miércoles, 23 de julio de 2014

La abuela se ha levantado la primera para asomarse a la puerta del albergue, despertando a todos con su taconeo. - "¿Dónde estará el inglés de las narices? ¡Me va a oír! - La Cotilla se acercó a su amiga cuando un peregrino les lanzó un zapato y le dio de lleno en la cabeza. -¡Mucho peregrinaje, mucha espiritualidad pero la mala leche no se os despega, jodíos! - El autor del lanzamiento se cuidó mucho de que no le vieran.

Desayunamos y metí a Pascualita en una de las garrafas de agua mar para que estuviera más ancha y viera mejor el paisaje. De todas maneras tapé un poco la garrafa con una camiseta. Llevábamos un buen rato andando... unos 500 metros y nos paramos a descansar cuando un grupo nos adelantó. El que parecía llevar la voz cantante se dirigió a la abuela - Señora, no está permitido llevar lentejuelas en el Camino, ¿No ve que deslumbran y nos puede dejar tuertos? - "Por mi como si te la machaca un pollo" - Eso no le gustó al hombre y se mosqueó - ¿No es mucho tacón para unas piernas tan viejas? (dijo riéndose) - "Debes tener la boca reseca de decir tantas burradas" (Me cogió la garrafa y se la entregó al peregrino que no se dejó amilanar por una vieja minifaldera y le dio un buen trago al ¡agua de mar! Hizo ademán de separar la garrafa de sus labios y no pudo. Sus acompañantes que debían conocerlo bien, habían seguido andando y no vieron como Pascualita había clavado sus dientecitos de tiburón en los morros del bocazas. Me costó bastante arrancarla de allí pero, al final, él se fue gritando, saltando y llorando a lágrima viva mientras la sirena se relamía después de haberse comido el trocito de carne que había quedado entre sus dientes.

Más adelante, la Cotilla comentó: - Mirad lo que cogí del bolso de Lola, la chica que ayer lloraba tanto... - ¡¿Cogió?! (me alarmé) - ¡Claro! porque se le cayó al suelo... - Y sacó una caja de tampones. - ¿Para qué los quiere usted? - Para venderlos... ¿Sabes para qué sirven? - La abuela y yo levantamos los ojos al cielo y proseguimos nuestro camino.

Dos horas y un montón de paradas después, sonó el móvil de la abuela - "¿Qué quieres, Andresito? ¿No ves que estoy caminando?... ¿A la carretera? ¿Qué carretera? ¡A mi no me hagas andar más de lo necesario!... ¿En ésta que está cinco pasos a mi derecha?... ¡Ya veo el rolls royce!... ¿Qué haces tú aquí?" - El semblante de la abuela se oscureció - "El aguafiestas de tu abuelito ha venido a fastidiarme ¿Cómo voy a ligar con Santiago con él aquí?" - Quise sacarla de su error pero no me escuchó y subió al coche echando chispas. - "¿No subes?" (me preguntó) - Hay que ir por el camino, sino no vale - "¡Qué pesada estás con eso... ¡Geooooooooorge! Ya la has oído" - Y el rolls royce salió de la carretera.

Paramos a comer en una fonda y a la hora del café, la Cotilla sacó la caja de tampones, cogió uno por la cuerdecita y le dijo a Geooorge - Tu que ser inglés sabrás qué ser esto. Es como bolsita de té... ¡Ay, perdona! -  El tampón cayó en la taza de café del mayordomo y la Cotilla vio, maravillada, como absorbía hasta la última gota - ¡Menudo negocio voy a hacer con ésto! Se deja caer en un plato de sopa, por ejemplo, la absorbe y después, en tu casa, lo chupas y te la tomas ¡gratis!

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