jueves, 13 de marzo de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - Lo suyo no es normal, Cotilla. Hay que dormir y sobre todo, dejar dormir a la prójima que soy yo... - Cuando el hambre aprieta no hay horario ni prójimas que valgan ¿Te sobró un croasán ayer? - Se lo di al vison. Al pobre se le iban los ojos tras él. - La próxima vez hazte a la idea de que me llamo vison y el otro que coma pienso.

Estaba plantada a los pies de mi cama y no se iría, estaba segura, hasta que desayunara - ¿Bueno, qué? Si no vas a hacer nada déjame un sitio en la cama y por lo menos me calentaré. - ¡Ah, no! ¡Eso sí que no, tía pesada! - Mientras desayunábamos puse la radio para no oír a la vecina con su cantinela de siempre: que si no me llega la pensión, que si los políticos son unos tal y unos cual, etc... De repente la Cotilla se atragantó. El pan tostado se le había quedado atascado y la mujer se puso azul, luego roja hasta pasar a muuuy roja. Al principio me dio la risa floja. ¡Que payasa, la tía! Llorábamos como Magdalenas  porque me partía de risa ¡Que graciosa es cuando quiere, Cotilla! jajajajajajajaja ¡Pare, pare, que al final me ahogaré! jajajajaja... Oiga ¿no se estará ahogando? - Algo me dijo pero no se le entendía y se lo hice repetir. Para entonces el color de su cara era tirando a morado y tenía los ojos saltones... No podía mirarla sin reírme ¡Mire que es payasa! ¿Se ahoga o no? - Ante la duda, le di un fuerte golpe en la espalda y la tiré contra el fregadero. Pero fue efectivo y poco a poco, recobró su color. En cuanto recuperó el resuello me tiró un vaso a a cara, afortunadamente le dio a Pepe-Crisogono y no se quejó.

¿Qué le ha pasado? - pregunté, inocente de mí. - ¡¿No has oído lo que han dicho en la radio, boba de Coria?! ¡¡¡La culpa es mía, por vaga!!! Siempre me ha dado pereza subir esa cuesta sin haber hecho una promesa. - Temí que la vecina tuviera el cerebro afectado al haber estado unos segundos sin oxígeno. - Tenga un chinchón y recupérese. Solo falta que se quede más tonta de lo que es.

Pascualita se había asomado, somnolienta, al borde de la pila bautismal al oír los gritos de la Cotilla. El vecino de arriba golpeó el suelo con la escoba para que nos calláramos. Otro, en cambio, llamó a la policía y poco después se presentó el Municipal - ¿Otra vez aquí, Bedulio? - Al paso que vamos me convendría quedarme a dormir aquí. Os tengo que multar por escándalo. - ¡Ha sido la Cotilla!

- ¡¡¡40.000 euros!!! ¡Eso no  es moco de pavo! ¡¡¡40.000 euracos que me podría haber llevado yo. Maldita sea!!! - ¡Si es que no sabe comprar lotería! - ¡¡¡Basta de gritos a éstas horas!!! (gritó Bedulio - El vecino golpeó de nuevo, el suelo con la escoba - Me sacáis de mis casillas - La Cotilla se puso a llorar desconsoladamente.

- Todos los días limpiando cepillos de cercanías (gimoteó) y nunca se me ocurrió subir hasta la iglesia del Cristo de la Sangre porque no hay ni ascensor, ni bus, ni ganas de subir aquella cuesta ¡¡¡Vaga, más que vaga. Eso es lo que soy!!! - ¡Chissssssssst! - ¡¡¡40.000 euros al año meten en los cepillos y yo cogiendo calderilla!!! - ¿Está segura? - Lo han dicho en la radio y a estas horas no creo que bromeen... ¡¡¡Y se los quedará el obispo sin hacer siquiera el esfuerzo de ir a buscarlos!!! - ¡Chisssssst!

Llamaron a la puerta. Era otro municipal - Me manda el jefe a deteneros por escándalo. Los vecinos están hartos... ¿qué pasa? - Cuando se lo contaron exclamó: - ¡¡¡¿40.000 euros?!!! ¡¡¡La madre que me parió!!!  - ¡¡¡Chissssssssssst!!! - El desfile de municipales continuó hasta que salió el sol.

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