viernes, 28 de febrero de 2014

La abuela ha venido a casa preguntando por la Cotilla en lugar de por Pascualita. - No la he visto. Estará de "limpieza" en las iglesias... ¿Quiéres desayunar? - "¿Tienes de esa coca que trajo a casa?" - No. Como ahora vive en TU casa, aquí no trae nada. - "Tengo que pedirle la receta. Fue alucinante" - Quedaba un trozo y la mujer de Blas lo tiró diciendo que estaba endemoniado - "¿Lo tiró? ¡Me va a oir!"

Se ha quedado toda la mañana plantada delante del televisor y ni siquiera se ha acercado a la pila bautismal. Pascualita saltó a la mesa de la cocina y de allí al suelo donde se puso a reptar camino del la salita. - Abuela, tu amiga viene a verte - "¡Ya era hora, Cotilla!" - Me refiero a la sirena.

Cerca del mediodía oímos el clásico - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - La Cotilla se quedó clavada en el sitio cuando vio a la abuela - ¿Viene a pegarme? - Si yo fuese ella lo haría pero, no sé. Está muy rara. -"¡Ya era hora! Dame la receta y me iré" - ¡Para recetas estoy yo! ¡Otra vez nos han contado milongas y nos las hemos creído! ¡Pinochos, más que Pinochos! - "¿De qué hablas?" - ¡Que bonicos iban en las manifestaciones azules del otro día! Codo con codo con el populacho. ¡Claro, se acercan las elecciones! ¡¡¡No queremos prospecciones!!! decían las pancartas. Encima  debían sentirse bajo palio. Y en cuanto van a los Madriles les entra la amnesia y besan por donde pisa el Pinocho Mayor. - "¿Ya te has desahogado? ¡Pues dame la dichosa receta de una vez!"

¿De qué receta me habla? - De la coca con marihuana. - ¡Con lo que tenemos encima y ésta me habla de cocas! ¡Ladrones! Eso es lo que son ¡Ladrones! ¡Que nos devuelvan el céntimo sanitario! ¿En qué bolsillos se ha perdido? - La Cotilla estaba desatada, gritando como una energúmena - ¡¡¡Cállese que  nos van a denunciar los vecinos!!! - ¿A mí que nunca he tocado un céntimo de los contribuyentes? - Cotillaaaaaaaaaaa, que nos conocemooooooos. - ¡Estoy tan nerviosa que se me ha olvidado tirar esto a la basura! - ¿Qué es? - Lo he encontrado en la calle pero no vale nada. Es tierra... - Estuvo cinco minutos fuera y de repente resonó una explosión debajo de casa que rompió los cristales e hizo temblar el edificio. Al asomarnos al balcón vimos al señor Li y a los empleados de todas las tiendas chinas de la calle, mirando hacia arriba - ¡¿Qué ha pasado?! (le pregunté) - Señaló el árbol de nuestra acera y gritó: - Señola Cotilla quedal como gallo de Molón... sin plumas.

Les costó trabajo a los bomberos bajarla de allí. Estaba chamuscada y semidesnuda... Eso le importó poco porque el bombero que la sujetó estaba buenísimo - ¡Es uno del... calendario! - dijo con voz cascada - ¡Que suerte... he tenido! - ¿Qué hacía usted con explosivos? - ¡Nena, baja el chinchón!


jueves, 27 de febrero de 2014

Pascualita no ha venido a la mesa de la cocina a la hora del desayuno. Allí estábamos Pepe-Crisogono y yo esperándola y me ha extrañado que no saltara sobre mi tostada con aceite. Pensé que se habría dormido. Es natural porque estaba en "su casa" y no en aquel largo tubo de cristal, que ni es acogedor ni hace hogar, que la tiene la abuela.

Esperé un rato y mientras estuve comentando con la cabeza jivarizada la discusión absurda que tuvimos ayer la abuela y yo por culpa de la Cotilla, que tiene que meterse en todo. Tengo ganas de llamar a la Torre del Paseo Marítimo y preguntar si el abuelito ha dormido con Geooooorge, pero temo que me despachen con cajas destempladas.

Media hora más tarde, preocupada, he ido a buscar a la sirena ¡y no estaba! He levantado las algas del fondo, sacudido el barco hundido y nada. Ni rastro de ella...  Le he preguntado a Pepe-Crisogono si sabía algo. No me ha dicho nada. Es tan discreto... claro que tampoco debe tener cuerdas vocales pero, no le costaría nada hacer una seña... Entonces me ha venido la abuela a la cabeza. Y su enfado de ayer ¡Gracias Pepe-Crisogono por inspirarme!

Se la debió llevar ayer sin que me enterara. Cogí las llaves y el anorak y al ir a abrir la puerta de la calle me di de bruces con la Cotilla que quería entrar. - ¡¿Adónde vas, alma de cántaro, con esas prisas?! - ¡A decirle cuatro frescas a la abuela! - ¡¡¡Vergüenza debería darte después de lo que has hecho con su novia!!! - ¡Cotilla, tengamos la fiesta en paz!

Me abrió Geoooooooorge con las pupilas dilatadas como platos. Me hizo una reverencia y soltó una carcajada (empezamos bien - pensé) Encontré al abuelito en calzoncillos, de pie y firmes junto a un butacón - ¡Te vas a enfriar! - No puedo moverme porque soy una lámpara de pie. - La abuela, enroscada en el sofá, ¿ronroneaba? - ¿A ti que te pasa? - "Ronrroneo para que no me arañen esos gatos" (dijo, asustada) - No vi ninguno. Blas salió de la cocina gritando que le atacaban las croquetas ¿Qué les pasaba?.

Fui a por Pascualita pero tampoco estaba en el tubo-pecera y entonces me preocupé de verdad. ¡Había desaparecido! En la cocina vi un trozo de coca en un plato y se me hizo la boca agua. La abuela las hace muy buenas pero la mujer de Blas, que estaba allí, le dio un manotazo y la tiró al suelo. - ¡Está endemoniada! ¡Todo el mundo lo está en esta casa! - Después me informó que la Cotilla había traído un trozo de coca que había encontrado en un descampado donde celebraban una fiesta. Como había más, se la llevó y los que la comieron ahora estaban mal. - Tu abuelo es el que está peor. No quiere sentarse. - Al volver al salón vi a Geoooooooorge que le quitaba el polvo al abuelito-lámpara con mucho mimo y cariño, sobre todo en la entrepierna donde la enorme protuberancia que se había formado allí, (supuse que unos dientecitos de tiburón tenían mucho que ver) permitió que el mayordomo colocara un cenicero . Y así supe que Pascualita estaba en esa casa, ahora solo me faltaba saber dónde.

La Momia apareció andando despacito - ¡Todos han comido coca menos yo. Egoístas! ¿Sabes si queda algo aún? - Llamé al Médico que confirmó que aquella coca tenía marihuana - ¿La has hecho tú? - Le arreé una patada en la espinilla que lo dejó sin respiración y mirándome con ojos de borrego a medio degollar. De la hinchazón de su padre no dijo nada pero me pareció notar que le envidiaba.

Al fin encontré a Pascualita. Estaba en la mesita de noche de Geooooorge. Medio reseca y hambrienta. Así que corrí con ella a casa para meterla en su pila bautismal.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Está decidido ¡voy a aprender a cocinar! Se lo diré a la Cotilla para que me sirva de conejillo de indias. Además tiene el estómago a prueba de bombas así que no le pasará nada y si le pasa, no será tan grave como si me pasara a mí, por ejemplo.

Estoy cansada del comedor social, de abrir latas, de comer lo incomible que hago yo... Si pudiera ir todos los días a casa de la abuela sería otra cosa pero no puedo. ¡Tengo mi orgullo! Donde no me quieren, no voy... bueno, si me invitan algún día claro que iré, tampoco soy tonta... Pero creo que ya tengo edad para saber hacer una tortilla de patatas...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Hablas sola? - No me queda otra. - Así que vas a estudiar cocina... - ¡Caray, que oído tiene! ¿Se quedará a comer conmigo? - Nunca pensé que te vería suplicarme para que me quedara en tu casa... ¿Qué vas a poner hoy? - Un cocido sencillito. - ¿De enfermo?

Cuando nos sentamos a comer, la puerta de casa se abrió de par en para como atacada por un huracán - "¡¡¡¿Dónde está Pasc...?!!!" - La abuela se quedó callada cuando vio a la Cotilla. - No te cortes que lo sé todo.... Se que tienes amoríos con una mujer... - En ese momento acaba de entrar en el comedor el abuelito que se quedó patidifuso ante las palabras de la vecina. Yo quise arreglarlo - Dejaros de tonterías y sentaros a comer con nosotras jejejejejeje ¡Lo he echo yo! - La abuela escupió en el suelo con desprecio. La Cotilla hizo otro tanto mientras ponía cara de asco. Y a continuación le tocó al abuelito, aún no se porqué. - ¿Pero, bueno. A qué viene eso? - "¡Me has robado!?" - ¿A sí? (el abuelito iba de sobresalto en sobresalto) - ¡Esta sopa tiene tropezones! (gritó la Cotilla) Está llena de ¡gusanos! - (¡Bien, pensé, funciona como catadora! Eso quiere decir que no debo probar ni la sopa ni el acompañamiento)

La abuela, que estaba a mi lado, me agarró del pelo y metió mi cabeza en la olla de la sopa - ¡¡¡¿Dónde ésta?!!! - ¿Cómo quería que le contestara? Me estaba ahogando y quemando. Cuando empecé a patalear me sacó. - ¿Qué pasa aquí? (preguntó extrañada la Cotilla)... ¿No me digas que tu nieta te ha quitado a tu querida? ¡Traidora! - Oí gemir a Andresito. - "¡¡¡Me la llevaré yo!!!" (gritó la abuela) - ¡Por encima de mi cadáver! - "¡No me des ideas!"

Así seguimos un buen rato, sobre todo porque delante de la Cotilla no podíamos coger a Pascualita. Con paso inseguro, el abuelito entró de nuevo en el comedor del que había salido había un buen rato - Querida... ¡hip!... me voooooooooy a casaaaaa... ¡hip! ... a enroooooollarme con Geoooooooooooorge... Si cuando llegues... ¡hip! ... ves el cartel de Nooooo Molesten... ¡hip! ... en la puerta deeeeeee su cuarto... ¡hip! pues eso, NOOOOOO MOLESTES... Por cierto, nenaaaaaaa... (me dijo) he terminado el ... ¡hip! chinchón...

martes, 25 de febrero de 2014

Le he declarado la guerra a la abuela y me he llevado a Pascualita sin que se de cuenta... Supongo que no tardará en saberlo porque para cogerla me ha costado muchísimo por culpa de aquella pecera moderna, tan alta. He tenido que subirme a una mesa y aún así no llegaba. He buscado una escalera, la he puesto sobre la mesa y me he subido. Entonces sí que he llegado al borde de la pecera pero Pascualita estaba en el fondo, allí abajo y no hacía ningún esfuerzo por subir..

Me miraba fijamente con sus ojos de pez sin párpados y por más señas que le hice para que subiera a la superficie, no me hizo ni caso. Así que me metí yo pero quedé atascada con la cabeza bajo el agua. Eso me preocupó porque me estaba quedando sin aire en los pulmones, además, si Geooooooorge me veía en esa postura tan indecorosa ¿qué pensaría de mi? No me quedó más remedio que hacer un esfuerzo para que la larguísima pecera, repleta de agua, se balanceara.

Cuando ya pensaba que estaba viviendo mis últimos momentos, el tubo de cristal se venció hacia un lado y se estrelló contra el suelo. Quedé conmocionada por el golpe y la falta de oxígeno. Y mojada como una sopa. Cuando desperté estaba helada, con las algas en la cabeza en plan peluca ecológica. y tenía cortes sangrantes por todo, además de cristales clavados de la cabeza a los pies.

Como había aprovechado la oportunidad de encontrarme sola en casa cuando todo el mundo había salido a hacer sus cosas, nadie vino a ayudarme. Entonces vi a Pascualita venir reptando hacia mi y me emocioné. Mi pequeña amiga se acercaba a darme consuelo. No pude evitar llorar. Llegó hasta la herida que le quedaba más cerca. Lamió la sangre y antes de que pudiera impedirlo, sacó sus dientes de tiburón a pasear y me arreó un mordisco de padre y muy señor mío. Mientras yo gritaba como una loca e intentaba levantarme, la sirena siguió mordiendo y estirando. Como un tiburón, había probado la sangre y no quería separase de su presar.

Cuanto más me movía, más patinaba en el agua . Al final conseguí arrancarme a Pascualita y la pierna se hinchó como un globo aerostático. Cuando me recuperé un poco metí a la sirena en el termo de los chinos y me fui con ella a casa.

Ahora está en  con Pepe-Crisogono, haciéndose compañía uno al otro, mientras a mi al rededor tengo galletas, chocolate, leche, chinchón, más galletas, aceite, pan, tomates, embutidos. De algo tengo que vivir mientras esté con semejando hinchazón que no me deja andar y duele horrores.- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué le has echo a tu abuela, boba de Coria? Viene dispuesta a volverte del revés. - ¡Cierre la puerta del comedor, Cotilla, para que no entre! - ¿Te parece bien quitarle el querido? - ¿Ya tiene querido? ¿Pero si se casó esta Navidad? - Pues, hija, se ve que no puede quitarse a Pascual de la cabeza. Ella quiere disimular pero a mi no me engaña. Lo veo en sus ojos. Está enamorada de él hasta las trancas. - ¡No diga tontería! - ¡¿Júrame que no quiere saber nada de Pascual?! - Me estaba sacando de mis casilla y le dije - ¡De Pascualita. Es Pascualita. - Se me quedó mirando con los ojos abiertos de par en par - ¿No me digas...? ¿No me digas...? ¿Tú abuela se ha enamorado de una chica? ... - ¿Porqué no? dije con rabia mientras me servía un buen lingotazo de chinchón directamente de la botella.

lunes, 24 de febrero de 2014

Cuando me he despertado era tan temprano que aún no habían puesto las calles. Y esta vez no fue la Cotilla quien me despertó sino que lo hice A CAUSA de ella. Estuve dando vueltas por casa hasta que se me cansaron las piernas ¿A dónde iba a ir a esas horas?... Solo había una persona... bueno, un trozo de persona, que me escucharía el tiempo que hiciera falta: Pepe. Así que me senté en la cocina, con la cabeza del jivarizado entre las manos - No hay derecho a lo que me está haciendo la abuela. ¡Soy sangre de su sangre! Sin embargo a quién le pone habitación en la Torre del Paseo Marítimo es al bicho de la Cotilla. ¿Acaso es más importante ser amiga que parienta?... Qué me respondes... ¡Di algo! ¡Menuda ayuda tengo contigo!

Pepe no quiere comprometerse y no toma partido por nadie. Lo sé, aunque a veces me pregunto si estará buscando algo, por ejemplo que se lo lleve a vivir con ella. Allí está Pascualita y debe echarla de menos... ¡Jopé, estoy como una cabra! ¿Cómo puede echar de menos a alguien un llavero, por feo que sea?

A las siete de la mañana he ido a casa de la abuela. Tenía hambre y allí se desayuna muy bien. Al llegar me he tirado un buen rato llamando a la puerta hasta que, por fin, he oído que alguien arrastraba unas chanclas. Era el abuelito que, somnoliento, preguntó quién era. - ¿Y Geoooooorge? - le pregunté. - Está a sus cosas... ¿Y tú? - Me puse a llorar como una Magdalena - ¡Quiero tener un cuarto en esta casaaaaaaaaaa! - Eso lo hablas con tu abuela que yo ya no mando aquí.

Fui a ver a Pascualita. Dormía sobre las algas del fondo de aquel larguísimo tubo de cristal. Entré en la cocina y me hice un café. Poco después entró la abuela envuelta en un aparatoso salto de cama lleno de plumas de marabú y brillos tornasolados - ¡Menuda aparición! (exclamé impactada) - "¿Para qué quieres una habitación aquí? ¿No tienes casa?" - ¡La Cotilla también! - "Pero no tiene luz, ni calefacción" - ¡Y yo no tengo quién me guise! -

Llegó Geoooooooorge con el pan y las pastas del desayuno. - ¿De dónde viene éste? ¿De cortejar con su Miss Universo? - "De guisar" - ¿A éstas horas? Menuda milonga. - "En un comedor social, boba de Coria" - ¿Ese? ¿Con lo fino que es? - "Hay hambre en España y hay que ayudar" - Pero él es inglés...

Quedé boquiabierta cuando entraron en la cocina Blas el parado y su mujer. Todos nos sentamos a desayunar cuando la abuela, que había salido, volvió con Pascualita en plan broche de su salto de cama. Blas me dijo que  vivían en la Torre porque el banco les quitó la casa. Menos mal que sus numerosos hijos estaban repartidos por el extranjero y se apañaban con trabajos y las becas que aún les llegaban, aunque no a todos. - "Y mañana, en el Estado de la Comunidad, oiremos decir a los Pinochos que aquí todo va muy bien" - ¿Qué me importa como vaya la Comunidad? Lo que se me gravó a fuego fue lo que dijo Blas, maldita sea, por eso grité - ¡¿También tenéis un cuarto aquí?! ¿Y yo por qué no? - Todos me miraron con pena y gritaron mi "pecado" - ¡¡¡Porque no tienes un bisnietooooooooo, boba de Coria!!!  

domingo, 23 de febrero de 2014

Estoy invitada a comer en la Torre del Paseo Marítimo. La abuela me recibe vestida con camisetas superpuestas, cada una más larga que la otra - ¿El traje de faena? Pensé que guisaba el cocinero. - "Naturalmente, para eso soy rica. Este es mi uniforme de protestas. Ayer estuve en la manifestación contra las prospecciones petrolíferas pero también estoy en contra del TIL de Madò Tropitja y de los recortes en Sanidad, en ayudas sociales, etc. etc. Por eso me pongo estas camisetas de protesta de distintas tallas y por debajo se ven los colores de cada una" - Y encima no tienes frío. - "Exactamente"

Llegó Andresito con su madre. - ¡Que alegría verte, bisabuelastra! - Hoy comeremos en familia porque también vendrá mi nieto el Médico jijijijijijiji ¡A ver si os emparejamos de una vez porque me gustaría tener un tataranieto - ¡Lo que me faltaba para el duro!

Después de saludarme, Andresito se dirigió a su mujer - ¿Fuiste a pagar la multa que te pusieron? - "No me acuerdo" - ¡Pero si no sabe conducir! ¿Cómo van a ponerle una multa? (salté yo) - ¡Por eso mismo, hija! Quiso llevar el coche y en cuanto lo puso en marcha se estampó contra cinco coches aparcados en batería. - ¿Abuela? ¿En qué pensabas? - "En ir a dar una vuelta" - Por cierto, me ha dado recuerdos para ti un hombre que dice conocerte de toda la vida... Uno con bigote que se llama Paquito... Veo que eres aficionada a los diminutivos desde siempre ¿Quién es? - "No me acuerdo"

Me preocupaban los lapsus de memoria de la abuela ¿Qué le estaba pasando? - Andresito seguía con la conversación - ¿Aún no has devuelto los pendientes que trajiste el otro día? - "No me he acordado" - Pues apúntatelo en algún sitio porque no puedo gastar fortunas cada semana... - "No sé si lo recordaré" - Cogí a mi abuelito en un aparte y le expuse mi preocupación - ¿La has llevado a un médico? - No tiene nada. Está en ese plan desde la declaración de la Infanta ante el juez Castro...Cree que esta postura la acerca más a la realeza y no hay quién la baje del burro. - ¡Menuda cruz te ha tocado!

El Médico llegó lleno de cardenales - ¿Has tenido un accidente? (dije, curiosa) - Sí. Se llama Mari Luz y arrea unos golpes que me llevan al séptimo cielo. - Nunca entenderé a los masocas. - ¿Tú y yo no tenemos algo pendiente? (me dijo guiñándome un ojo) - ¿Lo del bisnieto? Sí, pero estando la tal Mari Luz de por medio... y Geooooorge... - ¿Qué tiene que ver el mayordomo? - Tengo que tirarle los tejos para contentar a los vejestorios pero tiene novia. Como ves estoy rodeada de inconvenientes. - Donde ves inconvenientes yo solo veo posibilidades. Fíjate, solo de pensarlo me pongo como un burro. - Y pensar que eres un señor de carrera.- Lo cortés no quita lo valiente... ¿Aprovechamos que aún falta un rato para comer?

No tenía nada mejor qué hacer y nos metimos en la última habitación de la casa. Pequeña, con un ventanuco por el que apenas se veía el cielo y un catre que chirriaba como un grillo pero allí estaríamos tranquilos. A las tres o cuatro quejas del somier, llamaron a la puerta. Era Geooooooorge. Tiró un papel por debajo de la puerta, en él la abuela preguntaba si queríamos paella o fideuá. Contestó el Médico en inglés y le pregunté - ¿Cómo habrá sabido éste que estamos aquí? - Del otro lado de la puerta el mayordomo me contestó - ¡Cric, cric!

Estábamos a lo que estábamos cuando se abrió la puerta de golpe - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! - ¡¿Cotilla, qué hace aquí?! - Es mi cuarto y vengo a traer la recaudación de hoy de los cepillos de las iglesias. Pero vosotros a lo vuestro que no me molestáis... Eso sí, no tardéis mucho que no me gusta que el arroz de la paella se pase. - "¡Niños! ¿Ya habéis terminado? Los he visto más rápidos... ¡Yo misma con mi primer marido! ¿eh, Cotilla? jajajajajajajaja" - ¡Récords mundiales llegaste a batir cuando tenías un nuevo novio que te esperaba! - "¡Sí. Que tiempos aquellos!" - Y una vez más se frustró el futuro bisnieto.


sábado, 22 de febrero de 2014

Me he encontrado con el Municipal en la calle y me ha preguntado por los gritos que anoche salían de mi casa. He puesto cara de sorpresa - ¿De casa? No me enteré de nada. - Pues un vecino nos llamó para que acudiéramos a ver qué pasaba (dijo muy serio) - ¿Y qué pasó? ¿Acudísteis? - Ejem... pues... no. Estaba yo solo para patrullar. - ¿Y eso? - Los dichosos recortes de los políticos. - Vaya... Si hubieses venido te habría invitado a un chinchón. - ¡Estaba de servicio!... No vine, entre otras cosas porque... no me gusta ir de noche a tu casa... A saber quién gritaba... ¿No me digas que no oíste nada? ¡Mira, ya se me ha puesto la piel de gallina!

¡Pobre Bedulio! Le tiene pánico a mi primer abuelito. Ya sabía yo que la Cotilla despertaría al vecindario. Esta mujer no parará hasta que nos echen de la finca. Tendría que librarme de ella pero las maneras que se me ocurren no pueden ni mencionarse porque van contra la Ley y no quiero acabar como figura de cera en el Museo de Londres junto a las y los asesinos más famosos... Aunque sería una manera de pasar a la Historia. De dejar constancia de mi paso por este mundo... Tendré que pensarlo con detenimiento.

¡ Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Vengo de ver a tu abuela y te ha puesto de vuelta y media. - ¿Por qué? - ¡Por lo del desayuno en la cama, alma cándida! - Tardó tanto Geooooooorge que me quedé dormida. - Y seguro que llevabas puesto el camisón de franela, calcetines, camiseta y un pantalón de pijama. - ¿Cómo lo sabe? Es que soy muy friolera.

Al llenar su plato de sopa le añadí unas gotas de lejía que tenía a mano y le puse unas hojitas de hierbuena para disimular el olor. - ¡Pero qué le has puesto! Nunca me ha gustado la hierbabuena. Dame tu plato. - Me lo cambió y me quedé sin comer sopita caliente. - ¿Por qué no haces coktail de gambas con las que me traje de casa de tu abuela? - ¿No las tiró? - ¿En tiempos de crisis? ¡Estás loca! Las metí en tu congelador - Mi cabeza se puso en funcionamiento: una salmonelosis de caballo sería un arma letal de necesidad y si a eso añadimos que tiene más años que la tos, el resultado podría ser ¡muerte fulminante! Y por fin podría quitarle la llave de mi casa.

Salió algo parecido al coktail de gambas porque no me acordaba de lo que lleva, pero daba el pego. Hice bastante para que la Cotilla  pudiera repetir. Se alegró al ver que yo no comía y rebañó hasta la última gota de salsa. Luego se sentó en la salita y poco a poco se fue aletargando. Un rato después, un hilillo de baba corría barbilla abajo hasta caer en su falda. Luego se removió inquieta y finalmente abrió los ojos, espantada. - ¡Me encuentro fatal! ¡Me voy a morir! ¡Aaaaaaaaaaay, tengo un peso en el estómagoooo! ¡¡¡BROOOOOCC!!! - Soltó un eructo digno de un maharajá. ¡Creí que se me venía encima el techo de casa!  - ¡Que a gusto me he quedado! Tenía una bolsa de aire que no me dejaba respirar.- Y acto seguido, como una ofrenda al buen comer, me ofreció un recital de regüeldos que aún resuenan en mis oídos.

viernes, 21 de febrero de 2014

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿Por qué pones esa cara de tonta?... Calla, no me lo digas... jejejejejejeje... ¡Hay pantalones a la vista! ¿Tiene dinero?... ¿No se lo has preguntado? Es lo primero que hay que hacer porque, a tu edad, ya no hay que andar con romanticismos sino con positivismos. - No, Cotilla. Estoy dormida. ¿Es que usted no duerme?

- No. Soy una pobre pensionista y necesito todas las horas para rebañar dinerito de donde sea porque, a pesar del aumento de la ministra, sigo sin llegar a fin de mes. Ya tendré toda la Eternidad para descansar cuando me muera.- ¿A qué ha venido? - A desayunar... ¡Ah! y me he traído a Geooooorge para que nos sirva. No me mires así. Tu abuela ha dado el visto bueno.

El pobre Geoooorge se había quedado dormido en el quicio de la puerta como una Zarzamora cualquiera. Le llevamos a rastras hasta la cocina pero estaba tan agotado que no servía para nada. - ¡Vaya! Me preocupa ver a éste hombre así... A ver si no va a servir. - Para hacer un té o un café sirve cualquiera. Cotilla. Lo que pasa es que a las cinco lo que hay que hacer es dormir. - Hay tres cosas que pueden hacerse en la cama que dan placer y esta es una hora tan buena como cualquier otra... - Qué sabrá usted que ni toca la cama ni la tocan en la cama. - ¡Que cruz tengo contigo! Una es dormir... - Pero no me deja... - Otra es leer... - Me entra sueño... - Y la otra es... - ¡¡¡Vale, vale. Ya me he enterado!!! ¿Para eso ha traído a Geooooorge, verdad? - ¡¡¡Que toquen las campanas de la Catedral!!! ¡La boba de Coria se ha dado por enteradaaaaaaaaaa! - No grite, que nos denunciarán y tendrá que venir Bedulio... - ¿Entonces, qué? ¿Lo haces? - ¡Que sí, pesada! Pero luego usted se marcha y me deja en paz. - ¡Claro, morena!... aunque luego me lo cuentas.

Me fui a mi cuarto, ahuequé la almohada y estiré bien las sábanas, luego me metí en la cama. La Cotilla se asomó a la puerta, parecía muy excitada - ¿Ya? - Sí. Geoooooooorge ya puede traerme el desayuno aunque le advierto que es muy incómodo comer así.

Se me cierran los ojos. Hace rato que estoy esperando... Antes me ha parecido oír un portazo y a la Cotilla gritar ¡¡¡La madre que la parió!!!,


jueves, 20 de febrero de 2014

Afortunadamente, el honor de mis abuelitos a quedado a salvo tras la intoxicación que sufrieron mis jefes en su casa. Han estado varios días ingresados en la UCI con un pie y medio en el Más Allá. Estuve muy preocupada porque si se morían, me quedaba sin trabajo. Además la abuela me daba la vara con la reputación. - "¿Te imaginas lo que dirán de nosotros en los periódicos y los telediarios del mundo entero?" - ¿Para ti, hasta dónde llega EL MUNDO ENTERO? ¿Desde Santurce a Bilbao? - "Ya verás cuando se muera Andresito, vendrán gentes de las cinco partes del mundo" - ¡Vaya! Será un gasto enorme para ti. - "¡Y que lo digas! Tendré que hacerme ropa y complementos de plumas negras que hacen muy elegante" - ¡Pobres cuervos! - "Y habrá que alojar a esas personas..." - En mi casa, no... a no ser que se lleven a la Cotilla. - "A ella no creo, pero tendrías que esconder a Pepe- Crisogono" - ¡¿Lo ves!? No quiero a nadie allí.

- "Tienes que conseguir que tus jefes no hablen de la cena en mi casa" - Como no les corte el cuello... - "Me da igual cómo lo hagas ¡Pero hazlo!" - Fui tantas veces al hospital que los familiares me dejaron pasar en cuanto estuvieron conscientes. Al verme intentaron sonreír y hablarme pero no pudieron. Al día siguiente la Cotilla me entregó un cuchillo afilado - Te lo manda tu abuela. Ha dicho que ya sabes tú para qué... ¿Lo sabes? ¿Vas a aprender a cocinar? Buena falta te hace porque ya estoy harta del comedor social... También me ha dado el termo de los chinos "para que lo uses en caso de necesidad" han sido sus palabras.

¡La inconsciente de la abuela le ha dado a Pascualita para que me la traiga! Por la tarde volví al hospital con la sirena colgada del cuello. Los enfermos estaban en planta y deseando verme... Ay, ay, ay... en cuanto entré en la habitación se deshicieron en alabanzas hacia mi (por interesarme tanto por ellos) y los abuelitos por la invitación a cenar... - Queremos que sepas que no tuvieron la culpa de la intoxicación (¿A, no?) - El jefe, compungido, dijo que la culpa era suya por haber cogido de mi escritorio los bombones que guardaba allí (¿Bombones? No recuerdo...) Se los llevó a casa y entre su mujer y él, se los comieron todos acompañados de cava... Según los médicos, estaban malos...-  Mi gula hizo que tú te salvaras..(lloriqueó). (¡Aaaaaaah, sí! Me los dio la Cotilla. A saber de dónde los sacó) - Cuando mi jefe terminó de hablar se le había secado la garganta y agarrando el termo de los chinos dijo: - ¡Dame agua! - Y despistada, se la di.

Los enfermeros corrian tras él por los pasillos del hospital, por los que iba dando alaridos, sangrando como un toro de lidia y dando unos saltos enormes. Menos mal que pude arrancarle a Pascualita del labio pero, con el tirón, la sirena se llevó un trocito entre los dientes de tiburón.

Su mujer ya está en casa pero el jefe sigue ingresado porque los médicos están interesados en averiguar qué clase de veneno es el que le produjo semejante reacción en la cara. Aún no han conseguido verle los ojos a causa de la hinchazón. Y ya se le ha insinuado un enfermero encaprichado de sus labios a lo Kim Bassinger.

miércoles, 19 de febrero de 2014

No puedo más. Ando todo el día como una zombi. ¡Tengo sueño atrasado! Así que, además del mueble de la entrada, las sillas, la maceta y un mueble de cajones, esta noche he puesto tras la puerta de la entrada el cantarano de mi abuela. Me ha costado Dios y ayuda, hacerlo pero ha valido la pena porque he dormido de un tirón hasta las once de la mañana en que ha sonado el teléfono. Era mi jefe dándome un ultimátum. O me presentaba en el trabajo en cinco minutos (tarea a todas luces imposible porque quitar todo el andamiaje que me protegía de la Cotilla, me ha llevado casi media hora)

Luego he corrido a la parada del autobús, que no ha venido porque le alargaron las frecuencias. También he intentado coger un taxi, ilusa de mí ¿cuándo se ha visto que aparezca uno cuando más se le necesita? En las películas.

Menuda bronca me he llevado del jefe. Aún me tiemblan las piernas. Ya me veía de patitas en la calle y alimentado la cola del paro cuanto se me ha ocurrido decir: - ¿Qué pensará mi abuela?... Ella pensaba invitarle a cenar a usted y a su señora, en la Torre del Paseo Marítimo. ¡Que disgusto se va a llevar cuando sepa que ya no tenemos relación laboral alguna (aquí solté dos lagrimitas, una por cada ojo) - Al hombre le cambió la cara - ¿Es verdad eso?... ¿A santo de qué? - Yo siempre le he hablado muy bien de usted a mis abuelitos e incluso, a mi bisabuelastra, que es encantadora. - ¡Vaya!... Oiga, ¿es verdad que tienen mayordomo inglés? - Naturalmente... y un cocinero maravilloso. La Torre del Paseo Marítimo, desde que está mi abuela, es una caja de sorpresas.

Naturalmente, sigo en nómina pero ahora tengo que convencer a la abuela de que invite a esa gente. - "¡Ni hablar! Si te has dormido, apechuga con lo que te ocurra. Además, esta noche tenemos reunión en El Funeral... y mañana también" - ¿Y pasado? - "¡Toda la semana!" - ¡Abuela, por favor, ayúdame o tendré que venir a vivir a tu casa si me echan del trabajo! - "¿Por qué?" - No tendré dinero... ¿No querrás que duerma bajo un puente? - "¿Por qué no?" - ¡¡¡Abuelaaaaaaaaaa!!!

Al final la he convencido pero la cena tengo que pagarla yo. Después de mucho pensar qué podemos comer sin que me salga por un ojo de la cara, he recordado que aún queda media caja de gambas de las que trajo la Cotilla. Huelen un poco pero con una buena salsa todo se arregla. Al final la "compra" la ha echo la vecina. Hasta solomillos de cerdo ha traído.

Mientras cenábamos le he pegado una patada en la espinilla a Geoooooorge para que no pusiera cara de asco. La mesa estaba preciosa, las luces hacían brillar las lámparas venecianas. Las fuentes donde se servían las viandas eran del siglo XVIII y contribuyeron a enmascarar el raro sabor de la comida. Además, estaban tan emocionados de asistir a una invitación de los Señores de la Torre del Paseo Marítimo, que creo que no notaron nada extraño. Nosotros nos declaramos inapetentes, salvo la Cotilla que tiene el estómago a prueba de bomba y comió de todo y en abundancia ( puso como condición que quería asistir como invitada. A su vez yo le puse otra: que no dijera que todo había salido del contenedor del súper)

Cuando salimos a la calle, mi jefe y señora llevaban ya un rato rascándose pero como las reiteradas copitas de chinchón les habían puesto más que contentos, no le dieron importancia... Y ahora no sé si mañana tendré que ir a verlos a la UCI a causa de la intoxicación o directamente al tanatorio...

  

martes, 18 de febrero de 2014

El mueble que puse detrás de la puerta de la calle para evitar molestas visitas nocturnas, me ha despertado en cuanto se ha puesto a chirriar y crujir ¡Estaban asaltado mi castillo! Inmediatamente llamé a la policía local - ¡Que venga Bedulio, por favor. Intentan entrar en mi casa! - Hable despacio que no se la entiende ¿quién es usted? - ¡Soy la vecina de una vecina que viene a visitarme! - ¡Menudas horas de visita tienen ustedes! - ¡Eso es lo que yo digo. No quiero que entre! - Pues no le abra y ya está. - ¡Es que tiene llave! - Entonces usted tiene un problema. - ¡¿Me lo dice o me lo cuenta?! ¿Dónde está Bedulio? - ¿Ese quién es? ¿Su marido o el de la vecina? - Somos solteras, si no le importa. - Por mi como si se dan con un canto en los dientes... Entonces ¿quién es ese Bed... ¿qué? - Bedulio. Es su compañero. - ¿El compañero de quién? - ¡Suyo! Parece usted tonto. - ¡Oiga! ¿me está insultando? - ¡Solo quiero que venga a mi casa y no deje entrar a la vecina! - Yo no puedo venir. Estoy de servicio en la centralita. - Usted, no. ¡¡¡Bedulio!!!

Durante unos minutos solo oí el ruido que hacía el mueble a medida que, lentamente, iba siendo desplazado de lugar. - ¿Está ahí, agente? - Claro. Aún me quedan unas horas de curro... - ¿Cuándo vendrá su compañero? - Hasta las ocho no entra. - ¿Es que no está ahí? - ¡Claro que no! Estará durmiendo. - ¿Bedulio no está aquí? Pensé que tenía turno de noche. - O sea, dice usted que tengo un compañero que se llama... Bedulio? Perdone que se lo pregunte pero ¿ha tenido una horrible pesadilla o ha empinado el codo? - ¡¡¡Oiga!!! ¿A qué le meto un puro?

Al final se puso al teléfono una voz amiga... aunque, por el tono, no se notaba muy amigable - Soy el Municipal ¿qué ocurre? (me pareció oír risas de fondo) - ¡La Cotilla intenta entrar en casa, Bedulio!... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Tienes miedo que te violen, alma de cántaro? - ¡Maldita sea! Ya lo ha conseguido. Y todo por tu culpa ¡Bedulio, más que Bedulio! - Y colgué, no sin antes oír el cachondeo de sus compañeros.

A las cinco de la mañana nos pusimos a desayunar café con leche y tostadas - ¡Tienes que ver la foto del Diario! ¡Es que es para mear y no echar gota! Si no fuera porque soy de buen comer, ahora mismo no podría probar bocado ¡Mira que colección de sobrasadas colgaron en el escenario mitinero los Pinochos!jejejejeje No se lo pensaron bien, me parece a mi porque, que embutido nacional se parecer más a ésto, sobre todo en el color ¡¡¡el chorizo!!! Claro que como hablaban de "lo nostro" o sea, lo suyo, está muy bien el símil jajajajajajaja.

- ¿Me ha despertado para ésto? - También para desayunar, que ya son horas... ¡Y mira! La ley de símbolos pasada por el arco del triunfo Pinochil...  ¡la Señera con castillo, a la que se le ven las barras cortitas, y el sello de su casa, jejejejeje pisándola  ¿Tienen o no tienen guasa?  - No sé que quiere que le diga porque aún no estoy en éste mundo. Déjeme el periódico y lo leeré tranquilamente cuando me despeje. - Sí, hombre y me quedo sin los cincuenta céntimos que me da un pobre por él para emplearlo como manta. - ¿Es que no se apiada de nadie, Cotilla? - Lo haré cuando se apiade de mi la ministra y me regale la lupa para ver la subida de la pensión.

lunes, 17 de febrero de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡No te lo vas a creer! Levántate y te lo cuento mientras me preparas el desayuno - ¡Cotilla, no tiente a la suerte o el día menos pensado, saldrán nuestras fotos en la página de sucesos del Diario! - Huy, no! Cuanto menos publicidad se me de, mejor. Hay muchos curas que no tienen ni sentido del humor  ni de la caridad. - ¡Son las cinco de la madrugada! ¿le parece normal despertarme para decirme no sé qué? - No lo sabes porque aún no te lo he dicho... Estoy esperando el desayuno.

Se quedó a los pies de la cama, mirándome fijamente, hasta que mis nervios no pudieron más y salté de la cama ¡Mejor acabar cuanto antes! -  ¡Vamos a ver! ¿Qué es eso tan importante que tiene que decirme? - Espera que termine de comer, mujer, que es de mala educación hablar con la boca llena... - (Debí poner mala cara) - Vale... pues eso... ¡Que ha nevado en Arabia Saudí! - ¿? - ¡Que allí hace calor! ¡Que hay dromedarios! ¿Es que no te enteras? Hay, hija, que espesa estas. - ¿Cómo quiere que esté a esas horas?... ¿Y que pasa con los curas en Arabia Saudí? - ¿Allí hay curas? ... ¿seguro que no se llaman otra cosa? - ¡Y yo qué sé! La que ha hablado de curas es usted. - ¡Que cruz tengo contigo!

Sobre las ocho y media le he dado un ultimatúm a la vecina - ¡Largo de mi casa que tengo que ir a trabajar! - Siempre he pensado que ibas para diplomática... Yo me voy a limpiar cepillos. Los lunes voy más temprano para coger la recaudación del domingo... Es un trabajo complicado porque algunos curas ya se conocen el percal y cuando llego ya están limpios. No tienen ninguna consideración con una pobre jubilada. Incluso los hay que me persiguen ¿te lo puedes creer? - Pues sí. - Menos mal que durante toda mi vida he practicado carreras de fondo y quién tuvo retuvo. - ¿Me está diciendo que se ha pasado la vida corriendo delante de los guardias? - Me parece ofensivo que lo digas así pero... sí. Formábamos un buen equipo tu abuela y yo.

No quise saber nada más sobre los trapos sucios de la familia. Cuando volví a casa, la Cotilla ya me esperaba, viendo la televisión y con una copita de chinchón en la mano. - ¡Felicítame! Hoy comeremos gambas a la plancha. - ¿Ha cundido el trabajo? - Y gracias a la subida de la jubilación de la ministra y a la caja de gambas que he encontrado en el súpermercado. - ¿La ha robado? - ¡Nooooo! Estaba en el contenedor... ¿Qué pasa con esa cara? ¡Jesús, que melindres! ¿Comerás o no? - Pues claro que he comido...


domingo, 16 de febrero de 2014

La abuela ha venido a casa seguida de Geoooooooorge cargado con una cesta con ensaimadas. Me desperté de golpe al oír voces en casa cuando lo que correspondía, sobre todo a esas horas, es que hubiera un silencio sepulcral.

En la cocina encontré a la abuela, la Cotilla y el mayordomo desayunando juntos mientras Pepe-Crisogono permanecía cerca del inglés que no dejaba de acariciarlo. - ¿Tiene que estar tocando al muerto mientras come? (protestó la Cotilla) - "Aún está conmocionado por haber encontrado a su pariente. Ya se le pasará" - Creía que los ingleses eran más inteligentes... como hablan raro. Pero veo que no. - "En todas partes cuecen habas, pero el periódico lo plancha como nadie" - Es que eso no se le ocurre ni al que asó la manteca. - "Huy, que no. Como se nota que solo los usas para ponerlos en suelo cuando lo has fregado"

- Tomáis mi casa al asalto y no sois capaces de invitarme a desayunar. - "Llegas a tiempo, queda una ensaimada." - ¿Y todas esas que hay en el plato? - Las que sobren me las llevaré yo que para eso soy una pobre jubilada sin lupa para ver la "subida" que me ha hecho la ministra. - ¡Ya está la egoísta! Tendría que echaros a patadas a las dos ¡¿Cuándo pensabas contarme que no puedes entrar en Roma, abuela? - Pensé que se asombraría, se avergonzaría, lo negaría y todo lo terminado en "ría", pero no. Se quedó tan pancha y siguió comiendo - ¿No me lo vas a contar? - "¿Mientras como? No" - ¿Y después? - "Tampoco"

Andresito vino a comer. La abuela había hecho fabada y no se pudo resistir a pesar de que aún estaban de morros por lo del anillo de SanValentín. Un anillo que, por cierto, seguía llevando. Cuando nos sentamos a la mesa ella no lo hizo en su sitio habitual sino donde daba el sol y se entretuvo en dirigir los destellos del diamante a los ojos de su señor marido que, al final, ya no sabía ni lo que comía.

Aquella conducta de la abuela me sublevó y me dispuse a empezar una guerra en la que ella saliera perdiendo. - Abuelito... ¿te ha contado tu mujer que no puede entrar en Roma? - ¿Qué Roma? (dijo, parpadeando) - ¿Cuántas Romas hay, según tú? (le pregunté, sorprendida) - Bastantes tiendas llevan ese nombre. (la abuela seguía con su jueguecito) - La genuina. Donde está el Papa. - ¿Y para qué va a entrar? - "¡Eso digo yo! jajajajajaja" - Viendo que no me hacía ni caso, contraataqué fuerte. - ¡Le robó los zapatos al Papa! - ¿A Francisco? - No. A Pío. - Entonces la abuela dijo riendo - "¡Pío, pío, pío, pío jajajajaja ¿Dónde está mi pajarito cantoooooooor? Pío, pio!" - ¡Deseando meterse en tu jaulitaaaaaaaaaaaaa! jajajajaja. - ¿Pero..., pero..., - La Cotilla, que ya iba por el tercer plato de fabada, dijo - Lo ha hipnotizado con el diamante, la jodía.

No se quedaron ni a tomar el café. Geoooooorge les siguió después de dejar la cocina recogida. La Cotilla y yo, sentadas frente al televisor, con sendas mantas por encima, apurábamos las copas de chinchón. - ¿Tienes que tener las ventanas abiertas con el frío que hace? - Prefiero morir helada que gaseada.

sábado, 15 de febrero de 2014


Pepe-Crisogono, aunque no diga nada, debe estar de los nervios a causa del atosigamiento al que lo somete el dichoso mayordomo con la perra que le ha entrado de que, a la fuerza, tiene que ser alguien de su familia. el pobre ni siquiera ha querido desayunar... bueno, no suele hacerlo... Vale, no desayuna nunca porque, entre otras cosas tiene la boca cosida y del mentón para abajo no hay nada. Pero es un buenazo . Con tal de no molestar, no se queja de las duchas lacrimógenas que le da el inglés.

Me ha intrigado su nombre y he buscado en google. Debo saber a qué atenerme en el caso de que Geoooooorge y yo tengamos al bisnieto de la abuela... Sigue sin gustarme pero cuando he visto la basílica que tiene un Roma me he dicho que ese santo no es un ningundi sino alguien de categoría, y ya veo las cosas de otro modo.

El suelo de la basílica es de exposición. Mármoles de colores formando dibujos, que ya los quisiera la abuela para su Torre del Paseo Marítimo. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Y este palacio? (la Cotilla, con los ojos muy abiertos, contemplaba la pantalla del ordenador) - Es una iglesia. - Tendré que hacerle una visita porque, por la pinta, debe tener los cepillos llenos - Está en Roma. - ¡Lástima! - ¿No le llega la paga para el viaje a pesar del subidón que le ha hecho la ministra? jejejeje - ¡No me nombres a esa pájara! Debe tener la economía de su casa hecha unos zorros. ¡Esa tía no sabe ahorrar! porque, en lugar de dedicarnos todo el dinero a los pobres jubilados,  nos ha dado miseria y el resto se lo ha gastado en cartas para, en una decirnos que nos subía la pensión y en otra cuánto. Debe creer que somos tontos. En lugar de cartas tendría que mandarnos una lupa para ver "la subida"

- Ya me has puesto de mala uva. Anda, dame un chinchón. a ver si se me pasa... No puedo entrar en Roma. - ¿No cabe? jejejejeje - La policía de allí me tiene manía... Ah, y tu abuela tampoco. - ¿A quién limpiaron? ¿Al jefe de la policía? ¡Vaya dos! - Hace tantos años que ya debería haber prescrito pero esta gente tiene memoria de elefante. - ¿Fue antes de Cristo? - ¡Estás graciosa esta mañana! Que cruz tenemos contigo... Fue al Papa - La copa de chinchón se me atragantó.

Era Pio XI - ¡Jopé! si es que son más viejas que Matusalem... ¿Qué le quitaron? - Los zapatos rojos. Tu abuela los quería para un novio que tenía entonces. - ¿Entraron en su habitación? - ¿Nosotras? ¡Somos muy decentes para entrar en la habitación de un hombre sin haber sido invitadas! - ¿Entonces? - Nos acercamos al besamanos y mientras tu abuela le hablaba en italiano a gritos para que la entendiera, me fijé que él se había descalzado, seguramente le venían estrechos los zapatos y aproveché para darles un manotazo y mandarlos hacia atrás. Luego, inclinándome, los cogí y escondí bajo mi abrigo... - ¿Y que dijo el novio? - Estuvo contento pero era un avaricioso, cuanto más tenía, más quería y lo mandamos a paseo. - ¿Como al abuelito? - Eh... sí. Nos sirvió de ensayo.

viernes, 14 de febrero de 2014

Siete y media de la mañana. Suena el teléfono. - "¡Hola, nena! ¿estás despierta?" - ¡¡¡NO!!! - "Pues espabila que hoy es San Valentín" - ¿Y? - "El día de los enamorados... ¿No te suena?" - Sí, al Corte Inglés (dije, furiosa) - "¿Cómo vas a tener novio si eres más seca que una pasa puesta al sol... Espabila y vete al mercado. Apunta lo que tienes que comprar" - ¿No tienes un mayordomo? Pues que vaya él.

Diez minutos más tarde volvió a sonar el teléfono - "¿Ya estás en el mercado?" - ¿Cómo voy a estar allí si me estás llamando al fijo? - "¡Levántate de una vez!" - Cuando he llegado a la plaza los payeses aún estaban montando los puestos. La abuela quiere hacer una paella.

A media mañana ha entrado en casa como si fuera la reina de Saba. Engalanada como un árbol de Navidad. Con plumas, brillos, taconazos y un brillante en el dedo como un garbanzo de grande - "Mira que bonito. Es el regalo de los Enamorados... A ver cuando tendrá tú uno, guapita de cara" - Ponía el anillo en un rayo de sol y decenas de pequeños arco iris saltaban por las paredes. - "Esta noche, en El Funeral veré brillar la envidia en los ojos de muchas. Solo por eso ya vale la pena gastarse el pastón que vale esta piedra" - ¿Piensas cocinar con esa ropa? - "Ahora vendrá Geoooooorge con ropa para cambiarme. Con mi nuevo status no puedo ir por la calle de trapillo"

A las dos en punto llamaron a la puerta y el mayordomo fue a abrir. El Municipal se quedó de piedra cuando el inglés le hizo una reverencia invitándolo a entrar. Y lo mismo le pasó a Blas el parado. El que no se inmutó fue el señor Li porque los orientales practican mucho la reverencia. La Cotilla entró como siempre, pero cuando se enteró del recibimiento del que disfrutaron los otros, salió al rellano, llamó y entró de nuevo cuando el inglés se inclinó ante ella. Yo hablé poco con él porque aún estaba picada por la elección del nombre del niño, a pesar de que la abuela me había dicho que tengo pocas posibilidades de que ese crio llegue a ser mio ya que Geoooooorge tiene una novia tipo Miss Universo. Pero torres más altas han caído.

Por último y cuando todos estábamos a punto de sentarnos a la mesa, llegó Andresito, con cara de espanto, arrastrando a la Momia. - Dime que es un broma, querida (se dirigía a la abuela) - "Es una broma" - ¡Menos mal! - "¿Qué es lo que es un broma?" (puso cara de inocente) - Lo del anillo. Es que me han llamado de la joyería diciendo que... ¡¿Es este?! (señaló el pedrusco que brillaba en su dedo) - "Sí, querido. Gracias. Esta noche, cuando estemos a solas en la habitación, te lo pagaré con creces" - ¡¿Con creces?! ¡Yo tengo que pagarlo en euros! En cuanto abran la joyería lo devolvemos. - "¡¿Devolver mi regalo de San Valentín?! ¿Lo habéis oído, amigos? Ya me decía mi madre que a un hombre no hay que dárselo todo de golpe sino a cucharaditas para que no pierda la ilusión ni el deseo, pero como soy muy espléndida ¡se lo di todo! Mi juventud, mi lozanía, mi alegría de vivir" - Querida, te recuerdo que cuando nos conocimos ya rondabas los ochenta. - "¡Buenooooo, lo que me faltaba por oír"  (Y se puso en jarras) - La Cotilla se santiguó. El Municipal se encogió en su silla. Blas el parado bebía vino para disimular el mal rato que estaba pasando. El señor Li y Geooooorge desaparecieron en la cocina y la Momia se echó un sueñecito hasta que le llenaran el plato.

Un presentimiento rondó por mi cabeza y entré en tromba en la cocina. En ese mismo instante sonó un grito desgarrador que cortó toda discusión de raíz. El chino, al que le sangraba la nariz por las pequeñas pero dolorosas heridas que le había infringido Pascualita, intentando escapar del mordisco que le dio el hombre al confundirla con una gamba gorda, salió corriendo y llorando hacia el comedor. La sirena sangraba por la cola. El inglés, en cambio, acurrucado y tembloroso en un rincón con Pepe-Crisogono en las manos, contemplaba horrorizado, al pequeño monstruo que, desde el pico de la mesa le enseñaba, amenazador, los dientecitos de tiburón mientras sus ojos bizqueantes parecían a punto de saltar de las órbitas.

Hemos comido tarde y mal, porque el arroz se ha pasado, después de dormir al chino y al inglés a base de chinchón. Y de paso también a Andresito para que se le olvide el asunto del pedrusco. Los demás nos hemos sentado delante de la tele y nos hemos quedado dormidos.

jueves, 13 de febrero de 2014

Siempre pensé que cuando me quedara sola sería la persona más feliz del mundo porque haría lo que me diese la gana, la REAL GANA. Y sin embargo, nunca estuve tan equivocada porque ni siquiera me dejan dormir hasta cansarme. De buena mañana ha sonado el teléfono. ¡A las cinco y media de la madrugada!

- "¿Estás durmiendo" - ¿Sabes la hora qué es? - "Ni lo sé ni me importa" - ¿Se ha muerto el abuelito? ¿Qué le has hecho? - "Supongo que sigue vivo porque ronca... Vente ahora mismo a mi casa con Pepe" - ¿Ahora? Si aún no han puesto las calles, abuela. - "Por tu culpa tengo mi hogar desestabilizado. Ya estás tardando"

Salí a la calle con las legañas puestas y me encontré con una tormenta de viento y agua que por poco me tira de espaldas. A pesar de que me había puesto un vaquero y un jersey encima del pijama y un anorak, tenía mucho frío, sobre todo en los pies... Claro, iba en zapatillas y sin calcetines. Y así me fui hasta casa de la abuela porque el taxi acababa de llegar y no quise subir a cambiarme para no tener que pagar más de lo necesario.

Me abrió Geoooooorge hecho un mar de lágrimas. - ¿Qué le pasa a éste? - "Es muy familiar y no puede consentir que tengas a uno de los suyos, aunque solo sea la cabeza" - ¡Este tío es tonto! - "¿Has traído a Pepe?" - Sí, pero no se lo voy a dar. Ya me he quedado sin Pascualita y no voy a quedarme sin este solo porque tu mayordomo sea un llorón. - "Anda, pues díselo tú" - ¡¡¡Oye. Que no es tu bisabuela ni tu padre!!! - "¿Tienes que gritar tanto? despertarás al barrio entero" - Es mi modo de hacerme entender... ¡¡¡¿Te enteras? NO ES DE TU FAMILIA!!!

Andresito apareció en pijama - ¿Hay fuego? - "No. Es la niña que está hablando en inglés con Geooooorge" - ¿No Dady?... (dijo con los ojos muy abiertos) - ¡¡¡NO!!! - ¿No grand mother? - "¿Tú lo entiendes?" - ¿Cómo voy a entenderlo con lo mal que habla? ¡¡¡NO!!! - ¡Ooooooooooh! (dijo haciendo pucheros de nuevo) - "¿Qué le pasa ahora?... ¿A dónde vas, Andresito?" - A tomarme un te con doble de chinchón... Si esto es inglés que baje Dios y lo vea. - "Perdona, marido, pero aunque no lo parezca, nuestra nieta es muy instruída" - Entonces Geooooorge dijo algo que no entendí... ¿sería ruso? - ¡Crisógono! - y volvió a llorar. - ¿Estás segura que pediste a la agencia un mayordomo? ¿No sería una plañidera?  pregunté a la abuela.

- ¡¡¡¿ Crisógono? ¿Eso que es lo qué es?!!! - Media hora después, a base de gritos y gestos, nos enteramos que ese era el nombre del amante de su abuela ¡Vaya por Dios! y toda la familia le estaba eternamente agradecido porque la hizo muy felíz. Crisógono era español y entró a trabajar como jardinero en la casa señorial donde trabajaba la abuela de George como lavandera. - "Pues no le veo yo pinta de español a esta cabeza... (dijo la abuela mirándola con detenimiento) - Geooooooorge siguió contando entre hipos que él había jurado que si un día tenía un hijo le llamaría Crisógono - ¡¡¡Tú estás tonto!!! ¡¡¡¿Lo has prometido sin contar conmigo?!!! ¡¡¡Mi hijo no llevará ese nombre tan raro!!!

El inglés estaba asombrado viendo como iba creciendo mi rabia contra él. Ya ni siquiera lloraba. Lo que hizo fue coger el chinchón y darle dos lingotazos. - ¿What? - ¡¡¡No. What tampoco me gusta!!! - Andresito se me acercó tambaleante (ya que no podía dormir a causa de mis gritos, aprovechó para tomarse unas copitas) - Cuando... hip... termines de... hip... hablar en ingles, aviiiiiiiiisame... hip. -

Hecha una furia, me acerqué sin darme cuenta, al acuario largo de Pascualita. Estaba asomada, allá en lo alto, y en cuanto me tuvo a tiro, me escupió en el ojo un chorrito de agua envenenada - ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh Maldita sea!!! - "Debe haber pensado que me atacabas. Con tanto grito..." - ¡¡¡Te freiré en aceite invierno, sardina de las narices!!! - Geooooooorge y el abuelito estaban confundidos - Querida ¿ahora con quién habla inglés la niña?

Estoy en mi casa, tendida en el sofá, con mucho dolor en el ojo y aguantando a la Cotilla que me explica lo bien que le ha ido hoy el día con los cepillos de las iglesias - Hay, hija, no sé como puedes tener la cabeza de un muerto entre las manos por muy Pepe que se llame - No es Pepe, es Crisógono... - ¿Has bebido sin esperarme? - Y acto seguido, enmendó el entuerto.

miércoles, 12 de febrero de 2014

A pesar de que la abuela y la Cotilla atribuían sus males a todas las gripes habidas y por haber y cuanto más malas mejor, al final solo ha sido un constipado fuerte y afortunadamente para mí, ya está cada una en su casa... bueno, la Cotilla se hace la remolona. Ahora dice que le cuesta mucho subir cuatro pisos pero me hago la sorda y santas Pascuas.

El que no se me despega es Geoooooorge y no por lo que a mi me gustaría sino por el dichoso Pepe. ¡Qué perra ha cogido el inglés con su "padre! En cuanto llega, lo coge, lo mece y llora a moco tendido. Yo le dejo hacer, porque dicen que el roce hace el cariño y yo procuro rozarme mucho contra él. Pero no me hace ni caso. Le estoy cogiendo manía a la cabeza jivarizada y cualquier día la tiro por el balcón.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya está el mister ese aquí? Mira que es pesado ¿eh? - Usted es de las que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. - No sé a qué viene eso, porque a mi nunca me ha gustado molestar. Vengo a verte para que no te encuentres sola, estoy un ratito que casi no me da tiempo a calentar la silla, y me voy... ¿No dirás que no es verdad? - Si, hija, si. Para usted la perra gorda.

La Cotilla está empezando a cogerle tirria al inglés. Pura envidia es lo que tiene. - ¿Le has hecho un te?... ¿Y a mí? - A usted no le gusta. - Con un chorrito de chinchón, si. - ¡No hay chinchón! - ¡Tu lo que quieres es tener un bisnieto para hacerle la pelota a tu abuela! ¿Crees que no me he dado cuenta, boba de Coria? ¿Dónde se ha visto eso de tener un bisnieto inglés? ¡Los bisnietos tienen que ser de aquí para que entiendan a las bisabuelas y estos no se entenderán! ¡Te quedarás sin herencia como yo me quedé sin abuela! - Le abrí la puerta de la calle. - ¡Largo de aquí! - ¿Sin tomarme el te? ¡Ni hablar!

Menuda mañana me están dando. Harta de oír gritos y lloros, fui a la cocina, le arranqué a Pepe de las manos a Geooooorge y le dije, a grito pelado, porque si no, no me entiende. - ¡¡¡Este no tu padre!!! ¡¡¡No dady!!! - yes, yes - ¡¡¡Que no, jodío!!! ¡¡¡Es C-a-t-a-l-i-n.a. Me oyes. Catalinaaaaaaaaaaa!!! - Parecía desorientado.- ¡¡¡Es señora. Mira mi boca s-e-ñ-o-r-aaaaaaaa!!! - El inglés balbuceó - ¿Ma... madame? - ¡¡¡Eso es!!! - Recuperó a Pepe. Lo miró con detenimiento y de repente rompió a llorar con desconsuelo. Cuando se fue tenía los ojos tan hinchados que daba grima.

Por la tarde me ha llamado la abuela, muy enfadada - "Buena la has hecho. Tengo al mayordomo llorando por los rincones. Dice que tienes que darle a Pepe porque es ¡su abuela!" - ¿Pero no era su padre? - "Eso era antes de que le dijeras que era una mujer. Por lo visto ella se fue a Papúa Nueva Guinea en compañía de un amante aventurero. Se dijo que los habían apresado los jívaros e hicieron llaveros con sus cabezas. El hijo (el padre de Geooooooorge) cuando fue mayor se fue para allá a buscar los restos de la madre y debió tener el mismo éxito porque tampoco regresó. Y ahora que cree que ha encontrado a un miembro de su familia, no quiere perderlo... o perderla"  - ¡Menuda situación! Porque Pepe no se querrá ir con un desconocido... ¿Qué hago? - "Ves a la tienda del señor Li y dile que te consiga otra cabeza. Alguna le quedará en el almacén"


martes, 11 de febrero de 2014

A las nueve de la mañana, como un clavo, Geoooooooooorge ha llegado a casa. Bajo el brazo llevaba el Diario, una barra de pan y una bolsa llena de paquetes de infusiones. Dijo algo que luego me tradujo por señas: que mi abuelito vendría en cuanto su mujer y su amiga se pusieran buenas. - ¡Vaya! Cuanto amor le tiene... a la vida. - Fuimos a la cocina, yo desayuné y él tomó un te... con un poco de chinchón. Insistí para que lo tomara.

Mientras él lavaba las tazas en el fregadero, Pascualita saltó a la mesa y se hizo la dueña del tapón de la botella que me había olvidado de ponerlo en su sitio. Aquella situación era muy comprometida. Si Geoooooorge la veía me pediría explicaciones.. y encima en inglés. Así que la coloqué en el estante, al lado de Pepe pero tuve que dejarle el tapón porque me enseñó los dientes en una sonrisa diabólica.

Al volverme vi que el inglés tenía la vista fija en la repisa. Un sudor frío mojó mi espalda. Geoooooooorge avanzó hacia mi y al llegar a mi lado alzó rápidamente el brazo en un gesto que intuí agresivo y me encogí. Entonces cogió a Pepe y con el semblante conmovido, exclamó - ¿Dady?

Estábamos sentados frente a frente en la mesa de la cocina mientras él, con las lágrimas resbalando por su cara, impecablemente rasurada, me contaba como buenamente podía, que la cabeza jivarizada era de su padre. Me quedé helada. - ¡¡¡¿Tú padre se fue a Papúa Nueva Guinea?!!! - Yes. - ¡¡¡¿Hace mucho tiempo?!!! - Yes - (Me estaba quedando afónica porque, para hacerme entender, gritaba como si me estuvieran matando) - ¡¡¡¿Cómo sabes que es él?!!! - (Me pareció entender que porque era igual a la foto que su madre tenía en la mesilla de noche)

Le había dado una campanilla a la abuela para que la tocara cuando quisiera algo. Sonó y corrimos al cuarto. Por el pasillo ya se oían sus gritos - ¿Qué os pasa? - "¡¡¡Llevo dos horas tocando la dichosa campana!!!" - Ya será menos... ¡Aaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyy! (¡Me la tiró a la cabeza, la jodía!) - "¡Tenemos hambre y nos toca la pastilla! ¿Dónde estabais metidos vosotros dos?" - Seguro que haciendo lo que no deben (remachó la Cotilla) ¿Has comprado ensaimadas? - "¿En serio hacíais lo que dice la Cotilla?... ¡Por fin voy a tener un bisnieto! aunque nunca hubiera pensado que sería medio inglés"

 Geooooooorge, que no entendía nada, fue a preparar las infusiones que trajo en dos bandejas junto con el Diario - "¿Lo has planchado?" (dijo en el idioma universal de los gestos) - Yes - ¿No me digas que te plancha el periódico? jajajajaja - "Claro, como en las películas" - Dice que Pepe es su padre. - ¿Ha bebido chinchón? - Un poco. - "Entonces será eso" - Ojeó las noticias y de repente gritó - "¡Zas! en toda la boca... A nuestro Pinocho le han anulado las subidas de sueldo que hizo a los de su camarilla y tendrán que devolver lo recibido ¡que seguro que ya está gastado! ¡Eso fue un agravio comparativo. Un ataque a la proclamada austeridad... para el resto de los mortales pero no para los elegidos! Esto me ha sentado mejor que una aspirina" - ¿Habrá que brindar, no? - No, Cotilla, que no... - "¡No te enrolles y trae las copas y la botella!" - Media hora después las amigas cantaban  Asturias patria querida, Geooooooorge lloraba a lágrima viva con Pepe en su mano y yo le lanzaba miradas ardientes para ver si, de una vez por todas, podía regalarle un bisnieto a mi abuela.

lunes, 10 de febrero de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaatchiiiiiiiiiiiiiiisssssssssss! - ¡Hala. Venga microbios! ¿No sabe que hay que hay que taparse la boca cuando se estornuda? - Si, pero es... es... que no me ha...¡aaaaaaaatchiiiiiiiiiiiiissssssssssssss!... dado tiempo. - ¡Ya está bien! Váyase a su casa y suelte allí los mocos y las babas, tía petarda. - No puedo ir a... a... ¡aaaaaaaaaaatchiiiiiiiiiiiiiiiiissssssss! allí porque estoy muy malita. Me quedaré en la cama de tu abuelaaaaaaaaaaatchiiiiiiiiiiiisssssssssss! No le importará. - Pero a mi, sí.

No me hizo ni caso y se acostó pese a mis esfuerzos de echarla a la calle. La muy ladina me atacó con estornudos llenándome la cara de salpicaduras atestadas de virus y no me  quedó más remedio que ceder para no caer enferma.

He llamado a la abuela para que se haga cargo de ella. Yo no puedo atenderla (ni quiero) Y encima me tiene harta con sus exigencias: que si zumos de naranjas naturales con chinchón, tes con chinchón, una copita de chinchón para sudar, - ¡Tiene que beber AGUA! (le dije justo cuando entró la abuela) - Menos mal que lo has oído (le dijo la vecina con voz llorosa y cara de mártir a punto de arder en la hoguera) Tu nieta me quiere matar. - ¿Pero qué dice? - "Reconoce que has estado un poco dura con la Cotilla...(me recriminó muy seria mi abuelita) " -  ¡¡¡Llévatela o no respondo!!!

Las dejé solas un rato y salí al balcón a que me diera el aire porque necesitaba despejarme. Luego fui a la cocina y me cayó un chorrito de agua en el brazo. Pascualita estaba asomada a la pila bautismal. La inconsciente de mi abuela había traído a la sirena a un lugar lleno de miasmas gripales. Cerré la puerta para que no entraran y nos pusimos a merendar. Una hora después me asomé al pasillo al oir estornudar en estero - ¿Qué pasa, abuela? - "Llama a... a... ¡¡¡Atchiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisssssssssssss!!! a Geooooooooorge que venga con... con... el ¡¡¡Atchiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiissssssssssss!!! médico"

Ahora mi casa parece un hospital de campaña. El mayordomo y yo vamos con la mascarilla puesta como si fuésemos japoneses. Le he puesto otra a Pascualita y a Pepe, para evitar contagios. Del súper he traído cuanto kleenex había porque estas dos no dan abasto con los pañuelos. El ingles no para de preparar tisanas de toda clase y zumos. Antes de que llegase el médico escondí la botella de chinchón pero ahora vuelve a estar en poder de las dos fieras. Solo estamos bien cuando se duermen. Entonces abrimos todas las ventanas para que entre el viento y se lleve todo lo malo... entre ello la foto del altar de Bárcenas que montó la Cotilla hace tiempo.


domingo, 9 de febrero de 2014

Nos hemos reunido en casa a desayunar la abuela, la Cotilla y yo. Hemos comido las ensaimadas que ha traído la abuela y rechazado las de la Cotilla que, a saber de que año son. Ha cogido un rebote de padre y muy señor mio que a nosotras nos ha resbalado olímpicamente. En cuanto ha visto que empezábamos a desayunar se ha puesto a comer como si estuviera haciendo la competición "A ver quién come más ensaimadas" y ha ganado ella.

En plena vorágine no nos dimos cuenta de que Pascualita había saltado a la mesa de la cocina y reptando, se escondía bajo una de ellas. Mientras, nosotras comentábamos el tema del día: La Infanta. - "No me lo esperaba de ella. Tan modosita y con esa dulce sonrisa permanente" - ¡Huy! esas son las peores. - A veces vale más pasar por tonta y hoy era uno de esos días. - "Dicen que la venganza se toma en plato frío" - ¿Qué tiene que ver la velocidad con el tocino? - "¿No os habéis fijado en lo feo y escuchimizado que se ha quedado Iñaki? En cambio ella sigue fresca y lozana ..." - Cierto. - "Y qué cuando él hizo el paseíllo por la´famosa cuesta dijo no sé que sobre su honor?" - ¡¡¡Síííííííí´!!! Estuvo muy gracioso jajajajajaja - "Después se supo lo del Duque en Palma do, que a ella debió sentarle como un pisotón en un callo... " - Ha tragado muchos sapos y culebras esa chica. - "Pero los ha vomitado en unas horas frente al juez Castro y ha tirado la porquería ¡sobre el Duque! jajajajaja" - Que refinada es. - ¡Es verdad! Salió más relajada que cuando llegó jajajajajajaja - ¡Toma del frasco, Iñaki!

- "¡Trae el chinchón, nena!". - ¿Tan pronto, abuela - "¿Te he preguntado la hora?" - Nos servimos unas cuantas rondas y seguimos riendo. - ¡A Urdangarín no le llegará la camisa al cuerpín! jajajajajaja - ¡La infanta ha hecho de Reina de Corazones diciendo ¡Que le corten la cabeza! jajajajaja - "Pasaré por tonta (se habrá dicho) incluso puede que mis papás pasen a llamarse Ciudadanos Borbón, pero a ti ya no te conoce ni la madre que te parió jajajajajajaja"

La Cotilla, si tiene comida cerca no puede tener las mandíbulas quietas y cogió la última ensaimada que quedaba en el plato. La mojó en chinchón y le hincó el diente - ¡Puag. Que ascoooooo! Esto sabe a pescado. - Solo me dio tiempo a ver un relámpago que saltaba de la ensaimada a la cabeza de la vecina y en seguida volaron mechones de pelo. Los gritos y las carreras no cesaron a pesar de que arranqué a la sirena de un tirón seco. - ¡Tenga, Cotilla, beba, beba! Dichoso abuelito... -¡¡¡Me voy a mi casa. Allí por lo menos,no hay nada ¡¡¡Ni fantasmaaaaaaaaaaaaasssssssssssssss!!!

sábado, 8 de febrero de 2014

La abuela ha venido muy temprano a casa. - ¿Qué pasa hoy? - "¡Que viene la Infanta!" - ¡¡¡¿Aquí?!!! - "Como echo de menos tus tonterías" - Mientras desayunábamos me dijo que prefería ver el paseíllo desde mi tele - "Andresito no me deja oír nada. Se pasa el tiempo señalando y diciéndome quienes son los que tienen algo que ver con la Justicia en cuanto aparecen en la rampa. Ya nos hemos discutido de buena mañana. A mí qué me importa quién es este o aquel y sobre todo, de qué familia proceden ¡Que pesado! Al final le he dicho que serán de su padre y de su madre como todo hijo de vecino. Y ha parecido que le pinchaba el nervio ciatico ¡De eso nada! La mayoría desciende de los tiempos de la Conquista! ¡Como si esos nacieran de un huevo! le he replicado. Total, que me he hartado y aquí estoy"

- ¿No ibas a estar a pie de rampa? - "Esa era la idea pero ¿tú has visto cuanto guardia y cuanto periodista cuando y cuanto guardia... " - Te estás repitiendo, abuela. -  "¡Que va! Es que hay muchos guardias...De todas maneras, antes de irme, he mandado a Geooooooooorg a colgar de mis balcones: una señera, una camiseta verde, una azul y negra con el lazo de la señera prendido... ¿Qué miras? Es contra las prospecciones... ¿No caes? Azul del mar, negro del petroleo y la bandera de Baleares... ¡Hay, hija, que lenta eres de entendederas! También hay una pancarta a favor de los trabajadores de Cola Cola que, por cierto le gusta mucho a Andresito pero ya le he dicho que se pase a la Pepsi Cola porque, si se cierra la fábrica, será lo único que entrará en casa... Otra pancarta contra el aborto, otra contra los desahucios, contra las pensiones bajas, contra el paro... eetc, etc." - ¿Y no ha dicho nada el abuelito? - "¿Tú le has preguntado?" - No (dije, extrañada) - "Pues yo tampoco"

En ese momento, una cara conocida, ocupó toda la pantalla ¡La Cotilla le estaba pidiendo la escalera al cámara - ¿Tú para que la quieres? Mañana ya no te servirá y a mi sí. - Harta de oírla, el hombre le dijo que sí y entonces la vecina le dio un papelito con un número: - Eres el 23. Esta noche la recogeré. - "¿Qué estará tramando?" -

A mediodía escuchamos su grito de guerra - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Gracias a la Infanta llegaré sobrada a fin de mes ¡Me voy a forrar! He concertado con los fotógrafos y cámaras, que me regalen las escaleras de aluminio que compraron ayer o anteayer ¡Y mañana las revendo como nuevas! - ¿Y cómo las va a transportar? - Blas el parado me ayudará. cogeremos un contenedor de basura, de los nuevos, y las traeremos hasta mi casa. - "¿Y cómo va el tema del primer sobresueldo" - Viento en popa. He conseguido un montón de carteras... - ¿De los periodistas? - ¡Y de los guardias!




viernes, 7 de febrero de 2014

La abuela ha desaparecida junto con su mayordomo. Andresito ha llamado para saber si estaban en mi casa pero no la he visto en toda la mañana. Dicen que hay que esperar veinticuatro horas antes de preocuparse, yo puedo esperar hasta el año que viene jejejejeje porque si se ha ido con Geoooooooorge solo pueden pasarle cosas buenas. Claro que eso no se lo he dicho al abuelito.

De repente he tenido un pálpito y le he telefoneado yo. - ¡¿La has encontrado?! - No... pero tengo una curiosidad... ¿Se ha llevado el termo de los chinos? - Sí, porque no lo veo por aquí ... ¿por qué, nena? - Por nada.

Las piernas me temblaban - Es una inconsciente ¡Se va con Geoooorge y se lleva a Pascualita! No volveré a verla más. Se la quitará y la venderá a la Ciencia para que la estudien, previo descuartizamiento ¡Está loca ésta mujer!

 Era tan interesante lo que daban en la tele que me dormí profundamente y en mi sueño salía Arguiñano cocinando a la sirena: Tenemos en un solo animal, carne y pescado ¡es completo! Así que vamos a hacer una paella mixta y nos saldrá ¡rica, rica!... - Me desperté sudando a mares - ¡¡¡Nooooooooo, es Pascualitaaaaaaaa!!! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Pascualita no sé, porque no la conozco, pero a tu abuela sí ¡Mírala en la tele, delante de la famosa rampa!- Efectivamente, allí estaba, posando con sus amigas de El Funeral para los reporteros que les sacaban fotos desde todos los ángulos para entretener la espera. Un poco más allá Blas no paraba de vender croquetas y cerca de él estaba el mayordomo vigilando la cesta llena de tapers. Llamé al abuelito para decírselo.

- Con el dineral que tiene ahora tu abuela y sigue llevando este termo tan feo... Por lo menos se lo ha dejado al inglés porque no hace juego con su conjunto. Efectivamente, sobre la pechera impecable de su traje de mayordomo, lucía el termo de los chinos... De repente se levantó el tapón y apareció un bracito. ¡Oh, no! pensé y confié en que nadie más lo hubiera visto o que lo viese la abuela y le pusiese fin al problema. Pero quienes lo vieron fueron dos policías de los muchos que estaban allí. Y como todo lo que es raro, es sospechoso, se lanzaron a por el pobre Geoooooooooorge. El pobre, espantado, se echó hacia atrás.  Mal hecho porque ese  movimiento también fue sospechoso y fueron más los policías que cayeron en plancha sobre él. Pero Pascualita, a la que no gusta nada que la estrujen, sacó su dentadura de tiburón a pasear y en un santiamén se los quitó de encima. Y antes de que pudieran saber qué había pasado, la abuela ya la había arrancado de la oreja a la que estaba cogida y se la había metido en el bolsillo del abrigo.



jueves, 6 de febrero de 2014

El jueves es un buen día porque, al estar en medio, nos anuncia que ya estamos entrando en el fin de semana y podré hacer lo que más me gusta: NADA. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - (¡Maldita sea con la dichosa vecina! Siempre se carga mis ensoñaciones)  Hoy no saldrá de aquí hasta que me entregue MI llave. - ¡Estupendo! ¿qué hay de comer? - ¿A éstas horas de la madrugada? - No seas exagerada. Yo ya llevo dos horas yendo de allá para acá y como a quién madruga, Dios le ayuda, traigo ensaimadas para el desayuno - ¿Qué tripa se le ha roto que la ha vuelto rumbosa?

Había tres ensaimadas y se las está comiendo la Cotilla. Están tan duras que si me caen en el pie me lo parten. - ¡Que escrupulosa! Con un toquecito de horno quedan como recién hechas, boba de Coria. - ¿De dónde las ha sacado? - De mi casa. Las metí en un cajón y me olvidé de ellas. - ¿Y antes dónde estaban? - Hmmm... estoooooooo... humm ... ¡Ah, sí, se le cayeron a una mujer que conozco y busca comida en los contenedores ¡Pero iban dentro de una bolsa de plástico!

- He pasado por casa de tu abuela... a ver si pillo al inglés en calzoncillos jejejejeje. Por cierto, tu abuela está que trina - No me extraña, con sus visitas "nocturnas" - ¡Huy, no es por eso! Tendrías que oírla... - Entonces sonó el teléfono ¡Pero que pasa ésta mañana!

- "¡Esta gente no cambia! Siguen mintiendo como cosacos!" - ¿Abuela?... ¿De quién hablas? - "¡De los Pinochos, coñe! ¿De quién si no?" - ¿Has soñado con ellos? - "Ahora va de bueno, de salvamediteráneos" - ¿Quién? - "¡Nuestro Pinocho particular, mujer! Que si ha hablado con el ministro, que si hará todo lo que pueda para que no haya prospecciones ¡Una leche!" - ¡¡¡Abuela!!! ¿Qué pensará Geoooooorge?" - "¿Pero tú te crees que todo eso es verdad? ¡Y ahora saca a Zapatero! ¡Si es que es para mear y no echar gota!" - Cálmate, abuela, que te va a dar algo. Tómate un copita de chinchón y descansa... - "¡La botella entera me tomaré! Dije que habría prospecciones y ¡vaya si las habrá! Estos, cuando huelen dinerito, muerden y no sueltan . ¿Qué será de los mamíferos marinos, nuestros hermanos?... (dijo pesarosa) ¡Y de las sirenas!" - ¡Calla, calla!

Me costó mucho que dejara de gritar y ahora estoy sorda de un oído. Y encima habla de sirenas delante del mayordomo... ¿Cómo se dirá sirena en inglés?... No sé por qué me preocupo, al fin y al cabo no creo que haya otra en nuestros mares. Pascualita debe ser un caso único, un especímen antidiluviano perdido en las profundidades marinas, que se despistó y acabó en las redes de un barco arrastrero... ¿A qué vino su despiste? ¿Hacían prospecciones donde vivía?... Si fue así y aquí se hacen, pueden salir más sirenas a flote y entonces Pascualita ya no tendrá valor... No es que la quiera vender, libreme Dios de esos pensamientos pero, claro, estamos en crisis y los trabajos penden de un hilo... Si "tuviera" que venderla me darían un capitalito... - El timbre del teléfono me sobresaltó - ¡Será tu abuela! dijo la Cotilla que seguía "anclada" en mi casa - ¿Digaaaaaa? - "¡¡¡Como vuelvas a pensar estas cosas te arranco la cabellera en seco!!!" - ¡Pero... pero... pero... (estaba asustada, no sabía qué decir) - "¿Te has olvidado de tu primer abuelito, boba de Coria? Pues que sepas que me lo cuenta TODO" - Ahora soy yo quién necesita un chinchón

miércoles, 5 de febrero de 2014

A media mañana han venido a casa el abuelito y Geoooooooooorge, éste cargado con una buena cantidad de tapers. Como no los esperaba me han cogido si maquillaje, corrector de ojeras, colorete, sombra de ojos, línea de ojos, rimel, rojo pasión en los labios, en fin, poca cosa. Pero, con la mala cara que le he puesto, al abuelito no se le volverá a ocurrir venir con su mayordomo sin llamar antes. - Perdona, hija (me ha susurrado al darme un beso)

Geoooooooorge, tieso como un palo, seguía a su señor camino de la cocina donde les esperaba la abuela rodeada de pasta de croquetas por todos lados. El inglés no hizo el menor comentario pero le vi arrugar la nariz mientras paseaba la mirada por las cuatro paredes de casa. El "señorito" la encontraba demasiado "¿proletaria?" quizás. ¡Anda y que lo zurzan!

- "¿Habéis dado la vuelta a la isla antes de llegar aquí? ¡Hace una hora que os espero! Anda, Geoooorge, ponte el delantal y empieza a hacer croquetas y tu, cariño mío, las vas metiendo en los tapers... ¡¡¡Venga, que los he visto más rápidos!!!" - Para mi fue una satisfacción ver al ingles pringar en mi pequeña cocina.

Había metido a Pascualita en una fuente grande, camuflada entre limones y naranjas, para que nos viera y no se aburriera. Pero como es un culillo de mal asiento, no tardó en saltar a la mesa de la cocina buscando a Pepe pero el jivarizado no estaba allí, lo había puesto yo en una repisa para que no molestara. A Pascualita siempre le ha ido mejor saltar de arriba abajo que al revés y en ésta ocasión tuvo que hacerlo porque la repisa estaba en alto. Aunque no consiguió llegar y se cayó dentro del plato que contenía pasta de croqueta.

Como todos estaban a lo suyo no se fijaron en la sirena, salvo yo que no le quitaba ojo. Salió con dificultad de la pasta y volvió a saltar hacia su amigo. Tampoco lo logró y yo me estaba poniendo cada vez más nerviosa ¿por qué no se estaba quieta la jodía? Se dio un baño de huevo batido y cuando intentaba salir del plato, Geoooooorge, sin mirar, metió una de las cucharas que empleaba para dar forma a las croquetas, pasó a Pascualita por la galleta picada y la trasteó con ayuda de la otra cuchara.

A mí me subían oleadas de sudores fríos. La abuela no se había dado cuenta porque estaba dando órdenes a diestro y siniestro. Entonces el abuelito cogió a Pascualita-Croqueta y la metió, alineada junto a las otras, en un taper. Como esta gorda sobresalía de las demás y mi abuelito la aplastó sin mucho miramiento - Molesta por el trato dado a una "dama" tan fina como ella, Pascualita sacó sus dientes de tiburón a pasear y le arreó un mordisco en el dedo que, inmediatamente, se puso como una morcilla. Y como nunca se contenta con poco, siguió mordiendo.

Los gritos, las carreras, lo llantos y los saltos (nunca vistos en un hombre de su avanzada edad) dejaron a Geoooorge patidifuso y solo acertó a gritar: - ¡¡¡Help, help!!! - Para entonces Pascualita estaba ya a buen recaudo en el estante junto a Pepe y contemplaba la tremenda escena como si la cosa no fuera con ella. Entonces llegó la que faltaba para el duro - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡¿No me digas que tu primer marido ha vuelto a hacer de las suyas?! Menos mal que he llegado a tiempo. - ¿Para qué? (pregunté extrañada) - Para tomar chinchón antes de que le deis toda la botella a Andresito.

martes, 4 de febrero de 2014

La abuela se ha presentado en mi casa justo cuando iba a comer - "¡Más vale llegar a tiempo que rondar un año! Pónme plato a mi también..." - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡Y a mí! Que alegría volver a estar las tres juntas como en los viejos tiempos. - "No tan viejos, Cotilla que solo hace un mes de mi boda" - Pues a mi me parece que hace un siglo. No sabes lo que hecho de menos nuestras comidas, riéndonos de la boba de tu nieta jajajajajaja - ¡Ya se está yendo por donde ha venido ¡Y deme la llave de MI casa!

Es como si hablara con la pared. No me hace ni caso. - ¿Qué hay de menú? ¿Lo has echo tú? (preguntó a la abuela) - "No. Espero que nos sorprenda" - Tendré que abrir dos latas de fabada asturiana. No pensaba tener invitadaSSSSSS (recalqué) - Jejejejejejeje Se que en el fondo te alegras de verme. - Debe ser muuuuuuuuuy en el fondo.
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La abuela va a preparar croquetas en cantidades industriales porque están viniendo multitud de periodistas extranjeros y nacionales, que no quieren perderse el acontecimiento judicial del año: el paseíllo de la Infanta. Blas el parado le ha dicho a la abuela que tendrá que pasar dos días enteros en el sitio que ha elegido para vender las croquetas. Lo tiene confirmado con la policía pero no podrá moverse del sitio (esos días llevará pañales) porque ya se sabe que camarón que se duerme, se lo lleva la corriente. - ¿Y yo qué? - "¡Tú sabrás! No seré yo quién te diga cómo tienes que gestionar el negocio. Piensa que ahora tengo una categoría social y no puedo mancharla. Eso sí, cuando quites una cartera fíjate bien que el dueño ya le haya pagado a Blas" - ¡Estoy de Blas hasta las narices!

Mientras tomábamos el café y el chinchón ha salido a relucir el tema de las prospecciones - "¡Ya veréis. Acabarán tirándome la Torre del Paseo Marítimo con las vibraciones!" - No creo que lo hagan. - ¿Todavía no sabes quienes son los Reyes, verdad? (dijo con sorna la vecina) - ¡Claro que lo sé: Melchor, Gaspar y Baltasar. Parece usted tonta. - Las dos viejas soltaron un suspiro a la vez - "De dónde no hay no se puede sacar... ¿No te has enterado de que ha empezado el juego: tuya-mía, mía-tuya? A este paso no solo se cargarán mi Torre sino el Marítimo entero. El mar se alzará y reclamará lo que era suyo y lo que es peor, manadas de delfines y ballenas quedan varadas en la orilla, al pie de las murallas... Ay, Dios mío ¿por qué no nos libras de políticos? Pónme otro chinchón, a ver si se me pasa el disgusto" - He oído que eso lo empezó Zapatero... No debía tener otra cosa mejor que hacer ese día... Claro, como en su pueblo no hay mar. - "Y estos se verán "obligados" a terminar lo que empezó el otro... Dame otra copa a mi que me estoy poniendo de mal humor. - "Ya que estás, pónme otra" - He tenido que ponerme yo también porque, al paso que van, no quedará ni gota y no lo habré probado. Noté que "alguien" reptaba dentro del escote y disimuladamente, metí un dedo bien mojado en chinchón. Dos segundos después Pascualita pasó, de reptar a tener un ataque de hipo, silencioso, eso sí.

lunes, 3 de febrero de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! Vengo de ver a tú abuela y el criado, ese tan estirado que tiene, no me ha dejado entrar. - ¡Porque es muy listo! ¿Qué hace aquí a éstas horas? - ¿Qué horas? Ya está amaneciendo.- En la Conchinchina tal vez pero yo lo veo todo negro ¡Deme la llave de mi casa! - ¡Ni loca! Porque cuando te de un infarto no podremos entrar. - ¿Y por qué tiene que darme un infarto, vamos a ver? - Son cosas que pasan. - Pues yo no tengo la llave de su casa por si le pasa algo. - ¡Ni falta que hace! Si no me encuentro bien, ya bajaré aquí.

- ¿Qué se le ha perdido en casa de mi abuela? - Quería contarle una cosa de la que me he enterado - ¿Cómo no, Cotilla. Usted se entera de las cosas, incluso antes de que ocurran. - Es un don que Dios me ha dado... Y también para ver al mayordomo en calzoncillos jejejejeje - ¿Y lo ha visto? - ¡Que va! Es un mojigato. Ha salido en bata. - Bueno ¿qué espera para largarse? - ¡¿Ahora?! ¿Con éste frío? Anda, échate para allá y hazme sitio en la cama. - ¡¡¡Pero... pero... pero...!!! - Shiiiits.. calla, que tengo sueño.

La abuela me ha invitado a comer a su casa y en cuanto Geooooooooorge ha abierto la puerta he oído sus gritos - ¿Qué le pasa ésta vez? - La cara del mayordomo era un poema y se limitó a dejarme pasar. - "¡He estado a punto de vender mis ideales por un plato de lentejas!" - ¿Qué ideales? - "Había pensado que ahora soy rica, debería cambiar mi voto y dárselo al ... al...  al... PP" - ¡Caray! - "Estaba decidida, además Andresito me animaba: Hazlo, mujer, verás como no te pasa nada... Al final me dejé convencer y menos mal que aún falta mucho para las elecciones que si no ya lo habría hecho" - ¡Huy! te hubiese salido urticaria...¿Por eso gritas? Pues tienes a Geooorge contento.

- "Al final harán prospecciones en nuestro mar ¡Ya lo verás!" - Pero si han firmado que no. - "Los Pinochos de aquí, pero los gordos, los de Madrid, que ven dinerito en el horizonte, ya empiezan a enseñar la patita ¡Y yo pensaba votarles!" -  ¿Quién lo dice? - "¡El Ministro de la luz!" - ¡Estamos apañados! - De repente algo saltó a mi cabeza y me agarró del pelo - ¡Abuela, deja de gritar y quitame a Pascualita de encimaaaaaa! - Afortunadamente me escapé con algún tirón de pelo sin importancia. Entonces entró Geooooooooooorge y pensando que la abuela y yo nos estábamos peleando, por los gritos que dábamos, se interpuso entre nosotras al grito imperativo de ¡¡¡Sorry!!! y nos empujó a ambas.

La abuela, intentando sujetarse para no caer, abrió la mano y con ello la caja de los truenos porque Pascualita saltó a la nariz del pobre inglés que, en su vida se había encontrado con una fiera igual. En un momento le dejó la cara hecha un Cristo y encima tuvimos que arrancarle a la sirena con el consiguiente desgarro. La abuela y yo presenciamos los saltos, los gritos, las lágrimas y las carreras del mayordomo, sentadas en el sofá. Cuando, agotado, pudimos hacernos con él le dimos una buena dosis de chinchón y ahora duerme plácidamente, sobre la mullida alfombra persa. Hasta ahora nunca habíamos acostado a nadie sobre algo tan caro.


domingo, 2 de febrero de 2014

El despertador ha sonado a las siete de la mañana y cuando he recordado que es domingo, lo he estampado contra la pared... Ahora tendré que comprar otro. Y ya que estaba despierta me he levantado aunque no sabía muy bien para qué...Cuando se me han aclarado las ideas, he tenido que correr para llegar hasta la Catedral y ver el espectáculo (gratis) del sol recién salido, pastoreando por las paredes de la nave central, los colores de los cristales del gran rosetón.

Y ya que estaba allí me he acercado hasta la Torre del Paseo Marítimo y me he autoinvitado a desayunar en casa de los abuelitos. Cuando Geooooooooorge me ha abierto la puerta he oído a la abuela soltando palabrotas a grito pelado. - ¿Qué le pasa? - he preguntado al mayordomo que, como no me entiende, se ha limitado a encogerse de hombros y mirar al cielo.

En la cocina la abuela iba de un lado a otro enarbolando, airada, un ejemplar de Diario de Mallorca mientras Andresito, siguiendo sus pasos, trataba de calmarla - ¡Tranquilízate. Habrá sido un lapsus! - La tapa del termo de los chinos que colgaba de mi cuello, vibraba. Pascualita quería salir en ayuda de su amiga para salvarla ¿de qué? Ni ella ni yo lo sabíamos de modo que hice lo más sensato: sentarme a desayunar porque en aquella mesa no faltaba de nada y yo tenía hambre.

- "¡Mírala, tan pancha como siempre! (se dirigía a mí) ¿Es qué no tienes sangre en las venas?" - Si te ha hecho algo Andresito debéis arreglarlo entre vosotros.. -"¡¿Qué me ha hecho?!" - ¡Yo qué sé! - "¿Entonces porque malmetes? ¡¡¡Y deja la ensaimada de una vez!!!"

Recomendé al abuelito que le diera una copita de chinchón si no quería quedarse viudo tan pronto. Me pareció que la duda afloraba a sus ojos pero, finalmente, me hizo caso. Luego pude enterarme de lo que pasaba: - "Un grupo de dibujantes de cómic mallorquines están estos días en la ciudad francesa de Angulema. Noticia que dio el Diario esta semana, mencionándolos pero... (Y aquí la abuela volvió a alterarse) no nombraron a PAU. Un artista muy galardonado, reconocido internacionalmente por sus magníficos dibujos, su sentido del humor y que trabajó años en ese periódico con gran éxito (aún se recuerdan sus señoritos blancos) y que concurre a esa Feria (la más importante) desde hace muuuuchos años. ¡Míralo tú misma! ¿Dónde dicen que PAU está allí y presenta un trabajo fantástico, eh? Porque yo no lo veo ¡¡¡No lo veo!!!... ¡Aaaaahhhhhggggggg!"

A la abuela le dio el telele. Menos mal que Geoooooorge estaba allí, preparó una infusión e hizo que se la bebiera mostrándose firme, gracias a su flema británica, ante las muecas de asco de la abuela. Tanto a su marido como a mí nos la habría tirado a la cabeza. A continuación le sirvió dos copitas de chinchón y poco después pudimos celebrar un desayuno familiar, tranquilamente.

sábado, 1 de febrero de 2014

He desayunado con Pepe. Me he dado cuenta de que la cabeza jivarizada es una buena opción como compañía: me escucha, no come ni se enfada. Puedo descargar mi rabia en ella llamándola de todo y nunca tiene un mal gesto ni, por supuesto, me ataca. Así que como tranquila sabiendo que no saltará en mi taza. Quién quiera que fuese en vida, ahora es un bendito... o una bendita. Vaya, me molesta no saber con quién hablo porque no es lo mismo confiar tus pensamientos e ideas a un hombre que a un mujer.

Tendría que averiguar algo más sobre Pepe, aunque a él le de lo mismo... Empezaré mañana a indagar porque hoy... hace frío y quizá llueva... Pero si tengo que hacer caso al refrán "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy" ya tendría que estar en la calle camino de la tienda del señor Li... ¿Y si lo mató el chino? ¡que tontería! ¿Para qué iba a matárle?... Quizás fuese un competidor... Entonces ¿Pepe era chino?... Con la pinta que tiene podría haber sido cualquier cosa... Mejor se lo pregunto abiertamente a él: ¿Tú k ere? jajajajajajaja ¡Ay! no está bien reírse de un difunto pero jejejejeje como parece un llavero jajajajajajaja

Conseguí dominarme y entonces me vino a la cabeza la figura de Geooooooooorge ¡Que bueno está el hombre! Si la abuela no viviera tan lejos iría todos los días a comer a su casa. Aunque ella me calaría en seguida... Podría poner como excusa que no me fío de su mayordomo porque, cuando menos nos lo esperemos, cogerá a Pascualita y desaparecerán los dos para siempre. Puede que, muchos años después, en una revista científica, salga una crónica sobre el estudio anatómico forense que se realizó a un extraño pez con pinta de ¿sirena? ¡Se me ha puesto la piel de gallina!

Salí corriendo en dirección a la calle mientras metía a Pepe en el bolsillo de mi abrigo. Paré un taxi para ir a casa de la abuela. Llamé repetidas veces al timbre, cada vez más alarmada. Me abrió el abuelito Andresito - ¿Estás solo? (estaba preocupada) - No. Tu abuela y el mayordomo llevan un buen rato encerrados en el cuarto de ella... - ¡¿Ah, sí?! - Sí, hija, le está arreglando los pies. - Mientras solo sea eso (pensé asombrada)

Después de tomarnos un café juntos y hablar del tiempo durante un rato, apareció la abuela y unos segundos después, Geooooooorge en perfecto estado de revista. - "¿Qué haces aquí?" - La niña ha venido a comer. - "¡Vaya!" - Quiero que tracemos un plan para investigar a Pepe. - "¿Ahora?... - Mientras te lo piensas voy a enseñarle la pecera. - Saqué la cabeza decapitada y me acerqué al tubo de cristal. Unos segundos después apareció Pascualita haciendo el signo de OK con sus deditos. De repente su cabellera estropajosa se erizó aún más y se camufló tras las algas a la velocidad del rayo. La figura de Geoooooorge se reflejó en el cristal de la pecera.

Mientras tomábamos el chinchón comenté, en voz baja, a la abuela que iba a llevarme a la sirena a casa. - "¿Por algún motivo especial?" - La echo de menos. - "Vaaaaaaaale, boba de Coria, pero solo unos días"