lunes, 1 de junio de 2015

Historias.

Cuando la abuela ha llegado a casa su cara parecía un poema. - ¿No traes ensaimadas? - "Para en-saima-das estoy y-o" - Balbuceas. - "Y no es pa-ra  me-nos... Me tiembla el cu-erpo ¡Mira, mira. Tengo los pelos de puntaaaa!" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡Que mala pata tengo! ¿Por qué no se me ocurriría a mi? Ahora me saldría el dinero por las orejas. - ¿No ha traído magdalenas?

Vaya dos. Vienen a casa con las manos vacía a la hora del desayuno. - "Mira que eres egoísta. Estoy asustada y tu ni te enteras..." - Y vengo rabiosa ¡¡¡y solo te preocupa tu puñetero estómago!!! (gritaron las dos a la vez) - Es que llevo toda la noche sin comer... Bueno ¿qué os pasa?

La abuela, como siempre que tiene que contarme una cosa, va primero a recoger a la "inteligente" de la familia para contarlo delante de ella, que es la única que sabe apreciar sus tonterías... ¿Se puede estar celosa de un bicho como Pascualita, de un palmo de largo y fea hasta decir basta? Bueno pues... yo lo estoy.

Apareció la abuela con la sirena colocada en el broche y empezó a lamentarse, como inicio de su historia - "Ay, ay, ay, lo que ha estado a punto de ocurrir. ¡Una lagartija ha pasado rozando mi mano mientras cambiaba de sitio una maceta ¡Aayyyyy! Esto me ha pasado ya ¡DOS VECES! Espero que no suceda más porque a la tercera ¡VA LA VENCIDA! Y si me toca el dragón me muero" - ¿Pero tienes el testamento hecho, verdad? (dije esto sin pensar. El subconsciente me jugó una mala pasada e, inmediatamente, me agaché. El cenicero de cristal noruego, me pasó rozando)

- Lo mío es peor... - "Me extraña" - Acabo de ver al señor Li en la puerta de su tienda, más contento que unas castañuelas. Antes de que pudiera preguntarle el motivo, me lo dijo él, sacando un pito de su bolsillo... - ¡Que horror! ¿A plena luz del día?... ¿Y cómo es?... ¿Amarillo? (yo necesitaba informarme. Me picaba la curiosidad) - "¿De qué demonios hablas?" - Del pito del señor Li... ¿No habla de eso, Cotilla? - ¡La madre que te parió! ¡De los miles de pitos que le compraron para que sonaran en el campo de fútbol, boba de Coria! Si se me hubiese ocurrido a mi el negocio, ahora estaría tan contenta como él, pero estoy tan cabreada como los del Bilbao con Neimar.

- ¿Habéis terminado con vuestras truculentas historias? Pues, hala, a desayunar pan tostado con aceite que las señorasssssssssss estaban tan disgustadassssssssssss que no han traído nada para mojar (dije con recochineo) - "¿Cómo que no? ¡EL DEDO! jajajajajaja ¡Cotilla, trae el chinchón!" - ¿Que celebramos? - "¡Y yo que sé!"

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