lunes, 26 de agosto de 2013

La normalidad a vuelto a casa y ¡por fin! volveré a comer decentemente. Andresito tuvo que morderse los labios repetidas veces después de recoger a las tres mises en la parte trasera de un bar ingles de Magaluf. Tuvo que pagar a gentes sospechosas de asesinato (por la pinta que tenían) para que hicieran memoria. Fue como en las películas de cine negro, aunque a él no le hizo ni pizca de gracia. Finalmente, nos llevaron a un pub de esos que tiene una enorme pantalla de plasma y los ingleses, como si estuvieran en su casa los muy borregos, no paran de ver fútbol inglés, beber cerveza inglesa y comer comida inglesa mientras berrean sudando a mares, cosa que no hacen en su país. ¿Quién entiende a esta gente?

Traspasamos la puerta del almacén y abrieron otra, camuflada entre barriles de cerveza. ¡Allí estaba el garito de aquella gente! Había tanto humo que ni veíamos ni respirábamos. Fue la Momia quien nos descubrió. Eso debe ser la llamada de la sangre - ¡¡¡Andresito, hijo!!! - ¿Mamá... dónde estás?... Perdone, señora (había chocado con alguien) - ¡Hijo, soy tu madre! Sal de aquí en seguida que no quiero que respires este aire viciado. - Pero... pero - ¡No hay pero que valga. Sal, te he dicho!

Pocos minutos después estábamos los cinco fuera. Las tres amigas estaban sobreexcitadas y nosotros dos, pasmados. - ¡Ay, Andresito. Hacía muuuuuuuuuuuuchos años que no me lo pasaba tan bien! ¡Que mujer te llevas! Estoy encantada con ella. - Bueno... después de lo que ha pasado... ¡AY! (la patada que
le di en la espinilla, le aclaró las ideas) estoooo... tendréis que descansar. ¿Nos vamos?

De camino a casa hablaron por los codos -"¡Os acordáis la cara que puso el machote aquel cuando apagamos los cigarrillos en su biceps! jajajajajajaja ¡Se acabó el machote jajajajaja Lloraba como  una Magdalenaaaaa!" jajajajajaja - Y lo bien que me las he apañado yo estos días ¡No hace falta que trabaje en un mes! - ¿Ha estado limpiando? (le pregunté a la Cotilla) - ¡Ya lo creo. Y he dejado las carteras como los chorros del oro! - Que ganas tenía de correrme una buena juerga antes de morirme, hijo. No quería irme de este mundo sin probarlo. Y como no está bien que una madre pida una cosa como esta a un hijo, me veía en el Más Allá sin el deseo cumplido. Pero ahora... Ahora no me quiero morir porque ¡esto hay que repetirlooooooo! jajajajaja - ¡Mamá, por Dios!

Hemos comido pizzas. No estaba la abuela en condiciones de guisar. En cuanto ha entrado en casa a ido a por Pascualita, la ha arrimado a su cara, llena de restos de maquillaje y ha llorado a moco tendido... ¿a qué es para ponerse celosa?... Ahora están todos durmiendo frente al televisor mientras la Vuelta ciclista a España los acuna. Pascualita, agarrada a mi dedo, está desconcertada porque ha visto a la abuela pero su olor... no era el mismo. Es no ha tomado chinchón, ha preferido un vaso de agua... ¡Jopeeeeeeee!




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