudarme, volví al balcón de casa agarrándome de rama en rama. Al final me aplaudieron - ¡Cuando hagas el próximo espectáculo pon un papel en la escalera anunciándolo! - Fui a por un vaso de agua porque tenía la boca seca. La abuela se estaba preparando un café, tan pancha. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! Me han dicho que tu nieta se dedica al circo. Con la factura que tienes que pagar haces bien en pluriemplearte... aunque no sea legal. ¿Puedo montar otro altar de los Amigos de lo Ajeno? Es que cada vez salen más... - ¡NO! - Pues me chivaré de tus trabajos a Hacienda. - Quise replicarle cuando Pepe, la cabeza jivarizada, cayó al suelo... ella sola. Nos quedamos mirándola mientras rodaba sobre las baldosas de la cocina.

La abuela, a cuyos pies paró la cabeza, sintió un escalofrío. - "¿Por qué no la colocas bien en la estantería?" - Alguien, o algo, la ha tirado (dije, pensativa) - No me... digáis que está otra vez aquí el... fantasma de tu marido... (A la Cotilla no le llegaba la camisa al cuerpo) - "Tiene que ser otra cosa... " - ¿Un terremoto? - "¡Calla, boba"! - Pues Pepe, así como así, no se cae. - "Tal vez ha llegado la hora de que se explique" - Descósele la boca jejejejeje - Esta nieta tuya no tiene sentimientos. Se ríe de un entierro.

Volvimos al comedor. ¡Pascualita estaba en el suelo sobre un charco de agua! La cogí antes de que la Cotilla la viera. ¿Qué explicación tenía esto? La sirena no podía saltar de gorda que estaba y cuando lo hacía apenas caía agua en las baldosas... La abuela clavó las uñas en el brazo de la Cotilla que lanzó un grito. Para aliviar la tensión del ambiente, puse la televisión. En las noticias locales, barcos repletos de viajeros, salía del puerto de Alcúdia rumbo a Ciudadela ¡He aquí la explicación al misterio! Era tanta la gente que partía a las fiestas de Sant Joan, que las islas oscilaron: Mallorca se ladeó un poco por el norte y Menorca se hundió un poquito al recibir a tanta gente. Pero no se enteraron porque los caballos y la música lo tapaba todo.

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