viernes, 11 de abril de 2014

He estado viendo un rato la tele mientras comía ¡SOLA! y me he quedado pasmada ante la pantalla. No sabía ni qué veía ni qué escuchaba, pero estaba alucinada, adducida diría yo... ¿Será posible que ya estén aquí los marcianos y usen el televisor como arma destructora contra nosotros? Al pensarlo he sentido un escalofrío de miedo... ¿Entonces esos programas de criadillas y chafardeo están científicamente pensados para atontar a los terrícolas? ... ¿Belen Esteban es verde y tiene antenas bajo la careta de humana?... ¡Dios mío! Creo que he dado con la clave de tanto programa basura, incluyendo muchos otros de tintes políticos. ¡No son humanos! ¡Los marcianos han invadido la Tierra y quieren acabar con todos nosotros!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! -veo que he llegado tarde - Cotilla, quítese la máscara. La he descubierto y tendré que denunciarla... - Tampoco es para tanto, mujer... - No puedo dejar que acaben con la Humanidad. - ¿Quién? - Ustedes, los marcianos... ¡Lo sé todo! Llamaré a Bedulio.

Cinco minutos después el Municipal llamó a mi puerta - ¿Qué pasa? - Hay marcianos en casa.- ¿Le has dado un tiento al chinchón? (me preguntó, curioso) - Mientras, la Cotilla me preguntó: ¿Dónde están las latas que traje ayer? - En el armario verde. - ¿Verde? No tienes armarios verdes, mujer... - Me volví hacia Bedulio - ¡Me lo han robado ellos! - ¿Qué le pasa a ésta? - Me temo que ha comido de una de las latas que traje anoche... No me había dado cuenta de que llevan caducadas medio año y le han afectado al cerebro... su punto débil.

- Me llevaré las latas para que las analicen... - Llévese una... las otras las usaré como LSD para las fiestas. - ¿Está de broma? (tronó la voz del Municipal que se irguió en toda su altura) - La Cotilla debió pensar que no estaba el horno para bollos y se calló.- ¿Han pasado otras cosas "raras" aquí? (preguntó el hombre) - ¿Cómo qué? - Bedulio titubeó nervioso, pensando en mi primer abuelito y sus guasas.

- Tienen la boca chica (dije yo en un alarde de imaginación... ) - ¿Eso quiere decir que los marcianos tienen la boca pequeña? (preguntó el guardia) - No son marcianos sino Pinochos y saben ponerla chica cuando les conviene.. - ¿Los marcianos? - No,  los Pinochos. - ¿Los Pinochos son verdes? - Le miré de arriba abajo - ¿Cómo se puede ser tan ignorante? (dije) - ¿Por qué dices eso? - Porque aquí abren la boca para decir que no quieren prospecciones petroleras y en Madrid la ponen muy chica para decir sí a lo que les ordenan y no se les entienda nada. No me fío de ellos - ¿Y son marcianos? - No lo sé, pero llevan camino de ello.

Bedulio, visiblemente mareado con nuestra conversación, fue a la cocina a por agua y salió despavorido - ¡¡¡Hay un marciano nadando ahí dentro!!! ¡Es horrible! - En un santiamén estuvo corriendo escaleras abajo. - Entonces  metí a la sirena en mi escote y nos fuimos a la calle, a escondernos detrás de un árbol para ver aparecer, minutos después, a los antidisturbios entrando en tropel en mi escalera. Pascualita estaba asomada a mi vestido sin perderse detalle de lo que pasaba. Al salir llevaban con ellos a la Cotilla esposada junto con las latas de comida caducada. - Te lo dije, Pascualita: son extraterrestres.

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