miércoles, 28 de enero de 2015

La abuela me ha llamado, preocupada - "He pasado mala noche. No me podía dormir y he dado más vueltas que un molino... Estoy asustada, nena" - ¿Por una noche de insomnio? - "Creo que la cosa es más grave..." - ¿Te duele algo? - "Sí... " - ¿Has tenido un empacho? Te tengo dicho que no abuses de la cena. - "No abusé... Comí las sobras que había en la nevera antes de que se estropearan:  dos cucharaditas de fabada; un trocito de tortilla de patata; tres costillitas de cordero..., un bocadillo con dos anchoas. Y de postre comí queso con olivas trencades y una guindilla. Ya ves, poca cosa... Ahora voy a tu casa" - ¿Para qué? Si ya me lo has contado todo. - Pero solo oí el tú-tú-tú del teléfono.

Poco rato después se formó el ya clásico concierto de bocinas debajo de casa. La abuela tenía mala cara - ¿Te estás muriendo? - "Vas a tener un tío" - Ya estás otra vez con la murga del biznieto. Ya me buscaré yo el tío. - "No van por ahí los tiros. Va a llegar antes el tío que el biznieto" - Así es como ocurren las cosas. - "Estoy embarazada y tu tío quiere nacer" - Lo que tienes es, o un empacho o un embarazo psicológico como un piano. - "¡Lo que tengo son los dolores del parto! Vamos a urgencias"

No quiso escucharme cuando le dije que se iban a reir de nosotras. Que saldriamos en los periódicos junto a las noticias del pequeño Nicolás... pero no quiso escucharme y Geooooorge acabó llevándonos a urgencias. Una vez allí, me negué a acompañarla más allá de la sala de espera - "Que sepas que la Torre del Paseo Marítimo será para tu tio" - No tuve más remedio que ir con ella a ver a la comadrona.

Menos mal que se lo tomaron bien, ella y las tres enfermeras a las que llamó. - ¿Y cuántos años dice usted que tiene jijijijiji? - "Sé que parece extraño pero, mi caso, es como el de esa monja de clausura que pensando que solo tenía un fuerte dolor de barriga, parió un crío. A mí me está pasando lo mismo... con el agravante de que yo, ni soy monja ni estoy enclaustrada... ¿Sabe usted si van a ser gemelos?" - Es muy probable jijijijijijiji... Convendría llamar a su marido... si es que tiene. - "¿Insinúa que tengo un amante?. Está equivocada, tengo varios" - ¿Y de quién es el niño? - "De nadie. Es un milagro, como el de la monja." - ¡Y que lo diga jjijijiijijijijiji!

Cuando salimos del hospital, Geoooooorge y yo teníamos que contenernos para no reír, en cambio la abuela estaba más enfadada que un mono. "El niño" resultó ser un AIRE revoltoso que no dejó de dar la lata hasta que fue expulsado, apestosa y sonoramente.




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