jueves, 5 de diciembre de 2013

Blás el Parado ha venido a traer la parte de las ganancias que le corresponden a la abuela en la venta de las croquetas. Parece que la cosa ha ido bien. Aunque el hombre venía un poco mohíno porque el juicio al ex President Matas ha terminado. Y si no hay juicio, no hay venta de croquetas. La abuela lo ha consolado al reecordarle que todavía faltan muchos juicios por celebrar. La época dorada de los corruptos ha traído pingües beneficios a los abogados que contratan y que se llevan calentitos los dineros de sus rapiñas, a pesar de la poca fortuna en los resultados de los juicios.

- "¿Te quedas a comer?" - Blas el Parado ha preferido irse a casa con los suyos. La abuela le ha regalado sus beneficios - "Es mi aguinaldo pero ¡por favor! ni cantes ni recites, que ya tengo bastante con los que llaman a la puerta" - Se ha ido más contento que unas pascuas. Si es que, en el fondo, la abuela es un trozo de pan... si no tenemos en cuenta que envió al abuelito al otro mundo; o que se va a casar con Andresito por puro interés y pendiendo sobre su cabeza una espada de Damócles que puede caer sobre mi futuro abuelito cuando menos se lo espere... Pero, en fin, esas son intimidades de matrimonio en las que no debo meterme... prefiero pensar en lo bonito que será abrir todas la mañanas la ventana de mi habitación en la Torre del Paseo Marítimo y tener ante mí, la Bahía.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Es verdad lo que me ha dicho Blas el Parado? ¿Le has regalado las ganancias? ¿Y yo qué, eh? - "¿Tú qué de qué?" - ¿Te parece bonito discriminarme de esta manera? ¡Soy tu amiga y no me das nada! - "Comes aquí todos los días" - Por puro egoísmo tuyo que no quieres quedarte sola con la bobalicona de tu nieta. - "Pero si pareces un político ¡No te vas ni con agua caliente!" - Tienes suerte de que aún no he echo amistad con Madò Trepitja porque, ahora mismo, estarías más sola que la una ¡Me iré con ella y me llevará a los eventos oficiales donde me hincharé de comer canapés! - "¡Vete ahora, desagradecida! Llamaré a Bedulio y al señor Li y nos comeremos la caldereta de pescado sin tener que verte la cara" - ¿Has... has echo caldereta? Hija de mi vida, ya quisiera Arguiñano cocinar como tú. ¿Voy poniendo la mesa? Y a esos dos no les llame, así habrá más para nosotras.

Tomando el café, la Cotilla, que se había comido tres platos de caldereta y había rebañado el plato cada vez, murmuró algo entre dientes. No le presté mucha atención porque estaba pendiente de Pascualita que estaba dando buena cuenta de las sobras de la comida y poniéndose aún más ceporra. Era ya imposible que entre en el termo de los chinos. - "¿Qué dices, Cotilla?" - Nada, nada... Que me he enterado que Madò Trepitja es muy aficionada a las galletas Quely...Pero no han dicho si les mete algo dentro... Sobrasada con miel o queso a las finas hierbas... ¿Se las comerá a palo seco? Solo de pensarlo me atraganto... Me pondré otro chinchón por si acaso... ¿Eso que está en la mesa no es una gamba gorda? - "Gorda, sí pero gamba no" - dijo la abuela echándome una mirada asesina al tiempo que se pasaba, lentamente un dedo por el cuello como si fuera un cuchillo. Tragué saliva y a continuación, dos copas de chinchón. A veces la abuela da miedo.


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