jueves, 11 de junio de 2015

¡Jack el Destripador es...!

A pesar de que anoche se acostó tarde a causa del sarao que montaron en El Funeral homenajeando a Pedro Zerolo, la abuela ha llegado temprano a mi casa. - "Ves preparando café que tenemos trabajo" - Esto me lo ha dicho después de tirarme de la cama al suelo. - ¿Por qué no serás una abuelita dulce y cariñosa como las de los cuentos? (gruñí) - "Porque los cuentos son eso, cuentos. Pascualita tiene que hacer gimnasia desde primer ahora y como tu no sabes lo que es "primera hora" aquí estoy para enseñártelo"

Mientras desayunábamos escuché el chapoteo que hacía la sirena al darse cuenta de que estábamos comiendo y ella no. Luego la abuela fue a por ella, sin guante de acero ni nada. La cogió como si fuera un muñeco y la tendió en la mesa de la cocina. La verdad es que la Michelín acuática estaba para hacerle una foto.

Cuando la abuela se giró para pedirme un trapo de cocina, el bicho alargó los bracito en pos de unas migas de pan tostado. - "¡Hoy no se come!" le gritó. Colocó el paño de cocina, puso encima a Pascualita y empezó a "trabajarla" como si fuese una masa de harina y estuviese haciendo un churro. Con la mano plana desplazaba a la sirena adelante y atrás, contínuamente y apretando. - A este paso le saldrán los michelines por la boca, pobrecilla. - "En estos casos no hay que tener compasión, porque si cedes ante las súplicas estás perdida. Se te subirá a la chepa... si no lo ha hecho ya" - ¡A mi no me torea la sirena! Ya sabe ella con quién se juega los cuartos (dije, chulesca) - "Pues que yo sepa, el aire no engorda" - A saber como es el metabolismo de estos bichos. Quizás, cuanto menos comen, más engordan.

Con la cháchara no me di cuenta de que Pascualita se estaba mareando. El poco color que suele tener fue sustituído por un morado-verdoso-amarillento que resaltaba sus ojos de pez, totalmente bizcos - ¡Abuela, para! - Entonces la sirena vomitó, vomitó, vomitó y siguió vomitando hasta que en su estómago no quedo nada.

- ¡Te has pasado con el meneo! (le grité) - Pero la abuela no me estaba escuchado, sino examinando los vómitos y oliéndolos - "Si dices que no ha comido ¿qué es todo esto?" - Una porquería ¡que ascoooo! - "Arrima la naríz... ¿A qué huele?" - ¡Déjame! - "Yo te lo diré ¡A chinchón! ¡A cola cao! Aquí hay restos de... ¿ayer comiste macarrones?" - Sí. La Cotilla trajo unos pocos del comedor social... - "Y se los diste a probar a Pascualita ¿verdad?" - ¿Yooooooo?... Ya sabes cómo es... Yo no quería pero me amenazó con los dientes... Solo fue uno, para que me dejara en paz... jejejejeje Que casualidad que haya salido... ¿que tarda éste bicho en hacer la digestión?... - La abuela se acercó a mi cuchillo en mano. - "Por menos de esto he dejado víctimas destripadas (su voz me dio escalofríos) Si no quieres ser la próxima víctima de Jack el Destripador, obedéceme, boba de Coria"

- ¿Jack el Destripador? jejejejejeje... ¿Es un chiste, abuela? - "Pregunta a las víctimas. Solo ellas saben que quién las mató fue una mujer. Los hombres son tan fatuos que ni siquiera pensaron en esa posibilidad y por eso no me atraparon nunca"

Cuando, por fin, quedé a solas las piernas aún me temblaban. Pascualita dormía sobre la arena del fondo del acuario y yo me serví una generosa copa de chinchón. No podía dar crédito a lo que había pasado. Entonces una pregunta comenzó a martillear en mi mente. - ¿Pero... cuántos años tiene esta mujer?

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