sábado, 26 de julio de 2014

El unitetillo inglés ha pasado de ser nuestro mayordomo a un pasajero más del rolls royce que ahora conduce el abuelito. Nunca he visto una persona más quejica que Geoooorge. Desde que Pascualita le arrancó la tetilla no para de lamentarse y llorar. En el ambulatorio al que tuvimos que llevarle donde, por cierto, no supo explicar cómo la había perdido, se quedaron admirados al ver la herida - ¡Esto es un bocado en toda regla! - gritó el médico al verlo y corrió a llamar a todo el personal que se encontraba allí. Poco después todos levantaban sus móviles para inmortalizar el desgarro.

Cuando le confirmaron que la tetilla había pasado a la historia (solo yo sabía que había "pasado" al estómago de Pascualita) Geooooorge volvió a llorar a moco tendido. - ¡No llore, hombre. al fin y a cabo no tiene que dar de mamar! (fueron las consoladoras palabras del médico)

Mientras tanto, la abuela intentaba sonsacarme lo que había pasado pero como yo estaba enfadada con ella por no hacer el camino a pie como buena peregrina, me cerré en banda y calumnié al inglés para quitármela de encima. - Solo sé que le estaba enseñando el pecho a un peregrino. - La abuela me miró fijamente y dijo - "Debe ser el único con dientes de tiburón" -

Paramos en un restaurante donde, después de comer, nos sentamos en una sala a tomar café y ver el Tour. Mientras la abuela, la Cotilla y Geoooorge daban las tradicionales cabezadas, el abuelito quiso sonsacarme sobre el tal Santiago. - ¿De qué lo conoces? - De nada. - Entonces ¿a qué viene el tener que hacerle una visita tan peculiar? ¿Por qué hay que ir a pie, según tú? - Es algo muy antiguo, abuelito. Viene de cuando no existían más vehículos que los caballos, mulos y burros. Aunque la mayoría de la gente no tenía y se desplazaban a pie desde sitio muy lejanos. Y ha quedado como una tradición. - Entonces la familia de Santiago es de rancio abolengo... (quedó pensativo) Ya sé por qué le hace tanta ilusión a la abuela. Seguramente el hombre habrá salido alguna vez en el Hola y ella se pirra por esta gente de la jet set... - Abuelito, creo que la cosa no va por ahí... - No quieras arreglarlo (me dijo, compungido) ¿No has visto lo elegante que se pone todos los días? ¡Quiere dejarme! ¡Ay, Dios mío! ¿Qué tendrá ese Santiago que no tenga yo?

Saqué a Pascualita de la garrafa y salí a la calle. Allí vi como El Hombre Caracol con su gran mochila, se alejaba camino del pueblo vecino.


No hay comentarios:

Publicar un comentario