jueves, 28 de noviembre de 2013

Menudo jaleo se montó ayer en casa. Toda la culpa fue de los Geos porque estaban tan buenos, o eso me parecieron, con ese traje, el pedazo de pecho que les hace el chaleco antibalas; el casco que no deja verles la cara y tu le pones la que quieras. Por ejemplo, al que me cayó encima me lo imaginé como Bratt Pitt. Cuando más tarde se lo conté a la abuela, no le gustó como padre de su bisnieto. Lo ve "poco hecho". Ella prefiere a Kird Douglas y la Cotilla a Charlston Heston. Dicen que son "más hombres" y que no les importaría que el bisnieto saliese con la cara de uno de esos actores.

En cuanto al bisnieto, hice todo lo que pude pero no hubo suerte. Y eso que las dos locas se lanzaron sobre nosotros, en cuanto vieron al policía sobre mi, para que el pobre no pudiera escapar sin haber cumplido conmigo. Cuanto más tiraban sus compañeros para sacarlo de la melé en la que estaba, más empujaban ellas hacia abajo. Acabé asfixiada. Me puse azul como si fuese un avatar, aunque uno de los enfermeros de la UCI móvil que vinieron a atenderme, dijera que parecía un Pitufo.

El caso fue que todos gritábamos. Al estar abierta la puerta de la calle entraron los vecinos de la escalera a chismorrear. Viendo el montón de gente apilada en el comedor, no supieron qué hacer porque, como dijo uno: - Veíamos brazos y piernas pero no sabíamos a quién correspondían y claro, no íbamos a ponernos a tirar a tontas y a locas. - ¡Tontas y locas son las que yo tenía encima! (gritaba "mí" geo entre bocanada y bocanada del oxígeno que tuvieron que  ponerle)

Y para rematar la faena, al del 6º derecha, se le ocurrió meter la mano en la pila bautismal. Y pagó el pato. Pascualita estaba excitada por los gritos y por ver a su amiga pataleando en el montón de gente. Así que, en cuanto la mano toco el agua recibió un mordisco de los que hacen época. Al oír el alarido, los policías reaccionaron rápido pero cuando lograron deshacerse Pascualita ya había mordido a dos vecinos más. Menos mal que saltó hacia las cortinas y se escondió.

El personal, viendo que todo había acabado, fue desfilando para sus casas y la ambulancia hacia el hospital con los vecinos heridos porque los médicos querían investigar la procedencia de aquellos pequeños y dolorosísimos mordiscos. Debido a los recortes en Sanidad, los vecinos tendrán que pasarse una semana acostados en un pasillo pero como están en paro y no tienen nada mejor que hacer, aún les servirá de distracción. Eso sí, pusieron el grito en el cielo al saber que tendrán que pagarse las botellas de agua. Decían algo malsonante contra los Pinochos aunque, con tanto jaleo, no lo entendí bien.

La Cotilla y la abuela, en plan anfitrionas, despidieron a los geos en el rellano de la escalera. Y al último la Cotilla le dio un montón de céntimos (sacados de los cepillos de las iglesias) - Tenga, el aguinaldo para que se lo repartan entre todos, buen hombre. ¡Y feliz Navidad! - Más tarde, tomando unos chinchones, la abuela le dijo a su amiga - "Cotilla, me ha gustado tu detalle del aguinaldo" - ¿Brindamos por eso?

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