jueves, 30 de abril de 2015

La abuela iba en el barco incendiado.

Me ha dicho Andresito que puedo visitar a la abuela en la cárcel y he ido lo más discreta posible para pasar desapercibida, no sea cosa que me encierren con ella por "proximidad familiar" En cambio, la Cotilla ha dicho que, cuando quiera verla, mirará una foto, en la que están juntas, de cuando tenían tres años.

Apareció ente mi echa un pimpollo. Como si esperara la visita del rey. - ¿No es un poco excesivo teniendo en cuenta dónde estás? - "No. La compostura debe guardarse siempre. No quiero ser como la ex presidenta del Consell Insular que, desde que está encerrada aquí, no la conoce ni la madre que la parió" - Tiene una buena cruz encima. - "Para cruz la que tengo contigo. Si se delinque hay que atenerse a las consecuencias. Unas cremas, barra de labios, lápiz de ojos, secador, champú, cepillo del pelo y la espalda recta, es imprescindible para una mujer, esté donde esté... Y un buen cocinero, claro" - ¿Geoooorge te guisa? - "Para eso le pago. Es mi mayordomo"

- Me extraña que te hayas entregado a la policía sin decirnos nada. Fíjate que creí que habías huído del país. - "Cree el ladrón que todos son de su condición" - Yo no lo soy... - "Me refiero a que, como tienes más miedo que once viejas, piensas que todas lo tenemos. Me iba a Valencia a cambiar de aires pero luego, pasó lo que pasó" - ¿Pusieron una mascletá bajo la ventana? - "Peor. Se incendió el barco y tuvimos que subir a las lanchas salvavidas. Afortunadamente no encontramos ningún iceberg en el camino" - Sería difícil, abuela. Estabas en el Mediterráneo. - "¿Y qué?... - Entonces caí en la cuenta de que me hablaba del ferry que se incendió al poco de salir de Palma - ¿Ibas en él? - "¿Te lo digo en chino?" - Ahora lo comprendo todo. La tragedia que pudo haber sido, te hizo recapacitar y pensaste que sería bueno enmendar errores pasados para liberar tu alma de remordimientos... - "¡Calla que no dices más que sandeces! No tengo que enmendar nada y mi alma está como unas castañuelas..." - ¿Pues...?

Su voz se convirtió en un susurro tan leve que tuve que pegar la oreja a sus labios para oírla - ¡¿Qué?! ¡¡¡¿Estabas en la bodega cuando empezó el fueg... ? Aaaaaaaaayyyyyyyyyy!!! -  El pescozón lanzó mi cabeza contra la pared y rebotó tres o cuatro veces. - ¡¡¡Abuelaaaaa!!! - Inmediatamente se presentó un guardia con cara de pocos amigos - ¿Qué ocurre aquí? ¿Por qué llora esta chica? - "Mi nieta se ha emocionado al verme jejejejeje. Es un alma cándida (mientras, me pegó una patada en la espinilla que me dejó sin habla) Me entregué por lo de mi primer marido para que no me relacionen con el accidente...Por cierto (dijo después) Pascualita venía conmigo en el barco" - El asombro me nubló el entendimiento. - ¿También está presa? -  "Supongo que sigue allí" - Recordé que esta mañana no la había visto y pensé que se escondía bajo las algas del fondo del acuario. - "Ya estás yendo a buscarla, pobrecita mía" - ¿Pobrecita... yo? - "Pascualita" -  Ya estará en su hábitat comiéndose al calamar gigante !buuuuuuaaaaaaaaaaaa! - Volvió a asomarse el guardia al oírme llorar con desespero - Es cansina su nieta ¿eh? (comentó) - "Dígamelo a mi que la aguanto desde que nació" - Que cruz tiene con ella.

Cuando me iba la abuela dijo, en tono amenazador. "Recuerda... Mañana quiero AQUI a Pascualita"

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