jueves, 30 de enero de 2014


Fueron entrando Andresito, el Médico, el señor Li, la Cotilla, Blas el parado, el Municipal que no paraba de hacerle reverencias al personaje que venía tras él: Mateo... ¡Sí, hombre. El alcalde! Para evitar que se colaran visitas no deseadas, cerré la puerta de golpe.

Cuando estuvimos sentados en el comedor, la abuela ordenó - "¡Niña, saca las lentejas!" - Mientras dábamos buena cuenta de los platos humeantes y colmados, el señor Li, que estaba a mi lado, aprovechó para preguntarme - ¿Habel gambas goldas de segundo plato? - ¡No! Hay lentejas de primero, de segundo y de tercero. Luego fruta, café y chinchón. - ¡Que poca valiedad! - Pues sí. Y ya sabe lo que dicen de las lentejas... - ¿Qué decil? - Que si quieres las comes y si no, las dejas. - Yo comel y quedalme aquí, pelo sel difícil cogel-las con palillos (dijo enfurruñado)

Mientras bebíamos el chinchón salió a relucir el tema del paseíllo de la Infanta - ¡No lo hará! (dijeron algunos) - "¿Pero cómo que no? Eso es quitarle glamour a la noticia. Y ese día muchas señoras irán a la peluquería y estrenarán ropa..." - ¿Por qué? (preguntó, asombrado, el Municipal)- "¡¡¡Porque viene el Hola y todas queremos salir en él!!!" - Mi abuelito se dirigió al alcalde - No sabe usted la tabarra que me está dando mi mujer... ¿Qué les cuesta que vaya andando? - Blas el parado opinó que, o todos moros o todos cristianos, pero que él, por su negocio de croquetas, prefería que fuera andando, así habría más posibles clientes en la calle. - Al señor Li le daba igual, total su tienda abriría lo mismo, hubiese gente o no y además le pillaba un poco lejos. - "¿Tú que opinas, Bedulio?" - El Municipal se puso como la grana mientras los demás trataban de esconder la risa apurando el chinchón. - Yo... o no digo... nada.

- El Médico dijo que no quería hablar - A mi lo que me importa es que todos los enfermos puedan ser atendidos y no tengan que pagar las recetas... - La abuela, viendo que se salía del tema, se volvió hacia Mateo - "¿Y usted no puede hacer nada?... ¿Ni siquiera por mí, alcalde? ... "  (dijo, mimosa) - Y como político que es, se salió por la tangente: - Bueno... Nunca hay que cerrar del todo una puerta... Hay cosas que sí y otras que no jejejejejeje ¿Ya lo sabe, no? - La Cotilla preguntó a la abuela - ¿De qué habla? - "De fútbol, creo"

Fui a por Pascualita. Y con ella en el bolsillo del vestido, dije - ¿Por qué la gente no puede tener unos escasos minutos de satisfacción? Necesitamos pensar que todos somo iguales aunque en el fondo sabemos que no. ¿Y a qué vienen tanta policía?  ¿Para proteger a la población de los corruptos?... ¡Ah! ¡¡¡¿Para ella?!!! ¡Pero... pero... pero ¡Mateo! ¿no dice nada? - Tendremos que mirar los presupuestos y ja en parlarem jejejejeje - ¡Somos gente pacífica! ¡No hemos delinquido ni nos comemos a nadie! - La abuela me dio un empujón y me callé. Se la veía enfadada porque lo único que había sacado en claro era que nada cambia y encima nos estábamos quedando sin chinchón y no saldría en el Hola.


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