domingo, 23 de noviembre de 2014

"Milagrosamente" la bisabuelastra ha mejorado. El cura jura que ha sido por recibir los santos óleos. Andresito que por haber podido echarme en cara su enfado. El Médico piensa que es una situación digna de estudio. Geooooorge no deja de repetir : ¡Milagrou! La abuela está segura que en su curación tuvo mucho que ver la "medicina" que tomó - Si era agua, mujer... Se la dio la niña. - Yo no decía nada y reía al pensar en lo cachonda que era la Momia a pesar de sus muchos años.

- "¡Nena, venimos a comer mi suegra y yo!" - ¿Y el abuelito? - "Está castigado" - Tuve que esperar que llegaran a casa para enterarme del por qué del castigo. - "Le propuse celebrar que su madre está muchísimo mejor, en El Funeral, con todos los amigos y frunció el ceño - Tendríamos que ir muy pronto. No quiero que le de el relente. - "Pero si apenas pisará la calle. ¿Y qué es pronto para ti?" - Llegar a las 4 y marcharnos a las 6. - "¿De la madrugada?" - ¡Ni loco! De la tarde.- Quiero ir al Funeral con todas las consecuencia (se quejó la Momia a su hijo)

Yo estaba preocupada porque llevaba toda la mañana sin encontrar a Pascualita. Había desaparecido del water-acuario y ya no sabía dónde buscar, de  modo que, aunque escuchaba la charla de mis abuelas, en realidad no les hacía mucho caso. ¿Dónde se habría metido la dichosa siena? En un aparte se lo comenté a la abuela - Cuidado dónde pisas que no sé dónde está.

- ¡Avemariapurisimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Momia aplaudió - ¡Esta mujer es puntual como un reloj¡ - ¿Tienes hambre, abuelastra? - Me comería un buey pero tomaré algo más ligero porque ésta noche quiero bailar hasta la hora de cierre. - ¿Te dejará Andresito? - No le queda más remedio porque el testamento lo tengo yo... ¿Por qué no vienes con nosotras? - A la hora del postre, al coger una naranja del frutero toqué una cosa viscosa - ¡Aaaaaaahhh! - "¿Qué pasa? - Acabo de .. ver a... a..." - Nena, te hace falta un novio que te alegre las pajarillas. Vente con nosotras y haber si pillas uno que esté bueno... Anda, trae el chinchón y le daremos un tiento - ¿Antes de comer?

La abuela fue a por el broche donde colocaba a Pascualita de adorno. La sirena, como sabía que si se sentaba allí, salían a la calle, reptó y se colocó de forma adecuada. Después del café y unas cuantas copas más, dormimos una siesta digna de un Rey. Luego nos arreglamos, abusando de polvos, rimel y coloretes porque nos sentíamos encantadas de habernos conocido. El rojo pasión en los labios fue lo que nos distinguió de las demás mujeres de la cafetería. - Nadie lo lleva como vosotras (suspiró Conchi en cuanto nos vio entrar) Yo pensaba que para la Momia era excesivo pero, si le gustaba, yo no tenía nada que objetar.

Cuando empezó la música solo quedaron sentados los que apenas caminaban, pero no se quedaron quietos e hicieron lo que pudieron moviendo las sillas de ruedas por el local. Unas horas después, subieron a la Momia a la barra del bar y bailaba en plan Coyote junto con otras mujeres desenfrenadas, cuando entró Andresito y a punto estuvo de caerse al verla. Otro tanto me ocurrió a mi cuando me fijé que quién llevaba prendido en el escote el broche con Pascualita encorporada ¡la Momia! Dudé un segundo sin saber qué hacer. Luego decidí que ambas se lo estaban pasando bomba y seguí bailando y disfrutando de una abuelastra tan lanzada..

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