lunes, 29 de julio de 2013

Sigue el fuego.

Pascualita, sentada sobre el azucarero, ha compartido el cola cao con la abuela. Este bicho no le hace ascos a nada, lo mismo le va lo dulce que lo salado. Menos mal que es pequeña porque sino, nos comería de un bocado. Solo de pensarlo se me ponen los pelos de punta. Esta noche he soñado con eso. Veía a la sirena dar vueltas lentamente en su pila bautismal de 1.000 años, que resultó ser mágica (en el sueño) De repente, cuanto más giraba Pascualita, más grande se hacía. Y también más fea. Sus saltones ojos de pez parecían dos balones a punto de salirse de las órbitas mientras me miraban fijamente - Ahora me dará un "balonazo" me desmayaré y me comerá sin que pueda impedirlo (pensé) - La boca era grande como el túnel de Sóller y las filas de dientes, enormes y afilados como cuchillos de despedazar carne, chirriaban cuando los movía, amenazadoramente, delante de mi.

¿Y el pelo-alga? Era una selva virgen, enmarañada y tenebrosa. La cola llegó a tener las dimensiones de una gran ballena azul. La pila bautismal fue creciendo a medida que lo hacía Pascualita, en cambio a mi se me veía más y más diminuta. La sirena alargó un brazo y cogió a Pepe. Lo metió en la pila mágica y la cabeza, tal como había echo ella, creció hasta volverse de un tamaño colosal ¡Era horrible, horrorosa! y lo peor fue cuando se le dibujó una sonrisa siniestra en la cara.

Entonces Pascualita abrió una boca, se impulsó y saltó sobre mí para comerme. Y yo grité, grité y grité como una loca -¡¡¡Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhh!!! ¡Abuelaaaaaaaaaaaa! ¡¡¡Abuelaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! - Pascualita no me comió porque la pila bautismal no era mágica pero a mi la abuela me arreó dos tortazos que me despertaron de sopetón y me hincharon la cara  como si tuviese un flemón en cada lado.  

- ¿Era necesario ser tan brusca? - "Sí, hija. Tenías una pesadilla" - Mejor me hubiese ido que me comiera la sirena... fíjate la cara que me has puesto. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿cirugía estética? (me ha preguntado con cachondeo la vecina) - "¿No le queda mal ¿verdad?. La hace más gordita" - (a la abuela le gusta meter bien el dedo en ojo ajeno) - Siguen los aviones echando agua al incendio ¡y encima, hace viento! - "¿Cómo era aquel refrán...?" - ¿Ande yo caliente y ríase la gente? - "¡NO! para calenturas y risas está esta gente. Era... ahora no me sale..." - ¿Dónde comen dos, comen tres? - Es debe ser su favorito, tía gorrona. - ¡Oye, niña, no me faltes que solo estoy ayudando a tu abuela a hacer memoria! ... ¿El ojo del amo engorda al caballo? - "¡Que caballo ni que leches!... ¡Ya está: ¡¡¡A caballo flaco todo son pulgas!!!" - ¿Ese? ¿Y qué pinta ahí un caballo? Te estoy hablando de aviones...

Las dejé discutiendo y fui a vigilar a Pascualita... no por nada pero es que ... ¿y si en esa pila fue bautizado el Mago Merlín y cogió algo de sus poderes mágicos?... ¿Qué pasa? ... No he dicho ninguna tontería... ¿O sí?... Para contrarrestar el mal de ojo que pudiera haber, me bebí dos copas de chinchón ... mienfto... uff... La prfimefa sí que me la bfebfie, la segunda me la incrfustó la abuefla entre lfos diefntes  cuando vio que bfebfia sola ... ¡Que mañafna llefvo!

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