sábado, 11 de abril de 2015

Perro de presa.

Sigo encerrada en casa. Muy poco a poco va bajando la hinchazón que me ha echo ganar unos buenos dineritos porque no les he devuelto ni un euro a la abuela y la Cotilla. Pascualita nota que el ambiente está enrarecido, además la abuela le ha contado su versión de los hechos diciéndole que les he robado un dinero ganado honradamente por ellas y cada vez que me ve, me escupe agua envenenada la jodía. Menos mal que tengo cierto arte esquivando la mala baba de ese bicho.

Andresito me llamó por teléfono: - Hola, nena ¿cómo éstas? No vengo a verte porque tu abuela me ha dicho que te ha salido una enfermedad muy contagiosa y no es plan que, a estas alturas de mi vida, me pongan en cuarentena. - Fero... - Aunque tienes que hacer un esfuerzo para dominar esos arranques cleptómanos... - ¿Fe estáf llamanfo lafrona? (empezaba a enfadarme) - ¿Dónde puedes haber pillado ese virus? Se lo he contado a mi hijo, el Médico, y no tiene ni idea de qué enfermedad se trata. Ha dicho que pasará a verte para estudiarte a fondo. - ¡Fooooooooooo! (no quería que me viera nadie en este estado... a no ser que me pagara unos buenos euros por "estudiarme")

Con quién unicamente hallaba consuelo era con Pepe. Era el único que me entendía. Me escuchaba atentamente y luego me daba la razón en todo (claro que para eso yo tenía que mover la cabeza jibarizada, de arriba abajo. Quién algo quiere, algo le cuesta  (¡Vaya, eso sería lo que le diría al Médico en cuanto llegara!)

Cuando llamaron a la puerta abrí en seguida pensando que era él pero me encontré con Blas el Parado que, en cuanto me vio, soltó un grito y corrió escaleras abajo.

Sonó de nuevo el teléfono. Era Andresito otra vez. - Nena, quería seguir la conversación que tuvimos el otro día... ¿te acuerdas?... Era sobre la relación que tuvieron tu abuela y el solicitante de asilo político... Ibas a contarme qué era ese "algo más" que citaste. (¡Vaya! el abuelito era pertinaz. Cuando cogía una presa no la soltaba. Así que me hice la loca) - ¿Alfo fás?... Freo que fi cefebro eftá ... enfefmo y no frecuerdo nafa... ¿Efa imporfante? - Creo que sí. Haz un esfuerzo y si recuerdas algo me llamas ¿vale? - Fí... Fale, afuelito.

Llamaron a la puerta y esta vez así era el Médico. - He encontrado a Blas el Parado y me ha dado esta nota para tu abuela: "Necesitaré un montón de croquetas durante el juicio del caso Noos. Vaya haciendo y congelando" - Luego me miró con detenimiento. - ¡Madre del Amor Hermoso! Que fantástica hinchazón. - No me pude contener y le arreé tal patada en el tobillo que se le saltaron las lágrimas. Luego me sonrió y dijo - Eres la mejor haciendo feliz a un hombre. Sigue... sigue... - Acabé pateándole el hígado. Que pesados son estos masoquistas, puñeta.

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