sábado, 26 de octubre de 2013

¡Acontecimiento nacional! Esta tarde hay un partido Barça-Madrid y el País se paralizará, se llenarán los bares, las radios echarán humo, las calles quedarán huérfanas de gente... Ya quisieran los Sindicatos tener este poder de convocatoria. ¿Y qué se juegan? pues... la Liga, supongo, aunque falta mucho para ello.

La abuela, embuída del espíritu fútbolero, se ha puesto la camiseta del At. Baleares, ha metido una vuvucela en el bolso, una carraca que ha comprado en la tienda del señor Li y un pito azul y blanco. - Te has equivocado de camiseta, abuela. - "Estos son los colores de mi equipo. No soy una traidora" - Se van a reír de ti. - "¿En El funeral? Allí nadie reniega de sus equipos. Habrá un revoltillo de colores que dará ambientillo al local. Luego cada uno animará al Madrid o al Barça según sus predilecciones" - ¡Madre mía! ¿Con quién irás tú? - "No lo tengo decidido... Hay que ver donde juega el jugador más guapo y más sexi. Será difícil porque todos van provocando con esos pantalones cortos, aunque yo prefería los que llevaban en tiempos del Buitre, cortitos y ceñidos. Aquello era una gozada para la vista" - No sabía que te gustaba tanto el fútbol -"¿Quién está hablando de fútbol?"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿Ya estamos en Carnaval? ... He oído que hay un partido en la tele y traigo dos pizzas que acababan de meter en el contenedor de enfrente del súper. - No se puede ver. Hay que pagar. - ¿Pagar? jejejejejeje ¿Estando yo aquí? Lo cogemos de extrangis - ¿Usted sabe hacerlo? - ¡Claro! solo hay que tocar unos botones, enchufar unos cables y ya está... He oído como se hacía mientras me tomaba un café con leche en un bar - "¡Bueno, que lujo, Cotilla! ¿Te han subido la pensión?" - ¡Es tan bajita que apenas se ve! Es que, desde la calle he visto como un hombre que estaba en la barra pedía uno y se ha ido al baño. Yo he aprovechado para tomármelo... más que nada porque era una lástima dejarlo enfriar. - ¡Pero que cara más dura! - ¿Hubieses preferido que se enfriara? Que rara eres, hija.

Nos quedamos las dos solas y como no teníamos nada mejor qué hacer, dejé que la Cotilla trasteara la tele mientras yo sacaba una bolsa de patatilla y cogía a Pascualita para que también viera el partido metida en mi escote. Ya me encargaría de darle chinchón a la vecina para que no se enterara.

Ahora me voy a dormir, cabreadísima, porque me he quedado sin tele. ¡Menudo estropicio ha hecho la vecina! Claro que la abuela me dará a mi la culpa de todo pero ¡juro que no he tocado nada! Ay, la que me espera mañana.

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