lunes, 12 de agosto de 2013

Ya está el fraile Paco bailando la yenca con el puntero: ahora arriba, ahora abajo ¡Estate quieto ya, hombre! La abuela dice que le tengo ojeriza y por eso trata de ponerlo en mi contra ¿Cómo se puede poner a un muñeco recortado en contra de alguien? Eso me lo ha dicho mientras desayunábamos. Por cierto, ella comía una ensaimada (¡y no es domingo!) y yo pan tostado... ¿por qué, si la que trae dinero a casa soy yo? - "¡Porque yo soy la que compra, boba de Coria!"

Me ha parecido que había alguien en casa... ha sido una intuición - "Sera tu abuelito que viene a que lo invite jejejejeje..(dijo la abuela, con guasa). ¡Ay, que necesitada estás de riego! Tú sigue sin hacerme caso y acabarás neurasténica perdida, si no lo estás ya" - Te digo que hay alguien en la salita - "Ves a mirar y si es un ladrón y está bueno, no desperdicies la oportunidad" - ¿Yo sola? - "Yo no puedo, que estoy a punto de casarme, mujer" - Digo que yo sola no voy ¿Y si me ataca? - "No caerá esa breva viéndote tan pava" - ¡Abuela!

Cogí a Pascualita que estaba embadurnándose con el azúcar de la ensaimada y fui al comedor para esconderla en la pila bautismal. Y, de repente, se me escapó un grito - ¡¡¡Aaaaahhhhhh!!! - Me encontré, de frente con dos policías y la Cotilla que también gritaron al verme ¡¡¡Aaaaaaahhhhhhhhh!!!

La abuela, muy seria, había empezado el interrogatorio por su amiga - "¿Qué hace una persona cuando entra en casa ajena?" - Saludar... siempre lo hago. - "Hoy, no." - Es que veníamos de inspección - Perdone (dijo un policía levantando un dedo) los que inspeccionábamos eramos nosotros... Esta señora dijo que aquí no había nadie y nos abrió la puerta. - "¡Cotilla, no se muerde la mano que te da de comer!" - Ya, pero si estos encuentran lo que buscan, me darán una recompensa... - "Siendo así..." - ¡¿Cómo que siendo así?! (grité a pleno pulmón) ¡Esta no vuelve a pisar esta casa! - No le hagan caso, agentes (dijo, la fresca) es que, a su edad no tiene novio y como se le va a pasar el arroz, no hay quien la aguante... ¿No podrían hacerle un favor? - ¡¡¡Cotillaaaaaaaaaa. Largo!!!

La pila bautismal estaba a la vista en el comedor pero nadie se fijó en ella, quizás porque las plantas acuáticas habían crecido y se desparramaban, secas fuera del agua - Señora, se le ha muerto el tiesto (dijo un guardia) - Mientras, Pascualita seguía en mi mano, bastante apurada por los movimientos y apretones que yo le daba a causa de los nervios. - ¿Qué tiene ahí? - (se fijó el otro) - ¡Un tamagochi! - ¡A ver! Mi hermana mayor tuvo uno ¿a ver cómo es? (¡Y la cogió... por la cabeza!) El mordisco fue instantáneo porque Pascualita estaba furiosa. El hombre abrió la mano y la sirena se lanzó a por la nariz del otro. ¡Menudo alboroto se montó en un momento! La Cotilla salió gritando, escaleras arriba, - ¡¡¡El abuelito... el abuelitooooooooooo!!!

A la hora de la siesta, los hemos bajado entre la abuela, el ascensor y yo y hemos conseguido meterlos en su coche. Dormirán como angelitos hasta mañana por lo menos. Luego tendrán que explicar cómo se hicieron las heridas, los hinchazones y por qué bebieron chinchón estando de servicio... Pero no recordarán nada.¡Uf!    

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