viernes, 7 de febrero de 2014

La abuela ha desaparecida junto con su mayordomo. Andresito ha llamado para saber si estaban en mi casa pero no la he visto en toda la mañana. Dicen que hay que esperar veinticuatro horas antes de preocuparse, yo puedo esperar hasta el año que viene jejejejeje porque si se ha ido con Geoooooooorge solo pueden pasarle cosas buenas. Claro que eso no se lo he dicho al abuelito.

De repente he tenido un pálpito y le he telefoneado yo. - ¡¿La has encontrado?! - No... pero tengo una curiosidad... ¿Se ha llevado el termo de los chinos? - Sí, porque no lo veo por aquí ... ¿por qué, nena? - Por nada.

Las piernas me temblaban - Es una inconsciente ¡Se va con Geoooorge y se lleva a Pascualita! No volveré a verla más. Se la quitará y la venderá a la Ciencia para que la estudien, previo descuartizamiento ¡Está loca ésta mujer!

 Era tan interesante lo que daban en la tele que me dormí profundamente y en mi sueño salía Arguiñano cocinando a la sirena: Tenemos en un solo animal, carne y pescado ¡es completo! Así que vamos a hacer una paella mixta y nos saldrá ¡rica, rica!... - Me desperté sudando a mares - ¡¡¡Nooooooooo, es Pascualitaaaaaaaa!!! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Pascualita no sé, porque no la conozco, pero a tu abuela sí ¡Mírala en la tele, delante de la famosa rampa!- Efectivamente, allí estaba, posando con sus amigas de El Funeral para los reporteros que les sacaban fotos desde todos los ángulos para entretener la espera. Un poco más allá Blas no paraba de vender croquetas y cerca de él estaba el mayordomo vigilando la cesta llena de tapers. Llamé al abuelito para decírselo.

- Con el dineral que tiene ahora tu abuela y sigue llevando este termo tan feo... Por lo menos se lo ha dejado al inglés porque no hace juego con su conjunto. Efectivamente, sobre la pechera impecable de su traje de mayordomo, lucía el termo de los chinos... De repente se levantó el tapón y apareció un bracito. ¡Oh, no! pensé y confié en que nadie más lo hubiera visto o que lo viese la abuela y le pusiese fin al problema. Pero quienes lo vieron fueron dos policías de los muchos que estaban allí. Y como todo lo que es raro, es sospechoso, se lanzaron a por el pobre Geoooooooooorge. El pobre, espantado, se echó hacia atrás.  Mal hecho porque ese  movimiento también fue sospechoso y fueron más los policías que cayeron en plancha sobre él. Pero Pascualita, a la que no gusta nada que la estrujen, sacó su dentadura de tiburón a pasear y en un santiamén se los quitó de encima. Y antes de que pudieran saber qué había pasado, la abuela ya la había arrancado de la oreja a la que estaba cogida y se la había metido en el bolsillo del abrigo.



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