miércoles, 1 de abril de 2015

Obdulio recibe su merecido.

Obdulio lleva tres días en casa... Es que no se me ocurre nada para evitar que le maten. Fue el encubridor de las asesinas de mi abuelito pero, pesar de ello, no quiero que se lo cargen aquí. Luego tendré un faenón para limpiarlo todo y estoy segura que no me ayudará nadie.

Encima, el hombre es un exigente. Dice que, como prisionero, hay que tratarle según la Convención de Ginebra que, según él, es a cuerpo de rey y pide más que Hacienda. Ha renegado de mis sopicaldos y quiere, de lo bueno lo mejor. Para mí que se está pasando siete pueblos y se aprovecha de la abuela que le da todos los caprichos. Cuando se lo recrimino dice que, total le quedan dos telediarios. Pero ya lleva seis y aquí sigue.

Esta mañana los he pillado haciéndose arrumacos tras la puerta de la cocina. - ¡Abuela! Es un prisionero. - "Ya lo sé pero, qué quieres, dónde hubo fuego aún quedan rescoldos" - Para acabar de liar la madeja, ha venido Andresito a preguntarle si estaba enfadada con él porque lleva tres días fuera y sin avisar. - "Tú sabrás" (le ha contestado y se ha quedado tan pancha) - Pues... no. Ya me duele la cabeza de pensar qué he podido hacer mal y no se me ocurre nada. - "Que poca memoria tenéis los hombres cuando os conviene" - Yo abría los ojos como platos ante la injusticia.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Ya me han pagado los realquilados. - Habrá sido por agotamiento, pobres. ¿Ya no son okupas? - No. Y todo gracias a mi gurú Luis Bárcenas, al que le encendí una vela y le pedí que me ayudara a cobrar. - ¡Anda! Ahora es San Luis que estás en los altares. - Con todo lo que ha sufrido y lo que le falta por sufrir, el hombre se lo merece. Pero tu eres una descreída y luego te pasa lo que te pasa. - ¿? - Que no encuentras novio que te haga un biznieto. - ¿Se lo pido a su santo gurú? (la Cotilla se enfadó conmigo porque se me notó mucho el cachondeo)

Entonces oí gritar a Andresito - ¡¿Quién es este hombre y qué hace aquí?! - "No desvíes la conversación... Te diré, aunque no mereces que te lo diga, que es un antiguo amigo que nos ha pedido asilo político" - ¡No entiendo nada! - "Como siempre... ¿No tienes que ir a la procesión hoy? Acuérdate de pasar por la joyería y encarga el brazalete, super moderno, que hay en el escaparate si no quieres que siga de morros por tiempo indefinido"

Que gran lección de vida, me acababa de dar la abuela. De repente me sentí mal. Al pobre Andresito le mintieronb por culpa de un encubridor y pensé que había llegado el momento de darle su merecido al tipo ese. Esperé a que se fuera mi abuelito y fui a por Pascualita. En cuanto me vió saltó a mis brazos. La pobre estaba agradecida por haberla salvado de morir aplastada y espachurrada en la calle y en plena procesión. Me llegó al alma el detalle...hasta que le olí el aliento. - ¿Has bebido chinchón? Ahora entendía mejor su reacción: estaba como una cuba.

Me la llevé a la salita donde Obdulio, repantingado en el sofá, veía programa tras programa, sin dejar de comer caprichitos. Rápidamente tiré de la cintura del pantalón y dejé caer dentro a Pascualita. Al sentir la frialdad del bicho, saltó como un resorte y acto seguido gritó, corrió, lloró... hasta caer agotado por el dolor y porque casi no podía andar debido a la gran hinchazón que ya presentaban sus partes blandas.

La abuela llegó de inmediato y al ver semejante paisaje, corrió a por el móvil para inmortalizar el espectáculo. Luego dijo: "Esto lo pongo ahora mismo en el facebook a ver cuántas visitas consigo"

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