martes, 16 de diciembre de 2014

A media mañana ha venido Andresito. Estaba compungido y parecía haber envejecido unos años (si eso es posible dada la edad de mi abuelito) - Nena ¿puedo quedarme en tu casa? - ¿Hasta cuándo? - Hasta que tu abuela entierre el hacha de guerra. - Pueden pasar años... - Me temo que sí. - Pues vaya.

Soy el paño de lágrimas de mi familia. ¿Qué culpa tengo yo de ser una persona tan agradable y desprendida? ¡Mecachis en la mar! Y encima tendré que pagar yo los gastos porque estos, cuanto más dinero tienen, menos gastan.

- ¿Qué ha pasado para que te haya echado de casa? - No me ha echado. Me he ido yo porque allí la atmósfera está muy enrarecida. Mi mayordomo quiere denunciarme al Tribunal de Derechos Humanos de la Haya, por un crimen contra la Humanidad que no he cometido. - ¡Jopé! ¿Es por lo del Santo Mandinga? - ¡Ni me lo nombres! También piensa denunciar a la Santa Sede por haber subido a los altares a mi antepasado. No se anda con chiquitas el inglés. - Despídelo. - Me denunciará al Sindicato. Y encima, tu abuela, le da la razón a Geooooorge y ha echo causa común con él. ¿Te das cuenta del lío en que estoy metido? - No me gustaría estar en tu pellejo, abuelito.

Sonó el teléfono - "¿Está el genocida de tu abuelo ahí?" - No le llames así que no ha echo nada. - "¿Te parece poco venerar a un santo más falso que Judas?" - Si la Cotilla es capáz de venerar a los chorizos que nos han limpiado España dejándonos solo la calderilla, me creo cualquier cosa. - "Pónle a Pepe en la mesilla de noche para que al despertarse, vea el resultado de su crimen" - ¡Y dale! Que ni él ni la Momia tienen la culpa. - "Ella no, porque ya ha expiado su culpa aguantando, durante tantos años, al cabestro de su marido" - Eres injusta y lo sabes. Tu lo que quieres es quedarte a solas con Geoooorge ¿a qué sí? - "A veces no pareces tan tonta"

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