miércoles, 5 de noviembre de 2014

Estaba en mi clase de natación cuando vi a la abuela en bikini, gorro y gafas, sentada en la grada esperando su turno para entrar en la piscina. La saludé con la mano - ¡No sabías que ibas a venir! - Se hizo la loca mirando para otro lado. - ¡Abuela. Estoy aquí! - Se puso a hablar con una compañera que acabó dándose cuenta de que la llamaba. Solo entonces y a regañadientes, me miró, pero solo de pasada y la vi negar con la cabeza. Insistí, mosqueada, hasta que no le quedó más remedio que acercarse al borde de la piscina. - ¿Qué pasa, abuela? - "No me llames abuela, que me avegüenzas"

 Me sentí ofendida - "Llevo un rato viéndo como te ahogas. Tragas tanta agua que tendrán que rellenar la piscina de nuevo. Pareces un pato mareado y encima te hinchas a patalear y no te mueves del sitio mientras el resto de las nadadoras van y vienen como cohetes ¿No me dirás que no es para estar avengonzada?" - Visto así... pero tendrías que apoyarme moralmente, darme ánimos. Decirme que no lo hago tan mal ¡Que soy tu única nieta! - "No me lo recuerdes"

Al terminar mi clase encontré a Geooorge, con el rolls roice aparcado en un vado, esperando a la abuela. Llovía a cántaros y le pedí que me llevara a casa pero un mayordomo inglés es un perro fiel y como no tenía permiso de su señora, ni siquiera parpadeó cuando me dijo que NO. - Entonces déjame entrar o acabaré calada hasta los huesos. - NO. - ¡Oye, bonito de cara, ya estás abriendo la puerta si no quieres quedarte sin la otra tetilla! (le grité, pero mis palabras quedaron ahogadas por el ruído de la lluvia)

Como no había nada que hacer y ya parecía una sopa, preferí mojarme un poco más a seguir implorando y me marché andando hasta casa. Allí me sequé y cambié de ropa, luego tomé un cola cao calentito y una aspirina para quitarme la tiritona, mientras le contaba a Pascualita lo que me acaba de ocurrir. La jaleo de cohes debajo de casa me anunció que había llegado la abuela. En cuanto entró le salté a la yugular - ¡Me estoy poniendo enferma por culpa del desgraciado de Geoooorge! ¡Dale una patada en el culo y mándalo a tomar té a su tierra! - La abuela me ignoró y se dirigió a Pascualita - "Hola, bonita ¿Quiéres que demos un paseito en mi coche y verás llover?" - Metió a la sirena en la cantinplora de los chinos y se fueron hacia la puerta. No me lo podía creer - ¿Por qué ella puede ir en el coche y yo no? ¡¡¡¿Por qué?!!! - "Porque ella sabe nadar" - Y desaparecieron tras la puerta del ascensor.

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