sábado, 14 de junio de 2014

Me he despertado oyendo una jota. ¿El vecino se dedica a escuchar música folclórica cuando aún no han puesto las calles? ¿Y luego se queja de mí? ¡Anda qué...! Menos mal que me he dado la vuelta y me he vuelto a dormir. Pero más tarde he oído un bolero y los pies, ya más despiertos, pedían bailarlo.

Han vuelto a sonar música y castañuelas mientras desayunaba, cuando estaba a punto de tirarle a Pascualita un trozo de galleta María para que la cogiera al vuelo con la boca. Y así se ha quedado, con la boca abierta hasta que se ha acercado a mí mano con los dientes de tiburón hacia afuera - ¡Ya voy, ya voy!... ¿No oyes la música? - pero por toda respuesta a vuelto a pedir más galleta. Al final no me he podido resistir y he bailado hasta que he quedado empapada de sudor.

A mediodía ha venido la abuela - "Solo he subido para decirte que voy al médico. Llevo toda la mañana oyendo folklore mallorquín y estoy agotada de tanto bailar" - ¡A mí me pasa igual! Entonces no es cosa del vecino de arriba... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! Tengo estas castañuelas desde que mi madre me las compró de pequeña... - "¿Estás segura que te las compró? Dicen que, de tal palo, tal astilla..." - ¿Insinúas que mi madre también limpiaba cepillos de iglesia? - "Limpiaba todo lo que se le ponía a tiro" - Entonces el recuerdo es más conmovedor porque las "cogió" para mí. - ¿Más que si las hubiera COMPRADO para usted? - Sí, porque se expuso a que la pillaran (y se enjugó una lágrima nostálgica con los bajos de su falda) Llevo toda la mañana tocándolas, como si no tuviera artrosis y mirad que bien suenan. - Un minuto después, las tres bailábamos al compás de la música.

En plena modorra de la siesta sonó el teléfono. La abuela lo tenía más cerca y lo cogió. Apenas dijo dos palabras antes de colgar, luego llenó nuestras copas de chinchón y brindó: - "Per Joan Calafell. Un ballador" - Y ahí se destapó el misterio. La música venía de Allá arriba y sonaba para Joan que, seguro, bailaba con la alegría de siempre. Con su sonrisa de niño revoltoso y atractivo. Fue también artista del pincel y de la cámara fotográfica. Y buena persona. Se ha ido tan a la chita callando que tal vez, aún no se haya dado cuenta de que ya no está entre nosotros. Hasta siempre, ballador.

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