domingo, 14 de junio de 2015

Día de playa.

El rolls royce ha frenado debajo del balcón y la abuela ha aparecido en casa, seguida de Geooorge cargado con una bandeja de ensaimadas calentitas. - "¡A desayunaaaaaaaaaar!"

Ni en domingo la dejan a una dormir tranquila. Claro que, después de oler las ensaimadas, es imposible no saltar de la cama rumbo a la cocina. Me senté a la mesa frente a una humeante taza de cala cao - ¿La has preparado tú, Geooorge? - Ha sidou madame. - (¿qué mosca le habrá picado? pensé pero no dije nada) - ¡Avemaríapurísimaaaaaaaaaa! ¡Como huele! ¿hay café con leche? (me miró a mi pero la voz cantarina de la abuela sonó al instante) - "Ahora mismo te lo pongo, querida" - La Cotilla vocalizó sin hablar ¿Ha  be-bi-do?. Me encogí de hombros como diciendo: No sé.

- "Y  después nos vamos a la playa" - ¿Nosotras también? - "Por supuesto. Y no os preocupéis del bañador. He traído uno para cada una" - Abuela... ¿qué pasa? - "Pues que estamos a las puertas del verano, hace calor y apetece darse un buen chapuzón... ¿no?" - ¡Claro que sí! (grité, encantada) - No sé si me sentará bien porque hace años que no me baño...(la Cotilla dudaba) - "Pues ya te toca. Además, tu nadabas muy bien... Eras campeona de natación ¿recuerdas? - Yo alucinaba - ¿De verdad fue campeona? - "Sí. Era tan canija que NADA por delante, NADA por detrás jajajajajajaja"

Le costó un montón convencer a la Cotilla que nos acompañara porque se había cabreado pero, finalmente, dio su brazo a torcer. Entonces nos entregó los bañadores (son de Dior, dijo aunque me parecieron de la tienda de los chinos del señor Li) Finalmente, nos fuimos con el coche. Durante el trayecto le dije que había hecho bien no trayendo a Pascualita. Muy seria, me contestó - "Porque no cabe en el termo"

En la playa alquiló un velomar tipo coche acuático con tobogán y mientras Geooorge y la abuela le daban a los pedales, la Cotilla y yo disfrutábamos del paisaje con los pies en remojo.

Nos habíamos alejado bastante de la costa cuando la abuela propuso que nos tiráramos al agua. - "¡Venga, que os haré unas fotos chulísimas!" - Aquí no me hace gracia, abuela. No se ve el fondo. - "Porque hay algas, alma de cántaro ¡Venga, tirate!" - La Cotilla no las tenía todas consigo. - ¿Y si me ahogo? - "Se acabarían tus problemas para llegar a fin de mes, boba jajajajajaja Va, un saltito y ¡al agua patos!"

Tanto insistió y sobre todo, hacía tanto calor, que le hicimos caso. Deseché mis temores pensando en la cantidad de ricachones que se bañan en alta mar, junto a sus yates y no les pasa nada. - ¿Tú no vienes? (le grité) - "Tengo el periodo, ya sabes..." - Fuimos tomando confianza la Cotilla y yo y siguiendo las indicaciones de la abuela, cada vez nos alejábamos más del velomar. Ella no paraba de sacarnos fotos y nosotras disfrutábamos como crías hasta que... algo negro, que se movía rápido, vino hacia nosotras.

La Guardia civil del Mar nos dejó en la playa y nos hicieron el boca a boca, pero ni siquiera eso me arrancó el miedo del cuerpo. - ¿Era... un ti... burón? - Era una Orca. Menos mal que estábamos cerca porque si las hubiese tomado por unas focas, no lo cuentan.

Ya en casa, con una copa de chinchón a mano y la botella cerca, me dio por pensar en la extraña conducta de la abuela. - ¿Tu sabías algo de ese bicho? - "Sí. Y pensé que, con vuestra ayuda, podría hacer unas fotos escalofriantes, fantásticas, para Nathional Geografic. Y los guardias me han estropeado el negocio ¡que inoportunos!"

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