sábado, 28 de febrero de 2015

Pasajeros al tren.

- ¿Has ido en tren estos últimos años? (me preguntó la Cotilla cuando se presentó en casa a que la invitara a desayunar) - Creo que sí... ¿Por qué no ha traído algo para mojar? - Hay mucha cola junto a los contenedores y poco que rascar. - ¿A qué se refiere? - La mayoría de la gente no tiene dinero y los veteranos dejamos que se lleven esas cosas para sus críos. - ¿Y yo qué como? ¿No pensará que, además de poner mi casa, compre las ensaimadas? - ¡Egoísta!

- ¿A qué venía lo del tren? - Una sonrisa perversa iluminó el rostro de la vecina. - Ya no me puedes llamar choriza por "limpiar" los cepillos de las iglesias y seguro que tu abuela, tampoco. - ¡Claro que sí! Nosotras no hacemos eso. - Pero seguro que habéis viajado en tren por la cara. - Quedé estupefacta
.
Geoooorge contestó a la llamada de la Cotilla. - Preguntar tu madame si ir en tren ahora. - Decir yes. - ¡Ajajá. Lo sabía! Todos habéis picado ¡Sois unas chorizas! jajajajajaja ¡Mirad y leed esta hoja del Diario: El nuevo sistema tarifario del tren revela que unos 2,5 millones de usuarios viajan cada año, sin pagar ¡Y vosotras sois de las que van por la jeta!

- "Un momento, Cotilla" (oí vociferar a la abuela estando yo a una distancia prudente del teléfono) - "De jeta nada, monada" Allí no había nadie para cobrar ¿qué querías que hiciera? ¿Buscar al revisón por todo el tren?" - ¡Por ejemplo! - ¿Y tu, no has ido? - Yo sí pero es distinto. Tengo que hacerlo si quiero llegar a fin de mes. - "¡Excusas de mal pagador!" -

Dicen que el ojo del amo engorda al caballo, pero alli no había ni amo ni caballo ni ná de ná.  ¿Os imagináis? 2,5.000. 000  de usuarios, disfrutando de tren gratuito en algunos tramos del recorrido? ¿Por qué no habrán publicado esta noticia antes, me hubiese puesto en el andén, cerca de los trenes e implanta la ecotasa de nuevo: pediría un euro a cada viajero y ahora creería a Rajoy cuando dice que estamos saliendo de la crisis - "Esto te pasa por no tener fe en los Pinochos. Por cierto, vete refrescando las oraciones que, en cuanto se lo propongan, os harán rezar antes de comer en los comedores oficiales jajajajaja" - ¡No fastidies!... Pues no iré y comeré aquí todos los días. Más que nada para que no estés sola (me amenazó)

viernes, 27 de febrero de 2015

No ha venido nadie a interrumpir mi sueño esta madrugada, sin embargo, a las cinco ya estaba con los ojos como los búhos: abiertos de par en par. Me bullía el cerebro. Estaba saltarín. Lleno de ideas que pugnaban por salir de aquella especie de olla a presión. Que sensación más rara y encima no sabía qué tomar para calmarlo.

Me levanté, fui a la cocina, bebí agua, volví a la cama pero solo conseguí dar vueltas y más vueltas hasta ponerme de los nervios. Volví a la cocina, bebí agua, le pregunté a Pepe si dormía y no me contestó. Antes de volver al cuarto bebí otra vez agua. Me acosté. Estaba helada pero, poco a poco fui entrando en calor y entonces, por fin, me dormí.

Soñé que pasaba por sitios llenos de agua: surtidores, rios, mares, océanos, ruído de aguas invisibles corriendo por canales subterráneos. Agua, agua y más agua... ¡Oh, no! que vergüenza ¡Había mojado la cama a base de bien! - Salté como un resorte y corrí al baño pero ya no había nada que hacer salvo ducharme, cambiarme de ropa, quitar sábanas, mantas y colcha de mi cama y retirarlas de la vista para que no las vieran la Cotilla o mi abuela. No quería que toda Palma de mi "accidente" nocturno.

Finalamente me acosté en el antíguo cuarto de la abuela... pero mi cerebro se puso de nuevo en ebullición. ¿Que podía hacer? ... Me levanté pero, en lugar de ir a la cocina donde Pepe no me aclararía nada dado su mutismo crónico, fui a ver a Pascualita.

La sirena dormía tan ricamente sobre la arena del fondo del acuario. No me atreví a despertarla. Me serví una copa de chinchón en la salita y al rato presentí que alguien me observaba. Me puse tensa ¿Habría entrado un ladrón en casa y no me había dado cuenta por el trajín de la noche?

Recorrí la salita en busca de algo que pudiera usar como arma. No me iba a dejar violar así como así, por lo menos hasta ver qué tal estaba el maromo. Y entonces lo ví y me acordé de la Cotilla y toda su parentela. El que no me quitaba sus ojos chulescos de encima era Luís Bárcenas desde la foto de su altar.

Bueno, no era un hombre propiamente dicho quien me desnudaba con su mirada de papel, pero ladrón sí, de modo que no sabía hasta que punto podía sentirme tranquila. Y decidí que lo mejor era poner luz por medio. Por eso encendí todas las velas y velones que rodeaban el altar. Ahora ya no parecía tan peligroso y yo tenía el mechero a mano por si la foto pretendía atacarme, aunque fuera virtualmente.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! He visto las velas encendidas ¿Ha pasado algo? - No ¿qué va a pasar?... Es que quería leer un rato y como las velas son gratis y la electricidad no, las he encendido. - ¡Muy bonito! tienes más cara que espalda, boba de Coria. A mi me cuesta mucho cogerlas... A veces he tenido que salir por pies perseguida por las beatas. - Sopló las velas y cuando nos quedamos a oscuras sentí de nuevo, el roce de los ojos barcenianos sobre mi piel. - ¡Encienda la luz, Cotilla! No me gusta estar así. - A sus órdenes, Milady. Y de paso nos tomamos unos chinchones. - Amén.

jueves, 26 de febrero de 2015

El vestido de payesa.

La abuela y la Cotilla se han citado en mi casa. Mira que hay sitios en Palma dónde ir, pues no, tiene que ser en mi casa, tanto si me gusta como si no. - Por lo menos traed la comida - les he dicho y me han llamado egoísta. Encima.

Han llegado justo para sentarse a la mesa. Como las había amenazado con hacer sopas de ajo aguadas y croquetas de bacalao sin desalar, han traído pollos al ast. Mientras comíamos se ha desvelado el secreto: la abuela necesita un traje de payesa para bailar boleros. Lo hará delante de los Pinochos, acompañando a lo más florido de nuestra Sociedad. Esas personas tienen trajes de payesa para dar y tomar. Muchos son herencias de abuelas y bisabuelas. Otros son nuevos, cosidos por modistos de firma pero ella no tiene y eso no la deja dormir.

- "¿Puedes conseguirme uno, Cotilla? - ¡Pero, abuela. con el dinero que tienes, ¿vas a llevar un pingajo recogido de la basura?- "Solo lo quiero para dos horas... " - Pues te compras uno. - "No me da la gana gastarme un dineral para tan poco tiempo" - Lo tendrás para la próxima ocasión. - ¡Que no! - "¡Que sí!" - No te preocupes (le dijo la Cotilla) que te buscaré algo... Por cierto, mirad que jarroncito más mono he encontrado hoy. Le pondré flores a Luis Bárcenas y estará contento. - Cotilla, no me saque de mis casillas... - ¡Huy! que fina. Casillas jajajajajaja 

Después del café y la siesta, la abuela se puso muy seria. - "Tu abuelo ya tendría que estar aquí... Me la está pegando con otra" - La miré, sorprendida. - El abuelito te adora ¿Cómo puedes decir eso? - "Ultimamente me habla mucho de una tiparraca que fue su novia de juventud" - Debe estar decrépita. - "Decrépita o no, como le toque un pelo a mi Andresito, la arrastro del moño" - Compórtate que ahora eres rica.

Media hora más tarde escuchamos el concierto de pitos. - Ahí está el abuelito, mujer. - "¡Ni mujer ni leches! Me va a oir" - Pero Andresito, que conoce el paño, no la dejó hablar y le puso un paquete en las manos. - "¿Qué es esto?" - Abrelo... ¿Te gusta? - Era un maravilloso vestido de Señora mallorquina de color dorado, con botonadura de oro y esmeraldas. Como un sabueso, la abuela lo olió. - "No es nuevo" - Me lo han prestado para ti. - ¿Quién? - Mi amiga Catalineta. Ha sido muy... amable ¿Qué haces? - El vestido y los complementos se estrellaron en el rostro de Andresito. - "¡Dile a esa lagarta que se lo meta dónde le quepa!"

El ambiente era tan tenso que podía cortarse con un cuchillo. El abuelito estaba muy enfadado. Le había pedido varias veces a la abuela que recogiera el vestido del suelo pero no lo hizo... hasta que, después de cuchichear con la Cotilla y echarse unas risitas, lo cogió. Todos soltamos un suspiro de alivio. - "Está bien. Me lo llevaré y lo arreglaré" - ¿Por qué? (se atrevió a preguntar Andresito) - "¿No vas a comparar mi cuerpo con el suyo?" - ¡Ni por asomo!

Por fin se fueron. Y cuando pasó a mi lado, la abuela me susurró: - "Con la ropa que sobre le haré un vestido de Payesa a Pascualita" - ¿Cómo que sobre?... ¿Y si no sobra? - "Sobrará. Está segura que sobrará"

miércoles, 25 de febrero de 2015

¿Cambio de chaqueta?

Me asomé al balcón para ver que tiempo hacía y cotillear un poco. Al rato me pareció que me llamaban - "¡Nenaaaaaaaaaaaaaaa! Nenaaaaaaaaaaaaa! ¡Abajo. Estoy abajooooooo!"

No quise mirar en seguida para que nadie piense que soy una curiosa pero supe que era la abuela, en primer lugar porque su voz sobresalía del concierto de pitidos por aparcar el rolls royce en la parada del bus y porque, si juntamos ambas cosas ¿que sale? ¡la abuela!.

- ¿No vas a subir? - "¡Nooooo. Solo quiero decirte una cosaaaaaa. Vivo sin vivir en miiiiiii" - ¿Vas colocadaaaaaaaaaaaa? - "Nooooooo, boba de Coriaaaaaaa!" - ¡Sube o me quedaré afónicaaaaaaaaaa! - "¡Pues ajo  y aguaaaaaaaaaaaa! Luego te llamo ¡Adeuuuuuuuuuuuuu!"

Este episodio me ha dejado inquieta toda la mañana. ¿Qué tendrá en mente?- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Le has echo algo a tu abuela? La he visto como ida. - Pues espero que vuelva y me cuente que le pasa. - ¿Y qué le pasa? - ¿Lo sabe usted? - Si lo supiera no te lo preguntaría, pareces tonta. - Y usted sorda. - Mejor me voy a cambiar las velas del altar de mi gurú Bárcenas o acabaremos mal. - También acabaremos mal a cuenta del altarcito de marras. - ¡Un respeto al maestro!Tengo que escribirle y contarle que cuando "limpio" los cepillos de las iglesias o los bolsos de las beatas, me inspiro en él. Claro que las ganancias no son las mismas pero todo se andará. - La veo animosa. - Sí, porque sé que él está bien, en su chaletito de montaña, esquiando en grandes cantidades de nieve que , hasta en eso le han sido propicios los dioses. Imagínate que el pobre, después del tiempo que le han tenido encerrado, se va esquiar y no hay nieve. Eso hubiese sido añadir castigo al castigo... Es un héroe este hombre... ¿Te has fijado en su barbilla? - Pues... no ¿Va mal afeitado?

La Cotilla me ha dejado por imposible y ahora tengo dos cosas que me inquietan: qué le pasa a la abuela. Y a la barbilla de Bárcenas.

La abuela a venido y me ha sacado  del sinvivir que tenía. - "Creo que esta vez haré caso a Andresito y votaré al PP" - ¡Abuela! Me dejas patidifusa ¿Te pasas al enemigo? - "Es que hay que reconocer que últimamente, están sembrados: implantan moda, como Matas y su casquete hospitalario-festivo que ya le hemos copiado unas cuantas. Y ahora la vicepresidenta del Congreso nos enseña como aislarse del entorno que nos aburre, jugando con el móvil último modelo" - La pillaron in fraganti y encima cobrará por haber asistido a la sesión parlamentaria. - "Ves, otra cosa a mi favor. Si fuese pobre la echarían con cajas destempladas pero como no lo es, cobra. Además, la culpa no es suya sino de quién hizo la dichosa foto" - ¡¡¡Abuela!!! - "Ni abuela, ni leches Como los otros no ofrezcan diversión y entretenimiento, mi menda no les vota... Mira que cosa más mona le he echo a Pascualita: un "gorro" hospitalario-Matas. Voy a probárselo" - A ver si te muerde (dije bajando la voz)

- ¿Ha venido tu abuela? - Está en el baño... Dígame qué le pasa a Bárcenas en la barbilla, por favor. - Que la tiene prominente. De hombre autoritario. De mandamás, De lider... - ¿Eso era todo? - Pues, sí. ¿Te parece poco? - Me parece que usted no tiene tanta suerte como él porque no tiene una caja B y yo se la voy a regalar. ¡¿En serio?! - Aquí la tiene (Le di una caja de zapatos negra con una gran B pintada en blanco en la tapa) Ahora es usted la Cotilla-Bárcenas, señora. - Estoy emocionada... snif... ¡Saca el chinchón que vamos a brindar!

martes, 24 de febrero de 2015

Vendaval.

No quiero saber nada de la familia porque no gano para disgustos. Me quedaré en casa, tranquilamente, con mis amigos Pepe y Pascualita. Les hablaré de lo que me apetezca y no me replicarán ni rebatirán lo que diga. Ni oiré sus gritos jejejejejeje ...¿ cómo va a gritar una cabeza cortada o una birria de sirena? jajajajajaja

Haré terapia de grupo ¡menudo grupo! Descargaré mi rabia, mis frustraciónes... Mejor aún, les daré discursos y no dejaré títere con cabeza (perdón, Pepe jejejejeje) Todo será dicho con mucha educación pero ¡tirando a dar! Empezaremos desayunando y aclarando las ideas.

Estaba tan eufórica que hice las cosas sin pensar: cogí a Pascualita mientras dormía como un lirón, arropada por las algas del acuario. Cuando quise darme cuenta de mi error ya me había mordido en la mano ¡¡¡La madre que la parió. Qué dolor tan grande!!! Tuve que arrancarla con un fuerte tirón, que me hizo polvo y llorando a grito pelado, la tiré lejos de mi.

Tendría que haber cogido primero a Pepe, que es un santo que ni pía ni muge... Me preparé un colacao usando solo una mano porque la otra ya estaba tan hinchada como un guante de boxeo. Luego busqué a la sirena. Estaba agarrada a una vela del candelabro que hay sobre el aparador. Sentí que me hervía la sangre de rabia contra ella y sin poderme contener, la cogí por la cola y la tiré sobre el sofá... solo que no cayó allí. El viento abrió de golpe la ventana y por ella salió la sirena a velocidad del rayo.

- ¡Oh, no! Se la lleva el viento. - Corrí escaleras abajo sintiendo los latidos dolorosos del mordisco. Las lágrimas me cegaban y choqué contra el vecino de arriba que me puso a parir. Al llegar a la acera busqué a Pascualita. No estaba. Miré las ramas del árbol. Una nueva y furiosa ráfaga de aire levantó hojas, plásticos, tierra... y a la sirena que pasó volando ante mis narices. Corrí tras ella, sorteando los coches, exponiendo mi valiosa vida por ese adefesio. Cuando el viento dejaba de soplar la veía caer y reanudaba mi carrera pero entonces volvía a soplar con fuerza y se la llevaba otra vez.

La vi aterrizar sobre el tejado de la comisaría. Esperé un poco para ver si el caprichoso viento la trasladaba a otro sitio, pero no. La dejó allí... No me quedó más remedio que entrar, buscar a Bedulio, subir ambos hasta el último piso y pedirle que me ayudara a llegar al tejado. - ¡¿Estás loca?! - He echo una promesa a un santo. - ¿? - Para que me ayude a encontrar novio y mi abuela me deje en paz. - Se lo pensó un minuto. Luego dijo: - Te ayudaré porque es por una buena causa. Debe ser difícil aguantar a tu abuela. 

No fue fácil pero, finalmente, acabé en el tejado y recuperé a la sirena que, con tanto meneo, estaba mareada perdida. - ¿Qué es eso? - preguntó el Municipal. - Un muñeco de vudú, por si falla el santo. - Que cosa más asquerosa.

Al salir a la calle oí a un guardia diciéndole a Bedulio que una vecina acababa de llamar - porque había alguien en nuestro tejado. - Que imaginación tienen algunas (contestó mi amigo)

lunes, 23 de febrero de 2015

La última moda.

He tenido una pesadilla y me he despertado empapada en sudor. Que mal rato he pasado hasta que me he dado cuenta que todo era mentira: Una mujer vieja y fea me salió al paso mientras yo estaba en la pescadería del mercado. Por la pinta que llevaba pensé que venía a pedir. Pero quedé horrorizada cuando vi que bajo la falda larga, aparecían siete piernas... El caso es que me resultó conocida... No tenía dientes. Se cubría el pelo con un pañuelo. Llevaba un delantal sobre la falda y sí, tenía ¡siete piernas! ¿Se habría escapado de un circo?

En lugar de móvil y el paquete de tabaco, en las manos llevaba una aceitera y un bacalao seco... Harta de pensar dónde la había visto antes, me dirigí a ella para preguntárle y salir de dudas. Entonces los pescados de los puestos se pusieron de pie sobre el hielo que los mantenía frescos, abrieron sus bocas y gritaron: ¡Iaia, Corema, nos quiere comer!

¡Claro! Era la Cuaresma que me dibujaban cuando era pequeña. De pronto, los peces me rodeaban saltando y enseñando dientes y espinas ¿Qué estaba pasando? ¡Te vamos a comer! decían. Eché a correr por los pasillos mientras los pescados me perseguían y sus dientes crecían y crecían hasta convertirse en sables y las espinas en lanzas. Cuando todos saltaron sobre mí... me caí de la cama.

Debí gritar porque el vecino de arriba golpeaba el suelo con la escoba. Mi primer pensamiento, sin embargo, fue para Pascualita. Encendí todas las luces de la casa para darme valor y me acerqué al acuario. La sirena dormía nadando entre dos agua. Me serví una copa de chinchón para tranquilizarme y antes de que pudiera llevármela a los labios, Pascualita saltó de repente y cayó dentro de la copa.

Me volvió en sí el saludo de la Cotilla - ¡Avemariapurísimaaaaaaa! ¿Qué haces en el suelo, alma de cántaro? - Eso... eso digo yo (Pascualita dormía la mona bajo las algas) - ¿Has visto a tu abuela? Desde que es rica, le encanta ir a la última moda aunque esta vez jejejejejejeje se ha pasado. - "¿Me estás poniendo verde, Cotilla?" - Ya en pié, me volví a mirar a la abuela. Lancé un grito y volví a desmayarme...

Unas copitas de chinchón me volvieron a la realidad - Abuela... ¿qué te ha... pasado? - "Eso te pregunto yo a ti?" - ¿Has tenido un accidente con el rolls royce?... ¿no?... Entonces ¿por qué llevas este vendaje tan aparatoso en la cabeza? - "¿Te gusta?  Andresito me ha dicho que me queda mejor que a Matas, a pesar de ser él quién lo ha puesto de moda"

domingo, 22 de febrero de 2015

Pascualita está inquieta. Sube y baja nadando a toda pastilla por el acuario y cuando menos te lo esperas, salta del agua y cae en plancha, dejándolo todo perdido. Llevo toda la mañana sin poder dejar la fregona. - ¡Para ya, coñe! - Pero, como siempre, no me ha echo ni caso la jodía.

La abuela me ha llamado - ¡Diga! (yo estaba de muy mal humor) - "Veo que no has quedado muy satisfecha" - ¿Hablas conmigo? - "Si tu eres mi nieta, he llamado al teléfono de tu casa y me estás contestando... Sí, hablo contigo, alma de cántaro" - ¿Qué me decías?... ¡Pascualita, ya está bien de saltos!... Llévatela unos días, abuela, que no hay quién la aguante... ¿Abuela?... - Al otro lado de la linea telefónica solo se oía una respiración acompasada. - ¡Abuela! ¿Estás sorda? - "Imito a Matas cuando no quiere oí lo que no le conviene ¿A qué me sale bien?" - Mejor que a él porque, a veces, se le olvida que está interpretando un papel... ¡Pascualita!

- "Lo que yo te decía. Te has quedado a medias" - A medias ¿de qué? - "Dímelo tu. Pero te recomiendo que seas más observadora a la hora de elegir entre el ganado con el que te codeas. Busca un buen semental y disfruta, mujer. Que no te deje con la miel en los labios" - Cada vez te entiendo menos... No conozco a ningún ganadero que tenga sementales, - "Será posible que te lo tenga que dar todo mascado"

Pascualita seguía con sus ejercicios "gimnásticos" hasta que no pude más. Ocurrió cuando la sirena saltó hasta la repisa donde está Pepe y cayeron al suelo junto con todo lo que había en la estantería. La cabeza jivarizada rodó por el suelo hasta quedar en medio de un charco de agua. Inmediatamente la sirena reptó hasta Pepe y le dio un abrazo. Otro día me hubiese echo gracia pero hoy no estaba le horno para bollos. La lancé al aire como si hiciera un saque de voleybol y le di un manotazo con la mano plana. Pascualita salió volando por la ventana camino del árbol de la calle.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Me ha parecido ver volar una cosa y juraría que ha aterrizado en mi bolsa... ¿Has tirado algo a la calle? - La abuela seguía al teléfono. - "¿Qué pasa ahí?" - He cometido un sirenicidio ¡Estoy harta! - ¿Qué es eso? (preguntó la Cotilla) - Nada que le importe (contesté educadamente) - La vecina pasó de mi y rebuscó en su cesta. - ¡Aquí está!... ¡Que asco! me ha caído una sardina en aceite... - Al otro lado del teléfono, la abuela gritaba para hacerse oír - "¡¡¡No la toquéis hasta que yo llegue!!!"

Más tarde, tomando unas copas de chinchón, dije a la abuela - President Matas... ¿oiga, señor Matas? póngame un poco más? - ¿Cómo me has llamado? - Como sigas haciéndote la sorda te pondré un mote: President Matas. - La abuela levantó los ojos al cielo y exclamó ¡Que cruz tengo contigo!

sábado, 21 de febrero de 2015

El rolls royce  ha aparcado en su lugar habitual como si fuese la cosa más normal de mundo saltarse a la torera las leyes de Tráfico. Cuando los abuelitos han subido a casa he notado que algo raro le pasaba a la abuela. - ¿Tienes la gripe? (le he preguntado para que vea que me intereso por ella) - "Estoy en una nube" - ¡Chist! A ver si te va a oir tu marido ¿Te has colocado? - "Todavía no pero me sentaré en mi sillón de siempre" - ¿Para qué? . "¿Para qué va a ser? para colocarme en mi sitio"

Ahora ya no sabía de qué me hablaba... - ¿Ves elefantes rosas, abuela? - "¿Ya le has dado al chinchón?" - ¡Pero si la que va flipada eres tú! - "Es verdad. Tengo los ojos embriagados de tanta belleza. No quiero pensar en otra cosa que no sea el paisaje de Deià. Cuando Dios creó el mundo, con su propia mano colocó esta pieza del puzzle de las Baleares"

Observando a la abuela durante un buen rato, vi que estaba transfigurada. Tenía los ojos entornados y una beatífica sonrisa en los labios rojo pasión.- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿Qué le pasa a tu abuela?... ¿Está alelada? -  Algo así. - Pónle un chinchón y otros dos a mi. - La abuela salió, momentaneamente, de su letargo - "Para mí dos también" - Ha estado en Deiá. - ¡Uf! No me digas más... Es taaaaaan bonito y le trae taaaaantos recuerdos. - ¿Ah, si? -

Se enamoró de un pirata moro que atracó en la cala... Era un dios salido de las aguas. Bellísimo. Con unos ojos verdes que tiraban "patrás" y luego no te querías levantar... - ¡Vaya! - Yo lo vi primero y se lo conté a tu abuela (siempre he pecado de bocazas) Al día siguiente ella se lanzó al agua tal como tu bisabuela la trajo al mundo y el cayó en sus redes. Y cuando creía que la historia que imaginé con él había acabado antes de empezar, llegó ella y me dijo: - Cotilla, el pirata moro es todo tuyo.- ¡No me lo podía creer!... Pero me bastaron cinco minutos de conversación con él para entenderlo todo. Al guaperas le cantaba la boca cosa fina. El chico tenía alitosis crónica... Vamos, que la boca le olía a muerto.

- Toma el chinchón, abuela. - "Es un pueblecito tan encantador que no es raro que los ovnis se aparecieran allí..." - ¿De qué habla? (le pregunté a la vecina)... - Creo que es de cuando se ligó a un marciano... Pero esa es otra historia.

viernes, 20 de febrero de 2015

La Cotilla quiere matarme y no sabe cómo. Así solo tendría que ventilarse al  Médico y la Torre del Paseo Maritimo pasaría a ser suya en el testamento de mis abuelitos. ¿Qué otra cosa puede pretender cuando golpea la puerta de casa como si fuera Atila y su ejército que vienen a invadirme, a las cinco de la madrugada. ¡Qué susto me ha dado la jodía!

Corrí abrir antes de que tirara la puerta abajo, que no están los tiempos para gastos. Y me encontré a la Cotilla, con cara de cabreo, con velones de todos los anchos y largos entre los brazos. - ¡Ya era hora! Mira cómo estoy, cargada como una mula! - ¿No será por mi culpa?

Pasó ante mi como una centella, camino de la salita. Antes de llegar yo oí el ruído que hace una mesa cuando la arrastran. Había movido la camilla hasta colocarla junto a una de las paredes. Su preferida a la hora de montar altares a mafiosos. - ¡Oiga! Ni se le ocurra poner un chiringuito de los suyos. -  Tengo que hacerlo, en desagravio de todas las perrerías que le han echo a Luis Bárcenas, mi héroe. - Siguió hablando mientras colocaba las velas en derredor de la foto de su gurú. Cuando las encendió, en la salita se hizo de día. - Lo acusaban de mentiroso y ahora todos le creen. Incluso le dan vacaciones para que vaya a esquiar ¡a su chaletarro de las montañas! - Respire, mujer, que se va a ahogar. Si tiene que morir, hágalo en su casa. - ¡¿Y los sobres?! - ¿Para qué los quiere? (me sorprendí) - Todos iban a nombre de su destinatario ¡y no les hacían ascos! ¡Pues también será verdad! Ya lo verás. ¿Cómo no voy a ponerle velas, si es un santo que repartía el dinero entre sus amigos?

Estaba fuera de sí. - Pero el dinero no era suyo, Cotilla. - ¡Claro que no lo era, boba de Coria! Si no llego a fin de mes. (Ya se estaba subiendo a la parra). - Quiero decir que no era de Bárcenas, sino nuestro. - ¿Nuestro?... ¿De tú abuela, quieres decir? - De todos los españoles... - ¡No digas tonterías!

La dejé sola con su perorata y me hice un colacao - ¡Cotilla! ¿Ha traído ensaimadas? (le grité) - ... y Dios aprieta pero no ahoga (hablaba con Luís) porque se ha perdido el sumario del borrador de tus ordenadores... A veces ocurren milagros y tú, gurú mío, te los mereces...

Saqué galletas y coloqué a Pascualita sobre la mesa, junto a un plato con colacao. Hacía tiempo que la sirena y yo no desayunábamos juntas, por eso me cogió desprevenida cuando se tiró en plancha y me puso perdida. Mientras me limpiaba entró la abuela. - "¡Te pillé! Imagínate que hubiése sido la Cotilla quien entra y hubiera descubierto a la sirena, majadera... ¿Qué, cómo fue con el bombero?" - ¿Qué bombero. - "¿No hubo nada de nada?" - No vino... - "¡Qué cruz tengo contigo! Si Roma no viene a ti, tu vas a Roma." - ¿A ver al Papa? - "¡¡¡A ver a Rita la Cantaora!!! ¡Al Parque de Bomberos, alma de cántaro!" - Pascualita lanzó al aire un chorrito de colacao que no dio a nadie, e hizo el signo de OK. Eso me descolocó un poco... Ok ¿a qué? ... Ni siquiera un buen trago de chinchón me ayudó a entender... ¿Acaso se puede entender a una sirena?...¡hip!...


jueves, 19 de febrero de 2015

- "Nena ¿a quién vas a votar tú?" - ¿Qué es... eso? zzzzzzzzzzzzzz - "Está dormida como un ceporro esta nieta tuya, Andresito... No vamos a hacer carrera de ella... ¡Nenaaaaaa!" - Humm...zzzzzzzzzz -
"Dile algo tú que a mi no me escucha" - Es normal que no te oiga, son las cuatro de la madrugada. - "Eso, síguele el juego. La tienes demasiasdo mimada. ¡¡¡NENAAAAAAAAAAAAAA!!!" - Ya... voyyyyy... zzzzzzzzzzzz.

Clareaba el día cuando la abuela entró en casa a paso de carga - "¡¡¡FUEGOOOOOOOOOOO!!!" - grito junto a mi oído... y me cai de la cama, extrañada de no sentir calor ni oler a humo. Entonces sonó, insistentemente, el timbre de casa y antes de que pudiera buscar la bata e ir a abrir, escuché la voz de la Cotilla que, muy amablemente, invitaba a entrar a alguien.

De pronto la casa se llenó de vecinos, nerviosos y atemorizados que se abalanzaron sobre mi, gritando. - ¡Ya hemos llamado a los bomberos!  Enseguida estarán aquí.  ¿Qué se está quemando? - ¿Quemando? (dije yo) ¡Pascualita! (grité sin pensar que no estaba sola) - Todos aguzaron el oído. La abuela estuvo al quite - "No le hagáis caso. Está en estado de shok y no sabe que dice" -

La gente seguía nerviosa y una de las vecinas se me acercó, recelosa. - ¿Lo del fuego no será un truco para ver a los bomberos de cerca, verdad? - ¡Hay un incendio! - Ni huelo a humo ni veo llamas. - Aquello me cogió por sorpresa. - Ni yo... ¿A ver si no es en mi piso? - Tu sabrás que eres la que ha gritado. - La sirena del coche de bomberos atronó la calle. En seguida apoyaron una escalera en el balcón y varios bomberos se metieron en casa. La Cotilla corrió a abrir la puerta antes de que uno de los que subían por la escalera la rompiera a hachazos - Los gritos de ¡¿Dónde está el fuego?! y ¡Todo el mundo fuera! me despejaron del todo.

Se enfadaron mucho cuando vieron que había sido una falsa alarma. - "Es que mi nieta tiene un dormir muy profundo, grita en sueños y además es sonámbula" - Menuda joya tiene usted. - "Les invito a desayunar y así no habrán echo el camino en balde. Pasen al comedor" - Afortunadamente, la Cotilla había traído ensaimadas y magdalenas para todos. Poco a poco el ambiente se distendió y comenzaron las risas. La abuela es muy buena anfitriona.

Un bombero se acercó al acuario. - Me encantan los peces... pero nunca había visto uno como éste ¿qué es? - "Un pulpo de Madagascar" - Qué raro es... No tiene patas. - "Se debe a la evolución de las especies. Tiene ocho patas... juntas y forma una especie de cola de pez". - Parece una sardina... - ¡Justo! Es una sardina de Madagascar. - ¿No era un pulpo? - "Es que es... mutante" - Que bicho más raro. - "Le doy la razón" - Pascualita dejó de nadar y se dedicó a observar al bombero. - Oiga, le compro el pulpo. - No está en venta porque es un recuerdo de mi abuela" - Asombrado, dijo (cuántos años viven estos bichos?) - Pascualita zanjó el asunto, sumergiéndose para salir con fueza y regar con agua envenenada a todos. Yo grité ¡¡¡cubrirse!!! y nadie resultó lesionado.

Después me acerqué al bombero, le serví chinchón y le susurre al oído - Al bicho también le gusta pero esto solo puedo decírselo a usted. Los demás pensarán que es una aberración darle licor a un pez... Es usted mi alma gemela (en la mente lo tenía desnudo de cintura para arriba) Si se pasa por aquí cuando acabe el trabajo podremos estudiar juntos... al animalito. - Un poco más allá, la abuela y la Cotilla, que no me quitaban ojo, hicieron, sin disimulo, la señal de OK.


miércoles, 18 de febrero de 2015

Hoy tenía mono de mar. Casi puedo verlo y oirlo pero... me falta el casi, así que me he tapado como si, en lugar de ir al Mediterráneo fuera al Artico y pensando que a Pascualita le haría ilusión sentir el oleaje y el olor del salitre, la he metido en el termo de los chinos y nos hemos ido paseando hasta la playa más cercana.

Nada más pisarla, el viento ha levantado la arena y me ha saltado a la cara. A éste paso me veo vendiendo cupones. Todavía, cuando mastico, cruje la arena entre mis dientes. No he pasado ningún gusto comiendo el bocadillo de sardinas en aceite que he llevado. Hacía tiempo que no comía un manjar como éste y la culpa la tiene Pascualita. Siempre creo que al abrir la lata, encontraré otra sirena como ella y eso sería superior a mis fuerzas Por suerte creo que la única que existe en el mundo, la tengo yo.

Es un eslabón perdido en el Tiempo. De cuando los continentes aún no se habían separado. Los grandes abismos marinos debían estar llenos de estos monstruítos dedicados a cantar y enredar a los pobres pesacadores... Ahora que lo pienso, de pobres nada. Eran unos mujeriegos que, además de tener un amor  en cada puerto, también lo tenían en cada arrecife.
  
Cerca de a la orilla, he abierto el tapón del termo y Pascualita ha sacado la cabeza para ver el panorama. Enseguida se le han puesto los pelo-algas de punta. Los dientes de tiburón chocaban unos con otros. La sirena se estaba poniendo tensa y yo me temí lo peor. No fui muy rápida al cerrar el termo y el puñetero bicho saltó a suelo. Me tiré en plancha sobre ella y esperé que no me mordiera.

En el agua, unos chichos practivaban surf en unas olas cada vez más embravecida. Mientras rodaba por la arena evitando mordiscos, Pascualita se metió entre mis ropas dándo coletazos. Un señor se acercó - ¿Se encuentra, señora? ¿Le ha picado algo? - ¡Todavía no! - ¿Puedo ayudarla? - No, no. ¡Gracias! - ¿Quiere que llame a su marido? - (¿De qué hablaba este tío?) - ¡No tengo! - Bien. entonces deme la cartera. - ¿De mi marido? - ¿No me ha dicho que no tiene? - Pensaba que no me había entendido. - ¿Dónde tiene la cartera? - Entonces me di cuenta de que algo no iba bien. Le miré sin dejar de luchar contra la sirena. - ¿Quiere robarme?

Era un ladrón. Yo estaba peleando por mi integridad física ¡y quería robarme! - ¿Es un ladrón? - Si, pero solo desde que hay crisis. - ¡Vaya un consuelo! - Deme la cartera que no puedo perder más tiempo con usted. - ¿Trabaja a destajo?... La cartera está aquí ¡Cójala!

Le lancé una Pascualita enfurecida. Y cuando él quiso darse cuenta de que se le venía encima un monstruo antidiluviano, ya era tarde. La sirena clavó sus dientes entre los ojos del ladrón y no se contentó con eso.  Siguió mordiendo hasta que pude arrancarla de un tirón seco. Salímos de la playa a todo correr dejando al hombre echo un Cristo. Cuando llegué a la carretera seguía oyendo sus gritos. Me giré y le vi correr como un poseso hacia el agua. Los chicos del surf, asustados, se acercaban a socorrerlo. Me pareció que algunos gritaban - ¡Señora, señoraaaaaaaaa! pero no me di por enterada.

martes, 17 de febrero de 2015

Andresito a venido a verme y me ha traído un regalo. - "Es de parte de tu abuela y mío. Ella no vendrá hoy porque dice que, cuando te mira le da la risa floja" - Muy amable por su parte (¡bruja!) - No se lo tengas en cuenta, mujer. Ya sabes que, cuando se pone nerviosa, le pasa eso - (¡Primera noticia que tengo!) y verte en el estado en que estás, con la cara hinchada y llena de moratones, le produciría tal ataque de risa que tendríamos que ingresarla ¿Lo comprendes, verdad, nena? - Sí, abuelito (¡La madre que os parió!)

El regalo ha sido un libro: "Vida de Santos" y lleva estampitas coloreadas de los martírios de aquellos hombres y mujeres que, a base de tormentos atroces (¡válgame Dios!) lograron la santidad (¡Ya ves tu que panorama!)

Tengo los ojos tan hinchados que parezco china. Son como dos pelotas de tenis, negras, con unas finas ranuras por las que apenas distingo algo ¡Dichosa sirena! Acabaré haciendo una sopa de pescado con ella.

A poco de irse el abuelito, llegó la Cotilla - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡¿Un libro?! ¿Cómo se te ocurre leer estando cegata perdida? - Es un regalo de mis abuelos -  De tu abuela, dirás porque tiene toda la pinta ¡Que jodía es! - Mientras lo ojeaba no paraba de reir. - ¿Qué pasa? - Todos los santo ¡miran arriba! jajajajajaja - Le arranqué el libro de las manos y lo tiré lejos... sin saber donde apuntaba. Salió volando por la ventana abierta.

La Cotilla corrió escaleras abajo para recuperarlo. Subió jadeando - ¿Estás tonta? ¿No sabes que no llego a fin de mes? - A lo sumo le darán dos euros por el (yo estaba muy enfadada) -

La Cotilla se sirvió dos copas de chinchón por la carrera que se había dado - No lo venderé. Le sacaré más mostrando la cara de tonta que ponías en el desfile de Carnaval mientras ibas dándote porrazos. - ¡Ni se le ocurra! - No puedes prohibirme que me saque un sobresueldo. - ¡La denunciaré a Hacienda por no declarar sus ingresos extras! - ¡Hazlo y montaré otro altar en tu salita, con la foto de mi maestro Luis Bárdenas y otra mía ¡Será un honor para mi! - ¡Por encima de mi cadáver! - ¡Tu lo has querido! Voy a por un cuchillo.

Se me heló la sangre en las venas. Yo estaba en inferioridad física y la Cotilla ya iba por la quinta copa de chinchón... Entonces oí el conocido grito desgarrador tras un ataque de Pascualita. La Cotilla corría, saltaba y aullaba mientras lloraba a mares. La sirena le había dado de lleno en los ojos con un chorrito de agua envenenada. Y todo porque la vecina la despertó con sus gritos mientras dormía plácidamente bajo las algas y no hay humano que se vaya de rositas si eso ocurre.

lunes, 16 de febrero de 2015

Estoy fataaaaaal... No me tengo de pieeeeeeeeee... Lo veo todo negroooo... Maldita abuela y sus ideas de bomberoooooo... ¡No vuelvo a disfrazarme nunca más!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Te oyen desde la calle ¿Qué le has echo a tu abuela?... - Sentí la mano de la Cotilla en mi hombro y acto seguido, me dio tal meneo que pensé que me tiraría de la cama al suelo - ¿Boba de Coria?... ¿Eres tú? ... - ¡Claro! ¿Tan mal aspecto tengo? - Malo,no ¡peor! Das grima. Si me cuentas lo que te pasó, te invito a un colacao. - Que generosa está. - ¿En qué armario de la cocina tienes el bote?

Cuando llegó la abuela me miró con detenimiento y luego dio su veredicto. - "Durante unos días ahorrarás en sombra de ojos jejejejejejeje..." - ¡Tengamos la fiesta en paz!

Pero no la tuvimos. - ¡¿Y dices que iba mirando para arriba?! jajajajajaja - "La pobre sabe meterse en su papel... A Ramón Llull suelen pintarlo en plan místico, con la mirada fija en el cielo..." - La abuela me dijo que si desfilaba bien, me llevaría el primer premio. - "¡No se lo llevó y fue una lástima porque. la gente se partía de risa con ella!"

- En cuanto empezó el desfile puse los ojos como me había dicho y a partir de ahí, choqué con todo lo que se me puso por delante: niños, mayores, músicos, bailarines, carrozas... - ¿Por qué no mirabas, alma de cántaro? - Quería ganar el premio.... No me lo dieron porque tropecé contra la tribuna de las autoridades y pensaron que era un terrorista disfrazado. Además, dijeron que el termo de los chinos no pegaba ni con cola con el traje de fraile.

- ¿Y de que íbais tu y Andresito? (la Cotilla se dirigió a su amiga) - El de ama de cría exhuberante y yo de bebé agarrada a sus faldas. Pero no tuvimos tanto éxito como la jodía de mi nieta.- ¿El golpe de los ojos te lo hizo un camión? - ¡NO! -

Me levanté y salí a buscar el chinchón. No podía contárselo a la vecina...Aún me tiemblan las piernas al recordar lo que pasó. Pascualita empujaba la tapa del termo para asomarse y la abrí. Como no veía lo que hacía, el tapón cayó al suelo y la sirena saltó, se estrelló contra el suelo y reptó derechita hacia una comparsa de batukada. Sin perder el cielo de vista, me lancé tras ella con la mala fortuna de caer encima del bombo en el momento en que lo aporreaban ¡Que dolor más grande! Me apartaron de un empujón, me arrastré tanteando, tocando pies, recibiendo patadas y risas hasta que, finalmente, toqué la cola de pez de la sirena. Al cogerla, se revolvió furiosa y me clavó los dientes entre los ojos. A partir de ese momento, no hubo baile en el desfile, más frenético que el mío. Me aplaudían a rabiar pero... no me dieron el primer premio...

domingo, 15 de febrero de 2015

Volvía de comprar la ensaimada cuando, al entrar en el portal, un hombre se me echó encima. No tuve tiempo de gritar pero sí de darle un buen codazo en la boca del estómago que lo dejó sin respiración y tendido en el suelo como una alfombra asmática.

Entonces inicié la maniobra para rematarle. Levanté el pie, apunté a su barbilla y cuando iba a dar la patada él levantó la mano en señal de súplica. - Ba... staaaaa, po...rrr fav...or. Soy A... And... re... sito... - Aquello me sonaba a swajili. El hombre siguió repitiendo su jerga como si quisiera hacerse entender. Y así fue porque, finalmente dije: ¿Andresito? ¿Eres tú?... ¿Por qué me atacas sexualmente?... ¿Has visto las 50 sombras de Grey? ¡Pues practica con la abuela! Verás la que te monta cuando se lo cuente.

- ¡No... no... No ataco!... - Tuvo que pasar media hora hasta que la respiración de mi abuelito se normalizó. Y me contó que había venido a mi casa a esconderse de la abuela. - Quiere que me disfrace de Ramón Llull y no quiero. - ¿Por qué? Ahora está de moda. - Quiero ir de Ama de cría con unas tetas descomunales. - ¿Por qué me has atacado? - ¡Solo salía a decirte hola!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿A que no sabéis de qué voy disfrazada? - La miré detenidamente y grité - ¡De Cotilla! - ¡Vaya! otra que me ha reconocido. Esto me pasa por hacer caso al Abrebotellas.Yo quería ponerme una careta pero él me ha dicho que me bastaba con la goma...

La abuela llamó - "Nena ¿hay moros en la costa?" - No tengo ni idea porque desde aquí no se ve el mar. - "¡No eres más tonta porque no te entrenas! Es un modo de hablar para saber si puedo hablar de Pascualita" - Pues... - "Seré rápida. En un ratito vendré a recogerla. La disfrazaré de fraile y Andresito la llevará colgada del cuello en el termo de los chinos" - ¡Ni hablar! Ya me disfrazaré yo de fraile. (y colgué) - El abuelito me miraba con orgullo - ¡Esto es una nieta! Te debo una. - ¿La Torre del Paseo Marítimo, por ejemplo? (no me contestó)


sábado, 14 de febrero de 2015

La abuela ha llamado para preguntarme si había recibido algún regalo por San Valentín. - NO. - "¿Ni siquiera del butanero? - No, pesada. - "Tendría que haberte apuntado, de pequeña, a una escuela de Gheisas para que aprendieras el arte de seducir" - ¿En el Japón? No hace falta ir tan lejos. Invítame al cine a ver las 50 sombras de Grey. - "No creo que tu neurona comprenda más allá de 4 o 5 sombras del señor ese. Mejor mira varias veces La Pantera Rosa fijándote en la gracia con que camina, mueve la cabeza, deja caer los párpados. Imítala delante de un espejo y cuando te salga bien, practícas con el primero que se te ponga a tiro. A ver qué tal".

- "Yo sí he recibido un regalo por San Valentín... jejejejejeje... Adivina" - ¿Un crucero?... ¿Un collar de perlas auténticas?... - ¿Un fin de semana en París?... ¡Me rindo! - "Un cupón de la Once" - ¿Nada más? - "Y nada menos. Imagínate que me toca ¡seré rica!" - Ya lo eres. - "Lo sería más" - ¿Y si no te toca? - "¿Por qué no va a tocar?" - Es una posibilidad, abuela... Entonces a tu marido le habrá salido el regalo tirado de precio. - "Tienes razón, por una vez y sin que sirva de precedente. ¡Me va a oír mi enamorado de pacotilla! Me ha reglado el cupón diciendo que era el ganador ¡Don Juan de tres al cuarto! Verás como no toque. Se tragará el cupón mojándolo en café con leche" - Te ha cegado la avaricia, abuela. - "Sí, sí. Ahora me doy cuenta... ¡Que tonta he sido! (se la notaba desesperada) Pero te digo una cosa, boba de Coria, por el mal rato que me estás haciendo pasar ¡Como me toque no verás ni un euro, aguafiestas!".

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿que te han regalado por san Valentín, boba de Coria? - Un ruiseñor con las patas verdes ¡no te fastidia! - Eso quiere decir... ¡Nasti de plasti! jajajajajaja ¡Lo sabía! - No hace falta alegrarse tanto (mi voz rezumaba odio eterno a la Cotilla) - Pues a mí, sí. ¡Mira. Un pantalón de chandal de la mili! ¿Has visto qué detalle ha tenido Bonifacio? - Un ligue, por lo que veo... - Bueno... un hombre detallista... En nuestro grupo de Pensionistas Afectados de la Vista por Buscar la Nueva Subida de la Paga Extra  (PAVBNSPE) le llamamos, cariñosamente, El Abrebotellas. - ¿Por qué? . Porque solo tiene un diente y lo usa para todo, especialmente para abrir las botellas de cerveza. Y es un romántico que no puede consentir que una mujer se quede sin regalo en un día como hoy. Así que anoche asaltó un almacén de ropa usada y a todas nos ha dado un detalle.

He quedado muy chafada. Nadie se ha acordado de mi... ni de Pascualita. Así que he ido al mercado a comprar unas sardinas y una orquídea. Al llegar a casa, neviosa, me he confundido. He tirado al orquídea al acuario y me he comido yo las sardinas.

viernes, 13 de febrero de 2015

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡¿Te quedan croquetas de tu abuela?! - Zzzzzzzzzzzzzzzzzz - ¡¿Están en el congelador?! - Zzzzzzzzzzzzzz - ¡Si no están allí ¿dónde las busco?! - Lamadrequelaparió zzzzzzzzzzzzzzz - ¡¿Tienes taper para llevármelas?! - Ojalásecaigaporlaescalerayseescogorcie zzzzzzzzzzzzzzzz - ¡Habla claro, coñe!

¡Me tiró un vaso de agua para despertarme! ¡Me lo tiró a la cara y se quedó tan pancha la Cotilla de las narices! ¡Y eran las cuatro de la madrugada! Salté de la cama con la sensación de que me había meado y me estaba ahogando en pipí - ¡Aaaaaaaaaaah!

Estaba sola en la habitación, tiritando de pies a cabeza, sin poder explicarme qué me había pasado, cuando empezaron los estornudos y así llevo todo el día. Pensé que había tenido una pesadilla en la que la Cotilla se presentó como un monstruoso piojo que quería comerme... algo así debía ser porque preguntó por el congelador. Pero mojada sí que estaba yo... - ¡No las encuentro. Mira tú, a ver!(la Cotilla apareció de golpe) - ¡¡¡Aaaaaaaaaaah. El piojoooooo!!!

Que despertar más malo me ha dado la vecina. Y encima se ha enfadado porque la he llamado piojo.  - Vengo aquí para hacer una obra de caridad y me insultas. No sé a quién has salido. A mi no, desde luego (se quejó) - Será porque no tenemos nada en común. (dije, asombrada) - Contigo se me quitan hasta las ganas de ayudar a los demás. - Ayúdeme a mí no entrando en casa si yo no le abro. - ¿Cómo ibas a hacerlo si dormías?... Prepara café y harás algo constructivo.

Luego me contó que Jaume Santandreu, que se desvive por atender a los desheredados de la sociedad, se ha encadenado en protesta porque los dueños de la casa que le dejaron hace tres años y cuyo plazo acaba ahora, la quieren. Ahora que está adecentada y sirve de acogida, taller, sala de exposiciónes, venta de cosas de 2ª mano arregladas por los que trabajan y se sienten útiles, tiene que entregarla sin saber qué va a pasar con las personas que se acogen allí. - Que se vaya a Madrid (repliqué) Allí Rouco Valera se ha montado un ático de 400 metros cuadrados para acoger a gente como ellos. - ¿Tú eres tonta? - Soy realista ¿para qué va a querer si no una casa tan grande un jubilado sin hijos como él? - ¿Tú eres tonta? - ¿No pensará que lo quiere para pasearse por él arrastrando su capa de cardenal por los suelos de mármol? - Confirmado: eres tonta. Anda, mira a ver si te quedan croquetas que se las voy a llevar a Santandreu.

En cuanto la Cotilla se fue, Pascualita se sentó en el borde de acuario y sin previo aviso, me tiró un chorro de agua envenenada a los ojos.  ¡¡¡Será...!!!


miércoles, 11 de febrero de 2015

Abrí los ojos asustada. Se oían voces en casa y yo estaba más sola que la una. Me tapé la cabeza con el edredón de Miky Mause. Pensé, aterrorizada, que venían a matarme... Un momento ¿por qué a mi? Quién tiene dinero es la abuela. Decidí levantarme y explicarle las cosas al asesino a sueldo. Pero tenía que ser rápida y no titubear porque entonces estaría perdida. A un sicario le molesta que su víctima lloriquee. Podría ablandársele el corazón y entonces se le acabaría el negocio... Vale, sin llorar ni titubear.... Ay, me temblaban las piernas, parecían de mantequilla.... Valor, me decía a mi misma. Entonces pensé en Pascualita, mi arma secreta. Solo tenía que llegar hasta el acuario que está en la salita... Me acerqué con cautela. Tenía los nervios en tensión. El oído alerta... eso fue lo que me ayudó a discernir que la voz venía ¡de la salita!

¡Que mala pata!Estaba desarmada frente a un criminal de la peor calaña. Me mataría... lo que me preocupaba era saber cómo lo haría: hay tantos modos, basta ver los telediarios para aprender cada día técnicas nuevas... Ay, ay, ay, estaba perdida. Escuché la conversación para ver si encontraba alguna información ¡Y vaya si la encontré! Era la Cotilla quién estaba hablando por mi teléfono.

Entré de golpe en la salita, gritando - ¡¡¡¿Por qué quiere matarme?!!! - La Cotilla dio tal salto que por poco se le caen las bragas al suelo...Tuve que calmarla a base de lingotazos de chinchón. - ¿Qué hacía gastando mi teléfono? -Hablar. Es gratis. - Mientras hable con el mío, si... para usted. - He llamado a un montón de gente porque esta tarde, vamos de manifestación. - ¿Contra quién? - Contra Sanidad y la ruleta rusa que han montado a costa de los enfermos de hepatitis C. Llamamos a la abuela después de desayunar.

Se presentó en casa como su ya olvidada menstruación ¡de rojo total! - "Vamos a cantarles las cuarenta al Lucero del Alba" y se encerró en la salita, con llave. - ¿Qué le pasa a ésta? (me preguntó la Cotilla) Y aunque yo tenía una ligera idea, no le pude decir nada. Un ratito después, la abuela salí con el termo de los chinos colgado al cuello y forrado, como no, de rojo. - "¡Vámonos!" 

Al llegar a la calle, recordamos que la manifestación era por la tarde pero la abuela, una vez en marcha, no quería retroceder - Hicimos un tour por todos los edificios oficiales de la Ciudad. En cuanto decía que era la Señora de... nos abrían las puertas de los grandes despachos, cosa que aprovechaba para soltar su discurso, aderezado con palabras como: falta de sensibilidad, muerte, dolor, espanto, asesinato, irresponsabilidad, ruleta rusa... volvían a abrirse las puertas y nos echaban.

En alguna ocasión fuimos nosotras quienes las abrimos, de prisa y corriendo. Pascualita, llevada por los gritos de la abuela, entendía que era atacada y saltaba a la cara del que estaba a tiro. Era un modo infalible para que se les bajaran lo humos a los jefecillos. Los dejamos  preparados para que escucharan con mucha atención, a los enfermos que los visitarían por la tarde.

martes, 10 de febrero de 2015

Aún estoy asombrada de lo fácil que lo tienen los ricos para hacer dinero. Me dan a mi la porquería de yeso de mi abuela, lo tiro directamente a la basura. ¡Pero si era un pingajo pintarrajeado y lleno de manchas alcohólicas! Si hubiera una escuela en la que enseñaran éstas cosas, me apuntaría ahora  mismo, aunque tuviese que pedir un crédito para pagar la matrícula.

La Cotilla ha venido cargada con un montón de chatarra y lo ha dejado en el suelo de la cocina. - ¡Ya se está llevando esta basura de aquí! - Chisssst, Poco a poco ¿quién te dice a ti que entre todo ésto no hay una obra de arte? Hay que mirarlo todo con tranquilidad y saber elegir... Pero eso lo haré yo que tengo buen ojo. - ¿Quiere decir que no sé distinguir lo bueno? (la dichosa vecina había picado mi amor propio) ¡A ver quién la encuentra antes?

Como dos posesas nos lanzamos hacia el montón de quincalla y lo revolvimos de arriba abajo un montón de veces hasta que nos dimos por vencidas. Allí no había nada que valiera la pena.

Nos sentamos a comer unos chorizos con chinchón y a discutir de lo divino y lo humano. Mientras, con la punta del pie, jugueteaba con los trastos. De repente, ante mis ojos apareció un candelabro que parecía de bronce. - ¡Oiga! Esto no lo había visto. - Es de una de las iglesias en las que trabajo... No vale nada según le oí decir al párroco un día. - Podría venderlo al peso. - Ya veré... Pónlo a un lado.

La abuela llamó para saber qué hacíamos. - ¡"Ahora mismo voy para allá"! (gritó en cuanto se lo conté) - Apareció acompañada de un americano, de unos sesenta años, alto, barrigudo y con la cara tan roja como si le hubiesen estado dando tortas desde la hora del desayuno - ¿Quién es este? (pregunté) - El sustituto de Andresito (saltó la Cotilla) - "Es mister Taylor. Un entendido en arte y dispuesto a comprar"

Al mister se le fueron los ojos tras el candelabro. La abuela y la Cotilla desplegaron todo su arte en materia de trapicheo y poco después se lo vendieron a muy buen precio. Dos horas después lo había comprado casi todo y extendió un cheque por una cantidad que logró que los ojos de la Cotilla y los míos, hicieran chirivitas.

Cuando el mister se fue, la abuela salió a cobrar el talón y poco después ella y su amiga, se repartían la ganancia. - ¿Y yo? (protesté) - "¿Tú qué?" - Quiero mi parte. - "¿Por la cara? ¡que lista!" - ¡He puesto mi casa para el negocio! - "Eres la avaricia en persona... Anda, Cotilla, dale esa caracola grande. - ¿Cómo que dale?... Que cruz tenemos con tu nieta... Te la doy pero nos invitas a comer. - La abuela dijo. - "Podrías ponerla en el acuario... ¿no?" - Entonces pensé que la única que no sacaba nada del trapicheo era yo, incluso Pascualita presumiría de caracola y  encima, tenía que invitar a esas dos a comer... Menos mal que siempre tengo sopicaldo en casa.

Mientras comíamos tuve que hacerlas callar porque no paraban de alborotar comentando el magnífico negocio que habían echo - ¡¡¡Callad un momento, coñe!!! - En la tele, el locutor hablaba de los repetidos robos en iglesias. - El arte sacro es muy valorado por piratas americanos que se dedican a expoliar lo que, con tanto sacrificio entregaron, durante siglos, los fieles. Y lo hacen con ayuda de gente de aquí ¡Alimañas que no dudarían en vender a su madre para ganar cuatro chavos! - La abuela, con cara de cabreo, dijo - "Por lo visto, cualquier guapito puede ser locutor aunque confunda la gimnasia con la magnesia. Nos ha llamado alimañas el cabroncete ¡¡¡Somos comerciantes, gilipichis!!! Que pena, cómo está el País".






lunes, 9 de febrero de 2015

Geooooorge ha llegado a casa de buena mañana, cargado con bolsas del mercado - ¿Qué pasa? ¿se va a acabar el mundo? - No decir nadau a mi. Madame decir yo llevar a tu. - ¿A tú... ¿qué? ¡Jope, Unitetillo, cada vez hablas peor! - Tener empanadau mental... ¡Plis! ¿poder quedar ratitou here? - No podía creer lo que estaba viendo ¡todo un mayordomo inglés, de rodillas ante mí! Era más de lo que podía soportar recién levantada de la cama - ¡Por favor, Geoooorge, no son horas de pedirme matrimonio... Para éstas cosas hay que tener la cabeza clara y yo, ahora mismo, no la tengo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaa! ¡Ostras! ¿Te vas a casar con éste soso? - Pues... no lo sé. No sé qué quiere... - Entonces la Cotilla se hizo cargo de la situación y en el inglés que hablábamos todas desde que Geooorge está con nosotros , puso las cosa en claro. - ¡¡¡Vamos a veeeeer ¿A tí que leches te pasaaaaaaaaaa?!!! -

Poco a poco, porque el pobre quedó un poco asustado contanto grito, nos enteramos que quería tomar un té tranquilo, sin los agobios que le producía la hiperactividad de la abuela. También dijo que ella nos invitaba a comer paella en mi casa. Lo había mandado al mercado, muy temprano, para que mariscos, verdura y carnes, fueran fresquísimas - ¿Y quién hará la paella (pregunté con cautela) - Madame. - Ah, bueno... ¿Con el brazo en cabestrillo? - Nou cabestrillou... nou yesou.

Era verdad. Lo comprobé en cuanto llegó a casa. Llevaba un artilugio moderno que le sujetaba el brazo - ¿Ya está curado... Tan rápido? - "¡Que va! Esto es para sujetar el hueso. Es que Andresito ha encontrado un comprador para el yeso y me lo he quitado. Ha pagado un buen montón de euros.. Lo "adorné" con un cuento chino: le dije que ese yeso lo llevó Picasso y sus amigos pintores lo decoraron una tarde que fueron a visitarlo y empinaron mucho el codo" - ¿Has pagado los mariscos de hoy con ese dinero? - "Y el viaje de un mes a París y aún me sobra para hacer unas visitas a la Casa Dior" - ¿Y quién guisará? - "Tú, por supuesto, bajo mi dirección" - ¡Lo sabía! (dije con rabia, mirando hacia el acuario donde Pascualita nadaba entre las algas. - "Anda, vamos a la cocina (me cogió por la cintura y dijo) - "¿Qué tal se portó el butanero?" - Pero... pero... ¿Cómo lo sabes? - "Espero acontecimientos, boba de Coria"

domingo, 8 de febrero de 2015

Con el pedazo de casa que tiene la abuela en la Torre del Paseo Marítimo. Con un televisor tan grande como la pantalla de un cine. Con un mayordomo que hasta puede pelarle pipas y tostarle los cacahuetes, tiene que venir a mi casa a ver la Gala de los Goya. - "Nena, preparaté que vendremos a lo del cine" - Vaya por Dios, ya se ha cargado mi plan para esta noche, que no era otro que sentarme en pijama en el sofá e hincharme de palomitas delante de la tele.

- "Espero que te pongas tus mejres galas. No es una noche cualquiera" - ¿Cómo que no? a mi no me van a dar ningún Goya. - "Nunca se sabe hasta que no abren los sobres" - Antes hay que estar nominada y para ello, haber echo una película. Lo que quiere decir que hay que ser actríz y de las buenas... Y ni tú ni yo lo somos, así que sería algo extraordinarios que, sin comerlo ni beberlo, nos lleváramos el premio. - "Eres una aguafiestas. De todas maneras, házme caso y ponte un traje de noche" - Eso pensaba hacer: ponerme el pijama. - "¿No te atreverás?" - Pero si no nos verá nadie. "No has oído decir que el cine es magia. Pues eso"

Al salir del rolls royce solo le faltó la alfombra rosa porque iba que tiraba de espaldas. No le faltó ni un bonito casquete negro lleno de lentejuelas y una larga pluma roja rematándolo. No me quedó más remedio que rizarme las pestañas y usar el carmín rojo pasión, de los grandes eventos. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa!... ¿Dóne vais con mantón de Manila? (la Cotilla nos miraba con ojos desorbitados) - "A la Gala de los Goyas y si quieres verla con nosotras, ya estás tardando en ir a tu casa y engalanarte"

La Cotilla volvió desconocida: Se había tiznado los párpados con un trozo de carbón de su brasero. Llevaba el pelo recogido con una goma de la bolsa de galletas y engominado. Se había cambiado el delantal y engalanado con espumillón sobrante de Navidad. Era un cromo andante.  - Tendréis que dejarme el pintalabios, que no me queda... Quiero el rojo pasión. - ¡Ni hablar, que es mío! - "No seas egoísta" (gritó la abuela) - ¡Que le pongas sus babas al tuyo! - Discutimos un buen rato hasta que me quedé sin argumentos. Entonces la Cotilla se puso media barra de rouge en los labios. - Si sale así a la calle bajará la tasa del Paro porque muchos morirán de infarto (dije, rabiosa)

Con una copa de chinchón en las manos, nos pusimos de pie y cantamos a voz en grito y muy emocionadas, Resistiré. La canción del Dúo Dinámico, junto con nuestros actores favoritos. Reímos las salidas del presentador. Aplaudímos las andanadas al Ministro de Educación. Total, que disfrutamos de la Gala.

Pascualita también veía la fiesta del cine. La abuela le había echo un traje de lentejuelas color naranja y la había colocado en plan broche, junto a su escote. La Cotilla entró en el cuarto de baño a pintarse y salió con una botella de colonia con la que roció a la abuela que, de por si, ya llevaba un caro perfume francés encima. De repente, el pecho de la abuela tuvo vida propia. Buena parte de la colonia había caído en los ojos de Pascualita que rabió por escaparse del artilugio que la sujetaba y para eso, además de la cola, también usó los dientes y empezaron los gritos. La Cotilla, que ya le había dado varios tientos al chinchón, pensó que eran gritos de admiración y dijo - ¡Hija, que exagerada! Antonio Banderas está bueno pero donde se ponga el guaperas de ojos azules de El Niño, que se quite hasta el ministro Wert.

sábado, 7 de febrero de 2015

- "Tengo a Andresito, todo el día de acá para allá, buscando un marchante de arte" - ¿También vas a "sacarle" un cuadro? -"De momento no. Quiero vender el yeso cuando me lo quite el médico" - ¿Esa mamarrachada? - "¿Tú entiendes de arte? ¡No! Pues calla la boca, alma de cántaro" - Nadie en su sano juício comprará esa porquería. - "¿Te juegas algo?" - A la Cotilla. Si ganas, te la quedas y dejará de darme a mi la vara.

Naturalmente esto no cuajó y acabamos apostando que, quién ganara, invitaría a la otra a cenar en El Funeral, amigas incluídas... Ya he empezado la hucha por si acaso... Y pensado qué amigas podría llevar en caso de ganar me he dado cuenta de que... no tengo amigas y ahora estoy echa polvo, depresiva y llorosa.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿No me ves distinta? - No, Cotilla. - Mira bien... He cambiado de look... ¡Llevo una coleta! - ¿Esos cuatro pelos atados que le cuelga por la espalda, es una coleta? Menuda imaginación. - Estás faltona hoy ¿eh? ¿Qué pasa? ¿Te has peleado con tu abuela? - Quiere vender el yeso del brazo a un marchate de arte. - ¡Que lista es esta mujer! Yo voy a hacer lo mismo. - ¿Romperse un brazo? - No. Vender arte. En los contenedores se encuentran muchas cosas por las que los millonetis pagarían el oro y el moro. ¡Que pena no haberlo pensado antes! Hasta luego.

Estuve sola el resto del día y ni eso me consoló de mi desconsuelo por no tener amigos. Bebí unas copitas de chinchón en un mano a mano con Pascualita y poco a poco, nos fuimos entendiendo. No había desconfianza entre nosotras, solo risas y más risas. Ni siquiera encendí la estufa porque no teníamos frío. Estaba decidido: llevaría a Pascualita a la cena en plan amiga. Se lo comenté a la sirena e hizo la señal de OK con sus deditos. ¡Y a Pepe también lo llevaría!

Llamaron a la puerta y a duras penas llegué hasta ella. Por un extraño fenómeno que no acertaba a entender, la puerta de la calle se alejaba de mi a medida que me acercaba a ella. Y el timbre parecía más estridente que nunca. Me dio por reír. Mi primer abuelito había venido a vistarme y estaba de guasa. Mejor, era lo que mi ánimo decaído necesitaba ¡alegría!

En el rellano de la escalera estaba el butanero - Pensaba que no estaba en casa. Ya me iba. - Lo miré de arriba abajo... Era un buen especímen de hombre... - Oiga ¿quiere hacerme... ¡hip!... un favor? - ¿Qué le entre la bombona? - Bueno... ¡hip!... es una forma jajajajajaja ... de decirlo... ¡hip! - Y cerré la  puerta tras él.

viernes, 6 de febrero de 2015

Claro que he ido a ver a la abuela. La he llamado para decirle que mandara a Geooorge a recogerme. Hace tanto frío que no me apetecía andar por la calle. Me ha dicho que quién algo quiere, algo le cuesta (refiriéndose a la Torre del Paseo Marítimo, la jodía) - "Así que pon un pie delante del otro y te vienes para acá ¡Y no te olvides de Pascualita!"

La he encontrado echa unos zorros. Estaba tumbada en una butaca abatible, con unas ojeras hasta los tobillos, el brazo en cabestrillo parecía un cuadro abstracto, todo pintarrajeado con bolígrafos de distintos colores y carmín de muchos tonos. - ¡Vaya guarrada, abuela! ¿quién te ha echo esto? - "Mis amigos durante la fiesta de la boda. Y no grites que me retumba la cabeza" - Seguro que te bebiste hasta el agua de los floreros. - "El agua la tiré y les metí chinchón jejejejeje aaaaayyyyyy" - ¿Qué tal fue la boda? - "Como todas" - Que poco entusiasmo. - "Mientras los casaba Mateo guardamos la compostura" - ¿Mateo? - "El Alcalde"

Andresito le trajo una mantita a su mujer. Al verme se le iluminaron los ojos - Ya sabía que vendrías, picarona. - Entonces la abuela empezó a quejarse - "Aaaaaaayyyyyyyyyy que dolooooooor. Es insufribleeeee. Menos mal que se rompió mi brazo porque tú, cariño, no lo hubieses resistidoooo. Aaaaayyyyy ¿Te das cuenta de lo poco que me quejo, maridito?" - Eres muy valiente, mi amor ¿Quiéres que te traiga algo? - Pues... no sé jijijiji Me da apuro pedírtelo pero... me gustaría tanto que me lo vieras puesto..." - Dime que es. (dijo, babeando, mi abuelito) - Una gargantilla preciosa que vi el otro día en la calle de la Argentería... ¿Te viene de paso?" - Andresito, que ya no babeaba tanto, dijo que sí - "Es una que está expuesta en el mostrador, de oro blanco con un rubí de colgante. Verás que bien me sienta... Aaaaaaayyyyyyyy... Con éste dolor no tengo ilusión por nada. ¿Te acordarás de comprarla?"

La Cotilla vino a media mañana. -¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa!  Haces mala cara ¿es por lo del brazo? - "Es la resaca de ayer... Mira como tengo los pies ¡hinchados como botas! No paré de bailar en toda la noche..." - Ni de empinar el codo (dije yo que seguía tomando nota mentalmente de la estrategia de la abuela para sacarle una joya a su marido) - Dile a Geoooorge que vaya encendiendo la plancha que traigo gambas de las gordas para hacer un aperitivo (dijo la Cotilla) - ¿Las ha comprado? - Esta nieta tuya no es más tonta porque no se entrena ¡¿Con mi pensión?!... Son del contenedor del super y están frescas.

Cuando Geooorge las sirvió, la Cotilla arrugó la naríz y esperó a que el mayordomo saliera para decir en voz baja. - Faltan gambas. - "¿Cuántas?" - Cinco ¡Que cabrón el inglés! - " No te enfades que en el pecado lleva la penitencia".

Efectivamente, media hora después se lo llevaba una UCI móvil camino del hospital. Las gambas estaban frescas por el frío pero no ERAN frescas. A nosotras no nos pasó nada después del atracón que nos dimos porque, gracias a la Cotilla, tenemos el estómago a prueba de bomba.



jueves, 5 de febrero de 2015

Ha sonado el teléfono justo cuando entraba en casa con el carrito de la compra. Era el abuelito.-¿Quiéres que te siga asesorando para la boda? - Es que no vamos a ir. - ¡Que me dices! ¿Por qué? - Estamos en Urgencias... Tu abuela se ha roto un brazo. - Vaya... ¿cuál? - El izquierdo. - ¡Uf, menos mal. No hará falta que vaya a cuidarla. - Sea el derecho o el izquierdo, sigue siendo un brazo roto (parecía enfadado) - No es lo mismo, abuelito. Con el derecho sano ella se podrá valer muy bien.

- ¿Qué le ha pasado? - Se ha empeñado en ir hasta Lluc a ver la nieve. Era muy temprano y hacía un frío que pelaba. Antes de llegar al monasterio ha visto un campo lleno de nieve virgen y ha querido estrenarla. Cuando he parado el coche se ha tirado rodando como una pelota. Luego ha echo un montón de ángeles. No quería dejar ni un trocito de nieve sin tocar y una de las veces, al abrir y cerrar los brazos, se ha dado contra una roca cubierta de nieve y se ha roto el hueso. Recuerdo cómo gritaba de dolor y aún se me ponen los pelos de punta. Daba alaridos tan fuertes que la nieve se ha desprendido de los árboles y ha provocado un alud. Menos mal que no la ha arrastrado al abismo (dijo, compungido) - Sí, hubiese sido una desgracia que, después de lo que ha trabajado la modista en el traje de neopreno, al final no se lo pudiese poner. - El abuelito me ha mirado, luego a la botella de chinchón y ha dicho- ¡Que cruz tengo contigo!

A media tarde ha llamado la abuela - "Ves preparando a Pascualita que dentro de un rato pasaré a buscarla" - ¡Abuela! ¿Vas a ir a la boda después de todo? - "He podido arreglarlo. Le he dicho a la modista que me abra la costura de la manga para que quepa el brazo enyesado... Que exagerados son los enfermeros poniendo yeso. He tenido una bronca con ellos. Les he pedido que me pusieran menos porque no me cabrían ni las pulseras ni la manga pero, como quién oye llover." - ¿No te duele? - "No. Y si me duele, me aguanto. No voy a perderme una boda de la que soy la madrina ¡Pensé que no llegaría nunca este momento (se le quedró la voz por la emoción) ¡Como tú no estás por la labor!" - ¿Mañana te dolerá? (tenía que apartar de su mente todo lo que tuviera que ver conmigo) - "Claro. No tendré otra cosa que hacer que quejarme. Y encima no podremos ir a El Funeral porque estará cerrado por resaca. Menudo día les daré a quienes tenga cerca jejejejejejeje.. ¿Vendrás?". - ¡Ni lo pienses! - "Te estás jugando la Torre del Paseo Marítimo... Que lo sepassssssssss"





miércoles, 4 de febrero de 2015

Me ha llamado Andresito. quiere pedirme opinión sobre la ropa que tiene que llevara a la boda del chico de El Funeral. Estoy asombrada ¿Me han echo su asesora de Imagen?... Si es así tendré que cobrarles porque no es un trabajo cualquiera. Se requiere experiencia y conocimiento de la moda... Vaya, tendré que
despedírme  de mi jefe. Que digo despedirme ¡Le tiraré el dinero del finiquito a la cara! jajajajajaja ¡Voy a ser rica! Me entrevistarán en el Vanity Faire. Seré famosa y hasta la realeza me pedirá consejo sobre lo que debe o no, llevar... Por lo pronto, al abuelito le cobraré 10 euros... Me parece poco... 12 euros...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿Que rumías entre dientes, alma de cántaro? - Un respeto que está hablando con una Asesora de Imagen, Cotilla. - ¿Eres tú? Pues mira, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, conviene que vayas a la iglesia del barrio y mires de arreglar la imagen de San Roque. El escultor tuvo la ocurrencia de poner un perro con rabo. Hay que cortárselo y que quede bien... ¿En que pensaría este hombre cuando lo hizo? Todo el mundo sabe que el perro de San Roque no tiene rabo, porque Ramón Ramírez se lo ha cortado. - No entiende nada, Cotilla... ¿Cuánto podría cobrarle al cura? - Lo menos 50 euros. La mitad para mi.

El abuelito llegó con varios trajes: un smoquin, un traje de domingo y otro de charro mejicano. _ ¿Cuál elegirías tu? - La decisión fue rápida - Viendo cómo va a ir la abuela, el de charro es el más apropiado. - Eso ha dicho ella también... ¿No es demasiado grande el sombrero? - Ponte una boina. - ¿Has bebido? - ¡¡¡Abuelito!!!

La abuela llamó más tarde y la puse al corriente. Luego le pregunté - ¿A santo de qué eres la madrina de la boda? ¿No tiene madre ese chico? - "Claro que tiene pero ha dicho que si vamos todos los habituales de El Funeral, ella no va" -  Entonces no vayáis. - "Tenemos que ir porque la madre de la novia nos ha invitado a todos expresamente. Dice que nos necesita para bailar juntos ¡Paquito chocolatero!" - ¿Se casa la hija de tu amiga Conchi? - "Si. Y además, el dueño prefiere que no vaya su mujer y hacer negocio con nosotros porque éste no cierra el bar ni por la boda de su hijo... Toma, ves probándole este traje de plástico de los chinos, a Pascualita. Quiero que vaya a la boda echa un pincel " - ¿Y yo? - "Que yo recuerde, no te ha invitado nadie, boba de Coria

martes, 3 de febrero de 2015

He subído al monte a por piedras para meterlas en los bolsillos del abrigo y que el viento no me lleve. Al regresar a casa he visto llegar el rolls royce de la abuela. Luego, Geooorge ha bajado una montaña de paquetes de tiendas de ropa y ha subido, con paso inseguro, detrás de mi. Le he abierto la puerta y los paquetes se han desparramado sobre el sofá de la salita.


La abuela ha subido más tarde porque se ha liado a discutir con los del atasco que se forma cada vez que viene. - "Me han echado en cara que ellos tienen más derecho que yo de aparcar ahí ¡Como si yo no pagara impuestos! Le diré a Andresito que deje de hacer tonto y se busque un entramado de abogados que le arreglen las cuentas, como le hacían a la Duquesa de Alba y nos va a salir la Declaración de la Renta a devolver".

- Eso sería un fraude, abuela. - "No. Se llama ser espabilado" - Andresito no querrá... - "Porque es tonto hasta decir basta... Pero no he venido a discutir contigo, sino a que veas cómo me sienta la ropa que he comprado" - Y a ponerme los dientes largos (dije, de mal humor) - "Naciste envidiosa. Que le vamos a hacer"

- "Tenemos una boda el jueves y no sabía que ponerme" - Pero si tienes los armarios a reventar de ropas preciosas. - "Claro, porque soy rica. Pero, a pesar de ello tengo frío y no quiero coger un resfriado que me lleve al otro mundo pegada a un klineex lleno de mocos. ¿Te imaginas, morirme sin glamour? Pero ya tengo la solución." Entre todo el baratillo de ropa cara, había varios trajes de neopreno de distintos colores, ninguno discreto.- "¿Qué te parecen? con estos no tendré frío y le quitaré el protagonísmo a la novia
jejejejeje"

- ¿No lo dirás en serio? - "El único problema que le veo es que, como voy a ser la madrina... Me lo han pedido encarecidamente y no he podido decir que no porque es el hijo del dueño de El Funeral... tendré que llevar mantilla y peineta y no sé dónde clavárla" - ¿Y tus brillos y plumas, tus volantes, tus zapatos de tacón altísimos? - "Llevaré de todo y más pero no tendré frío. La modista lo pegará todo en el neopreno. Nadie me hará sombra este día... Estoy pensando que si me ponen una especie de ensaimada de platilina en la cabeza, podré llevar la peineta con mi gracia habitual" - Abuela, veo que el ataque de Pascualita, además de hincharte los ojos, te ha estropeado el cerebro.

 





lunes, 2 de febrero de 2015

- "Nena, no salgas que luego pasaré por tu casa" - ¿A dónde quieres que vaya si es de noche? - "Me da la impresión de que en tu barrio amanece más tarde que en el mío" - Será eso. Como sois ricos el sol os alumbra antes (dije con retintín) - "¿Te has levantado con el pie izquierdo?" - Con ninguno. Estoy en la cama, tapada hasta las orejas. - "Qué suerte tienes de ser pobre. Aún puedes dormir un poco más."

Naturalmente no puede porque me había desvelado. Y encima no me dijo para qué vendría a casa... Di unas cuantas vueltas en la cama pero no conseguí otra cosa que ponerme de los nervios. Entonces llegó la que faltaba para el duro:  ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Haz café que traigo croasans fresquitos.

Decidí no tirarla por la ventana porque era muy temprano y al estrellarse contra el suelo podría despertar a los vecinos, así que hice el café y mordí uno de los croasans. Estuve a punto de quedarme sin dentadura porque, más que fresquito estaba ¡helado! - No seas quejica. Se han helado con el frío de la calle... Encima que te los traigo gratis, te quejas, desagradecida.

Sobre las doce del mediodía llegó la abuela. - ¡Me has tenido toda la mañana pendiente de ti! Podrías avisar que vendrías tarde. - "¿Acaso tienes algo mejor que hacer?... Traigo regalitos" - Ah, bueno. Así me callo... Si no es mi cumpleaños ni mi santo... ¿A que viene los regalos? - "A que hace frío y la pobre Pascualita puede quedarse pajarito" - ¿Pascualita?... ¿no me traes nada? - "¿A ti, por qué? Si tienes frío te tapas o te arrimas a la estufa pero la sirena no puede, por eso le traigo unos chubasqueros forrados de piel sintética que he comprado en la tienda del señor Li..." - ¡Toda la mañana de plantón y no me traes nada! - "Que cruz tengo contigo, pedigüeña"

Sin ningún miramiento, cogió a la sirena que dormía tranquilamente bajo las algas y le colocó uno de los chubasqueros. Se lo cerró con el velcro y la dejó sobre la mesa del comedor para ver qué tal le sentaba - Ya te lo digo yo (dije, llena de rencor) parece un chorizo con brazos. - "No sé a quién has salido... Está monísima" - Lo que está es cabreada.

Era verdad. Nadie despierta a Pascualita y queda impune. En un santiamén el chubasquero quedó echo trizas cuando, en un ataque de rabia, la sirena usó dientes y manos para desembarazarse de su "prisión", luego recogió los pedacitos con la boca y se los tiró a la abuela a la cara junto con un chorrito de agua envenenada. Los gritos los oyó Geoooorge que estaba en el rolls royce rodeado del concierto de pitos habitual. Subió corriendo, asustado y en seguida se unió a mi en la carrera al rededor de la mesa, para coger a la abuela y poder calmarla a base de chinchón.





domingo, 1 de febrero de 2015

- "Nena, tu abuelito ha perdido la chaveta y por más que la ha buscado no la encuentra" - Es duro vivir contigo, abuela. Reconócelo. Hay que ser de una pasta como la mía... - "¡Oye (su voz sonaba entre el asombro y el enojo) - Tienes un genio endiablado y mandas más que un capitán general... - "¿A qué viene eso?" - Alguien (yo) tiene que abrirte los ojos para que retifiques.... ¿cuánto crees que puede aguantar un hombre como el abuelito antes de darte una patada en el culo? - "¡Que idea acabas de darme! No te muevas de aquí que ahora vengo"

Entró en casa como el caballo de Atila: pisando fuerte pasillo adelante y arreándome un sopapo en cuanto me tuvo delante. - ¡¡¡Abuelaaaaaa!!! - "Ni abuela, ni leches. Te tengo dicho que no bebas hasta la hora de la comida, boba de Coria ¡y date la vuelta!" - Entonces me pegó una patada en la retaguardia que fui a dar con los dientes en el aparador.

Pascualita, subió rauda hasta el borde del acuario. Cuando me vio trastabillar por todo el comedor hasta estrellarme, aplaudió a radiar, luego hizo la ola la muy hija de su madre. - ¿Ves como tienes mal genio? - "Intento explicarte que Andresito, con la que está cayendo, quiere que vayamos de viaje a la nieve a esquiar y tu me sales echando bilis por los poros"

Tuve que invitarla a desayunar cola cao con ¡dos ensaimadas! Me va a arruinar ésta mujer. Luego nos explicó (a Pascualita y Pepe más que a mí) que no quiere ir a pasar frío sino a una playa desierta de arena dorada, en los Mares del Sur. - ¿Y si os sube el colesterol estando allí, qué haréis? - "El amor bajo un cocotero" - Con el meneo os puede caer un coco en la cabeza. - "Mientras no sea la mía..." - Por allí habrá tiburones... - "¡Calla ya, agonías! ¿Cómo podéis aguantarla?" (preguntó a nuestros amigos) - Pascualita saltó, inesperadamente hacia mi mano y me mordió. Retiré la mano y tiré a Pepe. Mientras la cabeza rodaba por el suelo de la cocina, yo daba saltos mortales gritando como una posesa.

Un rato después,la abuela salía de casa con un escueto bikini amarillo en el bolso. - "Cuando Andresito me lo vea puesto, nos vamos, fijo, al Caribe"