miércoles, 4 de diciembre de 2013

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Dejádme que me quede un ratito aquí porque en casa hace un frío que pela. - Pruebe a encender la estufa y verá como entra en calor. - Que más quisiera yo pero el Ministro de Industria no me deja. - Algo le habrá echo - ¡Ya estamos! siempre pensando mal de los pobres jubilados ¡Pues que yo sepa, nosotros no hemos subido la bombona de butano! - ¿No querrán que se la suba el Ministro? - No, no. ¡queremos que nos la baje! - "Déjalo, Cotilla, que encima tendríamos que darle propina... ¿Ya vienes de la calle?"

Mientras desayunábamos, la Cotilla nos comentó que la gente está de los nervios. - Fijaros que iba camino de una de las iglesias que son clientas mías, cuando he visto a un hombre tomándose un café en la calle, fumando ¿Creéis que he pensado: pobrecillo, el vicio le puede al frío?... Pues no. Me he tenido que contener las ganas irreprimibles de darle con la mano plana en todo el cogote. - "¿Por qué?" - ¡Ah!. Es la mala uva que circula entre nosotros... Unos pasos más allá dos mujeres que paseaban a sus perros, me han cortado el paso con esas correas kilométricas que llevan, mientras los animales se olisqueaban y ellas los miraban arrobadas. Me he encendido como un misto y ya iba a ponerlas a parir cuando el perro grande ha cogido al pequeño por una oreja y lo ha zarandeado. Inmediatamente las correas se han acortado y he podido pasar. De buena se han librado las dos pánfilas porque yo estaba dispuesta a hacer con ellas lo mismo que ha hecho el perro ¡Que rabia!

Mientras comíamos, ha venido el señor Li a encargar gambas gordas a la abuela. - Ahola venil Navidad y yo ganal dinerito vendiéndolas. - "No sé de donde voy a sacarlas" - Sí, sabel. Tú comel muchas y no dalme ninguna. Tú conseguil gambas goldas pala mi. - "Imposible" - ¡Tú sel egoísta! - y se marchó dando un portazo - ¡Jopé, con el chino (saltó la Cotilla) Le podríamos vender alguna de las cajas que dejen en el contenedor del súper... - ¡Ni hablar! (dije yo) No quiero salir en los periódicos por haber intoxicado a media colonia china. - Que tonta eres, hija mía. Pero si ellos comen perros... Bueno, para no desperdiciar la caja, se la mandaré a Madò Trepitja como regalo de Navidad. Con ésta gente conviene quedar bien por si un día necesito un favor - "Cotilla, tengamos las fiestas en paz. ¡Quién quiera un chinchón que levante la mano!" - La Cotilla y yo no nos hicimos de rogar... ni tampoco Pascualita que estaba escondida entre las manzanas del frutero y sacó una manita, rauda como una centella. Me sabe mal decirlo pero la abuela la está echando a perder.





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