lunes, 11 de noviembre de 2013

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Os traigo un regalo... en realidad es para mí pero, como paro poco en mi casa, gracias a los Pinochos que me han dejado una pensión pelada como la raspa de una sardina... - Y a lo gorrera que es usted. (no me pude callar) - dejaré  aquí esta parejita de diamantes... - ¡Abuela, dile que se los lleve! A saber dónde los ha robado. Nos meterá en un buen lío. - Siento decirte que tu nieta es más tonta cada día. A éste paso acabará en el libro Guinnes de los récords ¡Que cruz tienes con ella! - "¡Son pajaritos, boba de Coria!" - Y vienen con su jaula y todo. Eso sí, la comida tendréis que comprársela vosotras que sino, no llego a fin de mes.

Puso sobre la mesa de la cocina una jaula, nuevecita, con dos pequeños pajarillos de pico rojo y cantar nada armonioso. - No los ha comprado... Esto es muy nuevo... ¿De dónde los ha sacado? - Ah, se dice el pecado pero no el pecador. - A la pecadora la tengo delante ¿Pero como puede tener las manos tan largas? ¿Y para qué quiere estos bichos? No sirven ni para caldo. - ¡Valiente capitalista te ha salido el engendro este! - Abuela ¿lo de engendro lo dice por mí? - "¡Claro!" - ¡¡¡Fuera de mi casa!!!

Cinco minutos después estaban desayunando las dos y poco después me sumé yo. Es de tontos que por un enfado, me quede sin comer. Con toda naturalidad, la vecina contó como se le pegó la jaula a la mano cuando pasó junto a un quiosco de prensa. La jaula estaba en el suelo, sola, aunque había un hombre a su lado pero no le hacía ningún caso. ¿Cómo puede decir que los animalitos son suyos? - "Siendo así..." - ¿Y qué es lo que hacía el hombre? - Buscaba monedas para pagar el periódico... que ya son ganas de pagarlo con lo fácil que es cogerlo y salir disimulando. - ¡Eran suyos! ¡Menuda pájarraca está echa! - Al oír mis gritos, Pascualita asomó la cabeza pero al ver que la abuela estaba tranquila, volvió a sumergirse ¡Y a mi que me parta un rayo!

A la hora de comer volvió la Cotilla. - "¿Qué tal te ha ido la mañana?" (preguntó, amablemente, la abuela) - No me puedo quejar. Han puesto un cura nuevo en una de las parroquias del centro, que no había vaciado los cepillos, porque aún no me conoce jejejejejejejeje Y me ha alegrado el día. - ¡Pues ya les está comprando alpiste a los pajaritos! - ¡Que egoísta es esta chica! - "Sí. Y con la edad que tiene, ya no va a cambiar"

Ahora tengo una nueva preocupación: Pascualita ya empieza a saltar de la pila bautismal hasta la mesa de la cocina porque los michelines van reduciendo y se puede comer a los diamantes. Estoy deseando que vuelva a comer de todo como antes para cebarla de nuevo.

Tomando café, la abuela ha sacado una foto de un cajón - ¡Caray, abuela, nunca pensé que fueses tan guapa en tu juventud! - Esta no es ella (dijo la Cotilla con un deje de envidia) Era resultona pero, guapa, lo que se dice guapa, como ésta, ni de coña. - "Fue Esperanza. Una mujer con una vida de novela. Brindemos por ella y ¡que le quiten lo bailao!"- Ni que decir tiene que no nos conformamos con un solo brindis.

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