martes, 21 de abril de 2015

Caprichos de abuela.

Ha amanecido un día radiante. El cielo azul, despejado de nubes que le hicieran sombras y un calorcito tan agradable que invitaba a pasear junto al mar. Y para rematar la bonanza ¡estaba sola en casa! No lo pensé dos veces y fui a por Pascualita. Iríamos a pasear por las calles viejas de Palma. Me gusta nadar por ellas imaginando cómo fueron en la Edad Media: estrechas y sinuosas como ahora, con los bajos de las casa llenas de comercios y posadas; atestadas de gentes venidas de fuera de la ciudad a comprar o vender, como ahora, que habían dejado sus carros y caballerías fuera de las murallas, como ahora los coches en los aparcamientos subterráneos... - ¡Riiiiiiiiiiiiiing! - El timbre del teléfono me sacó de la Edad Media para llevarme al presente. - Hola, abuelito. Ahora mismo salía para ir hasta la Catedral a ver el mar y... ¿Cómo dices?... ¿Otra vez?... ¿Dónde estás?... ¿Aquí abajo, en el rolls royce?... Bueno... sube... qué le vamos a hacer... - Y colgué.

Todos mis planes se han ido a hacer puñetas por culpa de la caprichosa de mi abuela. El abuelito me ha pedido asilo político-familiar porque han discutido otra vez...

El pobre hombre está decaído Le he puesto la botella de chinchón delante mientras se desahoga contándome sus penas. - Está empeñada en que tengamos guardaespaldas pagado por el Estado. Y encima quiere organizar un casting para elegir al más buenorro. Tipo como los que tuvo Estefanía de Mónaco. Ya sabes, dos guardaespaldas, dos hijos... ¿Crees que está bien de la cabeza?

-  ¿Preferirías tener una esposa aburrida, sin gracia ni ilusión por nada? - Pero es que entre una y otra debe haber un término medio. No puedo pedir al Estado que me pague un vigilante, no soy un político retirado. Se lo he explicado mil veces. ¿Sabes qué me ha contestado? "Vaya un rico de mierda que estás echo. Ni siquiera sales en las Noticias acompañado de tu abogado ¡No eres ni corrupto!"

- ¡Avemariapurísmaaaaaaaa! Vengo de ingresar dinero en el banco. - ¡Cotilla! ¿Ha heredado? - Ojalá tuviera un tío en América... Es que hoy he "recogido" una buena cosecha en los cepillos de mis iglesias. - Andresito no sabía que la Cotilla trabajaba "limpiando" los cepillos y lo interpretó a su modo. - ¿Tan mal estás que tiene que pedir en las iglesias? - Pedir, no pido. Limpio. - Eso está muy bien y a tus años, te honra. Otras se dedicarían a robar y vivir del cuento. - Esos son políticos y a mi no me ha llamado el Señor por ese camino. - ¿En qué iglesias trabajas? tal vez yo conozca al párroco y le hablaré para ver si puede pagarte mejor las horas. - ¡Nooooo! A la Cotilla nunca le ha gustado tener privilegios... ¿verdad? (le pisé un callo) - ¡Ay! Sí... digo, no. No quiero privilegios...

Mientras ellos hablaban saqué a Pascualita del termo de los chinos, le quité la gorrita con visera que le compró un día la abuela para que no le molestara el sol y la metí en el acuario. La sirena se zambulló para salir rápidamente a mirarme con cara de extrañeza como diciendo: ¿Ya hemos paseado?


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