lunes, 20 de octubre de 2014

Estaba a punto de salir hacia la tienda del señor Li a recoger el sucedáneo de sireno que le encargué, cuando la Cotilla entró como una tromba en casa. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - ¡Oiga! Que me voy... - Primero vamos a encender una velas al altar de los Amigos de lo Ajeno- - Lo que tiene que hacer es desmontar ese tenderete que me da verguenza que alguien lo vea. -  Pero si son unos tíos de los que se visten por los pies. - ¡No diga tonterías! Son lo que antes se llamaba, ladrones de guante blanco.

Me hizo el mismo caso de siempre: Ninguno. Y encendió los cabos de velas que había, más otros que se trajo de las iglesias donde "trabaja" - Blesa ha tenido el cuajo de decirle al juez que vaya a pedirle el dinero de la fianza a su Seguro ¡Que vaya el juez! jajajajajajaja ¡Blesa es mi héroe! jajajajajajaja - Cotilla, tranquilícese, mujer, que le va a dar algo... jijijijijijijijiji - ¿Te ha dado la risa tonta? (me preguntó la vecina, sorprendida) - Sí, porque aquí, el que se habrá quedado ancho habrá sido el juez cuando haya puesto en su sitio a su "héroe" jejejejejeje - Que cruz tenemos contigo.

Por fin llegué a la tienda del señor Li. - Tenel sileno. ¿A vel si gustal a ti? - Abrió un paquete y apareció un pez con cuerpo de Geyperman y cara ¡del señor Li! - ¿Pero... pero esto qué es? - ¿No gustal? - Es muy feo. - No. Sel bonito del Nolte... chino. - ¿Por qué chino? - ¿Tu sel lacista? (al hacer ésta pregunta, sus ojos se conviertieron en dos rayas amenazadoras y me vi rodeada de los trabajadores chinos de la tienda) - ¡Que voy a ser racista yo, hombre! Es que no me lo esperaba así... ¿Hay sirenas chinas? - En China habel de todo. Nosotlos copial.... Tu pagal y santas pascuas.

El sireno me costó un riñón y parte del otro. La abuela tendría que financiarme la mitad, por lo menos. Pero en cuanto se lo comenté, dijo que nanay - "¿Me consultáste? No, hija, no... ¿Tu sabes lo que le va a durar ese juguete? Lo que un bizcocho a la puerta de un colegio"

Enseñé el "sireno" a Pascualita - ¿Te gusta? -  Busqué el interruptor de las pilas pero no llevaba. Vaya negocio que había echo. Para qué quería un pez que no se movía. Tenía dos agujeritos a la altura de sus riñones y una tapa que, al abrirla, vi que guardaba un cordón eléctrico con su pequeño enchufe correspondiente. Sin pensar, lo enchufé a la corriente y se lo di a Pascualita. Salió a la velocidad del rayo, lo abrazó y cayeron juntos al interior del barrilito de cristal. El agua se llenó de chispas. ¡Menuda descarga! - ¡Pascualitaaaaaa! (grité mientras corría a desenchufar) ¡La he matado, la he matadooooooo!

Ha quedado con el pelo-alga chamuscado, los ojos bizcos, la piel a topos negros y grisaceos, la cola tiesa y chamuscada y lleva cogido al sireno como si estuviesen pegados uno al otro. He hecho un amago de quitárselo y ha saltado hacia mi con la dentadura de tiburón hacia afuera. He llegado a la conclusión de que, esta vez, he dado en el clavo. ¡Pascualita ha tenido un orgasmo!

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