miércoles, 26 de noviembre de 2014

Me he levantado temprano para acondicionar la habitación que fue de la abuela, para la Momia. Y de paso  deshacerme de toda la parafernalia del dichoso altar de los Amigos de lo Ajeno. Ahora la salita parece más grande. Luego iré a la tienda de los chinos del señor Li a comprar cosas para montar el altar del santo Mandinga. Pero primero hablaré con Pascualita. Es mejor consultar las cosas porque del intercambio de ideas surge la inspiración... Creo que también pediré la opinión de Pepe. Ha recorrido mucho mundo y visto muchas cosas... Quizá la idea buena salga de él.

Después de desayunar y cansarme de hablar intentando que mis ¿amigos? entraran en la conversación, lo único que he sacado en claro es que lo del altar al santo les importa un pimiento... No pensé yo que fueran ateos. Y casualmente, los dos... ¿Se conocen de antes de entrar ambos en mi casa?... ¿Se traerán algo entre manos contra mi?... Es una idea inquietante... ¿Por qué no me habla Pepe? Ya sé que tiene el cuello cortado y la boca cosida pero, como dice el refrán, quién quiere, puede... ¿Será el pequeño Nicolás camuflado? Si, son dos pero, con éste tío, nunca se sabe...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh! ¿Qué has echo con mis gurús? - Si se refiere a las fotos, aquí están. Al resto le he dado puerta. Bueno, me he quedado algunas velas poco usadas que aprovecharé para el nuevo altar. Cotilla, desde hoy, en ésta casa, habrá una santa reliquia de verdad y no de pacotilla como todo lo suyo. - ¿La has robado? - No. Vendrá con la Momia. - ¿Andando? - ¿Andando, quién? - La reliquia. - ¡Como va a caminar una rebanadita de pene ! jajajajajajaja - ¿Tú te escuchas? Cuando tu abuela y yo te decimos que estás mustia y falta de riego, no nos escuchas. ¡Y ahora tienes alucinaciones erótico-festivas!

Me fui a ver al señor Li mientras la Cotilla seguía con el tema. A mediodía, cuando el rolls royce aparcó en la parada del autobús y Geooorge subió a mi abuelastra en brazos hasta la salita, una tela adamasquinada cubría un pequeño palé que me dio el señor Li al ver que no estaba dispuesta a gastarme más allá de 5 euros en una mesita, dos metros de damasco, dos candelabros de cristal y poco más. Al despedirme me dijo : Hale, con esto vas que xutas. Y cerró con un portazo, .

Pasé de la Momia y concentré toda mi atención en la reliquia de San Mandinga - ¿Dónde ésta. Dónde está? - apremié al Unitetillo que, con su flema británica, sacó del bolsillo una botellita de cristal de unos 10 centímetros de largo y con mucha parsimonia, la puso sobre el "altar" - ¿Esto que es? - Geliquia. - ¡¡¡¿Esto?!!!

La Momia estaba encantada con el resultado del altar. - A quedado precioso... Y ese detalle final me ha emocionado, nena. -

La Cotilla, que no ha cejado en su empeño de encontrar una lupa en la basura para poder ver su menguada pensión, por fin la encontró. Hoy mismo. En cuanto la vi, se la compré. - Tu tramas algo (me dijo) - Coloqué la lupa sobre la botellita y entonces vimos la reliquia con toda claridad. - Que desilusión (dijo la abuelastra) Nadie diría que esto es... lo que es. - Pero lo que cuenta es que lo es (dije sin estar muy segura de lo que decía). - Sí... Tienes razón... Vamos a rezarle el rosario. - La Cotilla y yo, al alimón y sin haberlo planeado, dijimos - ¡Primero habrá que bendecirla! - La abuela, que entraba en ese momento, gritó - "¡Niña, trae el chinchón!"

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