miércoles, 27 de mayo de 2015

Endemoniada.

Desde que hemos vuelto de viaje la abuela no se quita la bata de cola, la peineta y el clavel ni para dormir. Esta mañana ha traído ensaimadas para desayunar y por el pasillo venía gritando: - "¡Riá, riá, pitá. Riá, riá, pitá...!" que es la tonada de las castañuelas flamencas pero, como no sabe tocarlas, lo grita a los cuatro vientos. - Abuela, qué pesada estás con eso ¡y baja el tono que el vecino de arriba no tardará en dar golpes con la escoba!

Pascualita se ha sumado al festín saltando de taza en taza de cola cao y poniéndolo todo perdido. - Ya que dices que es tan lista, enseñale que no haga esto. - "Como te gusta prohibir, dictadora" - ¿Qué pasaría si lo hiciera yo? - "Que no cabrías, culo gordo"

- "He venido a decirte que Andresito dormirá aquí unos cuantos días" - ¡Otra vez! - "Me tiene contrariada porque quiere saber más que yo en todo y eso no lo puedo consentir. Como yo o menos que yo, sí, pero más ¡ni hablar!" - Estudió en la universidad..., fue catedrático..., tiene premios y más premios... Un poco más que tú sí que sabe. - "¡Ya salió la pelota de la familia! Yo estudié en la universidad de la calle. Fui espía en las guerras que me tocó vivir. Combatí con la Resistencia..." - ¿Qué has dicho que fuíste?... ¿Espía? jajajajajajajajajajaja ¡Con la Cotilla, seguro!

Mis risas se acabaron cuando recibí el primer capón así que no sé a cuento de qué vinieron los otros. Pascualita, al ver que la abuela me atacaba, me tiró un chorrito, envenenado, de cola cao al ojo que, afortunadamente, no me dió. A pesar de ser yo quien le da de comer, ella no olvida su fidelidad por su amiga - ¡Bicho del demonio! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa!

Sin pensarlo, cogí a la sirena de un brazo al oír la voz de la Cotilla, hice molinete con ella y la lancé de la cocina al comedor donde estaba el acuario. Se estrelló contra la parte interior del cristal y cayó a plomo hasta el fondo. - "Si no la has matado, atente a las consecuencias, asesina" (me susurró, amenazadora, la abuela) - ¡Mira quién fue a hablar! (dije, enfadada)

- ¿Qué os traéis entre manos? (quiso saber la vecina) - Hablábamos de asesinatos. - Desapareció el color de su cara. - ¿Ha vuelto el alma de tu primer marido? - "Sí. Y creo que se ha metido dentro de mi nieta" - ¡Habrá que hacerle un exorcismo! (mientras hablaba se santiguaba repetidamente) - ¡Seré vuestra peor pesadillaaaaaaaaaa ¡Uuuuuuuuuh! (mi voz sonó maléfica y aterradora) - ¡Está endemoniada! Ahora entiendo lo que ha pasado con las elecciones... Necesito un chinchón. - "Que sean dos" - Cotillaaaaa, no me dejes sin chinchooooooon ¡Uuuuuuuuuuh! - ¡La botella es tuya, señora! (dijo temblando como una hoja) - ¡¡¡NO!!! ... - ¿N-o? (ahora tartamudeaba) - Es de Aznar jojojojojojoooooo - La abuela, divertida, dijo: "¡La madre que te parió!"



















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