sábado, 7 de septiembre de 2013

La abuela se ha sentado a desayunar echando una premonición sobre la mesa - "Va a llover" - ¡Nooooooo! Es fin de semana. - "Lo siento pero van a caer chuzos de punta"  - ¿Por qué tu lo digas? No fastidies, que quiero ir a la playa. - "¿Quién te ha dicho que no vayas?... ¡pero llévate el paraguas jajajajajajaja!" 

He dejado mi vaso de cola cao sin protección contra Pascualita para ir a ver al fraile Paco. Debe estar compinchado con la abuela porque se ha puesto la capucha y marcha LLUVIA el jodío. He regresado a la cocina con una sonrisa de oreja a oreja -¡Ni una gota caerá! - "¡¿No habrás echo un frailecidio con el pobre Paco?!" - No he llegado a tanto aunque no por falta de ganas. Estáen el fondo de un cajón hasta que deje de fastidiarme. - "Quien se mete con el clero, tarde o temprano, sale trasquilado" - En cuanto me senté, el cola cao salió por los aires, duchándome de arriba abajo.- "¡¡¡¿Lo ves?!!!" - Pascualita había dado un salto mortal desde la pila bautismal a mi taza. - ¡¡¡La madre que la parió!!! ¡Sal de ahí ahora mismo, monstruo! - La abuela se partía de risa y la sirena, mirándola, hacía la señal de OK. Solo Pepe permanecía inmutable ante el guirigay que se había formado.

Intenté sacar al bicho con la cuchara y a punto estuvo de darme en el ojo el chorrito de cola cao, envenenado (¡seguro!) que me tiró. -¡Sacala tú, abuela! - "¿Yooooooooooo? ¡con lo graciosa que está! Espera, que voy a hacerle una foto. ¡Que guapa es mi niñaaaa!" 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿Tu nieta es guapa? Ya veo que te pueden los nervios de la boda. ¿¡Qué haces!? - La abuela, para quitar a Pascualita de en medio, no tuvo otra ocurrencia que vaciar la taza dentro de la pila bautismal. - ¡El fregadero está en el otro lado!... ¿De verdad vas a hacerle una foto a ésta? (dijo, mirándome de reojo) ¿Vale la pena?... Que ganas de gastar pilas... Por cierto, mira que he encontrado en un contenedor ¡un pluviómetro! - "¡Qué casualidad. Acabo de comprar uno! Y estoy deseando que llueva para estrenarlo" - ¡Y yo!

Las dos viejas salieron a la terraza de casa, colocaron en el suelo un montón de medallitas, cruces y rosarios y se pusieron a cantar y bailar al rededor. Llevaban la botella de chinchón y se la iban pasando después de cada trago. Era como una película de indios y vaqueros. Algunas vecinas se asomaron a las ventanas - ¿Qué celebráis? - Ya podríais invitar - ¡Dejadnos un poco de chinchón! - "Estamos haciendo la danza de la lluvia" - ¿Para qué? - "¿Para qué va a ser? ¡para que llueva a mares!" - Una maceta se estrelló, peligrosamente, cerca de ellas. - ¡Esto es un aviso! Como caiga un chaparrón, salís de esa casa con los pies por delante ¡Tengo el terrado lleno de ropa tendida, malas pécoras! 

Se han pasado el rato de la Vuelta ciclista, rezando el rosario para que no caiga ni una gota, pero no sé... está el cielo muy nublado...

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