viernes, 10 de abril de 2015

Fenómeno de la Naturaleza.

El idiota del vecino de arriba ha corrido la voz por el barrio de que en mi casa, hay por lo menos, un marciano y ahora no puedo salir a la calle sin encontrarme en el rellano de la escalera, un montón de gente, móvil en mano, tratando de fotografiarme.

Le doy uso a las phasminas enrollándome con ellas la cabeza, y cubriéndome los ojos con las gafas de sol pero, algunos lanzados, han tirado de la tela para dejar mi rostro al descubierto. Así que me quedo en casa como si fuera una apestada.

La abuela, que es la responsable de todo esto, no quiere saber nada de mi - "Te dije que te cerraría la boca y he cumplido. Punto" - Pefo tenfo fe fomer. - "Que se encargue de eso la Cotilla" - ¡Fooooo! Fodo eftá fasado de fecha. ¡¡Fadufado! - "¡Ajo y agua, vocazas!" Tendría que denunciarla y lo he intentado pero, unas veces los que han cogido el teléfono no me entendían y una vez se puso Bedulio. No me entendió pero creo que intuyó que era yo y colgó precipitadamente. Así que estoy en manos de la Cotilla y me temo lo peor.

- Esta noche saldremos a dar una vuelta. - Fo, Fotilla, fo... - No hay más que hablar. Tiene que darte el aire o te apolillarás. - Así que, cuando el reloj tocó las doce de la noche, salimos de casa con toda la precaución posible. A esas horas no había ni un alma por la calle. Estuvimos andando un buen rato hasta que no reconocí las calles - Fotilla... - Ya llegamos. - El "llegamos" estaba aún a más de media hora de camino. Al doblar una esquina encontramos una carpa de circo. Me asusté porque vi gente por allí -¡Fe van a fer, Fotilla! - De eso se trata, boba de Coria. De que te vean.

Un rato después estaba bajo los focos de la pista del circo y contemplada por un grupo heterogéneo de personas que no se asustaron de mi aspecto. - Finalmente, un hombre grueso y la Cotilla se estrecharon la mano y él le pasó un buen fajo de euros que la mujer guardó, inmediatamente, en el sostén.  Luego me cogió de la mano y volvimos a casa. Allí llenó dos copas de chinchón y brindamos - Por los buenos negocios. (no entendía nada) - Hay que aprovechar las oportunidades cuando las tienes a mano. Estos del circo estarán aquí tres días. Y te exhibirán como un raro fenómeno de la naturaleza... - ¡¿Feeeeeeeeeee?! - Toma, tu parte del dinero. Solo tienes que enseñar la cara. Que pena que esta alergia no te de más a menudo.

¡La madre que la parió! Y encima solo me ha dado una parte del dinero. Naturalmente, protesté: - ¡Fa cafa ef fía, fodía! - Ya salió la avariciosa ¿Y quién te ha buscado el trabajo? Tendrías que estarme agradecida.

Se lo conté a la abuela, aunque tuve que repetirlo todo unas doce veces para que fuera haciéndose una idea de lo que le decía. - "No grites, que es peor!" - Al final también se enfadó. Y en diez minutos se plantó en casa aunque, para entrar tuvo que luchar a brazo partido con los curiosos del rellano. - Se sirvió una copita de chinchón y esperó a que llegase la Cotilla. Entonces le saltó a la yugular. - "¡Ya estás aflojando la mosca, traidora.! Quiero la mitad porque es mi nieta y tengo más derecho que nadie sobre ella" - Aluciné en colores. No había venido a defenderme a mi sino a sus intereses. Aquello me sentó como una patada en el hígado y cuando la Cotilla sacó el fajo de euros (que llevaba en el mismo sitio que los dejó) salté rápida como el rayo, tal como hacía cuando salvaba a Pascualita y les arrebaté el dinero. - ¡Ef fío! - y me encerré en el baño.

Hace horas que estamos así. Y ellas tienen incontinencia urinaria jejejejeje Así que mi victoria está cerca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario